Ingenti Orbis
Sede Central – Concejo de Comunicación
Radzia Syvel, 32 años
La luz de sol se cuela por la ventana e inunda por completo mi oficina. Hoy podría ser una mañana como cualquier otra, una mañana en la que, como todos los días, las vías de comunicación dependen de mí y solo de mí.
La pluma con la que llevo firmando las órdenes de autorización de las últimas simulaciones enviadas por el Souterrain 3 OMA – Oxígeno y Medio Ambiente para las nuevas ambientaciones en todos los sectores, se desliza con ligereza entre mis dedos. Con cada orden firmada, un nuevo ambiente es aprobado y todos los habitantes de las naciones subterráneas deberán conformarse con la poca belleza que yo, en mi condescendencia, he decidido entregarles.
Por lo general, los diseñadores de los escenarios solían tomarse demasiadas libertades en el proceso creativo. Mi predecesor tuvo la mala fortuna de entregarles demasiada información e imágenes del mundo previo al nuestro, lo que generó como consecuencia una serie de proyecciones excesivamente coloridas y que intentan reflejar un mundo que no les pertenece. No comprenden que solo los nacidos bajo el seno de Atlanta tenemos el derecho a disfrutar de la exuberancia que proporciona un ambiente al aire libre y altamente protegido bajo la seguridad de los domos.
La OMA no lograba concebir que las proyecciones son solo diseñadas para evitar que la población de los Souterrains no comience a aniquilarse entre si a causa de la pérdida de cordura por encontrarse aislados y bajo tierra.
Este escenario se presentó en una sola ocasión en los Souterrains. El incidente, que casi diezmó a la ya escaza población que quedaba de las viejas naciones, ocurrió a finales del primer año en el que comenzaron a vivir bajo tierra.
La desesperación de la población por no saber si era de día o de noche y por estar encerrados en lo que yo considero fosas comunes, condujo a un prominente investigador retirado del naciente Souterrain 1 BT – Biotecnología, Aysel Einar, a recrear una de las más peligrosas armas químicas jamás creadas. Fue precisamente aquella sustancia la que puso fin a la disputa por los últimos recursos, y afianzó la alianza entre Atlanta y uno de los países antiguos, que al verse sometido pidió clemencia y colaboró para la Gran Nación, convirtiéndose posteriormente en el BT.
La locura de la que fue presa Einar casi acabó con el mundo por segunda vez. Desarrolló el veneno y lo vertió en las tuberías por donde solía pasar el oxígeno. Más de la mitad de la población murió por envenenamiento, la otra mitad logró sobrevivir gracias a la intervención de Atlanta.
Einar se suicidó momentos después de haber soltado el gas venenoso, lo único que dejó fue una nota en la que relataba los sucesos ocurridos entre las naciones, que sin darse cuenta, jugaron a nuestro favor y lo convirtió en una historia de amor y traición, en la cual Alemania, Gran Bretaña, Francia e Italia eran las protagonistas.
Esta historia es tan antigua que las pocas personas que la conocen, solo cuentan la fábula inventada por Einar, los nombres de las naciones que se vieron involucradas en el conflicto final quedaron enterrados en el olvido.
Recuerdo el día en el que yo misma la escuché por primera vez, jamás olvidaré la conversación que la Presidenta y yo mantuvimos. Ese día se quedó grabado a fuego en mi memoria. Aquel día, en mi interior surgió la más intensa admiración y devoción hacia otro ser humano que no fuera yo misma.
Desde que recuerdo, siempre trabajé para mí y para mi satisfacción personal, pero el conocer a la Presidenta cambió el rumbo de mi vida. El fervor que siento hacia ella se ha convertido en una obsesión casi perfeccionista por parecerme a ella, por estar a la altura de sus expectativas.
El que me nombrara Jefa del Concejo de Comunicación, solo acrecentó mi fidelidad absoluta, sobretodo después de que me explicara las razones por las cuales me había elegido a mí por encima de Roderik Laerke para ocupar este lugar y con apenas treinta y dos años, me he convertido en la segunda mujer más influyente de la Nación.
