Género homosexual, gay.

Pareja principal R27, Reborn Tsuna.

Shōnen-ai.

Los personajes no me pertenecen, le pertenecen a Akira Amano.

Capítulo uno.

Libertad... El añoraba sentirse de esa manera. Sin embargo para poder probar aquella libertad, él tendría que obedecer sin rechistar a sus tíos. Al ser menor de edad, no le quedaba de otra. De vez en cuando pasaba horas en la biblioteca pública, leyendo libros y libros, sumergiéndose en la lectura. Esos escasos momento se sentía feliz, muy feliz. Leía libros desde infantiles hasta libros universitarios. A sus quince años, él ya había leído los libros de toda la biblioteca, y para no volver temprano a casa los leía de nuevo, aunque ya los haya leído como dos o tres veces. Sus ojos se concentraban en el libro que se encontraba en la mesa. Susurrado lo que leía, sonriendo de vez en cuando. Su cabello se movía de un lado a otro, cuando el joven de quince años movía su cabeza. Con ambas manos en cada cachete y codos en la mesa, miraba con detenimiento algunas de las imágenes que se encontraban en la página que se encontraba leyendo. La biblioteca suele ser su lugar favorito, ya que en ese lugar hay muy poca gente, además de que es muy silencioso y tranquilo, y uno puede leer en paz y en calma los libros de esta. A pesar de no salir mucho, gracias a los libros aprendió muchas cosas, por ejemplo : a cocinar. El en su niñez era pésimo para todo, y eso se lo recalcaban sus tíos y primos, cada vez que el se tropesaba o le salía algo mal. El se deprimía mucho cuando le decían lo inútil que él era, a ser muy pequeño pensó en hacer lo mejor para que sus tíos lo alabarán o sin siquiera le dieran un cumplido. Hizo lo mejor para mejorar sus habilidades culinarias, y de limpieza. A pesar de que sus primos hacían todo lo posible para meter en problemas al menor, rompiendo cosas y echándole la culpa, el a ser tímido simplemente bajaba la cabeza, mientras su tía le regañaba diciéndole muchas cosas hirientes, y cuando su tío llegaba él le deciplinaba a golpes. El menor solo quería la aprobación de su familia, al ser ellos cuatro la única familia que le quedaba... Termino de leer por tercera vez aquel libro, cerrándolo y quedándose pensativo lo que haría para la cena, se le ocurrió algo sencillo pero que se viera delicioso, y que pareciera un platillo difícil. Se cruzó de brazos y se puso a pensar cuáles serían esos platillos, tenían que ser especiales ya que esos cuatro eran muy quisquillosos con la comida, pero él se sentía satisfecho cuando ellos acababan toda la comida que el preparaba, solo que él esperaba palabras de felicitaciones o de agradecimiento por la comida, pero como es de costumbre lamentablemente... Solo escuchaba cosas muy negativas, eso a veces lo deprimía mucho, y huía a la biblioteca. Con el tiempo pensó que se acostumbraría a las personalidades especiales de sus tíos y primos, eso pensó él. ¿Pero quién se acostumbraría a eso ? A no ser que sea masoquista o tenga muy bajo autoestima, algo que él no tiene. Ya que sabe que su comida es buena tanto la comida y postres, eso le han dicho varias personas y al recibir halagos y muchos cumplidos, como él no recibía tanta amabilidad de la gente, la primera vez que le dieron un cumplido no hizo otra cosa que llorar, pero llorar de felicidad. Recordando ese pequeño momento, sonrió mostrando aquellos dientes semi blancos, cerrando sus ojos.

Es bueno verte feliz... - susurró un joven a unas mesas delante del castaño. Sonrió viendo al menor estar feliz.

Cerró el libro agarrándolo con su mano izquierda, y levantándose de la silla, llendo en dirección al castaño. El en su mundo se hallaba, el muchacho de cabellera azabache no quería interrumpir la felicidad de aquel pequeño chico que lo cautivo, pero quería volver a encontrarse por "casualidad" hací que no lo pensó mucho y cuando llegó aún lado del chico, le tocó con su dedo el hombro del menor. Haciendo reaccionar al castaño, levantando la mirada y viendo al que le hablo, quitó sus manos de sus cachetes y los puso arriba del libro, que hace unos instantes se encontraba leyendo. El azabache se quedó estupefacto por como lo miraba el castaño. El menor miro confundido al mayor, inclinando un poco su cabeza, esperando a que el mayor hablase. Y este se tapó la boca con la mano derecha y con la otra agarró la mesa sin soltar el libro.

— ¿ Sucede algo ? - el menor preguntó con preocupación viendo al joven.

