Disclaimer: Full Metal Alchemist Brotherhood le pertenece a Hiromu Arakawa. Lo que es mío mío es la trama de esta historia.

El siguiente fic, es principalmente sobre la relación de Olivier y Roy. No habrá Royai explícito y tampoco será un tema recurrente, aunque algunas partes puede que sí. Sé que en español no hay fics sobre ellos dos -Roy y Olivier- creo que no es algo ¿interesante? Para los demás; sin embargo esta historia va dedicada a todos aquell s que sintieron un poco de curiosidad sobre cómo sería un trato entre ellos un poco más a fondo, y por supuesto después de que Roy sube al cargo de Fürer. Esto no será un fic drama, será... Bueno es que la idea que originó todo esto fue... Pues bien sabrosona xD Ustedes ya se enteraran porqué *Inserte aquí Perverface* Jujuju.

El Agobio de Roy

Capítulo I

Las montañas de Briggs se alzaban indómitas e imponentes, con ese tono tan puro y blanco, con un cielo impacible -Como diría el capitán Buccanear- un cielo azul puro no como el cielo de central, lleno de contaminación y negrocidad. La muralla se hallaba en perfectas condiciones; después de que el día prometido pasara y todos comenzaran a organizar la reconstrucción del país que había quedado hecho ruinas.

La reina de hielo se encontraba sentada frente a su escritorio, con su larga melena rubia callendo por un costado de su imperturbable rostro, mantenía apoyada su cabeza sobre su mano izquierda -su codo apoyado en la mesa de roble- frente a ella un pequeño florero de vidrio contenía unas hermosas flocerillas. Sus fríos zafiros escrutaban con dureza dicho objeto, como si se tratara de una aberración lo que sus ojos contemplaban, aunque más bien fue por lo que recordó.

"El jazmín, es propio de la femeneidad "

—¡Maldito Mustang! -Gruñó, mientras estrangulaba a las pobres florecillas, que ya casi marchitas, se deshojaron por la brusca acción de la mano de la rubia, mientras caían suavemente-

Por los fríos pasillos dentro de la muralla de Briggs, un hombre de piel morena que respondía al nombre de Miles, caminaba hasta la oficina de su comandante, con un boncho de papeles entre las manos.

—Mayor Armstrong...

—Adelante

Respondieron al llamado, la comandante de tan pesado y crudo lugar, se hallaba aún en su silla. Miles paró hasta dejar los papeles sobre el escritorio.

—¿De que se trata?

—Es un reporte de... Ehm -Carraspeó incómodo-. Del Fürer Roy Mustang

Para la buena suerte del hombre, la rubia no parecía haber despertado con ganas de masacarar a alguien hoy, incluso por la mención del -Antes- Coronel Mustang.

—... Está bien

—¿Desea un informe preliminar?

—No, déjalo, lo leeré

—Bien, me retiro

La reina de hielo asintió con la cabeza, viendo como su mano derecha habandonaba el lugar. Ya fuera, el Mayor Miles soltó un suspiro cansado, había visto las florecillas cruelmente estranguladas, y a su reina aparentar una falsa serenidad, él lo sabía.

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—Jean...

—¿Eh?... -Rápidamente se apagó el cigarillo, como si se tratase de un niño al cual se le atrapa en una travesura, ni siquiera lo había acabado de encender cuando Mustang se había devuelto. Aún después de todo no se podía quitar el vicio del cigarillo-.¿Olvidó *Cof* algo? *Cof, Cof* -Trató de preguntar claramente, sin embargo el humo le había traicionado, casi sofocadolo-

—Está bien Havoc - Dijo refiriéndose a su vicio-. Lo necesitas para mantenerte caliente, ten listo el auto para mi regreso...

—Sí, señor

Hizó el saludo militar digno para su más alto dirigente. Roy volvió por sus pasos, mientras se dirigía a la gran puerta de acero dónde le esperaban cerca de veinte uniformados perfectamente alineados, cada grupo de diez a cada literal, haciendo un camino para su Fürer, sin olvidar el saludo militar.

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—¿Por qué tan repentino? -Preguntó la reina de hielo-

—El Fürer Mustang se ha escapado, así lo dicen sus subordinados

—Tsk... No tengo tiempo para gastarlo en él -Aún no le caía en gracia tener que llamarlo por su rango, y ni tampoco escucharlo de sus subordinados-. Vamos a acabar de una vez.

