¡Saludos fandom Rizzles! Aquí estoy con una nueva historia. Quienes leyeron Missing sabrán que fue puro drama, pues les cuento que esta no tendrá nada que ver.

Primero quiero aclarar: Esta historia será semi AU, puesto que comienza cuando Jane aún está trabajando como detective en la unidad de control de drogas. Y a partir de allí se desarrollará. Me tiene muy nerviosa la idea de una nueva historia así que tengan piedad. XD

Segundo: no será muy larga (calculo unos 14 o 15 capítulos). Espero que les guste y les resulte entretenida.


Capitulo 1

El aeropuerto estaba bastante congestionado, Jane tenía suerte de no haber aplastado algún pie en el trayecto desde el taxi hasta la zona de check in. Esa era la parte que más odiaba de las vacaciones, por lo demás podía acostumbrarse, llegó primera de los que iban en su grupo, Dan y Nicole llegaron segundos después. Martinez y los demás no se veían por ningún lado.

-Odio tener que hacer filas- se quejó Dan sacando su cartera y los tickets

-Hola Jane – la mujer le besó la mejilla con una sonrisa -

-Hola- correspondió al saludo -¿Lista para la segunda luna de miel?- La pelirroja sonrió tímidamente torciendo la boca.

-Mas o menos, me aterra dejar a Mandy sola por una semana-

-No está sola, se quedó con mi madre y mi hermana- replicó Dan.

Jane se alegró de la presencia de Nicole en el viaje, no era que le molestase viajar con sus compañeros, pero no era lo mismo, al menos con ella podría compartir otro tipo de cosas. Una parte de los integrantes de la unidad de control de drogas habían decidido vacacionar juntos aprovechando el descuento que hacía una empresa turística para los trabajadores del BPD. Luego de mucho pensarlo al final el grupo se redujo a seis, Jane, Dan y su mujer Nicole, Martinez, Clark y Marino. Gracias al cielo no tuvo que cruzarse con los otros tres hasta abordar el avión. No estaba muy feliz de que Martinez se les hubiera unido a último momento, sabía que aprovecharía cada vez que pudiera para poder molestarla. La cabina de turista estaba compuesta por dos filas de tres asientos, afortunadamente Jane compartiría su sitio con Dan y Nicole y para su desgracia los otros tres estarían detrás, no tenía nada en contra de Bobby y Danny, pero el tercero simplemente estaba de más.

-Odio sentarme del lado del pasillo- murmuró Jane mientras terminaba de acomodarse. Nicole le sonrió.

-¿Quieres que lo cambie por el mío?- ella se sorprendió por el ofrecimiento y francamente pensó que sería una idea genial. Pero amablemente negó con la cabeza.

-No, no te preocupes, no quiero quedar en medio de los dos tortolos-

-¿No quieres cambiar de sitio con Danny, Rizzoli?- Jane puso los ojos en blanco al sentir aquella voz -

-¿Y pasar horas y horas de viaje a tu lado? No gracias-

-Piensalo, si nos aburrimos podemos buscar algo con que entretenernos- Jane prefirió tomar aire e ignorar la tan poco tentadora propuesta en lugar de darse la vuelta y golpearlo en la cabeza al oir sus carcajadas. Afortunadamente Nicole salió al rescate y comenzó a hablarle de Amanda para distraerla, sabía que ella adoraba a su pequeña y siempre le robaba una sonrisa. Al cabo de unos momentos, luego de mostrarle un par de fotos de la niña y contarle algunas travesuras, al fin logró que el humor de la detective cambiase. Al menos hasta que una descuidada mujer golpeó su cabeza con un bolso de mano.

-Oh lo siento- dijo restandole importancia y continuó avanzando hasta la tripulante más cercana. Jane apretó los dientes intentando tragar el coraje. Esa era una de las razones por las que odiaba viajar de aquel lado. -Disculpe- se oyó la voz de la mujer a sus espaldas -Me temo que debe haber un malentendido, cuando compré el paquete específicamente solicité viajar en primera clase y, lo siento si es que entiendo mal, pero me temo que estos números coinciden con la clase turista. - no pudo evitar sonreír ante la pretenciosa situación. -¿Sería tan amable usted de re asignarme al sitio correspondiente?- Jane se dio media vuelta y no pudo evitar soltar una risa divertida. La mujer volteó hacia ella con los labios apretados. -¿Le parece hilarante mi situación?- Ella levantó la mirada. Sus ojos de un color extraño, aunque debía admitir que eran bonitos, la miraban con expresión firme. Claramente no se sentía intimidada.

