Nota: Esta historia esta publicada también en AmorYaoi bajo el seudónimo de Hany Chan.

¡Espero que la disfruten!


Capítulo 1. Date cuenta.

Ahí estaba, mirando su nuca como un completo idiota, debería mejor estar poniendo atención a la clase... si, tal vez, pero es que verlo se había convertido en algo tan irresistible ¿pero qué carajos? ¿qué es lo que estaba haciendo? Desvió su vista hacía su cuaderno y pensó con claridad, esto no podía estar pasando, no de nuevo.

Le tomo demasiada fuerza de voluntad el no voltear en toda la clase a verlo y por más que suene sorprendente por primera vez presto completa atención al profesor, todo con tal de no mirarlo a él. Las horas se le hicieron eternas, porque la clase era aburrida, pero sobre todo porque debía ignorar a aquella persona, aquella que ocupaba su mente de un tiempo a la fecha.

Alzó la vista y se encontró con el reloj de manecillas que marcaba cinco minutos para salir de la clase, por fin, sólo cinco minutos y ya, esta tortura terminará. Sin esperar a que la campana sonara se levantó de su asiento, con replicas por parte del profesor las cuales le importo un comino y se dirigió a la puerta. Antes de salir volteo a ver a uno de los pupitres de los asientos delanteros, estúpido ñoño, pensó y sonrió al mismo tiempo, ojalá y no haya visto esa estúpida sonrisa. Salió del salón azotando la puerta y se dirigió hasta los baños.

—Eres un idiota, sí, un grandísimo idiota —se hablo así mismo mientras se miraba en el espejo de los baños—, más te vale poner en orden todos tus estúpidos pensamientos —mantuvo un tono acusatorio como regañándose por su comportamiento. Se enjuagó su rostro con agua fría esperando que así su cerebro dejará de pensar tantas idioteces y por un momento cerró los ojos recargándose sobre el azulejo de uno de los lavabos y la primera imagen que ocupo su mente fue él, de nuevo, el Doblemente Bobo. Golpeó la cerámica con sus nudillos y salió que lo llevaba el diablo de los baños.

Camino por los pasillos de la escuela sin importarle a quien iba golpeando en el camino, es más, todos notaban un aura endemoniada lo cual les hacía alejarse de él para prevenir algún golpe. Saco una libreta de su casillero azotando la puerta de este y dio media vuelta para largarse a su casa, pero de repente se paró en seco pues ahí estaba Edd, junto con sus tontontos amigos buenos para nada.

—Tsk, idiotas —susurró y caminó hacía ellos dedicándoles una mirada de furia—. Oye, cuidado Doble ñoño —tiró los útiles de Edd de un manotazo—, para la próxima sujétalos mejor... Ja.

—¡Ey, imbécil! ¿Quién te crees, pedazo de idiota...

—Déjalo así Eddy —contestó Edd antes de que su amigo hiciera más escándalo y levantó sus libretas como si nada con la ayuda de Ed.

—Fíjate, ¡Alcornoque! —siguió Eddy gritando las palabras al viento, sin importarle que Edd le había pedido callar o el hecho de que Kevin ya se había marchado.

—Alcornoque —rió Ed.

—Un día de estos le haremos pagar por todo esto, ya verás... Es más se me está ocurriendo una idea —volteó a verlos maliciosamente.

El pelinegró rodó los ojos hartó de los planes de su amigo, siempre eran una pérdida de tiempo con un instinto de morir internalizado, porque aceptemoslo, sus planes siempre, SIEMPRE eran arriesgados, y sin ganancia alguna más que heridas, moretones, ah, y enemigos.

—Cada día dices eso, Eddy, pero nunca funciona nada de lo que dices —mencionó como de costumbre, como un poema de todos los días—. Tal vez y sólo tal vez deberíamos concentrarnos en algo productivo como los estudios o...

—Sí, sí, sí, como digas, cabeza de condón. Por lo mientras vamos a mi casa.

