One Piece no me pertenece, solo utilizo sus personajes para crear mi propia historia, espero que disfruten de la lectura. Este fic está dedicado a Gabi, muchísimas gracias por tu apoyo y siento mucho la espera, de verdad gracias.

No sabía como se le había ocurrido ese maldito plan, no sabía si funcionaría, ni por qué realmente lo hacia, pero la culpa de que él, Roronoa Zoro, uno de los piratas más buscados por los mares, estaba dirigiéndose a una base de la Marina enorme y fuertemente protegida, era de una gata ladrona extremadamente sexy.

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Unas horas antes.

El Thousand Sunny estaba atracado en el puerto de una gran isla, después de los acontecimientos de Dressrosa la tripulación de los Mugiwara habían decidido darse un descanso, a su manera.

Mientras el capitán y el francotirador eran obligados violentamente por la navegante a acompañar al cocinero en busca de la abundante comida que necesitaban, Robin y Chopper decidían ir a visitar las librerías de la ciudad para llenar la biblioteca del Sunny de más conocimientos, con la encantadora compañía de un esqueleto parlanchín de más de dos metros de alto. Nuestro querido cazador de piratas se disponía a relajarse tomando unas cuantas, por no decir muchas, cervezas o botellas de sake, o las dos si no hubiera inconveniente, aunque alguien tenia algo que decir al respecto.

-¿A dónde crees que vas?- Nami golpeaba la cubierta con el tacón de su zapato mientras miraba a Zoro con los brazos en la cintura.

-No es asunto tuyo- Respondió tajante él.

-A mi no me hables así tipo duro, y si es asunto mío ¿Quién si no se quedará cuidando el barco?- Nami disfrutaba mucho sacando de quicio a aquel hombre, era como un hobby.

Zoro al oír esa pregunta se acercó más de lo normal a la navegante, con la furia bailando en sus ojos y las ganas de cortar en aumento.

-Llevas toda la jodida semana tocándome las narices bruja, hace mucho tiempo desde la última vez que pude beber tranquilo y ninguna manipuladora va a impedírmelo.-

Cierto es que el pobre Zoro había estado sufriendo una tortura diaria durante toda la semana anterior, la navegante aparecía de la nada con órdenes y demandas de dinero en los momentos que, se supone, eran de ámbito privado y con el objetivo de relajarse del pirata.

¿Qué estaba en su serie número 1000 de pesas? Nami entraba gritando en el gimnasio exigiendo el pago de una de las cientos de deudas que existían entre ellos. ¿Qué estaba durmiendo tranquilamente en el césped de la cubierta? Un zapato de color naranja estrellado en su cabeza lo despertaba, y su dueña le gritaba que se fuera a otro sitio a "hibernar". El más reciente de los conflictos sucedió el día anterior, cuando el espadachín salía de una relajante ducha, apenas tubo tiempo para ponerse una toalla en la cintura y cubrirse, cuando aquella bruja entró en el cuarto de baño ordenándole que fuera inmediatamente a ayudar a sus nakamas con las velas, produciendo una acalorada discusión entre ambos.

En resumen Roronoa Zoro está cabreado, muy cabreado. No sabía a que deidad había ofendido para que el castigo fuera tener a esa mujer ocasionándole problemas las 24 horas del día.

-Tu precisamente no eres la mejor de las compañías. Hay que vigilar el barco así que te quedas y no se hable más. ¿¡Entendido!?.- Gritó Nami acercando aún más la el rostro ante el hombre.

Los dos se miraban con ganas de aniquilarse mutuamente,ninguno daría su brazo a torcer,no voluntariamente, y después de estar una semana aguantando Zoro no iba a huir mas, acorrala a un animal salvaje y lo lamentarás.

-Iré a donde quiera ir bruja.- Aquella frase dicha de forma lenta y fría, fue el detonante. Nami cogía su arma dispuesta a electrocutar a Zoro, él desenvainaba poco a poco a Shusui para detener el golpe.

-Hey hermana, deja en paz a Roronoa, yo me quedaré en el Sunny para hacer algunos súper arreglos.- Dijo Franky de espaldas a los dos.

Sin saberlo el cyborg había evitado un catástrofe de proporciones épicas, los rayos desaparecieron y el sonido de la espada tocando el tope de la funda zanjo el problema.

