¡Muy buenas noches! Sí, sé que están algo sorprendidos de que haya regresado después de muchos meses y más con algo de mi fic de Pokémon, pero ya saben cómo son estas cosas. Actualmente me encuentro re-editando la primera parte porque tiene santos errores -y subiendo las correcciones poco a poco-. En el proceso me he inspirado para este capítulo.

Sé que deben preguntarse sobre el período de actualización, pero es algo que no tengo del todo claro. Como dije, me encuentro corrigiendo la precuela, escribo otros tres fanfics simultáneamente además de éste, y todo eso lo combino con mis ocupaciones, anime, videojuegos y un largo etcétera. Así que sean pacientes; yo haré lo posible por tener nuevo capítulo.

Sin mayor dilación, ¡disfruten y nos estaremos leyendo cuando llegue la actualización!

Capítulo 87

Sentimiento enigmático

Nadie parecía percatarse de la gran fumarola que empezaba a escapar presurosamente por cada una de las destrozadas ventanas mientras un monstruoso estruendo estremecía desde sus entrañas al bosque circundante; alertando de que el peligro estaba cerca y que lo mejor era alejarse de aquella zona donde el fuego comenzaba a purificarlo absolutamente todo.

¿Cuántos casquillos cayeron constantes e infructuosos contra el suelo, incapaces de cumplir con el único cometido por el cual fueron construidos?¿Por cuánto tiempo tendrían que sostener esas ostentosas armas de fuego para percatarse de que eran inútiles y no podrían salvaguardarles de lo que en ese momento estaba atacándoles?

Gritar. Implorar por la fragilidad de la vida era un caso inútil. Lo único que hacían era incrementar sus ansias, tornarles mucho más deseosos de llevar a extinción total lo que permitía que su corazón continuara latiendo.

Sí, esa era la macabra naturaleza de aquellas siniestras siluetas nocturnas que habían logrado adentrarse a su resguardada guarida.

—¡Monstruo, aléjate de mí, aléjate en este preciso momento! –no podía escuchar claramente su alrededor. Los constantes disparos de su revólver habían hecho de sus oídos algo meramente ornamental. Pero el miedo era mucho más grande que cualquier otra cosa, por lo que continuaba apuntando hacia la inmóvil figura que estaba postrado frente suyo, lleno de agujeros.

—Librarse de esta clase de cosas no es problema alguno. Sus armas no nos afectan en lo más mínimo, humano. Porque para empezar ni siquiera…estamos vivos –no era la máscara de sol lo que inquietaba a su víctima, sino el hecho de imaginarse que ese monstruo estaba sonriendo, mofándose de lo incapaz que era para enfrentarle.

—¡U-U-Ustedes…se supone que…! –su única defensa fue a dar contra el suelo. No había manera de que pudiera seguir sosteniéndola. No cuando aquellos gélidos ojos rojos le miraban tan detenidamente y ese arsenal de filosos dientes se enterraban precipitadamente en la suave piel de su antebrazo.

—Es increíble que considerando dónde estuviste trabajando te sorprenda conocer a algo como yo…-era malicia lo que escuchaba en su tono de voz. Una que le estremecía de pies a cabeza-. Supongo que los dejó escapar sólo por mera diversión. En verdad los seres humanos pueden ser bastante perversos.

De su garganta ya no podía escapar ningún aterrado grito, ni siquiera podía clamar por ayuda. Sus álgidas pupilas aun contemplaban al ser que le persiguió con diversión y claras intenciones de volverlo loco.

Aunque ahora podía sentirse tranquilo. Al mundo al que ahora se dirigía no podía ser alcanzado por aquel fúnebre enmascarado.

—¿Son todos, no es así? –cuestionó a quien se había vuelto su sombra. Allí estaba el hombre de la máscara de la estrella.

—¿Debemos dejar que continúe de esa manera? Nos está haciendo ver como unos totales incivilizados –había optado por deshacerse de sus protectores guantes; habían sido corrompidos por el llamativo carmín.

