Disclaimer: Shingeki no Kyojin pertenece a Hajime Izayama

Contiene Shounen Ai (Relación chicoxchico), Riren/Ereri.


¿Qué Eren qué?

Armin quiso estrellar la cabeza de Jean contra el piso, de verdad que quiso. Pero al ver la mirada de furia casi a descontrolar de Mikasa siendo dirigida hacia él, decidió que podía sentir un poco de pena por el chico y se decidió a intervenir.

Mikasa, creo que Jean se conf…

Creo que sabe muy bien de que habla

Ok, era el momento para callar. Armin dirigió una mirada hacia el chico, encontrándose con un poste parado en medio del comedor que se parecía a Jean y que se estaba poniendo… un poco azul. Armin le dio una palmadita en la espalda y con la valentía que no tenía volvió a mirar a Mikasa… Le asustó más que los titanes, en serio.

¿Tu sabes algo, Armin?

¡No! ¡Para nada! –chilló de inmediato, no pareciendo nada convincente sin embargo. Y lamentablemente para él, Mikasa tampoco le creyó. Jean seguía siendo un poste en medio del comedor que solo balbuceaba cosas en un idioma desconocido.

¿Estás seguro?

Mikasa…

El final de su vida había llegado. Había tantas cosas que le habrían gustado hacer y sin embargo…


Levi se sintió satisfecho con su trabajo del día. Había ordenado a todos los novatos a limpiar el castillo –por segunda vez en el día– y lo habían hecho estupendamente. Podía ver un poco de polvo en el ladrillo 23 de arriba a la izquierda del pasillo que conectaba el comedor con la escalera a la segunda planta, pero era algo que podía tolerar… hasta la cena. Eren podía limpiarlo después de comer, si él se lo ordenaba.

Caminó tranquilamente dándose el tiempo de detenerse cada tanto y mirar hacia afuera durante un par de segundos, para seguir caminando como si nada había pasado. Solía hacerlo de forma automática desde hacía un par de meses, sobre todo cuando habían entrenamientos. Últimamente lo hacía con más frecuencia, pero no quería aludirlo a alguna causa emocional que podía entorpecer su trabajo.

No lo hacía, en todo caso. Pero en el momento y el tiempo en el que se encontraban, todo parecía o ayudar o entorpecer. Y lamentablemente eran soldados.

En el momento en el que llegó al comedor con el libro que Eren quería leer se encontró con un bullicio que le hizo fruncir el entrecejo, más aún, de forma automática.

¡Sargento!

Pero la voz de Eren automáticamente hicieron que el hombre despegara su mirada de la muchedumbre para posarla en él. Eren le sonrió como siempre, acercándose de un salto y parándose a su lado, sin procurar si le rozaba con el brazo o no. Rivaillen lo notó y no evitó preguntarse donde había quedado su espacio personal. Pero no dijo nada de eso.

Eren

¿Qué pasa ahí? ¿Ya terminó el libro?

Levi asintió, pero volvió a posar la mirada en la muchedumbre.

Acabo de llegar –Levantó el libro hacia Eren y esperó que él lo tomara –rozando deliberadamente sus dedos– antes de acercarse y abrirse paso. Suspiró secretamente de satisfacción al ver que con sólo imponer su presencia los soldados le miraban con miedo/admiración y le daban el paso sin rechistar –¿Sucede algo? –.

¿Mi… Mikasa?

Levi se encontró con una imagen bastante curiosa. A Mikasa Ackerman, zamarreando levemente a Jean Kirschtein mientras le decía algo en voz baja que a él le pareció como si le estuviese echando una maldición. A Armin Arlert sentado en una silla, pálido como un cadáver y quieto como uno, un escenario francamente perturbador.

Siendo sinceros, Levi pensó que la mujer había cedido a la preción y finalmente se había vuelto loca. Podía ver claramente las ojeras en sus ojos y, bueno, esa mirada sombría…

¡Eren!

Levi estuvo tentado a dar un paso al lado y decidir que no era su problema, pero Eren dio un paso adelante antes de que él decidiera que hacer. El chico titán se colocó a su lado cuando Mikasa se acercó, más preocupado por el estado de su amigo que otra cosa. Rivaillen le observó con detenimiento; no parecía alterado o asustado por la cara o la actitud de la chica. Acostumbrado más bien.

¿Es verdad que tienes novia?