Sí, hoy podría ser un día como todos los otros, la diferencia de esta mañana es que hoy se reúne la Asamblea General de Atlanta. Cada año esta reunión se lleva a cabo bajo la más absoluta discreción, siempre en diferentes fechas y en distintos lugares.
A pesar de mi cercanía con la Presidenta Rotlan jamás he tenido conocimiento acerca de nada sobre la Asamblea, sin embargo, hoy por primera vez asistiré a dicha reunión. La invitación me llegó a través de las manos de la propia Presidenta de Atlanta. Al principio me quede en shock, no sabía cómo reaccionar, aunque claro hice lo que siempre hago: no demostré ninguna emoción.
He tenido tiempo de pensar el porqué de tan inesperada invitación, aunque sé con certeza que mucho tiene que ver con los Juegos que estamos próximos a anunciar, yo en persona he asumido la responsabilidad completa sobre el flujo de información, es por eso precisamente que todo se ha mantenido bajo el más absoluto hermetismo. Es imposible que alguien más conozca sobre estos Juegos. Entonces, ¿por qué me han citado? Esa es la pregunta que me acosa todo el tiempo desde que recibí la invitación.
La Presidenta es la persona que ha estado detrás de todos los detalles, y hoy en la Asamblea dará a conocer sus planes, eso es lo más seguro.
Miro mi reloj de pulsera, es el último regalo que me envió Roderik, es del más exquisito oro blanco, las manecillas que giran lentamente son de fibras de oro y esta adornado con los más exuberantes diamantes, esta es su forma de agradecerme la noche que le concedí. No veo motivo para no aceptar su obsequio, después de todo, he pasado la noche en su cama en lugar de pasarla en la de cualquier otro.
El reloj marca un cuarto para las cuatro, es momento de dirigirme al salón E-122. Curiosamente esta Sala está ubicada en la planta subterránea del Edificio Central de la Ingenti Orbis, salgo de la oficina y me dirijo al ascensor que me llevará a mi destino.
Avanzo por el corredor, que extrañamente se encuentra vacío. Al final del pasillo se encuentra la sala que estoy buscando. Al llegar a la puerta, la luz del escáner me paliza por unos minutos mientras me evalúa, un pitido que resulta demasiado agudo para mi gusto, indica que puedo pasar y enseguida las puertas se abren ante mi. Me apresuro a entrar, faltan ocho minutos para las cuatro y yo siempre acostumbro llegar con antelación.
Una mujer que no había visto antes esta sentada detrás de un elegante escritorio de mármol, al percatarse de mi presencia, levanta la mirada y dice:
— Señorita Syvel, buenas tardes— se queda en silencio esperando a que le devuelva el saludo, no sabe que yo no acostumbro a saludar a nadie que no esté a mi altura.
— Tome asiento por favor, en unos minutos podrá pasar a la sala— continúa, luego gira levemente su cabeza y fija su mirada en el reloj que se encuentra en la pared— el otro invitado no debe tardar en llegar.
— ¿Otro invitado? ¿a quién se refiere? — pregunto cortante, la veo abrir la boca para contestarme cuando, en ese instante, las puertas por las que acabo de pasar se abren permitiéndome ver al otro invitado.
Sus ojos verdes anticipan mi presencia, y me recorren el cuerpo por completo, haciendo una pausa demasiado larga en mis piernas y escote, hasta finalmente mirarme a los ojos.
— ¿Radzia? ¿Qué haces aquí?— me pregunta con ese masculino tono de voz tan particular, que usa únicamente cuando se dirige a mi
— Es exactamente la pregunta que yo te hago a ti, Roderik.
Sede Central – Sala E-122
Roderik Laerke, 36 años
Desde que encontré el sobre con el sello de Atlanta reposando sobre mi escritorio hace dos días, no he conseguido deshacerme por completo de la incertidumbre que se ha instalado en mi mente, como si fuera un nanobot carnívoro, de esos que desarrolló la BT años atrás para tratar enfermedades mentales. Solo la compañía, el deseo y el placer que incita en mí Radzia Syvel, ha conseguido mitigar el nerviosismo y la duda que la invitación a la Asamblea General han desatado en mi interior.