—Es la más inestable de nosotros tres, Estrella. No podemos privarle del privilegio de saciar sus instintos…Ya que alguna vez nosotros tuvimos ese inicio…

Seres como ellos no conocían lo que era el miedo, ni siquiera cuando ese par de enormes y bermellones ojos los observaban fijamente, analizando hasta el más mínimo de sus movimientos. Ellos simplemente se mantuvieron calmos, analizando a lo que había perdido totalmente su apariencia humana.

De sus toscas mandíbulas escurría pesadamente esa escandalosa tonalidad carmesí, despojando al suelo de su endeble pureza y señalando su claro delito. Pero eso no era lo importante, sino más bien aquel inerte cuerpo que descansaba bajo su huesuda y bien equipada pata.

Allí estaba la funesta víctima, moribunda, arrastrándose en un intento patético y fallido por escapar.

—…T-Tú…A…Ana…Anai…yibi…-su último hálito de vida se fue con esas vagas palabras.

—No pensé que existieran personas además de ellos…que conocieran mi verdadero nombre…-añadía divertidamente el hombre de la máscara de Sol-. Supongo que ahora es cuestión de que nos encarguemos del único que escapó de aquí antes de que nosotros llegáramos.

—Solamente necesitamos encontrarla y daremos con su paradero, Sol. Después podemos encargarnos de silenciarlo para siempre –sentenciaba alegremente Luna, como si ansiara que ese hecho se tornara realidad.

¿Por cuánto tiempo su mirada se perdió en la vista que su pequeña ventana le proporcionaba sin siquiera atender su alrededor y olvidarse por completo de la cena que había sido traída para minimizar su apetito?¿Qué era tan interesante que la había cautivado por completo y le llevaba al interminable insomnio?¿Por qué estaba ignorando totalmente la presencia que se encontraba a sus espaldas, mirándole detenidamente?

—¿Se puede saber qué es eso que ha captado tu interés? No has dejado de mirar hacia el exterior desde la mañana –habló con enorme curiosidad la mujer. Entre sus manos sostenía aquella libreta de apuntes y parecía aguardar ansiosamente a que ella dijera algo sin importar lo insignificante que pudiera llegar a ser.

—Hay demasiados de ellos allá afuera. Es peligroso estar en un sitio como éste por demasiado tiempo –espetó secamente, agudizando aquella ambarina pupila; la única que era visible en su rostro.

—Eres la única que ha dicho algo como eso. ¿Será quizá que has perdido los estribos?

—…No lo sé en realidad…Además, ¿cómo se supone que esto…ocurrió? –no era su pregunta lo intrigante, sino la acción que realizó. Su mano derecha se había transferido hacia ese lado de su rostro totalmente invadido por los vendajes.

—No es tan difícil hallar a algún donante por estas instalaciones –espetó con una pequeña sonrisa en sus labios. No parecía inmutarse ante lo macabro que sonaba su comentario-. ¿No te alegras? Ahora podrás ver adecuadamente. Incluso esa fea cicatriz se ha desvanecido por completo.

—¿Cómo puede alguien trabajar en un sitio como éste? –su atención ahora la poseía totalmente aquella mujer de alba bata.

—Existen muchas motivaciones en este mundo. Es cuestión de llegar a ella y cualquier ser humano hará lo que se le pida sin chistear –aseveró confiada-. ¿No es su caso?

—Nuestros motivos son muy diferentes a los que posee esta institución. Sin embargo…-no es como si hubiera algo especial en la palma de sus manos, pero parecía existir en ellas algo que no lograba comprender del todo-. ¿Por qué…?

—¿"Por qué sigo viva, eh"? –su tono era de burla absoluta. Disfrutaba de su estado de conmoción y anonadamiento-. Es un verdadero milagro que sus corazones estén latiendo nuevamente, Shade.

—Algo como eso no debería estar ocurriendo…Nosotros…-calló de golpe. La impotencia que le envolvía empezaba a ceder ante ese creciente sentimiento denominado como indignación y odio.

—Piensa las cosas desde un lado positivo. No estás sola…Tus amigos están sanos y salvos.

—Nada de esto debería estar ocurriendo. ¡Nada! –alzó la voz importándole poco lucir como alguien incapaz de manejar su temperamento.

