Disclaimer: La historia es mía, los personajes no :)

Notas: Ubico estas líneas durante la II Guerra Mundial...ustedes ya sabrán la historia, tal vez mejor que yo. Cuando los nazis llegaron a Dinamarca, comenzaron las deportaciones obvias de judíos a los campos de concentración; Dinamarca pidió de inmediato ayuda a Suecia -que se mantenía neutra- y gracias al acuerdo bastante discreto que ambas naciones hicieron, los judíos daneses pudieron salir del país en balsas durante las madrugadas. Dinamarca fue de los pocos, si no es que el único país que logró sacar a casi la totalidad de sus ciudadanos judíos antes de que las deportaciones comenzaran.

Historia escrita para la tabla 30 Vicios.

Advertencias: Ninguna, me parece. Angst angs y más angst...pero esta pareja es experta en eso xDU

Bruten

(11. Quebrar)

–Ayúdame...

Y por más tiempo que había estado esperando este momento, por más que esa palabra le daba el poder suficiente para quebrarle el ego...aquello no fue lo que se quebró realmente.

–¡Ayúdame! quiere matar a mi gente también.

Aquella exigencia hizo eco en el cuarto vacío, y cuando el danés avanzó un paso hacia enfrente, el sueco lo hizo hacia atrás. Le negaba con la cabeza ¿cómo exigía que le ayudara ahora, si cada que miraba los ojos vidriosos y adoloridos del otro, se encontraba mirando los suplicios y la angustia de su propia gente muriendo en el pasado, irónicamente a manos del que ahora le pedía ayuda?

–Ayúdame...

La voz se hacía más débil, más sumisa y desgarrada, como jamás creyó escucharle. Quiso decirle algo, negarse como lo había estado haciendo con todo el mundo desde el comienzo de aquel inútil pandemónium que Ludwig había comenzado; pero las manos del rubio ya le estrujaban las solapas, y sus ojos enrojecidos por la rabia y el llanto, insistían en buscarle la mirada, que esquivaba con esmero.

Y de verdad, de verdad que Berwald quería negarse, retirarle una ayuda, el consuelo que el otro jamás le había dado. Tenía el poder en esos momentos, incluso, de pisotearlo, pero no lo hizo. No lo había hecho antes, no lo hacía ahora, y mucho tiempo atrás, se había jurado que no lo haría jamás.

–Vas a ayudarme, Suecia – fue un susurro tan lento, tan íntimo como los que le regalaba siempre, junto con una mirada ferviente y una quijada rígida los que le hicieron abrir los ojos, tan figurada como literalmente. Suecia, entonces, tomó las manos ajenas entre las suyas, que temblaban, y las retiró lentamente de su ropa. Ni siquiera la respiración fluía entre ambos cuando le miró a los ojos y con un ansioso pero breve movimiento de cabeza, asintió a su pedido.

¿o había sido una orden?...

Gracias por leer~!