El cerró los ojos tratando de tranquilizarse, pero se le era difícil ¡Y como no ! Aquel chico se veía tan endemoniada mente tierno y violable a sus ojos. Trato de no tener pensamientos impuros, pero se le era muy difícil, se preguntaba mentalmente como este pequeño chico se vería con unas orejas de gato, se sonrojo de solo pensarlo y además que también se puso a imaginar cómo se vería el castaño con una camisa de el, solo con la camisa. De solo pensarlo quería mandar todo al diablo y llevárselo a su casa, pero tenía que ser un caballero y decidió tener paciencia y no devorarlo en el momento que estén solos, tendría que tener mucho autocontrol con aquellos deseos carnales.

— Nos vemos de nuevo, Tsunayoshi - el mayor sonrió . Provocando algo de nerviosismo en el menor.

— Ah... S-si... Eh... Perdón pero quién eres ? - preguntó el castaño mirando con duda al chico.

Este sintió una puñalada en el pecho, río nerviosamente y prosiguió a hablar.

— ¿ No te acuerdas de mí ? Soy Reborn. Al que hace días le diste un sermón y unas galletas. - le respondió, recordando como conoció al chico. Sonrió, al recordar aquel momento, ya que el castaño había llegado en el mejor momento.

— Ah... El que se iba a suicidar... - murmuró recordando como conoció al mayor, y como le regaño.

— Si... No lo iba hacer de todas formas... - desvió la mirada. Sintió como al castaño lo miraba, miro de reojo al chico y vio que esté lo miraba frunciendo levemente las cejas, se veía muy tierno, pensó el. — De todas maneras, se me olvidó agradecerte esa vez. Ya que no pude porqué una vez terminaste de sermonearme, solamente te fuiste. - termino de hablar mirando al chico.

Este se sonrojo, poniéndose más nervioso. De su boca solo palabras sin sentido salían, el mayor río levemente al ver al menor actuar de ese modo. Tan adorable ~.

— Y por eso te estaba buscando. Quiero invitarte a comer en agradecimiento por lo que hiciste por mí y por todo lo que dijiste. - el mayor sonrió. — ¿ Qué dices ? - miro al chico esperando la respuesta de este.

El menor solo bajo la mirada, apretó los labios, él quería decirle que ¡Sí! Pero... No podía ya que sus tíos lo regañarian por irse sin su permiso, no quería pasar otra semana o mes... Sin salir de esa casa, hací que con todo el valor que reunió dijo lo siguiente.

— Lo siento... Pero no puedo. - no pudo mirarlo a la cara, al terminar de decir aquello se paró y se fue.

El azabache se quedó en ese lugar, en estado de shock. No entendía porque el castaño lo rechazó, pero eso no lo detendría para que esté lo aceptará, aunque ese rechazó le dolió no lo demostraría y seguiría insistiendo una cita al chico, y si él se seguía negando no le quedaría de otra que ser un acosador, el llegaría hasta esos extremos para conquistar al chico. Pero tendría que averiguar más sobre el, por ejemplo : sus gustos, lo que no le gusta. Pero primero tendría que averiguar dónde vive y tal vez toparse con el, con la escusa que se acaba de mudar cerca de la casa del castaño. No le gustaba que le vieran como un acosador pervertido, pero eso ahora no importaba si el castaño tan solo le hiciera caso.

Una vez afuera de la biblioteca, el corrió. Y mientras corría hacia lo que llamaba casa, de sus ojos cafés lágrimas de tristeza salían. A unas cuántas cuadras de la casa, se detuvo y trato de tranquilizarse, pero se le era imposible. Le dolía rechazar al azabache, ya que el se sentía de una manera rara, pero le gustaba ese sentimiento. No sabía que era aquel sentimiento, ya que nunca lo había sentido y no tenía a nadie con quién hablar sobre lo que le pasaba. Se sentía solo... Se secó las lágrimas con las mangas de su suéter y prosiguió a seguir caminando hacia la casa. Una vez que llegó a esta, saco la llave y abrió la puerta una vez entro el silencio algo terrorífico se hizo presente, a su nariz le llegó un olor muy raro, al principio no le tomo importancia y prosiguió a cerrar la puerta y dirigirse a la cosina y preparar la cena. Miro con un poco de curiosidad sus alrededores, ya que todo estaba en total silencio. Y eso era raro, ya que cuando el llega su tía le regaña diciendo que cuándo estará la comida o a veces su primo lo recibe haciendo que este se tropieze, riéndose del castaño por ser tan "torpe" pero ese día nadie lo había recibido, aunque eso le alegraba no quería que lo vieran con los ojos llorosos, de seguro se burlarían de el.