—Son especímenes valiosos. Cada uno de ustedes son piezas importantes para nuestro Sr. Blake –sus labios esbozaron una amplia sonrisa, una candorosa y llena de regocijo-. Yo era una escéptica cuando llegué aquí, pero al ver lo que ha pasado con todos ustedes no me queda absoluta duda de nada.

—¿No sientes remordimiento alguno por lo que estás haciendo? Prácticamente estás condenando a personas inocentes sólo para permitirle a Blake continuar con su sala de juegos.

—Todos tenemos que encontrar modos de sobrevivir. Y si eso incluye dejarle a otros el sacrificio, que así sea… Ni las personas ni el mundo son tan amables como tú piensas –agregó con saña pura-. Pero sé que es una idea que no conoces porque tu modo de ver las cosas difiere del resto.

—No hay sentido alguno en continuar hablando contigo –viró su mirada hacia la ventana, hacia ese único espacio del cuarto que le permitía respirar y recomponer sus volcados pensamientos.

—Oh, parece que ha llegado mi relevo –Shade no prestó más atención a sus últimas palabras; lo menos que deseaba era seguir siendo interrogada y vigilada por individuos que no podrían ser vistos como seres humanos nunca más.

—Buenas noches –saludó cordialmente aquella voz femenina-. Mi nombre es Valeria, encantada.

—¿Ah? –se giró rápidamente hacia la recién llegada. Ni su nombre ni su rostro le eran en lo más mínimo familiares, pero algo le decía que no era como el resto de sus examinadores-. ¿Eres nueva, verdad?

—Así es. Y a partir de esta noche me encargaré de las observaciones pertinentes.

—¿Por qué aceptaste un trabajo como éste? –se limitó a tumbarse sobre el suelo, clavando su ambarina pupila en ella. Quería saber más al respecto de esa pelinegra.

—El dinero… La paga es buena –se apresuró a decir. Estaba claro que mentía espantosamente mal.

—La retribución económica es proporcional al peligro al que te expones. Ningún trabajador de esta empresa sale airoso…Tenlo en mente.

—Según mis informes eres el individuo más prometedor de toda nuestra sección –hablaba, examinando la hoja que tenía hasta el frente de su portapapeles-. Aunque has permanecido aislada desde que fuiste traída hasta aquí.

—¿Cuánto tiempo tiene de eso?

—Dos meses –respondió sin despegar su mirada de su informe.

¿Dos meses…? Siento que llevo mucho más tiempo aquí dentro. Sin embargo, no puedo escapar, no sin compañeros que me auxilien…

—Daremos inicio a tu examen físico, Shade –la joven permaneció en el mismo punto aguardando a que esa mujer se agachara y empezara a examinarla cuidadosamente-. Respira profundamente –pidió.

¿Dónde estarán ellos?¿Se encontrarán bien? Y sobre todas las cosas, ¿por qué motivo continuamos con vida cuando el fin era inminente…?¿Qué demonios está pasando aquí, Blake?

—Todo parece ir muy bien. Ahora veamos qué tal tu pulso –la peli azul solamente podía sentir aquel ostentoso aparato ejerciendo esa presión alrededor de su antebrazo.

Lo último que recuerdo es demasiado tangible…como si hubiera acaecido apenas ayer…Ungh…Sin embargo, existen zonas vacías en mis recuerdos. ¿Eso también es consecuencia de ellos o es algo diferente…? No comprendo bien cómo es que las cosas terminaron de este modo, pero sólo hay algo que tengo claro….Debemos ponerles un fin…

—Ya no existe necesidad alguna para que continúes usando esos vendajes –podía sentir la calidez de aquellas manos desenvolviendo esa sección de su rostro.

—Esto es…-abrió con lentitud su ojo, enfocando con cierto esfuerzo el resto de su habitación. Había pasado demasiado tiempo desde que fue capaz de contemplar todo tan nítidamente y sin tener que pasar penurias por lo corto de su vista.

—Estoy enterada de que perdiste ese ojo cuando apenas tenías ocho años de edad. Debió de haber sido duro vivir por tantos años de esa manera -¿por qué razón parecía conocer tales detalles de su vida?¿Acaso podía saber más?

