Hola! Bueno, pues antes quiero decirles que si se están tomando el tiempo para leer este One-Shot, se los agradezco de todo corazón! en verdad y espero les guste.
La tristeza le está comiendo vivo.
La angustia y ansiedad son constantes, es como estar vacío y a punto de explotar al mismo tiempo. Esto es horrible.
La soledad que siente es increíble. Jamás se sintió tan lejos de todos.
En estas situaciones solo quería tener a alguien. Alguien especial. Alguien a quién amar y que le amara.
- Pero eso es imposible. Nadie puede amarme. Nadie va a amarme nunca en ningún sentido. No tengo nada especial, nada que aportar a nadie, ni nada atractivo. Físicamente soy un asco y no tengo personalidad. No soy divertido. Ni amigable. Ni nada. No soy nada. – Sus cortes cada vez son más profundos, anhelas la muerte.
El, un chico de veinte años de edad, el típico chico universitario, un pobre chico que perdió a su familia en un trágico accidente y que con el paso de los años aprendió a llorar en silencio, el pobre chico al que le costaba hacer amigos, quien siempre era acompañado por la timidez, la depresión y la ansiedad. Sus fieles amigas, las cuchillas. Su nombre; Makoto Tachibana. Vivía en un pequeño apartamento el cual muy apenas y lograba pagar la renta, trabajaba en una florería y aun así odiaba las flores. Estudiaba la carrera de literatura, porque amaba escribir, expresar todos sus sentimientos en la escritura y en la poesía, amaba leer. Un chico con problemas de depresión, que constantemente pensaba en el suicidio, seguro estaba mal de la cabeza. Y aunque muchas veces le hubieran detectado problemas de depresión, en los exámenes que su profesor les daba, el, innumerables veces contradecía esa verdad.
"El despertador sonó, la obscura habitación estaba helada, las sabanas no eran suficientes y la cosa que más querías en ese momento era dormir, pero no, con pesadez te sentaste sobre la cama, quitándote las sabanas de tu rostro apagaste el despertador, miraste a tu alrededor y suspiraste al darte cuenta de que nada ha cambiado, solo eras tú y nadie más. Hizo la misma rutina matutina, para luego salir de tu modesto apartamento y recibir la fría mañana de Tokyo."
Ese día el clima no era el mejor de todos, las nubes tomaban un color grisáceo mientras que los soplidos del viento eran sorpresivos y fríos.
Tachibana vestía con un saco acogedoramente caliente, sus cabellos de color oliva se desordenaban por la ventisca y siendo estos algo largos cubrían su bello rostro, el cual apenas y se notaban esas gafas de marco color negro.
Camino hasta la estación, luego tomo el tren, bajo de él, camino otra vez hasta llegar a la universidad, volvió a suspirar. Odiaba tener que ir a esa escuela, todos lo tachaban como el "raro" y el antisocial.
La mañana podía ser normal, para muchos e incluso para él, pero no era así.
Cuando las clases terminaron, se dirigió a su trabajo, sin darse cuenta de que la lluvia se acercaba, su trabajo fue normal había hecho los envíos de algunos arreglos florales y había administrado a un par de jóvenes quienes planeaban su boda, preguntándole si es que él les podía explicar cuánto costaría uno de esos paquetes para bodas, les explico y ellos hablaron por un momento a solas.
Los observaba, podía ver el brillo del joven cuando le hablaba a su amada, podía ver como ellos encajaban a la perfección siendo el un joven de apariencia ruda y ella una tierna y amable mujer. "Los polos opuestos se atraen" pensó Tachibana, preguntándose quién diablos podía amar a alguien como él un chico que detrás de esas mangas largas y esos pantalones de mezclilla, habían cicatrices y cortes que aún no sanaban. Si miraran esos cortes le tacharían como loco, no solo sería el raro de la clase sino también el demente suicida.
La pareja se fue después de unos minutos, agradeciendo a joven Tachibana por su trabajo, dejándole en claro que volverían el día siguiente para acordar el pago del paquete de arreglo de flores para su boda.
Termino su trabajo, se despidió de su jefe y salió de aquella florería, siguió caminando hasta cuando una pequeña gota de agua cayó sobre la punta de su nariz, miro hacia arriba recibiendo más de esas gotas de agua en todo su rostro. Había empezado a llover, empezando de gota en gota para luego ser toda una regadera de agua, corrió, llego a la estación para suerte suya el tren apenas había llegado. Estaba completamente empapado y todavía le faltaba el recorrido de la estación hasta su apartamento. Que desastre.