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Caminaba hacia la comandante, como todo un hombre poderoso, erguido, la frente en alto, con ese orgullo que siempre le chocó a Olivier. Su rostro pétreo y decidido.

La última vez que Olivier lo vio fue cuando aún estaba ciego y mal herido, -aunque recuperandose- ella había regresado junto a sus hombres al norte -Y junto a Scar- al lugar dónde era su territorio.

Ahora que lo miraba sin duda alguna exudaba poderío y fortaleza. Los pasos de un hombre seguro y franco resonaban en la estancia donde estaban, siendo los únicos que caminaban hacia ella. Sus hombros tensos y su postura arrogante luciendo como todo un semental... Olivier chasqueó la lengua molesta y asqueada por ello. Olivier recordó cuando el viejo Grumman le sedió el poder a Mustang, casi podría jurar que el abuelo temblaba por su mera presencia en aquel momento, aún así el viejo no desistió de su decisión final. Con Mustang aceptando el cargo con rostro solemne y su ridículo mostacho. Río internamente al notar que el bigote de Mustang, se movía como si tuviera vida propia.

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—El antiguo Fürer Grumman hizo un buen trabajo respecto a las relaciones con Drachma y Aurego...

—Aun no podemos bajar la guardia, Drachma puede invadir aún cuando están con ese gobierno temporal. No me fiare de ellos.

Mustang sonrió, justo era la respuesta que se esperaba de Olivier, sin duda era la única capaz de dirigir el norte, las crudas montañas de Briggs. Desde la parte superior de la fortaleza, podía ver nada más que nieve... Dónde una vez estuvo manchado completamente de sangre... Por ese desgraciado de Kimblee que había llevado a los hombres de Drachma directo a su muerte inminente, ese bastardo que manchó con esa sangre sucia la pureza infinita de Briggs.

El frio viento le acariciaba el rostro a Roy, detrás de él Oliver pensando en sus antiguos camaradas que perecieron en batalla... Todos juntos habían ganado la guerra. Recordaba a sus hombres con mucho orgullo, respeto y aunque pareciera imposible con cariño... En especial al capitán Buccanear, un hombre como ningún otro, uno que llegó a compartir momentos banales con su fría reina de mirada severa.

—Comandante Armstrong, Drachma ha entrado en recesión es probable que muchos ciudadanos de Drachma intenten pasar la frontera... Sólo no seas tan mala mujer

—Hare lo que pueda. Por cierto el retanjutsu de Xing, ya he mostrado mi postura de ser los primeros en utilizarlo

—Estoy de acuerdo -Roy se volvió hacia ella-. La chica del panda es una alquimista, mandaremos una invitación de...

—Me parece bien -Le corto fríamente-. Estamos alejados de la cuidad, así que quiero que mis hombres estudien esa alquimia.

La rubia se encaminó al costado de Roy, siendo su jovial cabellera mecida por las suaves ráfagas de viento helado. Era el atardecer, el sol comenzaba a desaparecer, dando un halo de luz anaranjado, cálido, pero sólo era una luz, no calentaba. Viendo el precioso espectáculo, los dos militares permanecieron en silencio.

—Alfonse Elric, vino de paso durante su viaje. Nos mostró la alquimia que había aprendido durante su viaje en Xing... Será sin duda muy beneficioso para nosotros

Roy percibió su avaricia y sonrió sutilmente.

—Mei Chang se molestará si pretendes utilizar el retanjutsu para fines militares y no exclusivamente médicos

—Qué coincidencia, eso fue lo mismo que Alfonse estuvo parloteando todo ese tiempo, cuando dije que pondría trampas debajo de la nieve, para los posibles espías claro -Dijo la rubia restandole importancia a las quejas del rubio hermano menor Erlic-

—Ya veo, ese es otro asunto a tratar, su nuevo líder no parece estar dispuesto a llevar un gobierno radical, como el anterior.

—En Briggs siempre estaremos alerta

Roy le volteó a ver de soslayo logrando apreciar sus rosados labios sin gesto alguno, serios. Escuchó sus pasos alejarse, la siguió.