—No había necesidad de recuperarlo –chisteó. Solamente de pensar el modo que emplearon para dotarle de aquel órgano le causaba un enorme malestar.

—¿Cómo es que fue que lo perdiste? –curioseó, mirándole con detenimiento. Shade podía percibir su ávido reflejo en esas achocolatadas pupilas.

—…Un pokémon intentó hacerle daño a mi hermano, así que mi cuerpo se movió en automático para protegerlo… Perdí mi ojo izquierdo en ese encuentro –habló escuetamente. La verdad es que no había razones por las cuales debiera hondar.

—Lo perdiste por una noble causa –sonrió de alguna manera con ese sentimiento de felicidad impregnado.

—Tal vez en ese momento fue así…-sentenció, endureciendo su mirar. Aquel estadio de relajación se había esfumado abruptamente.

—¿Por qué lo dices…? –una parte de ella deseaba saberlo, pero otra prefería vivir en la rotunda ignorancia.

—…Hay personas que nunca debieron de existir…

Podría jurar que ese viejo relato no satisfacía en lo más mínimo a ese iracundo hombre. Sabía que era así cuando contemplaba su mirada tan cargada de aborrecimiento y ese palpable sentimiento de venganza sobre su persona; la odiaba tanto al punto en que sólo habría una manera para sofocar ese desgarrador sentimiento que lo volvía ciego y totalmente irracional.

De sus labios no emergía ni el más pequeño monosílabo. Tanto por respeto como porque consideraba que no existía nada que ella pudiera aportar para que él recapacitara y entendiera que al final ambos habían sido víctimas del mismo verdugo.

Y esa actitud parecía haber terminado de quebrantar los frágiles estribos que dominaban a ese voluble sujeto.

—¡Eso no fue lo que te pedí que me contaras! –gritó con esa voz ronca, producto del aún visible sollozo que lo embargó en el instante en que ambos cruzaron miradas.

—No hay nada más que pueda agregar al respecto…-habló rápidamente, incapaz de despegar su atención del alto hombre. Aunque quizás su preocupación debería ser enfocada en el frío objeto que permanecía a escasos milímetros de su frente.

—¡Claro que puedes! ¡Quiero que te disculpes en este momento por todo lo que le hiciste! –exigió, elevando su timbre de voz mientras aquella mano derecha sostenía de manera firme tan peligrosa entidad de fuego.

—Yo…de verdad lo lamento. Nunca quise que ella terminara de esa manera. No ella, no la única persona que era un verdadero ser humano…-posiblemente sus palabras no lograrían expresar todo ese melancólico sentir, pero lo apagado de su voz en conjunto con esa consternada mirada, eran capaces de poner en manifiesto que de verdad le dolía aquella perdida.

—Si no fuera por tu culpa, ella continuaría con vida. ¡¿Lo sabes?! Todo esto es su maldita culpa…-su cólera y sufrimiento eran entendibles para ella a niveles que él sería incapaz de comprender.

—…Nunca debieron de haber puesto un pie en un sitio como ése…

—Valeria era una mujer ejemplar, con un buen corazón. Dispuesta a ayudar a cualquier persona en problemas…Ella deseaba salvar a todos esos niños…y a ti –aclaró con reclamo hiriente-. Tú deberías estar en el lugar de mi esposa.

—…Es viable que estés en todo lo cierto…-estipuló con sinceridad.

—Entonces no creo que tengas problema alguno con desaparecer por completo de este mundo…-sus labios esbozaron una creciente sonrisa; una bañada en desesperación y un extraño modo de satisfacción-. Cuando termine contigo iré con el resto de tus amigos…Ellos también han causado más tragedias que cosas buenas.

Cerró sus ojos en un acto reflejo mientras escuchaba claramente cómo aquel gatillo se deslizaba con lentitud exasperante y amenazaba con destrozar su endeble cordura.

Esperar. Era lo único que podía hacer en un momento tan delicado y crucial como ése.

Una parte de ella sabía que irremediablemente ese día llegaría y que posiblemente no existiría modo de frenar los impulsos nacidos de esos inmutables sentimientos de venganza y aversión. Los comprendía a la perfección y confesaba para sí misma que en varias ocasiones se sintió de la misma manera.