Ahora estoy de pie frente a Radzia, no puedo evitar recorrer su cuerpo con la mirada. Apenas anoche la tuve en mi casa, calentando mis sábanas, pero en esta ocasión su presencia, además de encender mis más bajas pasiones, también multiplica mi nerviosismo y curiosidad.
Son esos ojos de un verde imposible, que nunca reflejan sentimiento alguno, los que me observan con intensidad, es como si quisiera descifrar todos mis pensamientos. Está a punto de preguntarme algo, cuando una mujer que apenas he notado se dirige a nosotros:
— Señorita Syvel, señor Laerke, es hora, los están esperando.
Las manecillas del reloj marcan exactamente las cuatro, y en ese preciso segundo una de las paredes de la habitación se desliza hacia el costado izquierdo, solo un pequeño pasillo me separa de mi destino, ¿por qué me han citado? ¿qué es lo he hecho para que la Asamblea requiera mi presencia?
Observo a Radzia avanzar con decisión, imito su expresión y me encamino detrás de ella. Su perfume rápidamente inunda el corredor y aunque me seduce, no consigue tranquilizarme. Finalmente atravesamos el pasillo y de repente mis ojos ven por primera vez a la Asamblea de Atlanta reunida.
Entramos en una habitación en su mayoría obscura, apenas y logro ver los rostros poco iluminados de las personas aquí reunidas. Son diez en total, seis mujeres y cuatro hombres, están sentados en una especie de atrios elevados unos tres metros sobre el suelo, los atrios forman un circulo perfecto y Radzia y yo nos encontramos en la mitad de ese circulo, rodeados por las personas dueñas de todas las vidas del planeta.
Todas las miradas recaen sobre nosotros, jamás he sido un hombre que se intimide ante este tipo de situaciones, sin embargo, debo reconocer que esta es la segunda vez en mi vida en la que me siento expuesto.
La primera vez fue seis años atrás, cuando estaba completamente seguro de que seria promovido a Jefe del Concejo de Comunicación y por fin mi trabajo se vería recompensado. Un día antes de que se anunciara el nombramiento, la Presidenta Rotlan me pidió ir a su oficina. Era la primera vez que hablaría directamente con ella, compuse mi traje y fui inmediatamente a su encuentro.
Al llegar noté que la puerta de su oficina estaba abierta, algo que nunca antes había visto y que jamás he vuelto a ver. Me paré junto al umbral, lo primero que llamó mi atención fue que la decoración de su oficina, muebles, escritorios, jarrones y cortinas, eran de color negro. Distinguí a la Presidente recargada junto a la ventana:
— Señor Laerke, pase— dijo mientras se giraba para mirarme a los ojos.
— Buenos días Señora Presidenta— respondí rápidamente.
— ¿Por qué cree usted que las proyecciones en los Souterrains deben ser supervisadas por el Concejo de Comunicación?— comenzó preguntando, sin mayor saludo. Su pregunta me descolocó por completo, en realidad el Concejo se formó para supervisar las actividades del Souterrain 5 IRC – Información y Redes de Comunicación, los diseños ambientales que desarrolla la OMA son solo un trabajo adicional, o eso es lo que yo pensaba.
— Están supervisadas por el Concejo, porque es una actividad adyacente al manejo de las comunicaciones. Todos los Souterrains, por ley, deben tener proyecciones distintas y ¿quién mejor que el Concejo para asignarlas?, son los que controlan toda la información proveniente de las naciones subterráneas— contesté con seguridad, convencido de que era la respuesta correcta.
— Bien Señor Laerke, eso es todo, puede retirarse— fue todo lo que recibí por respuesta, mientras la Presidenta volvía a girarse para contemplar la ventana.
Salí tan rápido como entré, y lo hice sin saber como interpretar su respuesta. Al llegar al ascensor me encontré con Radzia, no me dijo ni una sola palabra y se dirigió hacia la oficina en la que yo había estado minutos antes.
El resto del día lo pasé cerrando los pendientes que tenía y preparándome para tomar posesión del puesto que me correspondía y que me convertiría en un hombre poderoso e influyente.
