Ella lo miraba sin que él se diera cuenta.

Bella se sentó en el mismo lugar de siempre en el autobús y se puso a mirar por la ventana mientras hacía el recorrido hacia la universidad. Psicología era una gran carrera... O eso es lo que piensa ella porque, hay que tener en cuenta que le gusta eso desde los 15 años.

Por suerte, no le hizo caso a sus padres. Ellos querían que ella estudiara abogacía, pero Bella no estaba muy contenta con esa idea. No quería amarrarse por el resto de su vida a una carrera que no sentía atracción... Pero volviendo al presente.

El día estaba muy lindo como para salir a caminar por el parque. El sol brilla en el firmamento. Si estabas en silencio, podías escuchar claramente el cantar de los pájaros. Los niños disfrutaban del día correteando de un lado para otro, mientras sus padres lo vigilaban cuidadosamente para que no se golpearan. Básicamente, era un paisaje hermoso.

Pero esa no era la causa de la sonrisa en su rostro, si no el lindo chico, que en esos momentos estaba subiendo al autobús junto con su grupo de amigos, quienes eran dos. Uno rubio, alto, con músculos muy bien trabajados, ojos azules y postura derecha.

El otro era un polo opuesto al cobrizo y al rubio.

Su tamaño era descomunal. Músculos muy definidos y en gran cantidad. Ojos color grises, cabello oscuro y rizado. Su sola presencia te intimidaba, pero cuando sonreía y se le formaban unos hoyuelos, todo temor se evaporaba.

Firme en su rutina, ese joven que Bella tanto observaba, subía al autobús para dirigirse hacia su destino, con la componía de sus mejores amigos.

Con discreción, Bella se lo quedaba mirando durante todo el trayecto tratando de que el no se diera cuenta

Observa su sedoso cabello cobrizo que siempre lo tenia perfectamente desordenado. Brillaba gracias a los rayos del sol. Bella se perdía en ese mar esmeralda que tiene por ojos. Delineaba con la vista esos besables labios que le regalaban sonrisas torcidas a sus amigos.

Bella miraba sus ojos, hasta que el chico se sienta de espaldas a ella.

Eso pasaba desde hace un par de meses, y sin siquiera haber cruzado una palabra con él, Bella ya se enamoró.

Él se ubica con sus amigos lo mas cerca que les permiten los lugares disponibles. Bella no sabe como, pero el joven siempre logra sentarse del lado de la ventana y su amigo rubio se ubica a su lado.

El que que tiene aspecto de mastodonte se la pasaba diciendo cosas sin sentido.

—¡Yo soy el mas guapo de los tres! ¿No es así Edward?—Preguntó el grandote haciendo que él chico de cabello cobrizo lo mirara rápidamente como si tuviera tres ojos y cuatro brazos.

Edward. Asi se llama. Pensó Bella con una sonrisa agradecida por poder darle un nombre a ese joven.

—¡Sigue soñando!—Exclamó el rubio jactándose de si mismo. De ese modo, los tres rompieron a reir.

Bella lo miraba embelesada por su risa melodiosa.

Ella disfrutaba cada viaje, porque Edward reía mucho por las pequeñas cosas que decían sus amigos. Cada cosa insignificante, para él, era motivo de risa y sus ojos brillaban de una manera especial.

Luego, sus amigos se quedaban en silencio y Edward, durante lo que quedaba del trayecto, miraba por la ventana.

Lo veía perfectamente porque Bella se sienta dos lugares detrás de él y ella piensa que es hermoso.

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Todos los días, fiel a su rutina, Edward, junto con sus amigos suben al autobús.

Bella no le puede sacar la mirada de encima porque le encontraba algo extraño... Y creía saber que era.

Actuaba estar feliz, pero ella sabía que no era así.

Conocía a la perfección sus ojos para saber que el no estaba feliz, ni de cerca.

Se sienta con sus amigos y como siempre, el busca estar del lado de la ventana, como si disfrutara de la vista.

El grandote hace sus típicas bromas haciendo que el rubio se carcajeara, pero Edward solo les puede dar sonrisas vacías. Unas sonrisas vacías que nunca le llegan a los ojos, y eso a ella le duele de alguna manera.

Bella notó algo mas.

En pleno verano, con los rayos del sol en su punto máximo, Edward lleva mangas largas.

Le pareció raro porque sus amigos llevaban shorts cortos y musculosas. Incluso Bella lleva una blusa de tirantes y una falda... Pero Edward... El tiene los shorts cortos, si, pero a pesar del sudor que cubría su frente, el llevaba una remera mangas largas que no dejan ver ni un poco de sus brazos.

Durante todo el trayecto, no le quitó la mirada de encima. Trataba de decifrar que es lo que le sucedía a Edward. Pero no pudo.