Ese sonido era inconfundible y aturdió rápidamente a todas las criaturas que permanecían resguardadas entre los altos pastizales y las copas de los árboles. Había sido un violento estruendo que perturbó la calma y quietud de la noche.

—¿Pero…qué…pasó? –no comprendía lo ocurrido, no cuando aquel agresor se encontraba sometido por una fuerza externa apenas perceptible por su campo de visión. Fue salvada en el momento más crucial y si continuaba con vida era porque alguien había actuado a su favor.

—¡¿Quiénes…son ustedes?! –exclamó en cuanto sintió que su cuerpo recobraba movilidad y podía mirar claramente a quienes se metieron en sus delicados asuntos.

—Nosotros somos los que deberíamos de preguntar algo como eso –su tono hostil era incomparable con esa gélida mirada carmesí que le calaba de arriba hacia abajo.

—¿Qué te piensas que estás haciendo, eh demente? –criticó con severidad Gold. Simplemente consideraba como inadmisible lo que ese hombre tenía en mente.

—¿Estás bien, Shade? –preguntaba Green en cuanto se posó al lado de la joven.

—¿Espeon…? –en cuanto contempló al pequeño animal entendió cómo es que había logrado salvarse de aquel fulminante encuentro-. Así que usaste tu telequinesis para impedir que disparara…

—¿D-Dónde está mi arma…? –demoró en darse cuenta que aquel revólver no estaba más a su lado.

—Fue lanzado bastante lejos de aquí –expresó Red sin tintes de humor-. Ahora contesta, ¿quién eres y por qué razón has intentado algo como eso? –ordenó.

—¡Ella!¡Ella es la causante de que no sólo mi esposa haya muerto, sino también todos esos niños!¡Es una asesina como ese desquiciado chico! –espetó a todo pulmón aún con ese deseo intrínseco de hacerse cargo de esa joven con sus propias manos.

—Le pediré amablemente que se abstenga de denominar a esa joven de ese modo tan despectivo –aquella voz provenía indudablemente del cielo. ¿Pero de quién podría ser?

—Pero si ese es…-Green jamás había tratado personalmente a aquel hombre, pero lo reconocía sin dificultad alguna y el resto de los presentes estaban igual.

—¿Steven Stone…? –siseaba incrédulo el oji dorado.

No había llegado a aquella zona solo. Aquel fiel compañero de acero se encargaba de ser por esa noche su sólido transporte; permitiéndole estar al mismo nivel que el resto en poco tiempo.

¿Qué hacía en un lugar como ese?¿Es que conocía a esa chica lo suficiente como para meter las manos al fuego por ella?¿Por qué aún con esa impecable calma que dominaba sus pupilas se le podía notar ligeramente molesto?

—Lamento intervenir tan repentinamente, pero no podía quedarme de brazos cruzados –se disculpó el ex campeón de Hoenn-. Por otro lado, usted no tiene derecho para dictaminar si ella merece morir o no. Lo que estuvo a punto de hacer sólo lo convertiría en justamente lo que tanto aborrece.

—¡¿Qué puede saber un chiquillo como tú de la vida?! No sabes lo que se siente perder a la persona que más amas en este mundo y ver cómo tu mundo es destrozado frente a tus ojos…-su quebrada voz únicamente denotaba lo afectado que continuaba por aquellos eventos del pasado.

¿Steven…?¿Pero qué es lo que está haciendo él aquí…?¿Cómo es que supo que nos encontrábamos en este sitio? Max me dijo que reuniría a todos los campeones, pero…no creí que lo llamaría a él también –sus pensamientos podrían estar seguros dentro de su cabeza, pero esa mirada cargada de incertidumbre y preocupación no podía pasar desapercibida ni por Red ni por Stone.

—No llegaremos a ninguna parte si continuamos hablando sobre el tema –indicaba el peli azul.

—Tenemos que detenerlo. O volverá a hacer lo mismo –lo que decía Gold no era para nada disparatado.

—En eso tienes mucha razón… Podemos llevarlo con la policía y que ellos se encarguen de él –recomendaba el castaño. Era la resolución más lógica.