Kevin apenas y escuchó lo que el baboso de Eddy le había gritado, y sinceramente no le importaba en lo más mínimo, sabía que esas acciones eran inmaduras y tontas, pero no podía evitar actuar en contra de Edd, decirle, o hacerle algo, cualquier cosa, y si tenía que comportarse como un chaval de 12 años lo haría. Es por eso que gritarle cosas como nerd, bobo, o simplemente tirar sus cosas o ponerle el pie para que cayera de bruces cuando pasaba a lado suyo se habían vuelto una costumbre, y lo más sorprendente -o lo mejor- es que Edd jamás le decía nada, jamás lo miraba feo o ni siquiera torcía los ojos, sólo volteaba a mirarlo y a veces hasta se disculpaba con él, algo así como: "perdón por hacer que tires mis cosas" o "perdón por ser tan nerd y adorable que eres incapaz de sólo ignorarme". Lo odiaba. Pero le gustaba, y por eso lo odiaba más. Pero en especial odiaba más a sus amigos; el imbécil de Skipper y al otro tarado, ya que siempre estaban rodándole como si nada. Mierda. Lo que daría por estar tan cerca suyo como ellos, oír su dulce voz, sus modismos tan innecesariamente cordiales y su plática tan poco interesante sobre ñoñadas, oh sí, definitivamente esto iba más allá de un simple interés. El sólo pensar en él una sonrisa idiota se le dibujaba en el rostro instantáneamente como si fuese lo más normal del mundo, aparte de que pensar en su voz le hacía pensar en sus labios y pensar en sus labios le hacía pensar en un beso, un delicado beso que quisiera robarle... No, no de nuevo. Ese bobo lo traía babeando y le tomo medio año darse cuenta, pero al fin estaba seguro, no era sólo interés esto ya era una atracción total.

Al salir de la escuela se encontró a su amigo Nat, quien le rodeó los hombros.

—¿Por qué tan agüitado? ¿Acaso no te gustan las clases de recuperación? —y es que Kevin iba tan mal en sus estudios que debía tomar clases extras de matemáticas e historia.

—Me encantan —el sarcasmo era obvio que Nat rió.

—Oh vamos, ¿Por qué no puedes ver el lado positivo de las cosas? Morirás joven por tanto estrés.

—Y más si es que tú me estas molestando cada día —lo apartó lejos—. Además, no te creas que es muy divertido estar con esos bobalicones ¿Qué le ves de positivo a eso?

—Pues ni cómo ayudarte, bro —volvió a poner su brazo sobre sus hombros—, ¿Te parece si tomamos algo? Digo, para que se te bajen un poco los sumos —le dedicó una persuasiva sonrisa.

—Que se le puede hacer ante tanta insistencia —alzó los hombros y se subieron a su moto para pasar a comprar las botellas y una vez en casa de Kevin se dispusieron a tomar cervezas, que fue para lo que les alcanzó, pero con eso fue suficiente para que se divirtieran. Nat puso un poco de música para entrar en ambiente y sacó una baraja de su mochila.

— ¿Qué te parece si apostamos? —revolvía las cartas.

—Ya no me queda dinero —señaló las botellas que compraron.

—No tiene que ser necesariamente monetaria, y lo sabes —alzó una ceja a lo que Kevin rio.

—Sea lo que sea que estés pensando olvídalo, idiota —tomó un trago de la cerveza.

—Oh, vamos —se acercó más al pelirrojo, al punto de casi besarlo—, sé que quieres.

Kevin soltó una carcajada y lo apartó de un empujón.

—Tal vez si te pones un gorro.

— ¿Un qué..? —se quedó sentado en el piso sin importarle mucho aquel rechazo.

—Olvídalo —volvió a reír mientras tomaba un Six de Cervezas—. Iré a mi habitación, puedes irte cuando gustes —era una forma de decirle que ya debía irse.

—Gracias, que hospitalario —le subió el volumen al radio ignorando por completo a Kevin, aunque fuera su casa.

Se encerró en su habitación y con un poco de alcohol en su cerebro se puso a reflexionar la idea de que tal vez amab... que diga, que tal vez le atraía Edd, eso definitivamente lo volvía loco y lo frustraba ya que esto no era nada normal y por lo tanto no podía pensar en otra cosa.

