Notas de Autor

Bueno primero lo principal, Los personajes de Free! No me pertenecen, son propiedad de Kyoto Animation y Animation DO. Y si me pertenecieran, habría puesto más screentime para SouHaru en el anime. Habría puesto a Rin menos Drama Queen porque adoro ese muchacho. Le habría dado más protagonismo a Makoto. Y ni Rei ni Nagisa habrían tenido un capitulo emo cada uno en esa segunda temporada. ¡Y HABRÍAN TENIDO MAS COMPETENCIAS!, ¡es más, hubiera animado a High Speed mejor, el plot deportivo es mi adicción!

Sin más preámbulos les traigo mi fic, no he escrito en mucho tiempo así que ténganme paciencia, y en cuanto al Rating, lo dejare en "T" por si acaso con el vocabulario, en dado caso de que me anime a escribirles lemon, yo subiría el rating, pero por ahora se queda en "T"

Advertencia del capítulo: Esta historia es una obra de ficción. Todo personaje, grupo o lugar que aparezca no tiene relación alguna con la vida real.

Para un buen gusto, un buen susto.

Capítulo 1.Ya ni saludas

El día más perfecto de la semana definitivamente era un sábado. Claro, quién no disfruta una tarde del viernes sentado en su casa bien tranquilo pensando como disfrutar de su fin de semana. La tarea de pensarlo, mientras estás echado como un rey en tu casa, era un esfuerzo suficientemente considerable como para abarcarte todo la tarde del viernes. Zanganear era un lujo caro. Pero siempre hay distracciones que te impiden dar tan importantes cavilaciones. Como tus amigos mandándote mensajes para salir esa aclamada noche de 'viernes por la noche'. Y lo sabroso que era mandar a tus amigos al cuerno, ya que tu noche del viernes valía más que ellos. En fin, usábamos la tarde del viernes para administrar sabiamente el fin de semana: el sábado era perfecto para todo, y el domingo se zanganeaba todo lo que se podía.

El sábado aun así era un día ocupado para muchos. Sino trabajabas tenías la opción de usarlo productivamente. Y Cuando se dice productivamente, no significa que la experiencia vaya a ser placentera. Por mucho que te beneficie, hay ciertas cosas que tu simplemente quisieras no tener la opción de tener que llevarlas a cabo. Pero, ¿qué pasa cuando no tienes opción? Se dice que uno tiene la opción de hacer lo que quiera siempre. Uno es dueño de sí mismo. A menos que te apunten con un arma en la sien o te chantajeen con tu secreto más vergonzoso; pero aun así tienes la opción de ser dueño de ti mismo, de morir por bala o morir de vergüenza, tenemos la opción. El mundo es nuestro. Si escogiste la bala, felicitaciones, espero que haya valido la pena.

En cuanto las opciones más banales; cuando quieres ir al baño no hay más opción que ir, lo único que te detendría seria tu propia voluntad o no encontrar un baño. Cuando quieres comer no hay más opción que ingerir comida, siempre y cuando no seas un enfermo mental obsesionado con tu figura y otra cosa de igual importancia, que puedas proveértela. El dinero es y siempre será algo fundamental de nuestra sociedad. El dinero significaba muchas cosas; para algunos es poder, para otros, elegancia, para muchos, afecto. Para Nanase Haruka, significaba sustento.

El sábado de nuestra futura promesa olímpica, Nanase Haruka iba a ser productivamente aprovechado, en una visita al Banco. Siendo Haruka un chico que vive por su cuenta gracias a que sus padres tienen una vida mucho más interesante que la de él, era de vital importancia que este menor de edad tuviera sustento financiero. Mientras los espíritus libres, denominados progenitores de la criatura, gozaban un puyero en Dios sabe dónde, era la abuela de Haruka quien cuidaba de él. Haruka nunca olvidara la primera vez que tuvo que ir al banco por el mismo. La férrea personalidad que representaba su abuela, se había desmayado de camino al banco a causa de la fatiga producida por el achicharrante sol que caracterizaba los veranos en Iwatobi. Demostrando por primera vez ante los ojos de un infante Haruka, la mortalidad de su envejecida protectora. Desde ese momento dichas diligencias pasaron al hombrecito de la casa. Hoy en día era la cosa más normal del mundo para Haruka tener que dirigirse a un cajero y sacar plata.

El fin de semana se acercaba, y Haruka amargamente pudo notar la falta de efectivo necesario para surtir la alacena de su casa. Fue un descuido por su parte no haber sacado dinero de cuando en cuando. Demasiadas emociones adolescentes y amigos dramáticos le habían nublado la cabeza de los quehaceres rudimentarios. Podría irse a pagar directamente con la tarjeta al supermercado, pero estaría arriesgándose a que no le pasara la tarjeta ya que tenía tiempo sin usarla, y a lo mejor la transacción se haría inválida ya que el banco le estaría exigiendo cambio de clave. A juro tendría que pasar por un cajero a cambiar la clave. Haruka refunfuñaba al recordar que la semana pasada lo había intentado pero los cajeros estaban fuera de servicio y se fue a casa confiado que el dinero le alcanzaría hasta fin de mes. Grabe error.

Si los cajeros seguían sin poder usarse no había más opción que sacar el dinero personalmente por taquilla pero esto conllevaba a descubrir otro percance: la libreta del Banco. Haruka que era más organizado que otra cosa, que no supiera donde estaba la libreta era algo penoso para él. Haruka no recordaba si se la había dejado a su abuela para que la guardara en su momento o si era que ya tocaba renovarla y obviamente había botado la vieja y por obras del destino se le había olvidado solicitar una nueva.