Llegando a su estación, bajo del tren y corrió otra vez, la calle estaba vacía y la mayor parte de los puestos estaban cerrados a excepción de las tiendas de convivencia, la lluvia no parecía que iba a terminar pronto, así que se detuvo en un puesto cerrado que era cubierto por una pequeña lona de rayas. Miro su mochila suspirando aliviado al ver que sus libros no estaban empapados.
- Miau! Miau! –
- ¿Eh? – Busco con su mirada a aquel que había maullado. Y ahí al otro lado de la calle una pequeña caja de cartón empapada por la lluvia, si se observaba detenidamente unas pequeñas patitas se asomaban.
Se acerco lentamente, sin importarle ser mojado otra vez por la lluvia, vio al pequeño minino intentar salir, inútilmente, de aquella caja que estaba en su mayor parte inundada y al punto de desbordarse. Lo tomo entre sus manos y corrió otra vez hacia la lona para estar a salvo de la lluvia, ahí pudo admirar al pequeño felino, de pelaje negro azabache y unos hermosos ojos azules como si el mar se reflejara en ellos. Además de estar empapado el pobre pequeño temblaba de frio.
Por un momento la lluvia fue un poco más leve, Tachibana aprovechó ese momento y como anteriormente lo había hecho, corrió con el gatito dentro de su saco intentando protegerlo de la lluvia.
"Y ahí estabas, parado frente a la puerta de tu apartamento, con una respiración agitada, sentiste las pequeñas patitas del gato moverse, reaccionaste y sacaste la llave de tu bolsillos, la introdujiste en la cerradura de la perilla, la empujaste hacia dentro e inmediatamente la puerta se abrió. Encendiste la luz, dejaste los zapatos en la entrada junto a tu mochila, la pequeña bola de pelos temblaba."
Después de haber secado al pequeño minino con una toalla, tomo un pequeño tazón con leche caliente, dejándolo cerca del gato el cual no tardo en acercarse al tazón para empezar a beber del delicioso líquido blanquecino. Valla que era pequeño. Dejándolo en la sala, corrió hacia el baño, viendo como el vapor salía de la tina.
Despojándose de su empapada ropa, entro en la tina llena de agua caliente, no al punto de exagerar, pero que le quitaba el frio de su cuerpo y hacia arder las cortadas que aún no cicatrizaban. Amaba ese dolor, el dolor de cortarse, que de una manera extraña le hacía sentir que estaba vivo.
La cosas eran extrañas, innumerables veces se preguntaba ¿Por qué no acabar de una vez con su patética vida? En lugar de cortarse, de llorar, de lamentarse por todo lo que le pasaba. ¿Por qué? ¿Por qué no veía el lado positivo de la vida? Estaba vivo, tenía una buena salud, trabajo, tenía comida e incluso tenía un apartamento. Si era cierto, no tenía amigos ni familia… Si, su familia había muerto en un accidente.
Como olvidar ese día… Su madre una bella mujer de pelo castaño obscuro y sus pequeños hermanitos de 9 meses, su querida abuela y el… Su progenitora había sido una madre soltera, su padre había muerto cuando él tenía apenas cinco años de edad y el padre de los gemelos había sido un estúpido que abandono a la señora Tachibana cuando se enteró que tendrían un bebe, oh más bien una linda bebita acompañada de un lindo bebe varón ¿sus nombres? Ran y Ren. ¿Y qué decir? Ellos eran realmente felices, su madre era arquitecta, nunca les falto nada mucho menos amor. Su abuela le cuidaba a él y a sus hermanitos… todo era felicidad, pero todo cambio aquel día.
Siendo el un niño de diez años y estando en vacaciones, lo que más quería era ir de vacaciones a la playa y así fue, su madre había tomado unos días de descanso, les daría unas felices vacaciones solo ellos cinco, contando a su querida abuela. Lamentablemente no contaban con que en el camino un camión que transportaba tubos de construcción se revolcara… creando un caos y claro, la muerte de la señora Tachibana, los gemelos y la abuela.