¿Ah? –Eren miró hacia todos lados pidiendo una explicación. Levi sintió pena por él al ver que nadie había sido capaz de darle una respuesta a la actitud de su hermana –o eso pensó él–. Le vio aclararse la garganta, tomar aire durante más segundos de lo aconsejado para fruncirle el entrecejo. Hasta el retrasado de la policía Militar se habría dado cuenta que disimulaba algo. –¿A qué te refieres?

Somos familia Eren…Debiste decírmelo –Parecía herida a simple vista. A Rivaillen se le ocurrió que tenía más expresión de estar planeando un asesinato por celos más que otra cosa. Y supuso que los dos críos de allá habrían concordado con él.

No sé de que hablas Mikasa. ¿Quién te dijo eso?

Levi comenzaba a fastidiarse. Los soldados a su alrededor no dejaban de emanar comentarios olvidando su presencia y, sinceramente, no era una conversación que le gustase presenciar. Por respeto a Eren no había dicho nada hasta el momento, pero él tenía su límite –y uno bastante bajo, al parecer–. Se cruzó de brazos, frunciéndole el entrecejo al resto de los soldados que parecieron no notarlo. Esto no le gustó nada de nada.

Suficiente. No tienen nada que estar haciendo aquí. Vuelvan a sus deberes si no quieren terminar limpiando el castillo con su cepillo de dientes por un mes –ordenó, dándoles la espalda a los protagonistas de la situación –quienes no habían parado de discutir– para hacer valer su autoridad. Automáticamente –y le gustaría decir que no demoraron más de diez segundos– la muchedumbre se esparció, quedando él y los cuatro críos en la habitación. Levi se tocó el puente de la frente con la mano derecha, harto de toda insulsa discusión en la que él no tenía nada que ver. Por ende, decidió dar media vuelta e ir a su despacho, por otro libro. Tal parecía que demorarían un poco en dejar de hablar y no quería arruinar su humor aún más.

Ya tendría tiempo de recordarle a Eren, después de comer, el problema de poner asuntos personales en público. Sobre todo cuando la gente podía malinterpretarle de esa manera.


Eren iba a morir de un dolor de cabeza, estaba seguro.

No, Mikasa. No tengo novia –repitió por décima vez en la tarde. Sabía que decirle eso no servía absolutamente de nada –Porque era Mikasa. Fin del tema– pero tampoco tenía motivos para mentirle de alguna forma.

Pero Eren…

Escucha, Jean te mintió ¿Si? –Masculló, echándose el pan a la boca y dándole una gran mascada. Había pasado aproximadamente dos horas desde que había arribado al comedor y su cena comenzaba a enfriarse. Eren, ignorante de la insistencia de su hermana y decidiendo que ya era suficiente, tomó el tenedor y prosiguió por terminar de comer el arroz. El libro que el sargento le había prestado estaba cuidadosamente a su esquina, lejos de la comida y de posibles represalias. Jean había vuelto a hablar y Armin ya no lucía como un cadáver, pero fuera de dirigirles una mirada asesina no había hecho nada más. Por ahora. Porque Eren sabía que Mikasa le molestaría durante semanas hasta que hubiese decidido que el rumor realmente era falso y hubiese dado su sobre-sobre-SOBRE-protección por terminada.

Suspiró de solo pensarlo, haciendo que Mikasa lo malentendiera aún más.

¿¡Porqué no quieres aceptarlo, Eren?! –escuchó otra vez. Pero antes de que Eren abriera la boca siquiera, escucharon un golpe que les hizo saltar de forma instintiva, mirando hacia todos lados en busca del origen. Un escalofrío recorrió la espalda de las 4 personas presentes al ver una mirada de fastidio intenso que sabían que traería consecuencias.

Ackerman, Kirschtein, a la cocina. Alert, necesito que vuelvas a repasar una vez más la limpieza de las paredes del segundo piso. Eren, debo hablarte un momento. Muévanse. Ahora– Y nadie, absolutamente nadie fue capaz de contradecirlo. Hanji Zoe, después de reírse un poco y manifestar su lástima hacia los cadetes –pero no contradecir a Levi de ninguna forma– salió del cuarto posterior a tres reclutas, algunos más molestos que otros, prestos a cumplir sus funciones.

Eren, sinceramente, pensó que el juicio final se le venía encima.


