Disclaimer: La historia es mía, los personajes no :)

Notas: Historia escrita para la tabla 30 Vicios. Se agradecen los comentarios tanto como la lectura :3

Advertencias: Suecia en el fondo es un sadomasoquista...bueno, no creo que sea tan en el fondo.

Läs dina ögon

Leer tus ojos

(15. Leer)

¿Qué cuándo fue que todo se vino abajo?, ¿Cuándo fue que sus motivos cambiaron, que esa casa dejó de ser su hogar, que los jardines dejaron de oler a flores y que sin importar lo repleto de las habitaciones, todas le parecían vacías? Recuerda, de hecho, miles de posibles causas. Pero nunca ha estado seguro de cuál se convirtió en la definitiva. Porque si bien podría hablar de los montones de ocasiones en que una paliza bestial le había dejaba tumbado en la cama por semanas enteras, no era capaz de atreverse a mencionarlas. No era una víctima. Jamás lo había sido, ni lo sería; cada golpiza era una batalla nueva, una razón fresca, un recordatorio latente de una vida al límite que él había aceptado sin problemas.

Pero, ¿cuándo fue que todo se vino abajo? Tal vez cuando por las noches, los pasillos llenos de velas, noche tras noche, le guiaban siempre a la misma senda, la que ya se sabía de memoria. Posiblemente, cuando la comida comenzó a saberle toda igual, sin importar qué platillo fuera, cuando el vino empezó a saberle tan desabrido como el agua. Quizá fuera cuando las paredes le devolvían sus pasos huecos en cada eco, unos pasos desganados, abrumados...aburridos.

A veces no se lo explica, pero es que recuerda tantas y tantas cosas. Tantas posibles razones y sin embargo, ninguna parece ser lo demasiado fuerte, lo demasiado definitiva.

Y es que de vez en cuando, aún la piel se le eriza y el corazón le palpita fuerte cuando recuerda la brisa helada pegándole en la cara, cuando lo helado de sus manos y de sus piernas desaparecía por arte de magia cuando la sangre que derramaban codo a codo, les hacía de manto. Extraña esos días en que la adrenalina era suficiente para mantenerle con vida, tanto, que no se explica cuándo fue el momento en que dejó de leer en esos ojos lo que necesitaba para sentirse vivo. Cuándo fue que dejaron de dictarle lo justo y perfecto para que el mar se llevara su aliento.

Quién sabe.