—Qué tal que ni es atracción, y si sólo es... No sé, ¿El hecho de que necesito conocer más gente? ¿Un lapsus de calentura? —hablaba para sí, sin convencerse mucho que digamos, la última opción no era aceptable ya que si fuera sólo el deseo habría aceptado al idiota de Nat minutos atrás, así que desgraciadamente debía descartar eso. En realidad no le importaba darse cuenta que un chico/hombre/sexo masculino le atraía, no, siempre tuvo la duda de que tal vez era bisexual, más bien lo que le alteraba es que fuera él, precisamente él, porque no lo entendía, ¿por qué? ¿por qué de repente? Bueno no había sido de repente, habían pasado ya 5 meses desde la primera vez que se sor´rendió así mismo babeando por Edd, pero, aún así no se explicaba cómo ni por qué, lo único que sabía es que era diferente, no era como sus tontos amigos, ni como Natt, o Nazz. No. Doble D era tierno, tranquilo, y siempre con una sonrisa dulce, un chico que siempre le dedica los buenos días cada que lo ve salir de su casa, un chico lindo.

Mierda. Estaba cada vez peor, parecía que ya no tenía escapatoria, aunque quisiera negarlo, esconderlo o evitarlo... simplemente estaba enamorado ¿o no? Hartó de solo correr en círculos en su cabeza y tomando en cuenta que estaba un poco ebrio decidió actuar inmaduro y buscar en internet "Señales de que estás enamorado", y no es que se creyera enamorado pero sólo por si acaso.

—Veamos.

Abrió la primera página que le lanzó el buscador, leyó un poco la introducción y se dio cuenta de que en la página venían enumeradas las señales que uno presentaba al estar enamorado.

—Número uno —leyó en voz alta sólo para sí—... "Sólo piensas en ella/él..." am... Dos: "cada que piensas en ella/él, sonríes o te vuelves feliz espontáneamente..." Pero que mierda, no tengo porque estar leyendo estas cosas como si fuera una adolescente desquiciada —se salió de la página decidido a olvidarse del tema, cuando de reojo vio otra página titulada: "Como no ceder ante el amor", la abrió y observo que se enumeraban una serie de pasos los cuales igual a la otra, pero a diferencia de que aquí eran consejos para evitar enamorarse.

—Número uno: "Date cuenta de que estas enamorándote..." blabla... "si no hay espacio en tu cabeza para nada o nadie más, si cada que la ves te pones nervioso, o te es necesario llamar su atención es porque ya existe el amor..."

Al leer esto vinieron a su memoria que todos los hechos citados ya le estaban pasando, y es que era cierto que últimamente solo pensaba en DobleD, y que cada que lo veía debía molestarlo o como sea llamar su atención.

—Carajo... De acuerdo, digamos que ya estoy enamorado —lo dijo aún no muy convencido. Pero tal aceptación le cayó como un chorro de agua fría, congelada. Decidió leer el artículo completo como una niñita estúpida y el segundo punto se refería a la relajación.

"Respira. Quizá te pongas muy nervioso mientras le hablas o piensas en ella/él... Lo único que necesitarás hacer ahora es calmarte." Bien, Según esto sólo debo respirar cada que lo vea y esta estupidez acabará, perfecto, muy sencillo.

Ya no veía con claridad la pantalla de su laptop así que decidió acostarse sin dejar de pensar en su situación y obviamente en su bobito. Al poco tiempo se quedó dormido dejando su laptop prendida en donde podía leerse lo siguiente:

"ADVERTENCIA: No pienses en él cuando te vayas a dormir. Si empiezas a sonreír como niña y pensar que es "tan lindo/a", te estarás condicionado para amarlo y te acostumbrarás a esa sensación cuando lo veas. Detente.

Si no te ha dado ninguna señal de que le gustas, no caigas en la trampa y le digas que lo amas".