Suspiro y prosiguió a sacar los ingredientes y comenzar a hacer la comida, no le tomo más de una hora, una vez termino saco los platos y sirvió llevándose los a la sala, donde puso los platos en la mesa, acomodo los cuatro platos, cubiertos y vasos, una vez arregló la mesa, fue a la cosina y lavó lo que ensució, en una bandeja puso su plato, un vaso, una cuchara y una pequeña jarra de agua, agarró de los lados la bandeja y con esta en las manos subió las escaleras y se dirigió a su cuarto, poniendo la bandeja de comida en una mesita que él tenía en aquel pequeño cuarto. Dejando la bandeja en la mesita, salió de su habitación y fue al sótano, prendió la luz y bajo las escaleras, se quitó el mandil poniéndolo en el cesto de ropa sucia. Miro confundido una de las esquinas, ya que está había mucha ropa eso le pareció extraño, ya que en la mañana no había ropa sucia, al menos que sus primos le haya ensuciado la ropa a propósito. El suspiro, tenía hambre pero si no metía a lavar la ropa su tía le regañaria, su tío le pegaria y sus primos... Ellos se burlarían de el, como siempre...

Cuando agarró una de las sábanas vio algo raro, ¿Sangre? Pensó él, eso lo confundió a no ser que sea pintura, dudaba que esas manchas rojas fueran sangre, eso era imposible, susurró el. No le tomo mucha importancia y comenzó a separar la ropa pero algo llamó su atención, una mano.

— ¡¿ Una mano?! - gritó asustado, cayéndose de sentón, sin dejar de ver la mano que se veía entre las sábanas blancas.

Trago se acercó a las sábanas, sin levantarse. Sintió curiosidad y a punto de quitar las sábanas que tapaban la mano, y quién sabe que más, algo o alguien le tapó los ojos, el castaño se asustó trato de alegar al quien sea que lo agarró, hací que lo pateó y le dió en la entrepierna al sujeto que lo agarró. Soltando lo en el momento que lo pateó, el menor se volteó hacia aquella persona y se sorprendió al ver a aquella persona ahí, le pareció muy extraño pero algo dentro de él no quería preguntarle.

— Ugh, eso dolió... - se quejó el azabache, se reincorporó y miro al castaño que esté lo miraba interrogante. — Solo vine por un trabajo... Pero no creí que tú vivieras aquí... ¿Son tu familia? Lo siento por eso, pero ellos se lo merecían. Son peor que una escoria. - en cada palabra que el azabache decía, lo decía con coraje.

— ¿Tú hiciste esto? - preguntó el chico, su miraba se veía triste.

El azabache lo miro con confusión, y algo de coraje. Como este chico se preocupa por basuras como ellos ?. Se preguntó mentalmente el azabache.

— No. Pero me hubiera gustado darles un escarmiento. - respondió tranquilamente.

— Ah... Entonces a qué vienes tú? - preguntó.

— A limpiar el cochinero que dejaron ellos.

— Oh... Entonces mis tíos y primos están... Muertos ? - miro al azabache, mientras jugaba con sus manos.

— Si, lo están. - dijo con simpleza.

El menor agachó la cabeza, y empezó a llorar preocupando al mayor, no sabía qué hacer hací que solo lo abrazo y el menor se aferró a el.

— No tienes porque preocuparte por gente como ellos, no lo merecen.

— No es eso. - se alejó un poco del pecho del mayo, alzó su cabeza y mirando aquellos ojos negros dijo lo siguiente — Es solo que ellos eran mi única familia que me quedaba. Mis padres me abandonaron, o eso es lo que mis tíos dicen. Sé que son malas personas, pero siguen siendo mi familia. Y ahora que ellos están... Muertos, ya no tengo a nadie. Estoy solo... - sollozo el castaño.

El pecho del mayor dolió por alguna razón, agarró de la barbilla al chico obligándolo a que lo viera y dijo lo siguiente.

— No estás solo, me tienes a mí. - sonrió él azabache. Y con esas palabras el menor lloró más, y abrazo al azabache sonriendo en el pecho del mayor.

— Hai. - se apartó y miro al más alto, y sonriendo le dijo.

Reborn, sonrió ante la sonrisa del más pequeño y lo abrazó quedándose hací unos minutos, que para ellos dos parecían horas.

Notas.

¿ A qué está bonito ? Se suponía que iba hacer un one-shot, pero me gustó tanto que mejor lo convertí en historia este capítulo tiene más de 2 330 palabras, muy largo, esta historia será de unos tres o cuatro capítulos no sé... Pero serán largos como este, en el siguiente capítulo pondré como se conocieron.

Creo que no hay faltas de ortografía, creo...

Esta historia es como decir, inspirados en letras que anoté. Cómo en facebook, algunas páginas hacen retos y esas cosas, hací que para retarme a mi misma, decidí navegar por Google y buscar por ejemplo el mes de abril, y lo que este trae consigo ya sea festividades o solo cosas que llamaron mi atención. Lo tengo anotado para que no se me olvide, y como ayer estamos a 20 de abril y la palabra que anoté es " Libertad " está historia se tratara de eso, libertad. Espero y les guste.

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V413

21/04/19