En momentos así ¿Qué opción tenia? Tomaría un precioso sábado para hacer una preciosa cola en el Banco. A lo mejor se echaba toda la mañana en esa diligencia, dejándole la tarde libre para finalmente ir al supermercado y abastecerse. Eso era un sábado productivo. Ladilla pero productivo.

+ºº*+*-*-*+*ºº+

La tarde del viernes pasó sin mucha novedad. Haruka trato nuevamente de localizar la vieja libreta sin ningún éxito. Mientras levantaba cachivaches, aprovechaba de limpiar cada recoveco de la casa, distrayéndolo de su principal objetivo. Y una que otra vez recibiendo mensajes y repiques al teléfono. Si tan solo a Haruka le importara. Al final tuvo que contactarse con Makoto para avisar al resto de la tropa que estaba bien; y no tenía ninguna intención de ir al cine, a los bolos, la fuente de sodas, el arcade, la Pizzeria Chubby Cheeses y mucho menos a la casa de Nagisa a probar su nueva consola, que le habían regalado sus padres por haber subido las notas.

Haruka no estaba en humor de nada, se pasó toda la tarde levantando la casa patas arriba y ahora estaba tan cansado que solo quería echarse en su bañera a relajarse. Tampoco tendría tiempo para ellos el sábado así que era mejor que se fueran quitando esas libertinas ideas de la cabeza. Al desentenderse de sus hiperactivos amigos, Haruka corrió a su baño para darse al fin algo de placer a solas. Ojala fuera esa clase de placer pero a todos se nos bajó en cuanto notamos que Haruka se había quedado dormido en la bañera. Después de unas horas allí se dispuso a buscar maneras de dormir en su cama como le correspondía. La espalda le estaba matando y no quería más sermones de Makoto sobre quedarse dormido en la bañera a esas horas de la noche.

Finamente era sábado por la mañana y Haruka solo pensaba "salgamos de eso de una vez". Como le había costado volverse a dormir una vez que llego a su cama, dio bastantes vueltas hasta que cedió por fin. Provocando que no despertara tan temprano como él quería. Aún era temprano pero Haruka tenía su rutina matutina, el necesitaba bañarse 'como era debido' y desayunarse su nutritiva y balanceada caballa, y a parte que sabía lo lleno que se ponía el Banco de un momento a otro. Se relajó nuevamente en su bañera por lo menos una media hora más, desayuno, se vistió y salió.

Nuevamente oyó su teléfono repicar. La pantalla indicaba que era Rin el que llamaba esta vez. Sí, a Haruka no le podía importar menos. Apago el teléfono, y lo volvió a meter en su bolso para olvidarse de el por el resto del día. Se sentó en la parada del bus a esperar al susodicho. Cuando Haruka abordo el vehículo se maldijo internamente al no haber notado lo lleno que estaba. No había más que hacer. No podía perder más el tiempo. Se agarró del tubo más cercano y evito contacto físico con todo el que tuviera cerca. Nada más desagradable que sentir el rose de un desconocido. No que fuera menos terrible ser tocado por un conocido, pero menos mal no se estaba dando ninguno de los dos casos.

A Haruka le incomodaba cualquier tipo de rose en general. A parte de la camaradería deportiva que se esperaba de sus amigos, ellos respetaban mucho su espacio personal. Claro que a veces Haruka a duras penas sufría el constante contacto afectivo casual de su amigo Nagisa. Y ese podría ser su máximo nivel de tolerancia, que era bastante. Pero Nagisa al menos era su amigo y esa era la diferencia en comparación a los rostros sin nombre que abordaban en ese momento el bus junto con él.

Al fin Haruka podía visualizar el banco. Ya podría terminar con la agobiante tortura del transporte público. Al escuchar que otras personas pidieron la palabra antes que él de solicitar la parada en el Banco, se ahorró el llamado y procedió a sacar sus tiquetes de bus y su carnet estudiantil. Mientras guardaba nuevamente sus papeles para disponerse a bajarse del bus, Haruka sintió una presencia familiar. Aquel sentimiento lo estaba sofocando así que decidió bajarse rápidamente del bus y restarle importancia al asunto. Troto hasta la puerta del banco y al entrar sentía como el alma le volvía al cuerpo. El aire acondicionado se sentía muy agradable contra su cuerpo escarchado por el caluroso verano. Y ese era su único consuelo, pues el Banco estaba repleto.

Haruka ya recuperando su talante tranquilo se dirigió al mecanismo dispensador de tiquetes de turno. Saco dos de ellos. Uno para la cola de asesoría para solicitar una nueva libreta y otro para la taquilla general. A lo mejor no tendría que esperar mucho para que le dieran su libreta ya que no se veía mucha gente en los asientos que daban a los cubículos de asesoría financiera. En cambio según la pantalla de información digital del banco se veía que le faltaba bastante para que fuera su turno en las taquillas. Pero eso estaba bien ya que no hacía nada con su turno en taquilla sin la libreta. Esperaría parado hasta que alguien que solicite asesoría acudiera a su turno y le cediera la silla. Al menos el aire acondicionado estaba rico.