A la mañana siguiente, al despertar, desplegué la televisión holográfica y lo que escuché desmoronó mi mundo por completo: Radzia Syvel había sido nombrada Jefe del Concejo de Comunicaciones. No recuerdo la mayor parte de lo que ocurrió ese día en mi departamento, solo tengo presente que tuve que redecorar días después, debido a que la mayoría de los muebles quedaron inservibles.
Me tragué mi orgullo herido y me presenté al día siguiente en la oficina para continuar con mis funciones habituales. Me propuse no permitir que aquella derrota me definiera, trabaje duro y, seis meses después, me convertí en el Jefe de división de la BT.
Básicamente Radzia y yo tenemos el mismo rango. La competitividad que siempre ha existido entre los dos se transformo en tensión y deseo. Ningún hombre en Atlanta puede evitar sentirse atraído por Radzia. Lo nuestro ocurrió sin mayor preámbulo ni premeditación, simplemente un día la tensión fue tanta que no pude contenerme más y la tomé entre mis brazos, ella no puso resistencia y me permitió descubrir el placer que es capaz de proporcionarme.
No existe amor entre los dos, es imposible que personas como nosotros podamos sentir amor. Radzia es la que decide en que cama pasar la noche, si en la suya o en la de cualquier otro hombre que le parezca deseable. Cuando decide pasarla conmigo, yo a cambio le envío algún detalle extremadamente costoso. Solo acepta los regalos provenientes de mí, lo hace para exhibirlos y que todos sepan que, a pesar de tener en teoría, la misma influencia yo, también he caído rendido ante la cadencia de su cuerpo.
Ahora por segunda vez, me siento expuesto, no tengo la menor idea del porqué estoy aquí. Diez pares de ojos nos observan a detalle, después de unos minutos la Presienta decide sacarnos de nuestra incertidumbre:
— Señorita Syvel, señor Laerke, sean bienvenidos— exclama la Presidenta—mis estimadas señoras y señores, les presento a sus Vigilantes en Jefe para los Juegos del Hambre.
Me quedo estático en mi lugar, no entiendo lo que quiere decir, las siguientes palabras de la Presidenta atraen nuevamente mi atención.
— Señores, ustedes han sido elegidos para estar a cargo de la organización del mayor evento que se ha llevado a cabo en Atlanta en décadas. Los dos poseen cualidades que los han convertido en la única opción viable. No hemos podido decidirnos entre uno de ustedes por lo que la conclusión lógica es tener dos Vigilantes para estos Juegos.
Sigo sin comprender de que tratan estos Juegos de los que habla la Presidenta, observa a Radzia y concluyo que ella tiene conocimiento sobre el tema, pero eso es lo que menos importa ahora, por el momento me vale con saber que finalmente la he alcanzado en favoritismo.
Anielka Rotlan – Presidenta de Atlanta (edad desconocida)
Radzia y Roderik se encuentran de pie frente a la Asamblea, la expresión en sus rostros dista mucho la una de la otra. Los dos son personajes peculiares y únicos, y por lo mismo los he elegido a los dos para tomar el puesto de Vigilantes en Jefe.
Se miran el uno al otro. Roderik esboza una sonrisa burlona cuando su mirada se cruza con la de Radzia. Ella, por su parte, mantiene su fría expresión habitual, pero la conozco demasiado bien como para no notar el casi imperceptible tamborileo de su dedo índice sobre su pierna derecha, está furiosa y eso es precisamente lo que buscaba.
— Radzia, Roderik estamos aquí reunidos para darles a conocer sus funciones como Vigilantes en Jefe— decido proseguir, el tiempo es un bien preciado y no puedo permitirme desperdiciarlo. — Como es de su conocimiento, nuestra Gran Nación esta cayendo en decadencia, en los últimos cincuenta años la tasa de natalidad se ha venido a pique estrepitosamente y a pesar de todos nuestros esfuerzos no hemos podido revertir este proceso. Si continuamos de esta manera, dentro de veinte años los nacimientos serán nulos y Atlanta se convertirá en una nación en su totalidad senil y eventualmente desaparecerá de la faz de la Tierra.