El pequeño Tachibana logró sobrevivir a tan catastrófico accidente, fue hospitalizado pues a pesar de haber sobrevivido sus heridas eran graves… cayo en coma durante meses y los que habían quedado a cargo de la patria potestad del castaño había sido su tío Kurosawa. Y cuando por fin había despertado, después de haberse enterado de todo lo sucedido… había sido llevado a citas con psicólogos, su tío le había dado una educación excepcional, le quería, le apoyaba en todo lo que pudiese, le consolaba por las noches cuando las pesadillas atacaban al pobre niño de ojos color verde, incluso lo había inscrito en una escuela de natación para que hiciera amigos...
Sin embargo, el señor Kurosawa tenía cáncer y desgraciadamente murió, Makoto ya un adolecente de dieciséis años de edad, siguió sus estudios, la colegiatura ya había sido pagada por su querido tío y no solo la secundaria, sino también la preparatoria y la universidad. Pronto abandonó la natación, pues no quería ir al lugar en donde había pasado por muchas cosas con su tío Kurosawa. Por las noches solía llorar, culpándose por la muerte de su madre, hermanos y abuela, y, por su tío aunque no se culpaba por su muerte, lloraba porque su único familiar también había muerto ya, él había sido como un padre para el… le había enseñado muchas cosas y le había cuidado cuando él podía haberse negado.
Se había vuelto un chico tímido, depresivo y antisocial... con miedo a todo, a la felicidad, a los amigos y a la sociedad.
- ¿Eh? – Dijo levemente volteando a ver la puerta del baño que se había abierto, recordó que solo la había emparejado así que no le tomo importancia.
- Meow – El pequeño minino había sido el causante de que la puerta se abrió, el castaño se sonrió tiernamente, amaba a los gatos.
- Hey! ¿Te sientes mejor? – Pregunto, sabiendo que el gato no le respondería, vio cómo se acercaba hacia el - ¿Qué pasa amiguito? – Acaricio el mentón del animal, viendo como este cerraba los ojos y disfrutaba de la caricia - ¿Espera qu…?- Sin darle tiempo de siquiera terminar la pregunta el gato había saltado hacia la bañera, los brazos de Makoto estaban alzados hacía arriba por la sorpresa, el animal nadaba como si nada en la bañera –
- Meow – Subió hasta el pecho de quien le había salvado de esa lluvia.
- Eres un gato extraño… - Acarició el pelaje mojado del minino.
Cuando por fin habían salido del baño el más alto llevaba enredada una toalla en su cintura que dejaba ver sus bien formados músculos y en sus brazos cargaba a la pequeña bola de pelos enredada en una toalla. Se vistió, secó su cabello y el pelaje del gato. Parecía que disfrutaba que le secaran, lo podía oír ronronear y como se sentaba en sus piernas disfrutando de los mimos que le daba su, ahora, nuevo dueño. Vio el rostro del felino, de mirada penetrante y semblante tranquilo.
- Supongo que… debo ponerte un nombre ¿eh? – Dijo alzándolo entre sus brazos, mirando aquellos hermosos ojos que tenía el animal, miro de reojo uno de sus cuadros con la imagen de un árbol de cerezo y las hojas siendo arrastradas por la brisa…- Haruka – Lo miro detenidamente y luego sonrío – Significa distante – Intento explicarle como si se tratase de un niño pequeño – Te llamaras Haruka! Pero te diré Haru-chan! – Dejando a Haruka en su regazo, le volvió a acariciar, parecía que el nombre de verdad le había gustado.
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Y ese había sido el comienzo de una bella amistad, con el paso de los meses Haruka se iba acostumbrando al carácter de su dueño e incluso el siendo un gato, pudo saber que Makoto era un chico con problemas de autoestima, había visto miles de veces a su querido Tachibana llorar por las noches e incluso lastimarse el mismo, sabía que eso no estaba bien ¿Qué clase de humano se lastima a si mismo? Venga que era un gato! Pero sabía que eso era raro, incluso para un humano.