Después de sacar los tiquetes, Haruka dirigió la vista afuera pensando lo caluroso que se veía estar aun en el bus; que a su sorpresa aún seguía estacionado al frente del establecimiento. Al parecer muchas personas tenían asuntos en el centro, pensaba él. Hasta que lo vio. Después de que una masa de pasajeros se encaminara a sus respectivos destinos al salir de aquel autobús, dejaron entrever una figura bastante familiar. Cuando aquel muchacho de tremenda estampa se bajó de ese bus, algo se retorció en el estómago del Nadador prodigio de Iwatobi. Haruka decidió apartar la mirada lentamente y dirigirla a sus pies. Ese chico alto, fornido, cuya mirada era peculiarmente insistente, que respondía por el nombre de Yamazaki Sousuke, debió haber sido la causa de su previo estupor. Sin saber por qué, Haruka fervientemente deseaba que Sousuke no lo hubiera visto entrar en el Banco.

Haruka no entendía sus propias inquietudes. A estas alturas el asunto "Yamazaki Sousuke" estaba más que superado. Habían pasado meses desde el bochorno que pasaron ambos en las Regionales. Él supuestamente había hecho las paces con Yamazaki. Él estaba bien con él. Sin embargo de dónde venía esta inseguridad por encontrarse con el muchacho de los hombros perfectos. Haruka no se explicaba como antes sentía tanto interés por vivir pendiente del arranque de hormonas que tuvo el malhumorado nadador de estilo mariposa a comienzos del año y que ahora estuviera tan cohibido con el simple hecho de tener la posibilidad de cruzárselo por la calle. Definitivamente lo evitaría. Haruka haría lo que estuviera a su alcance para no toparse con aquel individuo que hasta hace poco se vivía llenando la cabeza de despectivos pensamientos hacia su persona. Por algún motivo a Haruka le resultaba doloroso.

No era cuestión de que Nanase Haruka disfrutaba siendo el objeto de admiración o de cariño de todos, pero tampoco quería ser el objeto de odio infundado del mejor amigo de uno de sus más queridos amigos. A Haruka siempre le pareció insano el desagrado que sentía Yamazaki Sousuke hacia él. Debía ser esa la razón del por qué él se había empeñado en descubrir las dificultades por las cuales estaba pasando el bien dotado nadador de Samezuka. Ahora era Haruka el que se sentía avergonzado por haber parecido un entrometido; cuando él, que no buscaba meterse en los asuntos de nadie, ya que no le gustaba que se metieran en los suyos, terminó siendo juzgado por aquellos fríos ojos aguamarina que claramente le reclamaban tal osadía. Al final todo se destapo y no había más nada que hacer.

Sin embargo las cosas no habían terminado así. Al final cuando aquel escándalo de las Regionales se había disipado y la tranquilidad de los días no cesaban aquellas dudas que lo carcomían; fue Sousuke entre todas las personas el que le hablo de la manera más clara, concisa, ¡sin rodeos ni adornos cutres!, ¡que debía avanzar hacia adelante! Aunque parecía que todos querían ayudarlo, por qué precisamente esas palabras que al principio parecían tan ásperas pero a la vez tan vigorosas, habían movido algo dentro de él. Después de haber escuchado semejante sensatez viniendo de la boca de una persona que hasta hace poco parecía desmoronarse ante sus ojos, Haruka no pudo más que volver a sentir vergüenza de sí mismo. ¡Era tan simple, y tan cierto! El por qué Yamazaki Sousuke había venido hasta él, tragándose su orgullo, para halagar su potencial y alejar todas las dudas que hasta ese momento lo habían atormentado, siempre sería un misterio para él.

A pesar de tener rato siendo abrazado por el agradable aire frio que acondicionaba el Banco, Haruka sentía como un ortodoxo calor subía a sus mejillas. Estaba apenado por aquellos recuerdos. Esperaba poder alejarse de ellos ahora que tenía previsto un viaje. Al haber visto a Sousuke sentía cada vez más las ansias de irse a su casa a terminar de empacar su equipaje para irse al susodicho campamento de entrenamiento que estaba previsto para dentro de un mes.

Era un supuesto seminario de natación en Australia el cual Rin le había suplicado que fuera con él. Y pensar que fue hace apenas unas semanas que estuvo allá. Ese era el motivo por el cual Rin estaba tan obsesionado con llamarlo todos los días. A pesar de que Haruka ya había aceptado, tal vez Rin estaba temeroso de que se arrepintiera a último momento. Ese era el problema de tratar con Rin. ¡Con Rin todo era un drama! Pero a pesar de que Haruka sabía que su dramático amigo no tenía más que buenas intenciones para con él, le asfixiaba su constante chequeo.

Ese era otro motivo que se le sumaba a las renuentes ganas que tenía Haruka de ver a Yamazaki Sousuke. Alias: la mamá de Rin. No quería encontrárselo para que este le buscara pelea por andar ignorando las llamadas del pelirrojo. Este era el eterno defecto que le veía Haruka a ese muchacho tan bello. El tipo lo tenía todo: cuerpo, altura, cara; unos ojos bellísimos, un tronco de voz que se hacía escuchar, una mentalidad productiva, alguien con los pies sobre la tierra, ¡una persona echada para adelante! ¿Pero qué? que era una madre soltera con un guaricho de dieciocho años con problemas de autoestima y dentadura. Sousuke siempre defendía a Rin, y a pesar de querer siempre lo mejor para él, terminaba mimándolo demasiado. Haruka pensaba que con la personalidad tan férrea de Yamazaki, el terminaría diciéndole a Rin algo como "¿si Nanase Haruka se tira por un precipicio tú también lo vas a hacer?" ¡Si tan solo fuera algo estricto con ese amigo dramático suyo! Se valía soñar. A los ojos de Sousuke, Rin siempre sería un ángel, y Nanase siempre seria la mala influencia. Eso era lo que pensaba Haruka.