Se levantó por la mañana sin muchos ánimos de ir a la escuela, la cabeza lo mataba como era de esperarse y eso que según él no había bebido mucho, salió de la habitación recordando que cierto huésped no deseado tal vez seguía ahí.

—Buenos días, amor —Nat se encontraba ya despierto y arreglado, listo para ir la escuela—. Te he preparado el desayuno.

—Gra..cias —notó que sobre la mesa solo había un vaso de jugo y un pan de dulce—, pero cuanta amabilidad, sabes que nunca te casaras, ¿cierto?

— ¿Así es como me agradeces que tan si quiera piense en ti? Y a menos que tú quieras casarte no lo haré —ese comentario casi hace que Kevin expulsara el jugo por la nariz de la risa.

—Anda entonces, se buena esposa y enciende mi moto.

—Pero que romántico, llegar a la escuela juntos, con la misma ropa del día anterior —Le lanzo un beso con las manos y salió a revisar su motocicleta.

—Anda ya lárgate —alcanzó a gritarle.

Esto era rutina de casi todos los días, la mayoría del tiempo se quedaban a dormir juntos ya sea en casa de kevin o en la de Nat, y por las mañanas éste siempre salía con sus jugueteos de matrimonio perfecto. Matrimonio, definitivamente no se imaginaba casado ni nada por el estilo, pero ver a DobleD cocinándole un buen desayuno, eso si lo anhelaba, sacudió su cabeza para quitar esos pensamientos y salió acompañando a Nat, marchándose a la escuela.

En el camino se toparon con los tres Ed´s que al parecer se dirigían al mismo lugar que ellos, la única diferencia es que ellos iban a pie.

—Baja la velocidad y divirtámonos un rato ¿quieres? —el pelinaranja le hizo caso, también era algo normal molestar a esos tres.

—¡Ey! A su derecha, soquetes —gritó Nat y Kevin pito al pasar a lado de ellos.

— ¿Otra vez tú, alcornoque? Ve a fastidiar a tu madre —Eddy miró desafiándolo.

—Cálmate, Eddy, si los ignoras es mejor —DobleD miraba al frente sin importarle los "bravucones".

—No, si les doy una paliza es mejor —alzó sus puños como poniéndose en guardia, Edd volteo para detenerlo antes de que hiciera una locura bajándole los brazos.

—Discúlpenos si no ponemos atención a sus ofensas, pero estamos muy apurados por llegar a nuestras clases —el tono en el que lo mencionó sonó muy arrogante lo cual hizo molestar a Nat.

— ¿De aquí en cuando tienes tanto valor, eh, ñoño?

— De aquí en cuando cualquier animal se cree con el derecho de insultarnos —Kevin soltó un bufido al aguantarse la risa, y Nat se puso colorado y de un momento a otro agarro a Edd del cuello de su bien planchado suéter para pegarle un buen puñetazo.

—Ey, detente —el pelinaranja lo zafó de aquel agarre impidiendo el golpe—, tranquilo, hombre —su semblante lucia algo furioso y el peliverde lo notó, no sabía por qué se había enojado al intentar pegarle a ese bobo pero daba igual, subió de nuevo a la moto y avanzaron.

— ¿Y ahora qué te pasa a ti? —hablaba a sus espaldas.

—Solo te detuve hombre, no habrás querido golpearlo de verdad ¿o sí?

—Obvio que no, por lo menos no tan fuerte —rio—, pero tú ¿No me digas que te has enojado por qué intente lastimar a DobleBobo? Debe ser porque lo amas.

—Idiota, sólo no lo molestes, no me importa si es a Eddy, pero DobleD no —bajaron de la moto pues ya habían llegado.

—Estás loco, debe ser la cruda —Nat solo rio y se dirigió a su reunión del club de arte—. Nos vemos al rato.

—Lo que digas —camino hacía su aula.

