Disclaimer. Los personajes pertenecen a Stephenie Meyer, la trama es mía, modificada a partir de Luna Nueva.

Aclaro, esta era la historia que estaba subiendo en MlovesRathbone, no llevaba ni un mes, por alguna razón simplemente quedó en el aire... En fin, aquí subo el primer capitulo de nuevo, espero que lo disfruten.

Cuando Edward abandona a Bella después del incidente de su cumpleaños, no vuelve. "Será como si nunca hubiera existido" El estaba cumpliendo su promesa.

Jacob/Bella.

"-Te haré una promesa a garantizo que no volverás a verme. No regresaré ni volveré a hacerte pasar por todo esto. Podrás retomar tu vida sin que yo interfiera en nada. Será como si nunca hubiera existido."

Desde ese día no supe nada más sobre Edward Cullen.

Capítulo 1.

-Bella, para con eso ya- se quejó Jake, no sabía cuanto tiempo había estado tamborileando mis dedos en la mesa, pero eso lo irritó al límite. Pero que podía hacer yo, la mayor parte del tiempo, y era bastante tiempo en el que me planteaba esta posibilidad, esperaba en algún momento que Edward se plantara frente a mis ojos y me despertara de esta pesadilla. Habían pasado 3 años desde aquella tarde de septiembre en la que los Cullen habían abandonado Forks, "Será como si nunca hubiera existido". Esperar que olvidara cada minuto con él, cada experiencia que me dió, era imposible deshacerme de cada sentimiento, de cada recuerdo, pero tal vez, solo tal vez podría existir la posibilidad de que fuera un mal sueño, una pesadilla de la que aún no había despertado.

-Bella…- Jake ya iba a comenzar de nuevo, me detuve de inmediato y dirigí mi atención al libro que se encontraba frente a mí, la verdad no tenía idea de que trataba, era un trabajo extra el cual hacía por distraerme, pero con la cabeza llena de tantos pensamientos, que importaban los trabajos extras. Aunque yo ya había terminado la escuela, estaba en vacaciones de verano, así que siempre que llegaban estos descansos indeseables, pues me daban demasiado tiempo libre para pensar en Edward, yo me hospedaba en Jacksonville unas semanas con mamá y luego venía a Forks para visitar a papá y visitar a mi mejor amigo, Jacob Black.

Había sido el orgullo de mis padres cuando terminé la escuela, me habían becado en Yale, una universidad muy reconocida, se encontraba en New Haven, estaba estudiando Literatura, me iba bastante bien, no por ser engreída, era la primera en mi clase, claro, sin ningún vampiro rondando por mi habitación tenía todo el tiempo del mundo para ocuparme de estudiar.

Aunque el me proporcionaba días de interminable alegría, no podía dejar de lado el sentimiento de vacío, ese sentimiento de soledad, que hacía que se abriera el hueco en mi pecho cada noche más, con cada grito de cada pesadilla el aumentaba de tamaño considerablemente.

-Bella, quieres de una vez por todas olvidarte de ese chupasangre, no vale la pena que pases una vida lamentándote y esperando algo que nunca va a pasar- y si que tenía razón pero, como olvidarlo así de fácil, no podía, simplemente era demasiado incapaz, demasiado débil.

-No le llames así, y no puedo simplemente olvidar así como así, Jake- dijo algo inaudible para mis oídos, lo que me hizo suponer que hablaba para si mismo y no para mí.- Bien, creo que ya es hora de que me vaya- pude ver como frunció el ceño, seguramente pensaba que me había ofendido, como siempre, pero esta vez solo estaba cansada.

-No, Bella. Discúlpame, no mencionaré mas el tema si no quieres, no te vayas- Jake era todo lo que cualquier chica pudiera desear, pero no debía dejar que nada pasara entre nosotros por el simple hecho de que lo amaba lo suficiente como para querer perderlo a él también, y claramente por que yo no hacía otra cosa que pensar en que Edward volvería, que todo sería como antes.

-Jake, no te disculpes, solo me siento cansada, acompáñame a la puerta ¿Sí?- Me levanté de la pequeña mesa de su cocina al tiempo que el cerraba sus libros y se dirigía a la puerta conmigo.

-Vale, pero llámame en cuento llegues, o iré a asegurarme que aún no has huido de mi- me lanzó su radiante sonrisa, en ella pude identificar a mi Jacob, al único que lograba que el hueco en mi pecho se mantuviera firme.

-Vale- le devolví la sonrisa y me dirigí a mi monovolumen, Jake siempre me preguntaba como era capaz de sobrevivir con el aún, llevaba con el desde que vine por primera vez a Forks, ahora era mas que un traste, pero en fin, me encantaba mi traste.