Sintiendo ya como aquel extraño calor que había inundado sus mejillas se desvanecía, se dedicó a hacer una inspección de los artículos que llevaba en su bolso; asegurándose de haber traído todos los implementos necesarios para solicitar la nueva libreta, incluso había traído las copias a color de las identificaciones de sus padres, en caso que se la pidieran por ser socios de la cuenta. Se recordó mentalmente buscar tiempo para recolectar los requisitos para hacerse una cuenta propia, pero seguro tendría que esperar a que sus padres regresaran para hablar del asunto; aunque tampoco es que se necesitara hablar de mucho, Haruka ya era mayor de edad y pronto estaría alzando sus alas a otros territorios, como parecía la costumbre de la familia Nanase.

Cuando hubo chequeado todo lo que supuestamente tenía que chequear, sintió como las puertas del Banco se abrían en nueva cuenta. Haruka, que ya no tenía las manos ocupadas con su bolso, ya no sabía dónde las tenía, pero estaban inmóviles junto con sus brazos que colgaban de sus tensos hombros. Con una sed inusual sentía como el interior de su boca y sus labios se secaban al igual que sus ojos, que querían desesperadamente pestañar, pero sentía que si lo hacía, llamaría la atención del chico de la abrasadora presencia que acababa de entrar. Al escuchar el sonido de la puerta cerrándose fue cuando Haruka se percató que tenía sus brazos en una posición peculiar; aun no había terminado la moción de ponerse su bolso nuevamente contra la espalda, y estaba claro que esa pausa que hizo, al entrar el esbelto chico de ojos color turquesa a la edificación, no se había visto natural. Esto era incómodo.

Yamazaki Sousuke que al principio parecía haberse quedado parado en seco en la entrada, o a lo mejor Haruka simplemente lo había imaginado, se fue a paso enérgico a la computadora para solicitar un tiquete de taquilla general. Haruka se incorporó nuevamente, adoptando una pose más normal y dejo salir un suspiro, pero no de alivio sino de consternación. Cuando el mecanismo hubo completado la transacción, Sousuke se dirigió nuevamente con un vocabulario corporal vigoroso a la mesa de planillas. "¿vendrá a hacer un deposito?" pensaba Haruka, que involuntariamente espiaba a aquel monumental joven con el rabillo del ojo. Yamazaki saco una planilla y torno su rostro repentinamente en busca de 'algo', obligando al pequeño nadador, creyéndose descubierto, a abrir sus ojos por completo por el susto para luego cerrarlos con fuerza. Paso así un minuto entero hasta que Haruka decidió finalmente abrir sus ojos; su vista periférica le indicaba que Sousuke no se había movido ni un centímetro de donde estaba, pero no estaba seguro si este no lo estaba observando desde allí, ya que ahora su cuerpo estaba tornado en su totalidad en su dirección. Hasta que lo oyó…

"Disculpe señora, ¿me podría hacer el favor de prestarme su bolígrafo?"

Esa Voz. La pregunta no le podía importar en lo más mínimos ya que Gracias a Dios no estaba dirigida a él. Pero ese sonido que venía de la boca de su supuesto anti fan retumbo en todo el interior de Haruka; le abrumaba como estando desde una distancia considerable, aquella voz grave, imponente y gallarda, que sin haber sido usada a un volumen notoriamente alto, había hecho de la suyas para llegar hasta los oídos del nadador de estilo libre y desarmarlo por completo. ¿Por qué tenía que tener semejante voz?

La mujer a la que Sousuke le estaba hablando estaba a meros centímetros delante de él, Haruka se sentía como idiota al ver que Yamazaki solamente se había girado en su dirección, para quedar frente a aquella señora y pedirle un simple lapicero con el cual pudiera llenar su planilla. Cálmate de una vez, se reñía Haruka así mismo.

"Disculpe…" Sousuke se repitió así mismo ya que al parecer la mujer no había escuchado o no hacia ademan de haberle entendido si quiera. Cosa que desconcertó a Haruka más de la cuenta ¡Quién no había escuchado en ese banco, a Yamazaki hacer la burda petición aquella! ¡Era insólito pensar que esa mujer no lo había escuchado la primera vez! Haruka solo esperaba que la señora esa terminara de salir de su supuesto trance, para evitar que Yamazaki siguiera abriendo la boca, emitiendo aquel arrogante y autoritario sonido el cual representaba su voz. Lo curioso del asunto era que Sousuke no estaba usando un tono arrogante, mucho menos autoritario.

Estaba mal infundado el pensar que La mujer no había escuchado a Sousuke, porque este fuera un intimidante emisor, como creía Haruka. La mujer había escuchado perfectamente a nuestro muchachote, es más, al escuchar aquella voz, unas inmensurables urgencias de conocer a su interlocutor la abordaron. Qué imagen se había llevado la fémina al voltearse. La lámina expuesta era fuera de lo común sin duda. El joven de la acaramelada y ardiente voz venía a juego con el estigma de todo un deportista, la atlética figura era una cosa, pero la altura de aquel individuo realmente podía separarlo de todas las personas presentes en el espacio habitado. ¡Que brecha había creado el joven con respecto a todos los hombres en exhibición! La señora había quedado deslumbrada, explicando así su anticlimático silencio.