El tiempo pasaba volando y con ello iba aprendiendo que siendo el, él único que comprendía a su dueño debía evitar que se hiciera más daño. Así que cada vez que el castaño regresaba de fuera, veía que clase de ánimo traía; si su sonrisa no estaba, si tría los ojos llorosos o simplemente venia desanimado significaba que "hoy lo haría" pero si en cambio, llegaba le llenaba de mimos era una buena señal. Por eso, cada vez que su querido Makoto sacaba sus cuchillas en la obscuridad de su habitación, evitaría que sacara la cosa afilada, esa que le llamaban "cuchillas". Como la primera vez que lo hizo;
"- ¿Q-Que sucede Haru-chan?- El joven derramaba lágrimas y con la cuchilla en mano, el felino le miraba mientras maullaba - ¿Ti-Tienes h-hambre? – Seco sus lágrimas, pero el gato subió de un salto hacía la cama, araño inútilmente la cuchilla haciendo que Tachibana la soltara por acto de reflejo - ¿Eh…? – Vio como el de ojos azules se sentaba aun lado de el – Vale, lo entiendo – Sonrió y acaricio la cabeza del adorable gato."
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Cuando el año se había cumplido, Haruka había crecido, Tachibana había empezado a hacer amigos y aun así su mejor amigo era aquel gato de ojos azulados… le había salvado de cometer suicidio… Poco a poco estaba superando su pasado con ayuda de sus amigos y el felino que parecía como si entendiera lo que estaba pasando, como si se transmitieran las palabras a través de sus ojos aunque fuesen humano y animal. Transmitían sus sentimientos amaba a ese gato y él también amaba a su dueño.
Estando en su segundo año de universidad había conseguido hacer amigos; Nagisa Hazuki y Rei Ryugazaki. Nagisa era un chico alegre y que no temía decir lo que pensaba, algo que, Makoto admiraba de él, su cabello era alborotado y de color rubio, sus ojos eran sorprendentemente rosados! Rei era un chico alto - no más que el- de cabello azul oscuro y ojos de color morado, que se considera guapo e inteligente por sus calificaciones y tiene preferencias por las cosas "hermosas". Se habían conocido después de la ceremonia de ingreso para los de primer año en la Universidad, después de un tiempo descubrieron que Tachibana se cortaba, sin embargo ellos no lo abandonaron, oh no, se quedaron ahí escuchando la historia de Makoto de él y sus "tragedias, también les conto sobre Haruka su amada mascota que a pesar de ser un gato, amaba nadar.
"- Haru-chan! – Dijo el chico de hebras castañas cuando abrió la puerta de su apartamento, un gato de pelaje negro le esperaba sentado y apenas había visto a su dueño entrar corrió paseándose por las piernas del joven – Oh! Haru-Chan! Hoy eh hecho dos amigos – Pronuncio tomando al gato entre sus brazos y acariciarle – Ellos son geniales! Se llaman Nagisa y Rei – Emocionado como si se tratara de un niño en su primer día de clases, alzo a la mascota mirando esos ojos que tanto le encantaban.
- Meow – Maulló el gato feliz porque sabía que seguramente esos chicos no abandonarían a Makoto."
La vida del joven Tachibana empezaba a cambiar y esta vez era para bien, empezaba a ser más social con sus compañeros de clase pero no por eso iba a olvidar a Hazuki, Ryugazaki mucho menos a Haruka, no, a ellos les debía mucho y estaba agradecido con dios por haberlos puesto en su camino.
Porque seguramente si ellos no estuvieran ahí, el seguiría siendo el chico que usaba mangas largas sin importar la época del año, sería el chico antisocial que todos creían que era.
Las cuchillas se habían ido, aun si hubiese días en las que le hubiera ido mal ya no pensaba que el cortarse era la "solución" a los problemas, porque había aprendido que con auto lesionarse no ganaba nada solo se sentía peor consigo mismo. Había dejado las ideas suicidas que antes pasaban por su mente, día y noche, ahora todo era hermoso, bueno claro que existían los días malos pero solo era un mal día no una mala vida.
Incluso, el verano había sido divertido, después de tantos años encerrado en su apartamento en sus vacaciones lamentándose de su patética vida y de lo patético que podía ser. Oh esas vacaciones, había ido al lago junto con sus queridos amigos y su fiel mascota.
" - MAKO-CHAN! – Grito un escandaloso chico de cabellos rubios, tocaba la puerta del apartamento del joven Tachibana - ¿Estas en casa Mako-chan? –
- Nagisa-kun! Sé más silencioso – Le regaño el chico que venía detrás del rubio, con semblante molesto por la actitud de su querido amigo, su nombre: Rei Ryugazaki.
- Nee~ Rei-chan ¿crees que Mako-chan salió? – Su expresión cambio de alegre a triste.
