Ranma ½ y todos sus desdichados personajes por malvado infortunio no me pertenecen. Esclavos son de la única y perversa, señora de los finales inconclusos y sádica dibujante del romance frustrado, Rumiko Takahashi. Con terror gritamos su nombre y con llanto la recordamos en sus perversiones; a ella sea toda infamia por tan violenta historia, y por tales transgresiones morales que nos provocan pesadillas cada anoche. ¡Quién pudiera arrancársela del pecho! Pero ya no, ya es demasiado tarde para huir de la codiciosa autora… porque por siempre y más siempre escribiremos atados a su pérfida obra.

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Cuentos de la luna tallada

- 2013 -

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Dos mil escritores cedieron al irresistible encanto.

Siete de ellos rieron y otros seis enloquecieron.

Diez veces cien más cien se creyeron muy astutos.

Nueve copas bebieron, y dos pares perecieron.

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En cincuenta mesas fueron ordenados, en grupos de cuarenta todos los invitados.

Por el bosque once engreídos caminaron, sólo dos cráneos se hallaron.

Con mil versos se adularon; mas un millar de insultos por detrás fueron susurrados.

Al descubrirlos trece veces el rey se sonrió; ninguno adivinó la traición.

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Mil músicos la lúgubre y dulce melodía interpretaron.

Novecientos violines recibieron a la pareja.

El cantar de ochenta flautas el salón principal llenaron.

Seis reflejos de ópalo resaltaron la belleza.

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Quinientos diamantes en el vestido de quinientas costuras de seda, quinientos pares de manos unieron.

Tras ocho bordados traslúcidos, y pétalos de cinco rosas escarlatas, su virginidad ingenua insinuó.

Mas a su pudor venció, cuando mil novecientos noventa y nueve años como un día por la dicha fueron.

Y por diez segundos el joven celoso la retuvo, los labios con el pulgar acarició; y ella sumisa vibró.

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Eran sus labios rojos como la sangre, dulces y pequeños como una única cereza.

Cuatro pasos, cuatro giros, tres pasos y un giro veloz.

Mil pidieron a novecientos; sólo setenta escribieron; apenas nueve con destreza.

Ocho giros, ocho pasos, siete giros más un paso feroz.

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"Un mes al año el destino mengua, un mes al año mi poder se incrementa, y una noche hay en la que todos tiemblan."

El rey apuntó y habló, por encima de la música se escuchó, mientras a la pareja en eterna danza hipnotizó.

"He invitado a ustedes para que al destino mientan; y escriban mil torturas que en esta época esos dos niños sientan."

A nadie preguntó, pues su voz era obligación: y oscuros invitados de tinta a la pareja sufrimientos prometió.

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Akane despertó sobresaltada. Sintió que la remecían con fuerza.

—¡Akane!, Akane, ¿estás bien?

—¿Ran... ma?

—Tenías una pesadilla —el joven se sentó más calmado en el borde de la cama, de brazos cruzados examinó celosamente a su aturdida prometida—. Me asustaste, boba.

—Lo siento —Akane se sentó con una mano en el rostro—. Fue muy extraño todo... y esas rimas de nuevo...

—¿Rimas? ¿Soñaste otra vez con rimas? —el joven se inclinó sobre ella con una burlona sonrisa—. ¿O volviste a soñar que éramos hermanos o algo así, "hermanita"?

Avergonzada la chica lo empujó para sacárselo de encima. Se sonrojó y enfadó a la vez.

—No sé para qué te conté eso...

—No, no, ya tengo una mejor: yo era un famoso detective privado y tu una tonta niñita a la que tenía que proteger.

—Estás alucinando, yo no necesitaría que nadie me protegiera, menos tú. Deja ya de fastidiarme, o jamás volveré a contarte nada de lo que sueñe.

—¡Una mejor! Soñaste que yo era tu jefe y tu mi secretaria; y tenías que decirme "Señor Saotome" todo el día.

—Primero muerta.

—¿O soñaste que yo era secuestrado por dioses de otro mundo para vivir grandes aventuras, mientras tú te quedabas llorando extrañándome?

—Pues de lo que estoy segura es que ahora tú estás soñando si crees que te extrañaría aunque fuera un poco —le sacó la lengua—. ¿Y de dónde sacaste semejantes ideas? Jamás lo hubiera creído de un tonto como tú.

—¿Qué me dijiste?

—Tonto.

—Odiosa, ¿por qué me insultas ahora?

—¡Tú empezaste con tus bromas de mal gusto! Soñé algo espantoso y tú no sabes decirme nada amable y... Ah, espera, un momento —Akane miró recién el lugar donde se encontraba—, ¿qué haces en mi habitación?