—¿No viene Hawkeye contigo? -Preguntó cuando pasaron las puertas de acero hacia el interior-

—Alguien debe cuidar la casa, ella es la indicada, Havoc me ha acompañado -Respondió con una ligera sonrisa-

—... Se recuperó... Musitó, sus labios rosados se permitieron dar una sonrisa, después de todo Mustang tiene subordinados muy capaces-

—Ha sido un largo y duro viaje -Comentó Roy, mientras se dirigían a la oficina de Olivier-. Para los dos es la primera vez que venenos al norte...

— *Sonrió orgullosa* Por supuesto qué es duro, sólo los más fuertes sobreviven aquí

—Sí... Más con la silla de ruedas -Unas gotitas de sudor bajaban por la sien de Mustang-

—¿Que?... Yo pensé que, habías utilizado la piedra en él -Su estufaccion se hizo presente-

—... Había mucho en juego -Dijo sencillamente, pasando al interior de la oficina-

Un portazo se escuchó cuando ingresó a la oficina, extrañado volteó a ver a Olivier, sólo para ver como la muralla de Briggs se alzaba impetuosa sobre su persona.

—¿Así que utilizaste todo la piedra en tí, maldito avaricioso?, E incluso haces que te siga un inválido hasta aquí...

—Ehh... -Roy se había relegado hasta topar con el escritorio-

—Tsk... Te ha corrompido el poder. Como el pobre sujeto no puede negarse ¿cierto? No puedo permitir que Amestris tenga un dirigente sin ideales... No saldrás de aquí -Amenazó la rubia-

Una carcajada resonó en la habitación, Olivier no sabía si sentirse más enfurecida o desconcertada. El maldito se reía en su cara.

—Hahaha... Es broma Olivier, Me alegró mucho tu respuesta. Jean Havoc está bien

—¿Ah? - la rubia estaba a un milímetro de sacar su poderosa arma, para degollar y asumir el poder y librar a Amestris de un ególatra mujeriego-

—Eso significa que puedo contar contigo también, si pierdo el camino -Dijo serio, posó su mano derecha en el hombro de la rubia para tranquilizarla... Pero fue contraproducente-

—Mustang...

Las venas de la sien de la rubia estaban a reventar y sus ojos tan furiosos y llenos de rabia... tal vez había sido mala idea de Roy, bromear con la mujer de hielo, ya que hasta le pareció escucharla gruñir amenazante tal como un oso de montaña.

—Es una pena que sólo hayas durado tres meses en el cargo, Roy...

Roy tragó duro y deseó que Hawkeye estuviese ahí para protegerlo de tan horrible destino a manos de la Armstrong.

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En la cuidad de central, Riza Hawkeye se encargaba del papeleo que su coronel -Fürer Mustang- había dejado tirado para irse a su " visita " de estado al norte.

Su cabello rubio corto ahora, le dotaban más seriedad a su cargo como mano derecha del Fürer. No han ocurrido eventualidades desde que Grumman tomó el cargo hace un año y medio. Su abuelo por vejez había dejado el futuro del país en manos de los más jóvenes, dejandole el cargo a Mustang quién a su ver era el que más lo merecía -De Olivier y Roy- La muralla de Briggs era única así como Roy Mustang, sin embargo a ojos del viejo creía que Olivier pertenecía al norte, nadie como ella para dirigir a sus hombres -Aunque probablemente le aterraba al viejo-

Los subordinados de Roy Mustang seguían a sus ordenes en central, como todo un equipo. Riza estaba feliz, por fin su coronel había logrado lo que hace años se había prometido... Aún así no dejaba de relegar el papeleo apenas una oportunidad se le presentaba para huir.

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—Oh, es hora de que nos vayamos

El Mayor Miles había llegado justo a tiempo para parar a su reina de un homicidio -Hecho por ella, claro esta- Roy había llevado un presente el cual yacía sobre el escritorio de roble, Olivier veía eso algo muy extraño, sólo esperaba que no fuesen flores otra vez, si no las mandaría directo a quemar.

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Desde el balcón de la muralla donde alguna vez se presentaría ante los hermanos Erlic, con la ventisca revoloteando a su alrededor, la reina observaba al Fürer retirarse, en el coche conducido por Havoc. Regresó a su despacho, y abrió el paquete. Al tomarlo pudo sentir que era algo blando, con una maestría increíble de su espada, hizo añicos el papel de envoltura...