-Esto no ha acabado- Le advirtió Nami al cazador de piratas que se dirigía hacia el pueblo.

-Olvídame.- Fue la respuesta de Zoro antes de saltar del barco en busca de un bar.

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-¡Otra cerveza por favor!.- Gritó alguien.

-¡Enseguida!.- Contestó una de las jóvenes y guapas camareras.

El bar estaba repleto de gente, algunos festejaban su llegada a la isla, otros brindaban en silencio por los camaradas caídos y el resto no necesitaba excusa para beber y disfrutar de la vista de aquellas preciosas y exuberantes chicas.

Llevaba ya unas 20 jarras de cerveza, 13 botellas de sake y ahora iba por su quinto vaso de whisky, ningún síntoma de embriaguez, ningún movimiento torpe que tendría cualquier otro ser humano al beberse siquiera la quinta parte de lo que ha bebido él, algo estaba evitando que su cuerpo y su mente se dejaran llevar por el alcohol, o eso o se había vuelto inmune.

"Dios quiera que no sea asi". Pensó Zoro, ya estaba bastante frustrado por no poder beber sin preocupaciones como para ponerse a pensar que jamás podría volver a emborracharse. Cogió el vaso y de un trago lleno su estomago sintiendo el ardor del whisky recorrer su garganta.

-Ponme otro.- Dijo acercando el vaso al barman, sin pizca de emoción humana en su tono.

El veterano camarero cogió la botella y vertió el liquido castaño.

-Tengo que admitirlo.- Dijo el hombre mientras llenaba el recipiente hasta la mitad. -En mi vida he visto a mucha gente, a muchos hombres que ahogaran sus penas en alcohol o que celebraban grandes juergas. Pero nunca he visto a un hombre que bebiera lo que tú y que siga tan lúcido.

Zoro cogió el vaso y dio un pequeño sorbo, miro de nuevo al hombre que parecía bastante amable para estar hablando con un pirata.

-Siempre hay una primera vez para todo suelen decir.- Contestó el espadachín antes de dar otro trago. -Además seguro que no es tan raro.-

-Lo raro es que ahora mismo no estén unos médicos metiendo tu cuerpo frio en una bolsa para cadáveres.- Dijo el tipo medio riendo.

Aquella bizarra broma hizo sonreír a Zoro, el sitio le gustaba; buen ambiente, precios razonables y bebidas de calidad y lo importante es que el jefe de todo esto parecía estar acostumbrado a servir a criminales. En los últimos bares que visitó siempre tenían un Den Den Mushi escondido con una línea directa con la Marina, algo que hacía difícil el disfrutar de la bebida.

-David Hayter.- Se presentó el hombre extendiendo la mano.

-Roronoa Zoro.- dijo el pirata aceptando el saludo y esperando ver la reacción del camarero ante su nombre.

-Lo se, es difícil no reconocerte por este tipo de sitios.- los dos hombres compartieron una sonrisa de complicidad.

-¿Debo entonces esperar que una patrulla de soldados entre aquí buscándome viejo?.- La mano izquierda de Zoro acariciaba la espada maldita y la sonrisa psicópata se hacía mas grande.

-Hijo, si quieres pelear contra mi, conozco maneras más fáciles de suicidarse.- la idéntica sonrisa de asesino junto con la pose de combate que empezaba a poner el hombre le advirtió a Zoro que estaba ante uno de la vieja escuela.

-Antes ponme otro.- Dijo sonriendo el espadachín antes de acabarse de un trago el vaso.

Hayter de nuevo rellenó la bebida y los dos quedaron en una especie de tregua respetuosa.

-Y ahora que sabemos que no va a haber destrozos, me intriga de verdad chico,¿Qué hace que no estés tambaleándote ahora mismo?.- Preguntó con interés el viejo.

Zoro volvió a beber, pensando en la respuesta a esa pregunta.

-¿Sinceramente?, no tengo ni la más mínima idea. Es la primera vez que me pasa.-

El viejo meditó la respuesta, se colocó su traje y se apoyó en la barra.

-¿Quieres saber mi opinión?.- Preguntó

Zoro bebió de nuevo y miró al hombre.-Claro, no pierdo nada por conocerla.-

-Llevo 20 años sirviendo bebida a hombres y mujeres de todos los mares, piratas, marines, gente honrada, ladrones...y por muchas, muchísimas, diferencias qué hay y había entre esas personas, siempre he visto momentos y circunstancias por las que han pasado muchos. Y tú chaval estas haciendo algo que he visto tantas veces que ya no puedo contarlas.-

Zoro escuchaba atentamente a Hayter, pensando en todo lo que habría visto aquel hombre.