Levi cerró los ojos y disfrutó del silencio hasta sentir como alguien se levantaba de su asiento y caminaba hasta su izquierda, donde se colocó. Pero estaba tan acostumbrado a esa clase de movimientos –No invisible, no molesto. No queriendo molestar pero imponiendo su presencia– que no hizo más que abrir los ojos y mirar el libro en la página donde había quedado.

Sargento, lo siento mucho… Mikasa…

No debería exponer tales asuntos en público –masculló, no levantando la vista sin embargo y retomando la lectura.

¡Se lo dije! Pero Mikasa estaba demasiado obsesionada con el asunto y no pude hacer nada –Eren suspiró, Levi suspiró después que él. No sabía cómo hasta el momento Eren no se había percatado de la obsesión de la chica. O si lo había hecho, tampoco hacía nada porque le dejase tranquilo. Se quedó callado y decidió, una vez más, el concentrarse en la lectura. Llevaba dos páginas del condenado libro y no había podido avanzar la gran cosa –Sargento…

¿Si?

No, nada

Ella estará con la guardia arriba –murmuró el sargento después de un rato, cuando recién terminó el primer capítulo. Eren levantó la vista del libro –Que al parecer, le había gustado. No encontraba otra explicación para tener la cara prácticamente encima del libro–, haciendo un suspiro. Sintió aún más pena por él.

Lo sé, lo siento

El sargento se encogió de hombros. Porque en realidad ¿Qué más podría hacer? Levantó el brazo y le dio dos palmaditas en la espalda. Eren le sonrió levemente.

¿Cómo es que llegó a esa conclusión?

Jean lo dejo caer en la tarde, Armin me contó –admitió el chico, frunciendo el entrecejo. Levi pensó que a Kirschtein le caería muy bien dos meses enteros viviendo en las caballerizas… sin poder entrar al castillo. Mañana mismo lo pondría en práctica –y Jean lo escuchó de una conversación que yo tuve con Armin, en mi calabozo

Oh, serían cuatro meses. Por metiche y boca floja. Eren le miró de una forma tan devastadora que Levi no pudo sentirse especialmente furioso, sea lo que sea que Arlert y él estuviesen hablando. Él era un adulto, no podía ponerse a nivel de dos críos y tratar de investigar qué diablos podrían estar hablando a solas.

Bien, si quería saberlo. Cualquiera querría saber qué diablos hablaban de uno mismo.

Volvió a suspirar antes de dejar el libro en la mesa y atraer a Eren hacia su boca. Le besó lenta y cadenciosamente durante más poco tiempo del que le habría gustado, pero el suficiente como para no dejarse llevar y olvidarse que estaban en un lugar donde cualquiera podría verlos. Tras un corto y último beso Levi volvió a su lugar, a la posición en la que estaba y volvió a retomar el libro que leía. Pero cualquiera que le conociera un poco más sabría que estaba respirando alterado. Eren jadeaba visiblemente, pero no se movió de su asiento.

No puedes abandonar el calabozo por el momento ¿no? –preguntó distraído, mucho más de lo que hubiese querido. Eren jadeó una vez más antes de cerrar la boca. No necesitaba verlo para saber que había llegado recién a esa conclusión. Y Levi no iba a admitirse a si mismo que lamentaba profundamente que el poco tiempo que podían dedicarse el uno al otro se disminuiría a nada.

Porque… Levi no podía permitirse dejar que esto se supiera. Le separarían de Eren, estaba seguro. Y usarían palabras insulsas usando a la humanidad como principal motivo sin pensar que él era parte de ella. Que Eren, a pesar de todo, también era un humano.

No… lo siento

No es como si fuese tu culpa –replicó.

Y se quedaron mucho tiempo más, leyendo, sin atreverse a tocarse el uno al otro. Cuando se levantaron y caminaron hacia la intesección donde se encontraban las habitaciones superiores y el calabozo de Eren. Se besaron por última vez y mucho más breve, antes de que Eren bajara las escaleras y Levi siguiera su camino. Y lo único que él pensó en esos segundos, fue que ese mes sería el más complicado que viviría hasta el momento.