Haruka podía notar la diferencia de otras veces. El día de hoy Yamazaki no vestía una de sus bonitas chaquetas; vaya sensatez, pensaba Haruka, puesto que el calor allá afuera era insoportable. Esta vez Sousuke era la viva imagen de la frescura encarnada. Si Haruka no lo hubiera visto antes en traje de baño, habría dicho que era la primera vez que lo veía tan destapado. Sousuke cargaba una playera blanca no muy apretada, de mangas cortas y algo remangadas, unos bluejeans ajustados y sus zapatos deportivos del mismo color rojo que su bolso, que cargaba cruzado en el cuerpo remarcando cada túmulo que formaba su trabajado abdomen.

Finalmente le habían prestado el bolígrafo a Yamazaki. Este volvió a la posición original que tenía dando la cara a la mesa de planillas y se apoyó contra ella para empezar a llenar la suya. Haruka dejo salir un suspiro, y esta vez sí era de alivio. Al parecer o Yamazaki no se había percatado de su presencia o simplemente no iba a molestarse con ella. De una u otra forma se sentía a salvo, o al menos por ahora. Haruka se puso a examinar su tiquete a pesar de que no sabía a ciencia cierta cuando le iba a llegar su turno; ya que el altavoz del Banco y la pantalla de anuncios digital marcaban los tunos de todas las cacillas, generales, asesoría, tercera edad. Sí, no tenía ni idea de cuánto tiempo iba a estar allí. A Haruka se le volvió a escapar un suspiro, esta vez de fastidio.

El banco estaba más bullicioso de lo que Haruka recordaba; haberle prestado tanta atención a Yamazaki lo había desorbitado, que por cierto aun andaba muy concentrado en su planilla, "¿un depósito para quién o qué?" Se preguntaba Haruka en un aire desinteresado. El molesto timbre de la pantalla de anuncios y las triviales conversaciones de los que esperaban su turno hicieron que Haruka despegara a un sitio lejano en su cabeza. El único pensamiento que tenía que ver con el mundo real, que aun guardaba mientras navegaba en su tierra de fantasía, era "quiero sentarme", Haruka trato de permanecer en las nebulosas como único entretenimiento mientras esperaba que se desocupara una silla o fuera su turno, lo que viniera primero. Cuando Haruka creyó haber estado lo suficientemente profundo como para sobrellevar la ladilla, llego a interceptar una peculiar conversación entre dos chicas que tenía a su lado. Haruka deseaba no haber bajado a tierra firme, mucho menos cuando la causa había sido no poder ignorar indecentes cumplidos a la retaguardia de su mayor anti fan.

"¡pero que trasero tan celestial tiene ese tipo!" exclamo sin inhibición una de las chicas; su emocionado timbre de voz le recordaba a Gou al entrar a una habitación llena de músculos, pero tanto su expresión como su forma de hablar la hacían ver como una chica vulgar ante los ojos de Haruka.

"¿el de la camisa blanca? Si, llevo rato viéndolo desde que entro" comento la otra chica en respuesta, y Haruka esperaba que no agregara más al asunto, pero él no era portador de dicha suerte "pareciera que le hubieran pintado esos jeans sobre la piel, que ricos se le ven…" Haruka apenas podía disimular como la comisura de su boca se iba torciendo en una mueca de remarcable incomodidad, mientras sus ojos aún permanecían deslucidos en orden de no llamar la atención. Con un poco de esfuerzo su boca volvía a su estado de normalidad, volviendo a formar con éxito su inafectada y obtusa expresión de siempre. Pensó con la cabeza fría que, 'algunas personas eran así de impertinentes', y eso no era nada del otro mundo.

El hecho de que fuera 'prominente', no le hacía ver a Haruka lo extraordinario del asunto. Se veía de esa manera simplemente por el ejercicio, la genética y porque la prenda que lo cubría era ajustada. A su parecer era un entretenimiento infructuoso; no había razón por la cual se le debía prestar atención, era indecente y grosero por demás, Haruka reconocía que aquellas chicas tenían agallas al atreverse a hacer semejante platica en un lugar público, donde podían ser escuchadas claramente por él y por el grupo de personas que estaban sentadas esperando Asesoría. ¡oh, Pero que inapropiado!.

Haruka, buscando encontrar algún pasatiempo mientras fijaba la vista en otra parte, ya que se había cansado de ver el escritorio de la oficina de asesoría, se dio cuenta que había una señora mayor sentada a su lado que no parecía muy contenta, que al parecer también fue incapaz de ignorar la conversación de aquellas jovencitas. La pena ajena embargaba a Haruka. Que Yamazaki fuera la causa de esta cadena de desagravios era frustrante. Haruka se preguntaba si Yamazaki tenía alguna idea de lo que estaba ocasionando. Volvió a mirar de reojo a la viejecita que seguía con un semblante de molestia total. Incapaz de hacer algo al respecto, Haruka contrajo sus labios llegando a morderse el labio inferior, en un intento de drenar su incomodidad. La acción de Haruka fue interrumpida por un hecho inesperado.