-Llevas desde que has llegado bebiendo sin parar,con la mirada perdida y sin mostrar apenas alguna emoción, tú querido amigo estás haciendo lo que todo hombre hace en algún momento de su vida, sufrir por una mujer.-

Nuestro cazador de piratas se quedó sin habla, aquello dicho en otro momento de su vida, dicho incluso hace dos años, habría provocado la mayor carcajada de la historia en él, pero ahora no podía reír, solo recordaba a cierta peli naranja con la que casi explota hará pocas horas, recordó la semana más estresante de su vida cuyo denominador común era la navegante de la tripulación, recordó momentos con ella; peleas, golpes, discusiones y más de una vez entre aquellas memorias se colaba la sonrisa de ella sin poder evitarlo.

-Por tu cara creo que he dado justo en el blanco.- Dijo Hayter sonriendo.

Zoro acabó con su séptimo vaso de otro trago, intentando hacerse a la idea de lo que acababa de pasar.

-Pero...esa bruja...no es que me interese en ese sentido...bueno un poco pero...joder.- El espadachín se llevó las manos a la cara intentando que su cerebro no entrara en coma. Mientras, Hayter sonreía como un padre que intenta enseñar una lección a su hijo, cogiendo de nuevo la botella y llenando por octava vez el vaso.

-A este invita la casa.-

Zoro miró el whisky, aquel sabroso líquido color miel, del mismo color que los ojos de aquella hermosa y desesperante bruja que lo había llevado a los límites de la locura (De otro nivel de locura distinto de la demencia que tenía cada miembro de la tripulación.) que había conseguido afectarle tanto que impedía poder olvidarse de ella, de todos sus momentos, bebiendo ingentes cantidades de alcohol.

-Es increíble...- Casi susurró Zoro.

-¿El qué?.-

-Soy como el estúpido protagonista de una comedia romántica, hablando con el "sabio" barman sobre problemas con las chicas. Sencillamente genial.- No podía creer que esto le estuviese pasando a él.

-Bueno, entonces debiste haberte dedicado a la interpretación y no a la piratería.- Bromeo Hayter antes de estallar a carcajadas.

Zoro le siguió con las risas apenas segundos después, rió con ganas, por lo cómicamente patética que era la situación, por como recordaba todas las discusiones y como había actuado él y porque sinceramente, imaginarse a Roronoa Zoro siendo actor de comedias románticas era demasiado gracioso para pasarlo por alto.

El bar seguía con aquel buen ambiente, los clientes reían y bebían sin pudor y nuestro espadachín había encontrado algo de alivio desde que bajo del barco.

-¿Y ahora que vas a hacer?.- Preguntó Hayter con interés.

Zoro pensó en como se había convertido de la noche a la mañana en el participante de los juegos de Nami, y como un novato jugador de ajedrez que a base de derrotas consigue aprender, las ideas y nuevos planes entraban en su cabeza a una velocidad de vértigo.

-¿Ahora?.- Zoro cogió el vaso para hacer bailar los hielos y el whisky mientras la sonrisa de criminal aumentaba cada vez más.- Ahora voy a demostrarla que yo también puedo jugar.-

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HE VUELTO! (inserte voz de Terminator)

Por finnnnnn!, siento muchísimo haber estado tanto tiempo sin escribir pero hubo demasiadas complicaciones, la más importante es que han operado a mi abuelo dos veces en poco tiempo y hemos estado muy pendientes de él pero parece que todo ha salido bien.

Bueno este es el primer capítulo de esta breve historia, no creo ni que supere los dos capítulos xD. Tenía pensado hacer un one shoot pero con todo lo que tengo pensado creí que iba a resultar difícil de leer todo seguido, dentro de pocos días tendréis el siguiente. Tenéis todo el derecho del mundo a insultarme de mil maneras por tardar tanto en los comentarios, espero que os haya gustado y queráis saber más, un saludo!

PD: David Hayter es un actor de doblaje americano que da voz a uno de mis personajes favoritos (Solid Snake) de uno de mis juegos favoritos (Metal Gear) este es mi pequeño homenaje.