- Te lo advertí, era mejor mandarle un mensaje para asegurarnos – Acomodó sus gafas y miro al chico que tenía frente a él.
Interrumpiendo el reproche del más pequeño, la puerta fue abierta dejando ver a un chico de cabello castaño desordenado y ojos adormilados, detrás de un gato de pelaje negro y ojos azules. Ambos chicos sonrieron ante tal imagen.
- ¿Nagisa, Rei que hacen aquí? – Pregunto
- Makoto-sempai! Hemos venido a invitarlo a un viaje –
- ¿Qué dices Mako-Chan? – El pequeño rubio sonrió de manera encantadora, con un brillo en sus ojos de alegría, pero Tachibana parecía dudar.
- Oh… no lo sé chicos…. Digo, me gustaría pero no puedo dejar a Haru-chan solo – Cargo al felino de orbes azules, el cual se paseaba por sus piernas.
- Pero Haru-chan también puede venir ¿Cierto Rei-chan? – Miro al peli-azul el cual asentía con una sonrisa amistosa.
- ¿Enserio? – Makoto sonrío y miro a su querida mascota quien parecía no entender nada – Iremos de vacaciones Haru-Chan! –
- SI! Y NOS VAMOS A DIVERTIR! – Exclamo Nagisa abrazando al animal de pelaje negro el cual no parecía para nada contento por el agarre que el chicho le brindaba."
Como olvidar esas vacaciones, donde habían ido al lago todo era divertido bueno sin contar el incidente donde se perdieron en el bosque donde acampaban todo por culpa de Hazuki quien los había convencido de ir a buscar un tesoro – que nunca existió – y donde terminaron por perderse. Pero al cabo de unos largos minutos, habían vuelto al campamento que ellos mismos habían instalado.
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Y claro que no faltaba el amor, oh dios, ese hermoso y terrible sentimiento, que, todos alguna vez hemos sentido, Makoto, inocentemente se enamoró de un chico de carácter serio y mirada penetrante que le hacía suspirar bobamente. Aquel chico llamado Sousuke Yamazaki, había entrado a mediados del segundo año dejando boqui abierto al chico de hebras castañas, era amor a primera vista, un amor inocente y tierno. Le miraba desde lejos, de vez en cuando le seguía en secreto y claro, checaba su blog de internet.
" – Ah~! Haru-chan, creo que estoy enamorado – Dijo entre suspiros, dejándose caer de espalda en su pequeña cama, al lado del su fiel gato Haruka sentado de forma elegante, mirando con sus ojos a su amado dueño – Sousuke – Suspiro abrazando una de sus almohadas hundiendo su rostro en ella.
- Meow~ - Maulló, viendo como el castaño estaba entre las nubes, de alguna manera se sentía celoso.
- Ayer hablamos un poco – Sonrió de manera boba – Dijo que le gustaba la forma en como expresaba mis sentimientos a través de la poesía ¿No crees que es romántico Haru-chan? – Suspiro – Es tan lindo – Cubrió su rostro con sus grandes manos, ignorando al felino que estaba al lado de él."
Pero ese no era el fin de esa pequeña historia, con el paso de los días Makoto se hacía más cercano a Yamazaki, sus amigos le apoyaban, no tenían nada en contra de las relaciones del mismo sexos así que le apoyaban en todo lo que pudieran.
" – ¿Qué tal? – Decía el castaño mirándose frente a un espejo admirando su nuevo corte de pelo - ¿Crees que le guste a Sousuke, Haru-chan? – Se giró, bajando la mirada hacia Haruka que le miraba atento a cualquier movimiento – Él decía que mi rostro era muy bonito, así que debía de cortar mi cabello, fue demasiado vergonzoso –El gato se retiró de la habitación, harto de las cursilerías de su amado dueño – Haru! Vuelve! – Sollozo el joven Tachibana."
Y como olvidar, el día en el que su amor platónico le correspondió, si, le había correspondido pero Yamazaki Sousuke en cierto modo no le amaba de la misma forma en que Makoto lo hacía. Si era sincero le gustaba su actitud y claro su físico, pero su corazón le pertenecía a cierto pelirrojo llamado Rin Matsuoka, su mejor amigo. Y eso se lo había dejado en claro al joven de orbes verdes, que, él se estaba dando una oportunidad para olvidar al pelirrojo, pobre Tachibana nadie le advirtió que sufriría mucho.