-No, perdone- dijo intentando volver a ponerse seria.

-¿Acaso está mal que quiera disfrutar del viaje del modo en que lo pedí? -

-No, está en todo su derecho, siga reclamando- la mujer la miró con notable enfado y exhaló aire por la nariz bruscamente. Jane se tapó la boca intentando no volver a carcajearse cuando la tripulante de cabina le dijo que no había modo de cambiar el sitio bajo ninguna circunstancia. La miró atravesar el pasillo hacia el que aparentemente era su asiento solo tres hileras más adelante y a su derecha. Le deseó de todo corazón que disfrutase al igual que ella el estar sentada del lado del pasillo y que ojalá alguien le diera con un bolso en la cabeza. Afortunadamente tuvo con que entretenerse en lo que se preparaban para despegar. La mujer se movía inquieta en su asiento como si el espacio le resultase incómodamente chico. Intentó más de una vez cruzar sus piernas sin éxito y de reclinar el asiento más de lo que podía. La vió resoplar varias veces y buscar inútilmente un sitio cómodo en el que descansar sus pies. Una vez en vuelo, al fin se quedó quieta y Jane se aburrió de mirarla. Buscó algo más que poder hacer pero fue en vano. Sería el viaje más largo de su vida. Estaba quedándose dormida cuando algo o alguien volvió a azotar su cabeza.

-¿Es en serio?- preguntó irritada mirando hacia atrás para ver quien era el causante y no se sorprendió al ver que la mujer de falda elegante y tacones había vuelto a pasar por su lado. Miró hacia atrás esperando el momento para volver a verla. Cuando la vio acercarse estiró su brazo con el mero propósito de golpearla. Su misión tuvo éxito y logró darle, aunque no muy fuerte en la cadera -¡Oh lo siento!- dijo con una sonrisa cuando la mujer se detuvo a verla -No la vi-

-Si, claro- respondió ella y acomodando su bolso nuevamente para que colgase de su codo se alejó.

Cuando el vuelo terminó se sorprendió al ver que la mujer no tenía intención de bajar junto con el resto de la gente. Tuvo que obligadamente salir sin saber nada más de la extraña de cabello claro. Tomaron el vehículo que los llevaría al hotel y minutos más tarde estuvieron allí.

No era un genio en matemáticas, pero sabía que era difícil que, si una persona sale después hacia algún punto, llegase primero que los que salieron antes que ella. Era increíble, pero así era. Allí estaba ella nuevamente hablando con el recepcionista. Ella y su grupo caminaron hasta quedar a sólo centímetros de distancia. Jane se puso detrás suyo esperando a que terminase de hablar con el joven que la veía como bobo. Rodó los ojos al notar que el muchacho le continuaba la conversación.

-Entonces, esas varillas ayudan a que la arena que viaja con el viento se asiente allí y se evite una erosión excesiva- El joven suspiró un "Oh" aunque su expresión demostraba que no le interesaba en lo más mínimo. De hecho ella no se explicaba de que demonios estaba hablando si se suponía que sólo debía chequearse en el hotel. -Es muy interesante y beneficioso- Dan, que estaba a un lado de Jane, carraspeó intentando llamar la atención de ambos. -Oh, disculpe- le dijo amablemente. Miró al muchacho y le agradeció por su atención. Se dio media vuelta distraidamente para alejarse de la mesa de entrada y se encontró con Jane cara a cara. Arqueó una ceja y su expresión amable se transformo en una desdeñosa. -Mjum- murmuró antes de tomar por el mango su maleta y caminar en dirección opuesta. Jane no podía creerlo, esperaba que no fuese así, pero si se hospedaban en el mismo hotel, estaba segura de que volvería a cruzarse con esa pesada. Aunque no pudo evitar preguntarse si había ido acompañada. Tal vez iba sólo por negocios y es por eso que estaba sola, sería triste irse sola de vacaciones.

-Jane- la llamó Dan. No había notado que su mirada había seguido a la mujer hasta perderse en el ascensor.

-¿Sí?-

-¿Puedes darnos el papel con la reserva?- ella asintió y buscó en su mochila. Disimuladamente dio una última mirada al elevador, pero ella ya había desaparecido.