La viejita cuyo enojo se volvió determinación, hizo un gesto de resolución y volteo su rostro, pero no a la dirección de dichas jovencitas, para 'hacerlas callar' como creyó Haruka, ¡sino a donde se encontraba Sousuke! La cara de la señora que observaba fijamente a nuestro campeón de estilo mariposa, abandonó toda caricia de ira, ahora su rostro suavizado mostraba una expresión de complacencia. Volvió su rostro a su posición original y soltó una carcajada, exclamando dulcemente "¡qué muchacho más bello!" Haruka ni se inmuto. Volvió su cara a donde la tenía antes, y sin haber encontrado el pasatiempo visual que había buscado con anterioridad, despego nuevamente a su mundo. Él no sabía que pensar.

+ºº*+*-*-*+*ºº+

Pasaron aproximadamente dos horas y Haruka ya tenía ganas de irse, pero pensándolo mejor, ya estaba allí. Él ya había decidido sacrificar ese sábado por la ameritada necesidad. De repente fue el turno de uno de los que estaban sentados, dejando la silla disponible; Haruka que estaba loco de sentarse, todavía tenía el suficiente decoro para disimular su urgencia, cuando la silla fue suya, pudo sentir al fin como le llegaba oxígeno al cerebro. Esto era una señal. El cumpliría con su misión. Lo único que debía hacer era aguantar un poco más. Ya estaba sentado, la mitad de la pelea ya estaba ganada.

Conservando aun su postura recta, se relajó un poco recargándose en la silla. Y la ociosidad empezó a devorarlo nuevamente, ¿Qué podía hacer para aliviar esa sensación? Haruka se acordó de una vez que acompaño a su abuela al banco, en aquella vez el club de natación estaba en mantenimiento y no le importó acompañarla; cuando llegaron a sentarse, su abuela saco de su cartera un lapicero y un libro lleno de crucigramas, él sabía que 'la sopa de letras' no era el ejercicio más retador y mucho menos el más divertido para su abuela, sin embargo por su simpleza le permitía a Haruka participar y entretenerse también. Pero realmente a Haruka en esos momentos no le nacía hacer un crucigrama. Pero el recuerdo le dio una idea.

Haruka volvió a registrar su bolso para ver si había dejado adentro alguno de sus cuadernos del Instituto; con lo que no contaba era que había olvidado que la última vez que había salido con su bolso escolar había metido dos libros de texto y los cuadernos de matemática y física que estaban llenos de materia, los cuales iba a dejárselos a Rei y Nagisa mientras que Makoto le dejaba los suyos a Gou. Era el colmo que justamente anduviera por ahí cargando los cuadernos de las materias donde había recibido más asignaciones que en cualquier otra, ¡no había ni una hoja libre en la que él pudiera garabatear lo que fuera!

Cerró su bolso con pesadumbre y volvió a buscar entretenimiento en el panorama que lo rodeaba. Era una lástima que Haruka olvidara que Yamazaki Sousuke seguía en el perímetro. Casi se muerde un cachete cuando al voltearse ve que Sousuke estaba parado a casi menos de dos metros de él, con la mirada fija en el tablero digital, con una expresión de completa amargura, 'pero cuándo no' pensaba Haruka. Gracias a Dios las desvergonzadas chicas se habían ido hace como media hora, a lo mejor cansadas de esperar, y no tendría que oír mas vulgaridades ahora que el 'objeto de deseo' estaba tan cerca. Sousuke chasqueo su lengua en frustración mientras se ajustaba la correa de su bolso. Haruka pensaba, que a lo mejor también Yamazaki se cansaría de esperar, y se iría antes de que el pudiera siquiera pasar por taquilla general, esperaba que así fuera ya que al volver a recordar que estaban en la misma habitación, lo desosegaba.

De repente un milagro ocurrió. No, Sousuke no se fue, pero al fin pudo oír al altavoz anunciando su turno para pasar a la oficina de asesoría, confirmo con el tablero digital y se encomendó a su diligencia. Al pararse de la silla no pudo evitar sentir un escalofrió al oír un bufido muy característico venir desde atrás de su nuca, Haruka siguió su camino hasta el cubículo de cristal donde se encontraba la funcionaria que le haría entrega de su nueva libreta. Dio los bueno días y al disponer la silla para sentarse, en una milésima de segundo que se volteó para acomodar el asiento sin hacer ruido, pudo notar que Sousuke se había movido, y era el nuevo usuario de la silla en la que él había estado sentado. Pudo pero no quiso detallar la expresión que le habría dedicado Yamazaki en ese momento. Pretendía seguir ignorando su presencia y siguió con lo estipulado. Se sentó y procedió a plantearle sus cuestiones a la funcionaria.

Haruka tuvo que esperar unos veinte minutos para que empezaran con la transacción, ya que la trabajadora le había informado que se había estado cayendo el sistema todo el santo día, y era la razón por la cual todo estaba tan lento hoy. 'todo se precia…' pensaba malhumoradamente Haruka. El procedimiento había sido rápido, en cinco minutos ya Haruka tenía su nueva libreta en mano. Mientras hacía uso de su firma, se preparaba mentalmente para lo que vendría. En su cabeza ya podía escuchar aquella voz de barítono de Yamazaki Sousuke importunándolo sin ningún motivo aparente. Con ese bufido de hace un rato se notaba que estaba listo para una pelea. Sinceramente el chico era una ladilla.