—¡No, yo no me iré hasta saldar cuentas con ella! –estuvo a punto de arremeter contra la joven a puño limpio. Sin embargo, su deseo se quedó únicamente en eso; aquel par de chicos le habían frenado en el mejor de los momentos.

—Tsk…Pero qué necio eres. Nada resolverás con esto –el oji dorado había sido uno de esos valientes que detenía el avance del hombre.

—No eres el único que ha pasado por lo que tú has vivido. La chica que con la que intentas acabar ha estado en tu posición por más de una vez, pero eso es algo en lo que ni siquiera te pones a pensar…-Steven fue el otro que se encargó de frenar al furioso hombre.

—Deja de comportarte de una manera tan infantil. Ella no tiene la culpa de lo que ha pasado –dictaminaba el pelinegro ya con menos hostilidad pero sin apartar su atención del hombre.

—…Suéltenlo…-esa simple petición dejó a todos totalmente anonadados y callados. Incluso su agresor no comprendía aquel giro inesperado.

—Pero Shade, si hacemos eso entonces…-replicaba Gold de inmediato.

—Él puede intentarlo nuevamente si le dejamos en libertad –Green miró reprobatoriamente la petición de la joven, sin embargo, ella se mantenía firme en ello.

—Lo sé muy bien. Pero…yo puedo entender cómo se siente y en todo caso, gran parte de lo que ocurrió ese día fue mi completa culpa… Yo deseaba escapar y Valeria en su intento por ayudarme, terminó pagando las consecuencias de mi anhelo –todos guardaron silencio ante su confesión. Entendían ambos puntos de vista pero pese a ello no consideraban las acciones de ese hombre como correctas-. Blake…seguramente enfureció y mandó a destruirle todo…

—¡Sí, fue eso lo que hizo justamente! ¡Esas…Esas cosas extrañas y amorfas empezaron a destrozarlo todo y a llevarse a las personas…! S-Sólo…escuchábamos los gritos de terror…Éramos incapaces de hacer algo…-contó con ese pavor contagioso y ese temblor que malograba su integridad. De verdad que estaba aterrorizado hasta el punto de no querer a hablar sobre ese oscuro tema.

—Considera que si permanece suelto, no solamente volverá por ti, sino también involucrara a los demás. Y es posible que se valga de una artimaña para lograr su objetivo –irrumpió el castaño, enfocando su esmeralda mirada en ella.

—Lo sé… Pero si él continúa metiéndose con alguno de nosotros de esta manera tan deliberada, entonces…tendrá que lidiar con el mismo destino que su esposa y esos niños…-intervino una vez más, clavando su atención en ése que había venido para terminar con su vida-. No crea que a él le interesa si estamos bien o no, es más bien que no desea que nadie más le quite el privilegio que tiene sobre nosotros… En términos simples, es como querer robarle su fortuna a un adicto al dinero.

—¡Si ese es el caso es aún más apremiante que termine con ustedes! –gritó vehemente. Si tan sólo estuviera más cerca de ella.

—Si haces algo como eso, ellos buscarán a otros reemplazos. Estarías condenando a otros más a vivir lo que nosotros tuvimos que soportar…¿Entiendes? Esto no se detendrá si terminas conmigo o con el resto de mis amigos –estipuló seriamente, con esa mirada cargada de coraje-. Quizá no me creas, pero seremos de mayor ayuda estando vivos que bajo la tierra.

—Solamente estás diciendo todo esto por tu propia conveniencia –bufó, observándole con antipatía. No iba a ser convencido tan fácilmente.

—No te puedo obligar a que me creas, pero si te puedo advertir que mantengas tu distancia y que dejes que nosotros nos hagamos cargo de esta situación –demandó con cierta cordialidad-. No creo que a tu difunta esposa le hubiera gustado que siguieras este camino –mencionó antes de emprender la retirada. Y pronto aquel hombre quedó totalmente solo con sus pensamientos.

—Disculpe que lo pregunte…¿pero qué hace un entrenador como usted por estos lugares?¿Y acaso conoce a Shade de algún lado? –Gold fue el valiente en empezar a cuestionar al peli plateado en cuanto avanzaron y se alejaron de aquella zona.