" – WAAA! HARUUU-CHAAAN! - Entro corriendo como loco a su apartamento, cargo con alegría extrema a su mascota – S-S-SOUSUKE Y Y-YO! YA SOMOS PAREJA! – Beso al gato, que ardía en celos - ¿Verdad que es genial? - Unas pequeñas lagrimas salían de los hermosos ojos verdes del muchacho – Estoy tan feliz! –
- Meow – Liberándose del abrazo de su dueño, salto hacía el suelo y se alejó de él, odiaba que Tachibana estuviera enamorado de otro, que le pusiera atención a otro y no a él.
El castaño miro como su mascota se alejaba y de repente su celular sonó.
- ¿Hola? – Su expresión cambió de alegre a triste – Lo se Nagisa, pero por solo un momento quiero disfrutar de esto… - Y colgó "
Sus amigos se habían enterado de la situación "unilateral" de Sousuke y Makoto, Rei sabía bien que esa relación Tachibana saldría lastimado y sabiendo que era su primer amor, una pareja sin sentimientos mutuos… eso, no era para nada hermoso.
Por parte de Nagisa, estaba enterado de que Sousuke solo utilizaba a Makoto para intentar sacarse de la mente a su amigo, Rin, pero él los conocía a ambos ya que Matsuoka estudiaba natación profesional, en la misma escuela y sabía bien que el pelirrojo también amaba al azabache de mirada penetrante, Yamazaki y Rin estaban "destinados" a estar juntos o eso decía la vieja gitana que vivía cerca de su vecindario, cuando vagamente decidió preguntar sobre el futuro amoroso de su querido amigo Makoto.
Y aunque su relación parecía que iba a durar más de lo planeado, tanto Nagisa como Rei le advertían a Tachibana que tuviera cuidado, que debía de tener en cuenta los sentimientos no correspondidos del de mirada aguamarina, pero el castaño era terco y quería seguir con esa dolorosa relación…
"– Hola… Haru-chan – Su tono era de desánimo, parecía decaído algo extraño pues últimamente llegaba alegre y con una radiante sonrisa – Valla… que día – Entro al apartamento dejando sus zapatos en la entrada, llego a la cocina, saco un pequeño sobre de comida para gatos, sirviendo el contenido sobre un pequeño plato en el suelo – Toma – Sonrió de manera desganada y siguió su camino hasta su habitación. Ese día no había sido para nada lindo, primero había discutido con sus queridos amigos, luego Matsuoka los había visto a punto de besarse y claro que Yamazaki corrió tras el cuándo el pelirrojo lleno de tristeza huyo de tal escena. Sabía que el final de su noviazgo se acercaba, podía presentirlo en su corazón. - ¿Qué sucede Haru? – Pregunto mirando hacia la puerta donde se encontraba su gato de pelaje negro y que le miraba de manera preocupada – Estoy bien, solo fue un mal día… no una mala vida – Sonrió.
- Meow, Meow – Lamio la mano del castaño, quien se recostó de lado para mirarle fijamente, le acaricio y se perdió en los hermosos bosques verdes de Makoto.
- Gracias por soportarme, Haru-chan – "
Se le había dado el gusto de tener una relación con aquel que era su amor platónico, pero… el sentimiento que el entregaba, era el amor que él no recibía por parte de su pareja, si, le decía que era único, que era lindo, muchas palabras lindas que le hacían sonrojar… pero que al fin de acabo estaban vacías y sin amor…
Claro, desgraciadamente su relación ya no pudo seguir y tuvieron que terminar, Yamazaki había lamentado usar de forma tan horrenda a Tachibana, el pobre chico que dio todo por nada…
"- Perdón por no ser lo que esperabas. Perdón por no haber sido un buen "por mientras". Perdona el simple hecho de que no soy el… Y Gracias por esas palabras vacías que me hicieron sentir cariño – Dijo Tachibana metido entre las sabanas de su lecho, contentando la horrible llamada de su ahora "ex novio" – Espero que Matsuoka y tú tengan una bonita relación – Y colgó, se hizo bolita y empezó a llorar, pudo sentir los pasos en su cama, Haruka se había escabullido por dentro de las sabanas hasta llegar a donde Makoto estaba.