Haruka estaba decidido a no darle el gusto. Lo mejor era salir de allí lo más pronto posible. A lo mejor podía preguntarle a la señora que lo estaba atendiendo si los cajeros estaban en funcionamiento; o sino saber si podía conseguir otro cerca en la zona. Total, lo único que necesitaba era cambiar la clave, lo demás era ir al supermercado y pagar directamente con la tarjeta. Ya no aguantaba más el Banco, quería irse.

"Discúlpeme, podría decirme si los cajeros están funcionando."

"no corazón, desde la semana pasada están fuera de servicio." lo que se temía Haruka, pero aunque le fueran a decir que no había tampoco cajeros cerca, el igualmente se iría. La decisión estaba tomada.

"¿y no hay más cajeros por aquí?" después de haber hecho la pregunta, un miedo absurdo lo embargo, ¿y si Sousuke llegaba a oír a donde iba, sería capaz de seguirlo? Pero rápidamente aparto esos pensamientos tontos, cómo si a Yamazaki le importara tanto su persona…

"Bueno si, hay unos en el C.C. Minami. No sé decirte donde, si es por la salida o la entrada, pero en uno de los extremos, ahí están unos."

"Muchas gracias por todo, que pase buen día."

"De nada corazón, para ti también." Haruka hizo una pequeña reverencia y se encamino a su nuevo destino, el C.C Minami

Sin dignarse a mirar a Sousuke a los ojos o sin siquiera detallar su figura por entera, nublo su vista con aquella mirada apagada que solía vestir regularmente y procedía a retirarse con rapidez. Percibió como Sousuke pego un brinco de sorpresa en su asiento por su repentino intento de huida. Sabía que era cobarde lo que estaba haciendo, pero se sentía con el derecho de evitarse la molestia que representaba Yamazaki Sousuke. A Haruka no le podía importar menos lo que pensara de él.

Sousuke, por su parte, no podía creer lo intolerable que le podía parecer su persona a Nanase, como para que se largara del Banco sin siquiera saludarlo "Bien, si esas tenemos…". En una fracción de segundos, Sousuke resignado en retener a nuestro pequeño prodigio debido a su eficaz medida evasiva, se levanta de su asiento esbozando una sonrisa maliciosa; le llama la atención de manera pública, en un tono de burla, fingiéndose insultado:

"Nanase, Ya ni saludas"

Aquella prepotente voz, para variar, lo había batuqueado. El infeliz no solo quería fastidiarlo sino que también quería hacerlo una escena. Haruka, que había abortado la misión de escape, ahora le estaba dando la cara, una no muy amistosa. Sin apartar la mirada de esos ojos turquesa que solo se oscurecían para él, Se acercó hasta quedar a meros centímetros de su contrincante. Sousuke, que había dejado de sonreír, ahora si pareciendo molesto por no haber sido saludado, le devolvía la mirada fieramente. Después de esa sacada de punta, no se esperaba menos que Nanase lo confrontara.

Haruka metió su mano en su pantalón para luego sacar su tiquete de la taquilla general. Se lo acerca a Sousuke. No en su cara, ni muy abajo del abdomen, sino a nivel del pecho, a pesar de todo, quería ser respetuoso. "ten".

Sousuke, que aún no había abandonado los dos océanos que tenía Nanase por ojos, le extraño su peculiar acción. Tomo el papel y lo examino sospechoso. Al haber terminado de analizar el alusivo artículo, vuelve a posar su atención en el pequeño nadador. Abandonando su malhumorada expresión y subiendo una de sus cejas considerablemente. Esperaba una explicación, preferiblemente con palabras ya que Haruka lo único que le estaba dando en respuesta era su plana expresión de siempre. Haruka, al fin comprendiendo que los canales de telepatía entre él y Yamazaki estaban obstruidos de por vida. Aparta la mirada y suspira agotado por la forzosa entrevista.

"Me retiro por hoy. Puedes usar mi turno" La única razón por la cual Haruka le había dado el tiquete a Sousuke era porque de algún modo quería distraerlo con algo que no tuviera nada que ver con el o con Rin. Esas conversaciones con el más alto eran estresantes.

"¿Por qué me lo das?" Al parecer el mal humor de Sousuke se había ido para bien, incluso no preguntaba por ser atosigante, su curiosidad era autentica. Cuando Haruka le devolvió la mirada se sorprendió al encontrarlo sonriendo de medio lado. De alguna manera toda la tensión que sentía se iba evaporando.

"Ya no lo necesito…"

"¿ibas a hacer algún deposito o sacar dinero?" Sousuke seguía sosteniendo el papel en dirección a Haruka, con intención de devolvérselo si lo necesitaba.

"dinero. Los cajeros no están disponibles" Haruka sentía que no se iba a poder ir nunca si no le daba más detalles al persuasivo tiburón "voy a buscar un cajero en el C.C que está cerca. Estoy cansado y debo hacer otras cosas"

"mm ya veo, la verdad es que si, se han tardado mucho en atender…" Ya no había rastros de hostilidad en su conversación; tenía un carácter cotidiano, casi confidente, eso ponía a Haruka intranquilo, no quería estar fuera de guardia cuando 'Yamazaki el asertivo' volviera. Haruka quería seguir hablando en ese volumen. Sousuke por su parte quería sondear a Haruka para tratar de averiguar el por qué estaba tan esquivo, cuando él ya se había hecho la idea de que estaban en paz.

"Es el sistema…"

"¿mm? ¿Qué dijiste?"