Conduje soñolienta todo el camino, eso me puso nerviosa, dormir significaba tener pesadillas, tener pesadillas significaba recobrar mas recuerdos, en pocas palabras, una noche en el infierno. Volví a perderme en mis pensamientos y estuve a punto de seguir de largo de no ser por que me percate que las luces de la patrulla de Charlie se estaban encendiendo para salir de casa, llamó mi atención y cuando estacioné el monovolumen ya era tarde para preguntarle a donde iba, ya abría tiempo después, de todos modos así me ahorraría el tener que hablar de cómo fue mi emocionante día en La Push.

Busqué entre mi pequeño bolso las llaves hasta que las encontré y entré en casa, pasé por el pasillo golpeándome con todo, me estaba tambaleando de cansancio, ya se había vuelto una rutina, mis noches no eran muy favorables. Subí las escaleras, para buscar en mi cuarto el neceser y entrar al baño, necesitaba una ducha, más tiempo para evitar el momento en que mis ojos se cerraran y yo me sumiera en otra pesadilla.

Me quedé un buen rato en la ducha, bajo el agua, viendo el agua fluir en mis pies, pensando en cualquier tipo de cosas que mantuvieran mis pensamientos alejados de él. Fallé, como era posible que 3 años después de todo, aún estaba sumida en una miseria interminable, quería olvidarlo, de verdad quería, no me hacía bien pensar en el, sus recuerdos me traían solo amargura, muchos sentimientos que eran como veneno para mi corazón. Edward nunca iba a volver, el cumpliría esa promesa, la única promesa que por lo visto era capaz de mantener, sin embargo, aquí estaba yo, cumpliendo mi promesa de no hacer nada estúpido, me consideraba totalmente masoquista, sufrir cada noche de mi vida, esa sería mi condena por cumplir una promesa de alguien que no pudo cumplir ninguna de las que me había hecho.

Sabiendo que ya no había más que hacer, cerré la llave de la ducha y coloqué una toalla alrededor de mi cuerpo, guardé las cosas en el neceser y de pronto una imagen me mantuvo quieta observándola, una imagen de un rostro pálido, ojeroso, demacrado, desganado, triste, patético, mi propio reflejo en el espejo.

Salí del baño y busqué una pijama en mi cuarto, tome la primera que paso por mis manos y me dirigí de nuevo al baño para colocármela. Sequé mi pelo tranquilamente, me cepillé los dientes, acomodé la toalla cuidadosamente en la ropa sucia, volví a mi cuarto y me acosté en la cama sin cubrirme con las sábanas, solo me quede ahí plantada observando el techo, detallando cada defecto en el, buscando alguna grieta, distrayendo mi mente, sabía que ya no podía retener mas el momento así que me levanté, apague la luz dejando que la oscuridad se apoderara de mi pequeño espacio, me quede parada observando mi cama, acostumbrando mis ojos a la oscuridad, suspirando me dirigí de nuevo a la cama tomando las sábanas con una mano para meterme bajo ellas. Con miedo cerré los ojos esperando el peor momento del día.

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La luz grisácea del día cubrió mi habitación siendo incomoda en mis parpados, abrí los ojos perpleja de lo que acababa de ocurrir, no había tenido pesadillas, no me había despertado a mitad de la noche jadeando y llorando, tal vez la sensación de soledad podía llegar a desaparecer, tal vez podría poco a poco de una vez por todas olvidar a los Cullen, esta idea me daba un ligero escalofrío pues no quería olvidarlos, pero me sentía tan cálida despertando sin tener que recordar que había soñado. Salté de la cama, y salí del cuarto con mi neceser en mano para cepillarme los dientes, cuando termine baje para darme cuenta de que Charlie no estaba en casa, tal vez había decidido abandonarme para no soportar mas gritos que lo despertaran en la noche, yo podría comprender eso.

Me dirigí a la cocina para desayunar, no había nada que me apeteciera, tal vez mi querido Jake no se molestaría en darle acilo a su amiga, me dirigí al teléfono y le llamé.

-¿Sí?- Jake se oía aún algo cansado, seguro estaba despertándose y pude comprobarlo cuando oí un gran bostezo al otro lado del auricular. Solté una risita.

-Buenos días, bello durmiente- Solté otra risita la cual le molestó esta vez.

-Muy graciosa, ¿Cómo amaneciste?- Excelente, sin pesadillas que abrumaran mi noche, pensé para mi misma.

-Nada mal, solo algo hambrienta, me preguntaba si a este noble caballero no le molestaría darle acilo a una damisela abandonada por su malvado padre- sentía que estaba demasiado alegre.

-Hmm, creo que eso debería considerarlo, ¿Podría darme el honor de pasar por usted?- Jacob hacía que mi corazón se sintiera alegre cada vez que estábamos juntos.

