Lo sé.

Remus:

Te escribo porque quiero que sepas que ya no es necesario que lo ocultes por más tiempo. Quiero que te quede claro que:

Lo sé por la manera en que tus ojos brillan al saludarme.

Lo sé por la forma en que arrugas la nariz cuando nos decimos adiós.

Lo sé por esas miradas que me dedicas cuando te parece que no te estoy mirando.

Créeme estoy al tanto de eso de lo que tú no quieres hablar.

Te delatan lo cuidadoso de tus notas y la manera tan nerviosa en que siempre las firmas.

Pero sabes, las palabras no son necesarias. Lo que mis oídos no escuchan, mi corazón no lo pasa desapercibido, éste no es tan torpe como aparenta.

Ahora te alejas, y me dices adiós con un tímido abrazo y un casto beso en la mejilla. Pero sin decir esa pequeña frase de dos palabras que sigues aprisionando en tu garganta.

No te preocupes, porque yo siempre he estado al tanto, y sé que si eres tan inteligente como aparentas, sabrás que yo también te amo a ti.