Todos los personajes son de J. K. Rowling
Esta historia participa en el reto conmemorativo "Alan Rickman" del foro La Noble y Ancestral Casa de los Black
N/A: "Y entonces la niña desagradecida me rompe el corazón." – Sweeney Todd, el barbero diabólico de la calle Fleet
Dumbeldore paseaba tranquilamente por los pasillos de su amado colegio. Era Navidad, y la mayoría de los alumnos había ido a disfrutar las fiestas con su familia y amigos, quedando en el castillo los profesores y cuatro o cinco adultos, que dormían ya en sus habitaciones.
En todo caso, torcía nuestro amado director la esquina del pasillo que custodiaba el tapiz de Barnabás el Chiflado cuando una puerta que no recordaba haber visto nunca atrajo su atención. Con curiosidad y sus características ganas de saber que casi le cuestan su puesto en la casa Gryffindor, se acercó a ella sin apartar la mirada ni parpadear, temiendo que si lo hacía, la puerta desaparecería ante sus ojos.
– Vaya, vaya, qué curioso...
Acercó su mano al pomo y lo giró lentamente, cauto ante cualquier imprevisto que se presentara; su colegio era el sitio más seguro si no querías que nadie indeseado entrara, pero dentro de éste podía suceder cualquier cosa.
Abrió la puerta y oyó voces dentro de la sala, por lo que asomó la cabeza con cuidado, temiendo ser descubierto en su momento de incursión.
– Y yo le dije... hip... que la amaba. ¿Y sabes lo que me contestó?... hip ¡Que ella me quería como a... hip... como a un hermano!
Dumbeldore abrió desmesuradamente los ojos con sorpresa al encontrarse la imagen del siempre serio y correcto profesor Snape sentado en un cómodo sofá con una botella de Whisky de Fuego junto a él y un vaso, el cual a cada gesticulación de Severus parecía que iba a derramar todo su contenido sobre la alfombra, en la que se hallaba tumbado Dobby, ese liberal elfo al que le pagaba un sueldo y llevaba ropajes un tanto extraños, escuchando atentamente y con cara de indignación la historia que le estaba contando el profesor.
– ¡Y estoy yo ahí... hip... viendo como la chica a la que amo se marcha de la... hip... de la mano del bobo de Potter! Hip... ¡Le declaro mi amor después de apoyarla en todo... hip... y entonces la niña desagradecida me rompe el corazón.
Una pequeña sonrisa amenazaba con asomarse por los labios del director, por lo que decidió cerrar la puerta y dejar a Snape y a Dobby disfrutar de su 'noche de chicas'. Al fin y al cabo era Navidad.