Aquella noche Jane bajó al lobby con la idea de tomar algo e irse inmediatamente a dormir, tenía la idea de que las vacaciones eran para descansar, se descansa el primer día completo y el último, así puedes disfrutarlas al máximo. Se sentó en una de las banquetas del barman y miró a los lados esperando que alguien se dignase a aparecerse.

-Rizzoli- La voz de Bobby la hizo voltear, ella sonrió y levantó la mano. -Vamos a buscar un sitio donde poder conocer mujeres y bailar salsa, ¿Quieres venir?- no supo como tomar aquella invitación, ella había dicho muchas veces que quería que la trataran como a un igual, pero ¿No era eso demasiado? ¿A que se debía aquella ambigüedad en sus palabras?

-No gracias, quiero descansar esta noche- respondió del modo más amable que la risita divertida de Martinez le permitió. Los tres hombres, la saludaron antes de despedirse. Ella los vio alejarse y no pudo evitar hacer una mímica burlesca de sus palabras.

-Le gusta- reconocía aquella voz, no podía ser posible -¿Le molesta si me siento aquí?- dijo ella acomodándose a su lado.

-Ya está ahí ¿Quién soy yo para impedirlo?- respondió apoyando su mejilla en su mano. -¿Acaso no hay nadie que sirva algo aquí?- murmuró más para si misma. La mujer se encogió de hombros y buscó con la mirada.

-El reglamento del hotel dice que el bar usualmente abre a las 8.00 p.m- bajó su mirada para verificar la hora en su reloj de pulsera -Es decir en unos diez minutos más- Jane suspiró

-Gracias por la info- respondió incorporándose en su asiento -Creo que mejor me voy a dormir. Hoy no es mi día-

-Quizás si cambiase un poco su energía e intentase eliminar la negatividad...-

-¿Quien dice que tengo negatividad?- se puso de pie y se quedó observándola.

-Bueno, su actitud refleja que...-

-Mejor no diga nada, ya tuve suficiente de usted por un día- La mujer frunció el ceño y apoyó ambas manos sobre la barra mientras la otra se alejaba-

-Es mejor así, a las acémilas como usted es mejor mantenerlas encerradas, más cuando están de mal humor- Jane se detuvo al oír aquellas palabras y dio media vuelta lentamente.

-¿Acé...?- La mujer arqueó las cejas moviendo los dedos sobre la madera -¿Me dijo bestia?-

-Creí que nuestra conversación había concluido- respondió moviendo su cabeza suavemente hacia ella.

-¡Hasta que me llamó así!-

-Quizás su hostilidad me obligó a expresarme mal- dijo a modo de falsa disculpa -

-¿Se supone que eso está mejor?-

-No estoy diciendo nada que no sea verdad, está siendo hostil- Jane abrió la boca pero no le salió palabra-

-Será que es tu usted la que saca lo peor de mi- la mujer esbozó una sonrisa divertida que hizo exasperar a Jane aún más. -¿Sabe que? No entraré en tu juego. Me voy. Quédese sola. Aunque parece que está acostumbrada a ello- Los ojos verde avellana la miraron con cierto dolor, o al menos eso pensó Jane cuando levantó su mentón y se volvió en dirección opuesta a ella. Quizás no debería haber dicho eso pero, esa mujer realmente lograba poner sus nervios en punta. Sacudió la cabeza en negativa y se dirigió nuevamente a su habitación. Sería mejor esperar al día siguiente y empezar sus vacaciones con un aire completamente nuevo.


A la mañana siguiente se despertó quince minutos antes de que cerraran el desayuno buffet. Se vistió rápidamente y bajó al comedor. Era más que obvio que sus compañeros ya estaban explorando la ciudad. Luego de buscar lo que tomaría, se sentó en una mesa que daba a la playa y recorrió el lugar con la mirada. Era precioso y aparentemente tranquilo, eso era lo bonito de visitar ciudades pequeñas.

En una de las mesas que estaban en la terraza se encontraba ella, leyendo un libro y bebiendo jugo de naranja. No quería verla, la idea era empezar el día de la mejor manera y confrontándose, o cruzando mirada con esa desesperante mujer no sería el modo. Pero había algo en ella que no le permitía quitarle los ojos de encima. Quizás era su extraordinaria belleza, tan distinta a las demás que había visto. La mujer dejó el libro sobre la mesa y tomó el vaso, bebió un sorbo de jugo y perdió su mirada en el mar. Estaba sola, no había compartido desayuno con nadie. Repasó la noche anterior mentalmente y se dio cuenta que no había sido del todo desagradable. De hecho había sido amable. Hasta que ella le habló mal.