Tres semanas después, Jean Kirschtein se encontraba totalmente relegado a las caballerizas… junto a Mikasa Ackerman y Armin Arlert. La última había cabreado de verdad a Levi cuando hace una semana osó entrar a los baños de hombres mientras la mitad de los soldados se encontraban dándose un baño, sólo para preguntarle a Eren si era verdad que se veía con su novia durante las noches aún cuando ella montaba guardia en ese lugar. Y a Arlert, por ser otro boca floja. Ni siquiera Irvin pudo convencer a Levi de que la medida era demasiada, algo que logró convencer a toda la legión de que el sargento tenía más poder del que aparentaba. Y ¿Quién podría hacer algo cuando el soldado más fuerte de la humanidad te amenazaba con enviarte a las tropas estacionarias si no le hacías caso?

Las cosas se habían calmado de apariencia al estar Mikasa Ackerman trabajando fuera del castillo y Eren dentro de él, además de prohibirles a ambos estar cerca el uno del otro. Hanji le había advertido que la medida era demasiada y que Ackerman acabaría perdiendo la paciencia, pero Levi simplemente la ignoró. Necesitaba algo de tranquilidad, aunque fuesen dos semanas. Y después de esas dos semanas tendrían una nueva misión de exploración donde podrían interactuar normalmente, lugar donde podría acabar con la restricción y realmente esperaba, que Ackerman se calmara un poco.

Permiso…

Levi levantó la mirada del libro que estaba por terminar, sin levantarse de la cama cuando Eren ingresó a su habitación a paso rápido.

¿Tuviste problemas para llegar? –preguntó con curiosidad. Eren negó con la cabeza, dejando la muda de ropa del día siguiente en el lugar de la cómoda que Levi había dejado para él hacía cosa de dos meses para rodear la cama y acostarse al otro lado.

Mikasa se las arregló para dejarme una nota… otra vez. Así que se la respondí y se la envié antes de que entrara y perdiera la cabeza. Parece que está rondando la ventana del calabozo

Te dije que no le respondieras –le regañó, volteando la mirada hacia Eren quien había apoyado la cabeza en la almohada. Le extrañó que no trajese ningún libro –¿No tienes que leer otra vez?

La verdad es que me deprime leer una hoja más –admitió, tapándose hasta la cabeza. Levi sonrió levemente, cerrando el libro y dejándolo en la mesita de noche. Apagó la luz y sacó la almohada detrás de su cabeza, colocándola debajo, donde apoyó la cabeza. En cuanto se tapó hasta la cabeza Eren se acercó e inconscientemente se acurrucaron, la cabeza del chico en el hombro del sargento. Escuchó un suspiro de satisfacción que le hizo acariciar brevemente la espalda de Eren antes de dejar la mano donde estaba, encima de su cintura.

Ya veo –Y sinceramente, no tenía nada más que decir –¿Qué le vas a decir si llega a enterarse si tu novia no es precisamente una mujer? –preguntó, con más curiosidad que otra cosa. Eren se acurrucó aún más, más presto a dormir que otra cosa. Fueron dos semanas sin verse más que una hora en la noche, después de todo. Levi también lo había sentido esta vez, lo que no le ayudó en nada para con sus convicciones.

Eso depende –respondió, medio adormilado. Eren buscó su boca y él no tuvo reparos en que le besara. Saborearon sus labios una vez más, durante minutos, disfrutando de la comodidad de la habitación y el que nadie entraría a molestar. –Depende de lo que usted quiera, sargento –Eren volvió a acomodarse. Levi se tomó un minuto entero antes de responder.

No se trata de lo que yo quiera, Eren. Se trata de cuan discreta puede ser –Y la legión. Y el que no involucrara a que Eren se separara de él. Porque Levi había aguantado muchas cosas, muchas pérdidas. Pero jamás la carga de llevar la victoria o la derrota de la humanidad había resultado tan pesada.

Y ya no estaba tan seguro de sacrificar tanto de si mismo por esta empresa. No si debía seguir perdiendo algo que apreciaba.

No habrá problema entonces. Buenas noches sargento –Eren bostezó un momento, se apretó un poco más entorno a él antes de dormir. A veces no podía creer como alguien como Eren, a estas circunstancias podía seguir creyendo. Confiando. Quizás porque sabía que ella nunca le traicionaría, que Arlert tampoco lo haría.

Y maldita sea, él tampoco sería capaz de hacerlo.

Levi le observó en silencio, hasta que los suspiros de Eren se volvieron regulares y relajados.

Buenas noches, Eren–.

La cara de Ackerman sería interesante de apreciar, de eso estaba seguro. Sobre todo cuando se enterara quien era la novia de Eren.