-Ja, claro Jake- el hambre había desaparecido, ahora solo quería pasar tiempo con Jacob- Te estoy esperando.

-Vuelo- y así colgó el teléfono y yo corrí escaleras arriba para cambiarme, tome lo primero que encontré en mi armario, sin pasar una mirada por el espejo, tomé un cepillo y traté de controlar mi pelo un poco y bajé las escaleras, el timbre sonó y salí echa un lío de felicidad. Abrí la puerta y ahí estaba mi alegría personal sonriéndome.

-¿Es usted la damisela en peligro?- En eso Jacob me alzó en sus brazos y me llevo hasta su auto con una sonrisa impresa en su rostro, como a una princesita, el me hacía tan feliz. Estar a su lado me hacía sentir tan… viva.

-Ya me puedes bajar, Jake- Me estaba mareando un poco por el tambaleo hacia el auto.

-Tal vez no tenga voluntad de librarte- ya la tristeza se apoderaba de mi, no quería lastimar a Jake, pero cada vez que nos encontrábamos en situaciones así, no podía evitar sentir culpa, de verdad lo amaba, pero no debía equivocarme. Pude sentir como mi rostro se ponía de todas las tonalidades, de rabia o de vergüenza, o tal vez simplemente por que la felicidad no cabía en mi. Nunca estaba segura de lo que sentía exactamente.

-¿Qué? ¿Te avergüenzas que la gente piense que eres secuestrada por un adolescente con las hormonas disparas?- la sonrisa de su rostro nunca se desvanecía, eso era lo que hacía que me fuera imposible estar lejos de Jake. Mi estómago comenzó a sonar, el hambre que se había desvanecido por la emoción de estar con mi mejor amigo salio a la luz dejándome completamente en ridículo.

Jake soltó una risotada y me depositó en el asiento de copiloto y subió a su asiento y comenzó a manejar hacia la reserva.

-Ni con mi mejor amigo puedo dejar de sentir vergüenza- Estaba de todos los colores de los que no me encontraba antes, Jake se rió de una manera bastante audible, puse cara de pocos amigos y volteé la mirada.

-Oh vamos, que estupidez, Bella- si que lo era, avergonzándome por todo, pero así era yo.

Llegamos a casa de Jake el salió para abrirme la puerta, en los pocos días que había estado aquí pude notar que Jake era mucho mas caballeroso que nunca.

-Mi pequeño niño ya esta convirtiéndose en un hombrecito- le sonreí de una manera burlona, acerqué mi mano a su mejilla y se la pellizque de forma juguetona, el frunció el ceño pero dejando ver en sus ojos la sonrisa que no mostró en sus labios.

-¡Bah! Tu pequeño esta madurando- se rió por lo bajo y entramos a la casa, Jake me hizo una seña para que esperara en el sofá y en menos de lo que duré sentándome llegó el con dos platos con panqueques. Me sorprendió lo bien que sabían, no tenía idea de que Jake cocinara.

-Vaya Jake, está delicioso. No sabía que cocinabas- lo miré curiosa pues tenía una expresión burlona.

-Fruto de años y años de comprar cajas de mezcla lista- me reí con ganas, claro, como pude pensar la posibilidad de Jake preparando con esfuerzo cuando podía comprar cosas listas. Le sonreí y continué comiendo hasta que mi plato quedó limpio. Incluso había terminado antes que el.

-Vaya modales, damisela- le di un suave puñetazo en el hombro, pero aún así me dolió y solté un quejido.

-Lo siento- pero yo ya me había perdido en él. Nos miramos fijamente y nos acercamos, con solo unos centímetros de distancia tomo mi rostro entre sus cálidas manos, lo que me hizo caer a la realidad, me libré de sus manos y lo abracé. El soltó un quejido casi silencioso para tratar de que yo no escuchara, pero lo hice.

Me quedé enterrada en su pecho y el comenzó a jugar con algunos mechones de mi cabello con una mano, así que tomé su mano libre y comencé a acariciarla, haciendo círculos con mis dedos, esto me daba una sensación de nostalgia.

Pasaron tal vez horas, Jake se había quedado dormido y me di cuenta de eso cuando comencé a escuchar sus ronquidos poco discretos. No quería hacerle daño, sentía que yo creaba ilusiones y yo misma las destruía, así como Edward había hecho conmigo, pero no, el no iba a pagar por mis desdichas, el merecía algo mejor.


Si, bueno a mi no me gustaba al principio la idea de un fic BellaxJacob, pero puedo comenzar a apreciar, no siempre giraré en torno a una historia "perfecta" de Edward y Bella :)

Dejen reviewss ( Necesito opiniones y ayuda, mucha ayuda) ando nueva con lo de escribir por así decirlo.

Bueno besos, disfruten nos leemos en el próximo capitulo n_n.