Veo como la mandíbula de Roderik se tensa y como aprieta los puños, él sabe que gran parte de este problema recae sobre sus hombros, la división de la BT encargada del desarrollo embrionario, no ha podido dar con el defecto genético que evita que los embriones sean fértiles.
— No podemos permitirnos que Atlanta caiga de rodillas por la infertilidad de la que somos presas, no cuando tenemos a nuestra disposición una fuente de vida recluida bajo nuestros pies— expreso mientras los miembros de la Asamblea asienten dándome la razón.
— Disculpe señora Presidenta, pero me temo que sigo sin comprender de que tratan estos Juegos— indica Roderik tratando de imprimir firmeza en cada una de sus palabras.
— Sencillo, estimado señor Laerke. La población de los Souterrains es la clave para nuestra supervivencia, pero tampoco podemos permitir que todos sean trasladados hacia Atlanta. Si lo hacemos, la población al principio, estará contenta y agradecida con nosotros por permitirles regresar a la superficie y quedarse bajo la protección que las cúpulas nos brindan; sin embargo, con el tiempo la idea de que son iguales a nosotros crecerá en sus corazones y ya no querrán seguir sirviéndonos tan fielmente como lo hacen hoy, se sublevarán y una nueva guerra se desataría y la vida de las nuevas generaciones de Atlanta es algo que no pondré en riesgo. Los Juegos que proponemos nos permitirán elegir al Souterrain que será trasladado hacia uno de los domos e iniciar inmediatamente la repoblación de nuestra Gran Nación. De cada Souterrain se seleccionará a dos representantes, de entre dieciséis y veintidós años, uno masculino y otro femenino, dieciocho entran al Juego y solo uno sale con vida.
A penas y finalizo mi explicación observo a Radzia, las comisuras de su boca se tiran hacia arriba en un movimiento sutil, mientras que Roderik, quién está procesando las palabras que he dicho, nuevamente fija sus ojos en mí y dice:
— Entiendo su punto señora Presidenta, pero ¿por qué no simplemente trasladamos a uno de nuestros más fieles Souterrains? ¿al uno o al nueve por ejemplo?, resultaría menos costoso y nos tomaría menos tiempo ¿no cree usted?— señala con seguridad, convencido de que tiene la razón.
Estoy a punto de contestar a sus preguntas cuando Radzia ya no puede contenerse más y se adelanta:
— Si entendieras el punto de la Presidenta Rotlan no preguntarías cosas tan absurdas— dice con ira contenida. — Si se hiciera lo que tú propones, los demás Souterrains lo verían como claro favoritismo, y comenzarían a pensar en el porqué no han sido ellos los recompensados, si de todas formas cumplen con sus deberes y trabajan para Atlanta, tanto como el Souterrain uno o nueve. Cuando la población comienza a pensar demasiado en lo que ellos creen como injusticias, comienzan a organizarse en pro de la liberad; eventualmente enfrentaríamos el mismo escenario planteado por la Presidenta, habrá revueltas y, por consiguiente, vendrá la guerra. Al llevar a cabo los Juegos dejaremos claras dos realidades ante la población.
Ella levanta los dedos para enumerarlos mientras le dedica un mirada de superioridad. Sonrío.
—La primera, nos mostraremos como una nación justa y equitativa, que está entregando las mismas oportunidades a cada uno de los Souterrains para salir a la superficie. La segunda, que no importa cuan fieles puedan ser, ellos siguen siendo los dominados y nosotros los todopoderosos, sus vidas nos pertenecen.
— ¡Esa es precisamente la razón por la que los he elegido a los dos!— anuncio ante todos y una carcajada se escapa de mi boca.— Radzia, tu siempre vas un paso adelante, anticipas mis deseos y piensas empleando la misma lógica que utilizo yo. Roderik tu eres un hombre práctico, no te andas por las ramas, buscas la solución más sencilla a las situaciones que se te presentan. Solo los dos podrían llevar a cabo estos Juegos, por supuesto estarán bajo mi directa supervisión, trabajaran para mí y conmigo. Deben asegurarse de presentar el mayor espectáculo que puedan idear.