—Eh... pues... ¿te escuché quejarte?... creo.

—¿"Creo"?, no me digas.

—¿No me crees?

Ella no lo hizo mirándolo acusadoramente.

—Primero, eres tan perezoso que tú nunca despiertas aunque el maestro te pase por encima tocando un trombón.

—¡Oye!

—Y segundo, jamás podrías haberme escuchado desde tu habitación con los ronquidos del tío Genma. No me digas que... —Akane dudó con un dedo en los labios, y la respuesta le provocó pudor y a la vez indignación—. ¡Otra vez me estabas espiando mientras dormía!

—¿Q-Qué...? No, ¡no! Yo no...

—¿Entonces?

—Pues... ¡eso quisieras, como si tuviera interés en espiarte!

—¡Ranma, más te vale confesarlo, porque...!

La discusión entre ambos continuó, como era habitual. Pero ninguno de los dos jóvenes notó una araña, oscura y llena de pelos, más grande de lo normal, y que se movió lentamente trepando por el calendario del escritorio de Akane.

¿La fecha?

Era inicios del mes de octubre.

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¿Fin?

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Notas del Rey Loco al que deberían adorar por sus sabias palabras llenas de verdad. Además por ser famoso conquistador, señor de alaridos, de llantos humilde gerente creativo; y de secciones de autor, notable usurpador:

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El Rey Loco a sus banquetes invita a todos. Escritores de fanfictions, valientes, pero más tontos.

Si quieren sobrevivir, historias deberán escribir. Pero "de vivir", así como así… pues… digamos que… apuesto a que nadie lo podrá conseguir.

Al Rey Loco deben divertir, para sus vidas salvar. Patéticos mortales, ¿es que creen que me pueden asustar?

Invitados están, al final de octubre, día treinta y uno, noche fatal. Del año que empieza en dos mil y tiene por trece final; ¡qué ominoso número para acabar!

¿Qué más macabro para un matemático que un número no par, además de primo, sin factores que poderle sacar? ¡Pero más terrible la pasará el que haya de osar faltar!

Más les vale de mí ocultarse bajo la cama en vez de huir; ¡no, no allí, un monstruo los ha de devorar! ¿O de verdad les creyeron a sus necios padres cuando de niño les dijeron que en la oscuridad nada les podría pasar?

Oh, pobres…

La regla de sangre para los que me han de desafiar: una patética historia a lo menos durante mi mes de octubre han de crear; o escribir pueden mil por dos veces de relatos si se quieren pavonear. Y complacido trece segundos de ventaja para correr por el jardín, gritando como nenitas, este rey les dará.

De halloween terror quiero escuchar: historias que espanten, que el corazón hiele, ¡y gritos arranquen!

Una historia que quieran, o las que quieran, como quieran, cuando quieran, de la extensión que quieran, en la lengua que quieran, en el estilo que quieran, para las edades que quieran, suplicando como quieran, sobornándome también con lo que quieran…

(Con ternura los he de matar, a mis muy dulces niños que me intenten comprar. Muy lentamente, muy suavemente; los estrangularé susurrando una canción de cuna para que vean toda mi infinita ternura)

Intentándolo cuanto quieran, con los errores ortográficos que quie…

¡Alto! ¡No!, ¡no, no, no!... ¡No! Con errores a ninguno, tan perezosos ni a uno; a lo menos el corrector de ese programa bobo, les pido, intenten usar. Porque no se pasen, no abusen, aunque grande sea mi generosidad: ¡a esos los mataré al empezar, por holgazanes, sin leerlos siquiera las tripas les voy a rajar!

Escojan al personaje que quieran, torturen a la pareja que quieran, enloquezcan al desdichado que quieran, o hagan aburrido el carisma del que quieran, junten y rejunten en pecaminosa tragedia a los que quieran, derramen la sangre que quieran, cocinen vivo al que quieran, describan con quisquilloso detalles todas las tórridas escenas que quieran.

Al final, al más creativo, la vida podría perdonar.

¿Se quejan de que alargo mucho lo que quiero anunciar?

No se preocupen, mis queriditos, su papito el rey lo va a solucionar: todos los ojos cansados voy a arrancar; ¡y hecho con una bonita cuchara un agujero en el cráneo van a ostentar! ¿A que no soy bueno, pura bondad?

¿Y quién dice yo primero para comenzar a perforar? ¿Nadie…? Cobardes, haberlo imaginado ya. Que mi cuchara está limpia de sopa, la he relamido ya.

Así que ya lo saben, en octubre escriban hasta matar.

Porque a mi banquete, quiéranlo o no… invitados ya están.