De alguna manera, todos esos sentimientos habían comenzado por la mera razón de que cuando vio por primera vez a Yamazaki; con su cabello azabache, ojos azules, mirada penetrante y carácter serio, se había imaginado que era como un Haruka en versión humana, pero estaba equivocado, su querido Haru nunca le utilizaría de manera tan despiadada como Sousuke lo había hecho"
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Esa, esa había sido la primera y última vez que le habían roto su corazón… se había disculpado con Nagisa y Rei, con ayuda de ellos pudo olvidar al chico de mirada azul. Todo volvía a ser como era antes, los años seguían pasando y el con suerte pudo terminar la universidad, el día de su graduación donde sus dos mejores amigos le habían hecho toda una escena… ese día había reído, llorado, había disfrutado sus últimos días en la universidad… ahora él era parte del mundo de los adultos, oficialmente.
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Después de tres años de haberse graduado, finalmente había conseguido un trabajo para ser escritor… El sueño de su vida, se había cumplido! Lo había logrado! Después de tanto dolor y sufrimiento! A tan solo veinticinco años de edad era reconocido como uno de los más jóvenes escritores de todo Tokyo y eso le enorgullecía.
Pero así como el crecía, su gato también lo hacía… su pelaje empezaba a sacar canas ya no era completamente negro… ya no tenía las mismas fuerzas que antes tenía, era más perezoso, le costaba moverse la agilidad que tenía antes, se había esfumado.
- Haru-chan, eh vuelto – El castaño entro a su apartamento, se quitó los zapatos y entro en el - ¿Haru-chan? – Volvió a llamar a su vieja mascota, se asomó por la puerta que daba hacía la cocina y no estaba ahí, siguió por la habitación y tampoco, ni en el baño… ni en la sala… era cierto! No había checado en la sala! – AH! AQUÍ ESTAS HARU-CHAN! – Respondió sonriente, pero al ver el estado en el que su gato se encontraba se espantó – Haru-chan! ¿Qué te pasa? – Corrió hacía el tomándolo entre sus brazos.
El gato maulló con pocas fuerzas, el castaño comprendió lo que sucedía… sabía que este día llegaría y aun así nunca estuvo listo para eso…
- ¿Tan pronto? – Sonrió de manera melancólica – Valla, pero sí parece que fue ayer en el que apenas eras un minino consentido – Su sonrisa fue acompañada por unos ojos cristalinos, advirtiendo que las lágrimas no tardarían en derramarse…
Haruka volvió a maullar.
- Te voy a extrañar, querido amigo – Abrazo al gato con fuerza pero de manera delicada, lo puso en su regazo y vio como cerraba lentamente esos hermosos ojos azules que tanto amaba – Gracias por todo, Haru-chan – Acaricio el pelaje negro canoso de su… amado Haruka.
Haruka había sido un gran gato, que siendo un animal había entendido a Makoto… le había ayudado a salir adelante para que nunca jamás se volviera a lastimar. Había actuado con valentía y ternura. Le quería… le amaba y se sentía orgulloso de haber tenido un gato así de valiente. Abrazo por última vez a su querida mascota…
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Los años seguían pasando, la carrera del joven Tachibana era exitosa… seguía en contacto con sus viejos y queridos amigos Hazuki y Ryugazaki.
Aunque tenía una vida exitosa, un sueldo muy bueno, él nunca había cambiado de apartamento…. ¿Y cómo? Si en ese lugar había vivido muchas cosas, había llorado y luchado en batallas consigo mismo, ah, y como olvidar los momentos que había pasado con su querido Haru-chan, podía sonar raro y enfermo pero, Haruka le había cautivado… había sido un amor imposible….
- ¿Eh? – Tachibana se levantó del sofá, dejando su taza de chocolate en la mesita del centro, abrió la puerta principal de la puerta, recibiendo una gran sorpresa.
- Buenos días, mi nombre es Nanase Haruka y me eh mudado al apartamento de al lado, espero y podamos llevarnos bien – Dijo un chico de hebras azabaches, unos hermosos ojos azul, mirada seria y una voz tranquila…. Como su querido Haru-chan.
- Bienvenido – Sonrió de manera encantadora, una sonrisa llena de recuerdos… unos muy bellos recuerdos.
¿Que les pareció?:3 espero y les haya gustado, así que por favor apiadate de mi déjame un comentario! Acepto criticas constructivas, halagos, tomatazos o lo que desees escribir en tu maravilloso comentario uwu
Bueno, les dejo.
Chao!:3 -Se va antes de que le tiren piedras-