Todas las miradas se posan en mí, es la primera vez que me escuchan reír. Son las miradas estupefactas de Radzia y Roderik lo que ocasiona que vuelva a sonreír, supongo que debe ser escalofriante para ellos, ver que los próximos Juegos llenos de sangre y muerte por doquier me llenan de tanto gozo.
— Radzia, Roderik necesito de toda su concentración para este evento, no pasaré por alto ningún error, los dos saben muy bien como castigo los errores— los dos tragan en seco ante mi velada amenaza.— Radzia, necesito que prepares todo para anunciar dentro de dos días la realización de los Juegos— la rubia asiente en forma positiva.— Roderik, requiero de todos los reportes de las últimas creaciones de la BT, tenemos que incluir diversión adicional en la Arena— suelto mis planes manteniendo una sonrisa en mi rostro.
Los dos se quedan inmóviles en su sitio, están esperando a que les de la orden de salida. Me rio para mis adentros, son dos perros bien entrenados y fieles, no se atreverán a dar ningún paso sin mi previa autorización, los dos al igual que el resto de Atlanta y de la población, me pertenecen por completo.
Ha pasado ya demasiados años desde que pude ver las bajezas que el hombre es capaz de realizar para salvar la vida propia, hace mucho que no veo sangre derramada mezclándose con la tierra por causa mía, extraño el olor de la sangre fresca brotando incontenible a causa de un corte en la carótida, mientras observo como la luz en los ojos de la victima se apaga segundo a segundo.
Antes de permitirles marcharse, decido darles una idea de lo que espero de ellos:
— Los Juegos se llevarán a cabo en la Cúpula "Novi Malum"— veo como ambos se quedan paralizados, sus ojos se abren como platos y parece que se van a salir de sus orbitas, es la primera vez que veo a Radzia reflejar una emoción.— La población de los Souterrains quiere conocer la superficie, y su ilusión aumenta a través de los mitos del mundo antiguo, quiero que los valientes jóvenes que derramarán sangre para que Atlanta se levante una vez más, disfruten de esa ilusión y mueran en ella ¿no creen que esa clase de espectáculo será sumamente entretenido?— ninguno de los dos me responde—. Ahora pueden retirarse— les digo haciendo un gesto con la mano— pero recuerden: los errores se pagan con sangre.
Hola! Aquí esta el capítulo introductorio del SYOT.
Estoy muy emocionada por este proyecto que he iniciado, y quiero darles las gracias a todos/as quienes se han sumado al SYOT y me han enviado tributos. Muchas gracias por sus chicos. Me he enamorado de maneras distintas de todos y cada uno de ellos, como les he dicho a todos, espero estar a la altura y darles la historia que se merecen.
El reto es grande y me emociona manejar tantas personalidades a la vez. Primero que nada un agradecimiento especial a Elenear28 quien fue la que me presento este maravilloso mundo de los SYOTs y que le dio un vistazo preliminar a este capitulo. También aprovecho para agradecerles a las chicas AP, niñas ustedes han sido un gran apoyo para mi y sé que seguirán apoyándome durante este viaje.
Bueno, primero que nada voy a seguir la norma establecida y deben tener en cuenta que los reviews tanto en el fic como en el blog le suman puntos a sus tributos, ya saben, es mejor escribir para los papis y mamis que siguen y apoyan a sus hijos que para aquellos que los abandonan. Espero nadie abandone a su hijo.
¡Ya esta listo el blog! Vayan y conozcan a todos los chicos y también a los Souterrains, el link esta en mi perfil :D
Les informo que en el siguiente capitulo ya comenzamos con las cosechas, serán tres capítulos de las mismas y de ahí nos vamos para Atlanta :D
Vamos con unas preguntitas:
1. ¿Quién de los vigilantes les ha gustado más, Radzia o Roderik y por qué?
2. ¿Que piensan de la Presidenta?
3. ¿Creen que la Presidenta tenga alguna razón oculta para elegir a Radzia y a Roderik? Si es así ¿Cuál creen que es?
4. ¿Cuántos años creen que tiene Anielka?
Ok, eso es todo por hoy, gracias por leer y por sus tributos.
Besos para todos.