"El sistema. El sistema se ha estado cayendo todo el día, la funcionaria me lo dijo. Por eso…si necesitas hacer un depósito te cederé mi turno.

"¡ahh!, ¡así que era el sistema!, con razón, que molesto, justo hoy…" la voz de Sousuke sonaba tan natural, la gente que no los conoce debían pensar que eran amigos que se encontraron por casualidad. Lo de la casualidad era cierto, lo de amigos, no tanto. Pero Haruka no podía negar que le gustaba esta conversación. A pesar de que solo hablaban de algo tan banal como el mal funcionamiento del sistema de un Banco, Haruka podía decir que era mil veces mejor que hablar del por qué estaba ignorando las llamadas de Rin. "oye Nanase, ¿crees que deba irme?" pregunto Sousuke con genuina duda.

La pregunta tomo por sorpresa a Haruka. ¿Acaso Sousuke, de entre todo el mundo, le había pedido una opinión a él, a él, de entre toda la galaxia? En vez de buscar maneras de responderle no sabía que pensar de Sousuke; era raro que se le acercara, cuando para él no era más que un enemigo, ahora le pregunta si puede hacer o no algo. Haruka se había quedado en shock, pero su rostro permanecía inmune al fenómeno. Sousuke al no recibir respuesta volvió a preguntar, esta vez en un tono burlón, después de todo, no era una pregunta tan difícil.

"¿Entonces Nanase, será que me voy o no me voy, me quedo, que hago? ¿Crees que se estabilice el sistema?"

Estaba claro que Sousuke sentía la necesidad de romper aquella tensión que existía entre ellos. No era que Sousuke quería meter en un balde a Tachibana Makoto y volverse el mejor amigo de Nanase Haruka. Nada de eso. Solo que le parecía anormal ver como Nanase trataba de ignorarlo olímpicamente en un sitio público, ¡en un Banco! ¡Uno de los sitios más elementales del hombre! Sousuke pensaba que si Haruka se indisponía a hacer una diligencia en un Banco simplemente por el hecho de que él estuviera allí, ¡entonces tenían un problema!

Está bien, no se llevaban bien, tal vez eran incompatibles pero ¿llegar al extremo, de que en un sitio tan atestado como un Banco, donde hay gente que te está viendo, y donde tienes que guardar ciertas apariencias, salir corriendo para evitar saludar a alguien? A Sousuke le parecía el colmo, no solo habían sido compañeros del mismo rublo sino que también estaban entrando en la etapa de la adultez. Ya no eran unos niños, las cosas eran diferentes ahora. Aunque a Sousuke le parecía irónico como de niños se llevaban mejor que como ahora. "Era tan simple hablar con Nanase en esa época" pensaba Sousuke

"…No sé si se estabilice puesto que ha estado así 'todo el día', pero si no es muy urgente tu deposito, puedes venir otro día…si eso es lo que quieres, esa es mi opinión"

"Entonces creo que me quedare un rato más, Si no veo que avance esto, me voy y vengo mañana o el lunes…y tu ¿ya te vas?"

"Si, debo hacer otras paradas, además todavía tengo ver si puedo sacar dinero en aquellos cajeros"

"¿del C.C que está aquí cerca, no? El C.C Minami…"

"si…"

"Bueno ya vete antes de que se te haga más tarde…" Sousuke volvió a sonreír de medio lado. Por un lado a Haruka le gusto el trato afable, por otro lado, no le gusto como Sousuke se sentía con derecho de darle autorización para marcharse.

Haruka asintió y se despidió con un simple "adiós…"

"si, adiós…" Haruka ya había llegado hasta la puerta cuando Sousuke lo volvió a interceptar "¡oh! ¡Espera Nanase! , Una última cosa…"

"¿mm?"

"deja de ignorar las llamadas de Rin" le dijo no molesto sino en tono de reproche.

"…" Hay cosas que no cambian. Haruka, que solo pudo poner un rostro inexpresivo ante ese comentario, sentía que era mejor cortar por lo sano. Acababa de tener una civilizada conversación con Yamazaki, si este la había arruinado no era su culpa. Sin esperar tener que responderle nada a la mamá de Rin, Haruka dio media vuelta y salió libre al fin. Se aseguraría de guardar bien la nueva libreta.

Sousuke sintió a Haruka todavía muy tenso hasta el final, pero se felicitó así mismo por haberlo hecho decir las líneas más espontaneas del día. A parte que esperaba que de verdad le hiciera caso; no quería admitirlo, pero Rin estaba insoportable últimamente, y él era el único que tenía que calárselo…

Fin del capítulo 1

Notas finales

Bueno ¿Qué les pareció? ¿Les gusto? Un poco frustrante, lo sé, Sousuke no le arranco la ropa a Haru, triste, pero bueno, es demasiado pronto para eso. Pobre Sousuke y Haru, teniendo que ir a ese Banco venezolano que les impuse, pobres…Y las chicas que elogiaron las finas propiedades de nuestro querido muchachote, si, lo sé, estarán pensando ¿Qué hacen esas latinas en un Banco que es supuestamente japonés? Tremendas vagabundas…"

Apoyemos el SouHaru :'O que por una razón desconocida, el fandom de Free no ve a Sousuke como la ship principal de Haru oseeeea SouHaru es canon :V díganlo ahí muchachones.

Y si quieren más SouHaru los invito a leer el fic de mi hermana, su nickname es "TheGreenRice" y su fic se llama "Incomodo", provecho. ¡Chau!