Debido a sus bajas calificaciones sus maestros le habían dicho que debía tomar clases extras de sus materias, es por eso que tenía que llegar tan temprano a la escuela y a su desgracia esas dos materias que debía tomar eran en la clase de los Ed´s, la verdad no le incomodaba tener que estar en el mismo salón que el idiota de Eddy o Ed más bien lo que le preocupaba era esto que sentía por DobleD y tener que verlo por las mañanas sí que le incomodaba. ¿Cómo esperan los maestros que ponga atención a sus tontas clases extras si esta junto a Edd?, así menos podría concentrarse.

Antes de entrar a la clase pasó al baño, necesitaba echarse un poco de agua fría, Nat tenía razón, la cruda le estaba afectando, se sentía un poco mareado y la luz lo molestaba. En definitiva, no tenía ganas de entrar a clases.

—¡Perdón, Edd!—oyó que gritaban afuera de los baños.

No te preocupes Ed, adelántate y dile al profesor que estoy en los sanitarios.

Edd entró y Kevin miró que tenía embarrado en la cara una especie de salsa, no pudo evitar reírse.

—¿No se supone que tenías mucha prisa por llegar a tus benditas clases? —habló Kevin antes de secarse la cara con su playera—. Por cierto ¿Sabes que tienes un poco sucia la cara?

—Perdón Kevin, pero no necesito de tu sarcasmo —lo que tenía en la cara en realidad era yogurt de fresa, que Ed intentó abrir minutos antes y por torpeza lo derramo sobre DobleD—, podrías dejar de burlarte y abrir la llave del agua, creo que me ha caído un poco en los ojos —Kevin le hizo caso de inmediato y enseguida fue por unas toallitas de papel para ayudarlo a limpiarse—. Gracias, por cierto, mis disculpas a tu amigo, no fue mi intención ser grosero.

Ahí estaban las disculpas, como si Edd supiera que Kevin caía rendido ante ellas, y como si no le importaba que Natt hubiera empezado todo, no, Edd siempre demostraba ser mejor.

— ¿Qué? ¡Ja! Creo que le diste una lección al responderle, se lo merecía —se recargó en los lavabos esperando a que el pelinegro terminará.

—Solo lo dije sin pensar, no es como que tuviera un propósito —rió algo ingenuo—. Por cierto ¿Tú no piensas entrar a clase?

Esa pregunta le hizo pensar que hasta hace un momento estaba decidido a no entrar, pero en un instante y en cuestión de solo hablar un poco con Edd le hizo cambiar de opinión, ¿cómo podía ser posible? En tan solo segundos la fatigues se le olvido y lo único que quería era estar cerca de Edd.

—Me aseguro de que no te saltes la clase —contestó con una sonrisa dibujada, estaba entablando una conversación con Edd sin necesidad de llamarle nerd y eso se sentía asombrosamente bien.

—Creo que mas bien será al revés, yo vigilaré que entres —se secó las manos y la cara con la toallita de papel y empujó levemente a Kevin hacia la salida—. Anda vamos, chico rebelde.

—Bobo —dicho esto le bajó su gorro hasta taparle toda la cara, de tal manera que le quedo como "pasa montañas" y se echó a correr al salón dejando a DobleD atrás, quien sólo bufo e intentó alcanzarlo pero Kevin ya había entrado al aula. Él entró un segundo después con una gran sonrisa en la boca ya que la "bromita" del pelinaranja lo había divertido y se sentó en su pupitre, no sin antes pedirle disculpas al profesor por la tardanza.

Kevin se sentó hasta atrás como de costumbre y una vez acomodado saco una hoja y un lápiz y se puso a trazar algo, acto seguido lanzó el papel a Edd, el cual por cierto le pego en la cabeza. Al abrirlo no pudo evitar soltar una pequeña risa, pues en el papel se apreciaba un intento de dibujo de él con la cara toda manchada de rosa, exclamando un pequeño dialogo que decía "¡Ay, mis ojos!".

Kevin sonrió al verlo reír y soltó un suspiro.

Mierda.

Definitivamente estaba enamorándose, ya no podía negarlo más. Sin embargo, podía evitarlo, aún estaba a tiempo para no caer en el amor… Recordó haber leído sobre esto en la estúpida página. Ahora ¿Cuál era el siguiente paso después de aceptarlo?