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—¿Porqué tanta prisa, coronel? -Tan acostumbrados estaban a llamarle coronel que ahora, llamarle Fürer era algo extraño-. Ehh quiero decir Daisotou

—Ahhh Acelera

—Pero, el auto se puede... -Desde el retrovisor pudo ver como el coronel volteaba hacía atrás, como si algo los siguiese-. ¿Ocurre algo?

—Jeje... No pares Havoc - dijo Roy cuando regresó su mirada al frente, Jean pudo ver una sonrisilla en su rostro-

Mientras tanto en el interior de las murallas de Briggs, una rubia temblaba...

—¡MUSTANG!... ¡Esto es... Ckk maldito bicho!

Gruñó entre dientes la reina iracunda.

—¿Qué sucede, mi reina?

Apareció Miles preocupado. Lo que vio lo dejó sin habla. Su reina sostenía un uniforme militar femenino... Todo bien hasta que vio que envés de pantalones era una... ¡Minifalda!

Ya sele hacía raro que precisamente Roy fuera hasta el cuartel de Briggs. Sólo vino a hacer salir de sus casillas a Olivier... Pues como no si ahora ya no le puede hacer mucho, ahora aunque le doliera a Oliver admitir, Roy era su superior.

—Ckkk ese, ese, ese Arghhh Ese maldito debilucho... ¿Cómo se atreve? -Olivier estaba muy, muy indignada-

—...

Miles estaba aterrado, Olivier estaba que echaba espuma por la boca como...

—"Como un perro rabioso"

Gruñía tan imperante que podía jurar Miles que esté era un nuevo nivel de rabiosidad en su comandante, parecía un dragón que con todo lo que escupía -En su caso, un sin fin de improperios que incluso él desconocía que existian, hacía su Fürer en turno- Quemaba todo en su rango de alcance, como ardientes bolas de fuego. Miles sólo pudo hacer una cosa:

Maldecir mentalmente a su Fürer Roy Mustang.

Todos los soldados de Briggs - Que son uno solo- notaron el malestar de su reina.

—¿Qué sucede Miles? -Preguntó desde la puerta entreabierta, pues escuchó los gritos exasperados de la mujer amestriana-

—Ohh Scar, algo terrible -Respondió, tapandose la boca con dramatismo-. Mira...

Scar se acercó un poco más para ver. Sus ojos rojos se abrieron con miedo. Oliver estaba deshaciendo con su fiel espada, la falda -Que probablemente era de medio muslo- haciendola trocitos, como si se tratará de un abominable enemigo.

Los ojos de la rubia brillaban de rabia, como un demonio, uno que quería venganza.

—Minifalda...

Scar dirigió sus ojos a la parte baja del cuerpo de su comandante...

—No tiene nada de malo usar faldas

Olivier y Miles lo miraban como si lo que acabada de decir fuera una completa bazofia, así que explicó...

—En mi tribu Ishibalí, algunos sacerdotes usabamos lo que eran trajes vestidos

—No... Es lo... Mismo

Con voz de ultratumba y que les enchino la piel a los morenos Olivier dijo otra vez...

—¡Las odio!

Scar sólo pudo pensar que era una mujer muy extrema y que esa falda la sentaria muy bien. Lo bueno que años de concentración le otorgaron, controlar sus impulsos y pensamientos.

Lo que no pudo controlar fue la imagen de una mujer tan poderosa vistiendo una minifalda e inevitablemente un hilillo de sangre corría de su nariz.

Se apresuró a taparse, cuando vio que Miles y un grupito de soldados -Que llegaron después- también tenían una mano sobre sus narices y sonrojados miraban a la fiera de su comandante.

Afuera, en un clima de los mil demonios, parecía que el clima pronosticaba una tormenta de nieve y ráfagas de vientos nunca antes vistas, como si la naturaleza buscara acabar con ese nefasto parásito que había mortificado su medio ambiente... Ese repugnante bicho se escurría como agua en una coladera -Agua sucia, según palabras de Olivier- por toda la carretera a una velocidad regular hasta desaparecer detrás de los montículo impolutos de nieve.

Esa noche la fortaleza de Briggs retumbó, se sacudió con una fuerza digna de un maremoto.

N/A: Bueno esto contará como un fic corto, por suerte ya está completo así que próximamente subiré los siguientes capítulos.

Comentarios, críticas todo es bien recibido.

Saludos.

Rinna Reffsi