Desde su lugar, que está ubicado dos asientos detrás de él, Bella lo puede seguir admirando a la perfeccion y a pesar de la tristeza en sus ojos, ella piensa que es hermoso.

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Bella lo vio directamente a los ojos cuando subió al autobús y un escalofrío recorrió su columna vertebral.

Estaban tan vacíos, tristes y desolados que hasta tuvo que aguantar las ganas de soltar algunas lagrimas.

Ese profundo mar esmeralda que la cautivaron desde el primer momento en el que los vio, perdió el brillo peculiar que lo caracterizaba.

Esa pequeña felicidad, desapareció como por arte de magia.

Poco a poco se fue esfumando hasta dejarlos vacíos.

Duró tan poco como la arena seca en un par de manos.

Como siempre, se sienta con sus amigos, pero, lamentablemente, hoy no ríe por nada. Ni siquiera puede fingir una sonrisa. Su rostro no tiene expresión alguna, pero sus ojos están tristes, vacíos, como nunca lo estuvieron. Bella lo sabe, porque ya los conoce como a la palma de su mano.

El mastodonte dice algo gracioso. El rubio se ríe. Edward no dice ni hace nada.

El grandote, mira a su amigo el cobrizo esperando algún tipo de reacción por su parte...Pero no sucede nada. Comparte una mirada con el rubio tratando de descifrar lo que ocurría con Edward, pero ninguno de los dos tenía respuesta alguna.

El ojiverde se queda mirando su regazo, con la cabeza gacha... Pensando.

Aunque parezca extraño, Bella comparte la tristeza con Edward. Su dolor, es el dolor de la castaña, pero a pesar de todo, desde su lugar ubicado dos asientos detrás de él, ella sigue pensando que es hermoso.

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Bella estaba extrañada.

Ese día, Edward no subió al autobús, solamente estaban sus amigos, los cuales tenían una expresion demacrada... Y no le podían sacar la mirada de encima a Bella. Estaba última estaba nerviosa por como la observavan esos chicos, pero trató de no darle importancia y mientras extrañaba a Edward, se quedó mirando por la ventana.

El día estaba horrible. Las nubes grises cubrían el cielo. El parque estaba escalofriantemente vacío. El agua caía como si no hubiera mañana.

El pecho de Bella se oprimió, pero no sabía por que.

Es como si algo en su interior le estuviera diciendo que algo estaba extremadamente mal.

Se sobresaltó cuando sintió que le tocaban el hombro.

Giró la cabeza para encontrarse con los amigos de Edward.

—Hola—Le dijo el rubio con tristeza en sus ojos.

—Ho-hola—Tartamudeó Bella confundida—¿Que...Que sucede?

—Nosotros somos Jasper y Emmett—Dijo el mastodonte señalando a cada uno respectivamente sin la tipica sonrisa en su rostro que Bella siempre veía que tenía—Amigos de Edward, ese chico que siempre estaba con nosotros—Bella asintió todavía sin entender que es lo que querían ellos.

—Si...—Murmuró Bella—¿Pero que tiene que ver conmigo?—Por un momento se asustó. ¿Había sido tan obvia al momento de observarlo?

—Nosotros te queremos dejar una recado de Edward—Dijo Jasper entregandole un sobre.—Sería mejor que leyeras la carta en tu casa, cuando estés sola.

—¿Esto es para mi?—Preguntó sorprendida. Ambos asintieron—¿Como es que me conocen? ¿Por que Edward no vino con ustedes?

Jasper y Emmett compartieron una mirada antes de que sus ojos se humedezcan.

—Edward...—Jasper carraspeó al ver que su vos salía ronca—Edward se suicidó.

Y el mundo de Bella se detuvo.

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Edward había sido encontrado por sus padres en su habitación con un disparo en la cabeza.

Escribió una carta a sus amigos, Jasper y Emmett diciendoles que los amaba y que nunca en su miserable vida, pudo considerar tener unos mejores amigos. Para él, ellos eran irreemplazables.

También escribió una a sus padres diciéndoles el motivo de su suicidio y el como se sentía.

Solo. Triste. Desolado.

En pleno verano, llevaba mangas largas para ocultar las cicatrices que quedaban en sus brazos después de las tantas veces que se cortaba para liberar un poco de dolor interno.

Pero no funcionó.

Edward, lamentablemente no encontraba motivo alguno para seguir en ese mundo. Pensó en su familia, pero por desgracia, no fue sufisiente.

También escribió una carta, a Bella. Esa triste chica que se sentaba dos lugares detrás de él en el autobús para mirarlo discretamente.

En esa carta, el expresó todo lo que sentía y también le dijo, que ella era hermosa.


Triste. Ya lo se. Lloré mucho escribiendolo. Vi un estado en facebook y no pude evitar hacerlo un One- Shot Itzel Mora si estas leyendo esto, te agradezco que hayas publicado ese estado :D

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