La mujer volteó la mirada hacia el hotel y Jane pudo jurar que sus ojos se encontraron por unos segundos. Ella inmediatamente desvió la mirada, bebió lo que quedaba de su café y se puso de pie para salir de allí.


Horas después de haber huido del comedor del hotel, se encontraba con Nicole en una tienda de recuerdos del centro. No había comprado nada a pesar de haber muchos artículos peculiares hechos de manera artesanal. Admitía que los lugareños tenían mucha creatividad a la hora de hacer figuras en formas de animales con caracoles. Nicole compró recuerdos para su madre, su suegra y cuñada. Ahora quería buscar algo para Amanda. Jane no tenía nada más que hacer, por lo que acompañó a la esposa de su compañero por toda la avenida comercial. Cuando estaba aburrida y decidida a volver al hotel, Nicole le dijo de hacer una última parada en la tienda de vinos. Le pareció una buena idea, así aprovecharía de comprar uno para su padre.

Estaba inmersa en el cabernet sauvignon, había más marcas y variedades de las que esperaba. Ninguno de los que estaban allí se le hacía conocido. Suspiró mirando a un lado y hacia otro. Pasando su mirada por las botellas una y otra vez.

-¿No sabe cual escoger?- aquella voz se había fijado tan dentro de su mente que sería imposible no reconocerla. Lentamente movió la cabeza hacia su izquierda y efectivamente allí estaba ella, mirándola con atención esperando una respuesta, con sus ojos claros bien abiertos y un atuendo veraniego en todo su esplendor, en la mano izquierda sostenía un bolso y un sombrero de verano. Su primer impulso fue decirle que se diera la vuelta y no se metiera donde nadie la había llamado. Pero luego pensó que no había necesidad de ser tan ruda.

-Quiero llevarle uno a mi Pa de regalo- respondió volviendo a mirar el exhibidor. Sintió como la mujer a su lado suspiró levemente y luego tomó una botella.

-Le recomiendo este- dijo pasándosela. Jane la tomó y la miró con atención -Es aromático, dulce y de cuerpo liviano. Bastante versátil-

-Gracias- forzó una sonrisa, no quería estar cerca de ella, pero tampoco quería ser grosera nuevamente, le dedicó una última mirada y caminó en dirección opuesta. Intentó con todas sus fuerzas no voltear a verla. Pero su curiosidad fue más grande y antes de pagar la botella miró por el rabillo del ojo si ella estaba aún en el mismo lugar. Se sintió un tanto decepcionada al notar que había desaparecido.

Más tarde, en el lobby del hotel, Jane caminaba con la mirada fija en el suelo hacia el elevador. Estaba completamente agotada. Bostezó sin poder evitarlo y por apenas unos segundos cerró los ojos. Su expresión cansada cambió a una de sorpresa al sentir su cuerpo chocar contra alguien.

-Disculpe- "No puede ser" pensó al ver los ojos verde avellana mirándola con displicencia. -No la vi- Ella apretó los labios arqueando una ceja y se alejó unos pasos para continuar mirando la entrada del ascensor. Jane se puso a su lado e intentó no volver a acercarse hasta que las puertas se abrieron y ambas subieron, Jane presionó el 4 y la mujer el 5. Fue un tanto incómodo para ambas el hecho de verse obligadas a estar en un espacio cerrado y tan reducido como aquel. Solas. Jane no pudo evitar mirarla de reojo y analizarla. Sus facciones eran finas y delicadas. Era muy bonita. Lastima su temperamento y poco sentido de la oportunidad. Cuando estaban llegando al piso tres la mujer se volvió hacia ella habiendo sentido su mirada.

-¿Acaso nunca ha visto una mujer utilizando sombrero en la playa? ¿Hará alguna broma al respecto?- Jane arqueó las cejas sorprendida al notar un leve rubor en sus mejillas. Sin poder evitarlo sonrió al mismo instante en que la puerta se abrió en su piso. Dio un paso hacia afuera y antes de que las puertas se cerrasen se atrevió a decir:

-No estaba prestando atención al sombrero sino a quien lo lleva- Satisfecha al ver la cara de sorpresa de la mujer agradeció que las puertas volviesen a cerrarse.


Esto es todo por hoy, espero que les haya gustado. No olviden dejarme sus dudas o sugerencias en el cuadradito que está acá abajo.

El próximo capitulo estará listo el día viernes 13, espero leerlos prontito y que me digan que les pareció.