—Te pediré que no me llames de "usted", es algo extraño…-remarcó con humor-. Y si, conozco a Shade desde hace unos años atrás –la joven les llevaba delantera y aunque tenían algunas preguntas para ella, entendían que de momento deseaba estar a solas.

—¿Eso significa que has venido a visitarla?

—Gold, deja eso ya –replicaba Green-. No tienes por qué meterte en sus asuntos –y era cierto.

—Descuida. De igual modo nuestros caminos iban a cruzarse irremediablemente –aclaraba el ex campeón.

—¿Por qué lo mencionas? –ahora era Red el que sentía la curiosidad a flor de piel.

—No sé si se los contó Max, pero él ha reunido a todos los campeones para enfrentar la delicada situación que nos está asolando. Consideró como pertinente que formáramos parte de todo esto y ahora mismo nos hemos reunido con él.

—Vaya… Max no se está cortando con los recursos…-chifló larga y tendidamente el de los googles.

—Y yo que creía que andaba perdiendo el tiempo –comentó sarcástico el pelinegro.

—Hasta donde estoy enterado ya han terminado de derrotar a todos los Ases de Batalla –hablaba Stone enfocando su atención en esos tres jóvenes.

—Solamente estábamos pasando la noche por aquí para continuar mañana temprano el viaje –informaba Green.

—Ya veo. Bueno, tampoco estamos demasiado lejos del campamento –esos tres pudieron deducir inmediatamente por qué había adquirido ese nombre tan repentinamente; seguramente otra clase de entrenamiento infernal aguardaba por ellos.

Podía escuchar clara y pesadamente el avance tortuoso de esas manecillas del reloj como un claro recordatorio de que el tiempo avanzaba presuroso, implacable y no tenía piedad para absolutamente nadie. Sin embargo, en el instante en que empezó a caminar entre ese mundo de quemados y numerosos escombros, el transcurrir de los minutos dejó de importarle en lo más mínimo. Ahora su atención estaba centrada únicamente en lo que cada olvidado objeto le trasmitía con sólo darle un rápido vistazo.

¿Hacía cuánto tiempo que ese lugar pasó de ser su prisión a un conciso recuerdo que le indicaba que todo era real y no parte de una pesadilla lejana?¿Por qué retornar allí en medio de esa noche carente de luna?¿Qué es lo que estaba buscando en realidad?

—¿Estás buscando algo mientras caminas sobre tus pasos? –interrogaba aquella clara figura que daba pequeños saltos entre las peligrosas pilas de metal y concreto. No conocía el temor, y tampoco lo que era el daño físico.

—Empiezo a creer que me acosas, Ryan –remarcaba el peli rosa, liberando tranquilamente un cigarrillo de la bolsa de su pantalón.

—…Tengo cierta curiosidad…-se quedó totalmente inmóvil, enfocando su mirada en el calmado joven. ¿Era posible para él analizar todo su ser con solo un vistazo?

—¿Sobre qué…o mejor dicho, sobre quiénes? –se limitó a expulsar el humo de su cigarrillo tranquilamente.

—Mi duda gira alrededor del plan que tienes en manos, Max –estableció secamente-. ¿Realmente piensan llevarlo a cabo?

—Dudo totalmente que logremos hallar las puertas a tiempo y por ende, que frenemos lo que han planeado. Es arriesgado pero es lo único con lo que contamos ahora –habló con seriedad.

—¿Piensan depositar toda su fe en que ellos lo logren? Les estás confiando una carga muy grande.

—Los planes cambiaron y se adaptaron de acuerdo a las situaciones… No existe otro modo y es la apuesta que debemos correr todos. Si fallamos, será el fin para todos. Sin embargo, si las cosas salen como las preveo, entonces tendremos la oportunidad de cambiar esta historia.

—Diría que ellos los subestiman, pero eso sería un grave error.

—Mientras continúen creyendo que nuestro único as bajo la mano es impedir que abran las puertas, todo será más simple para nosotros.

—Ha llegado el momento en que pongan punto final a esta caótica historia, ¿no es verdad?

—Estoy un poco sorprendido de que no hayas mencionada nada al respecto. Tú mejor que nadie conoce la verdad -¿en qué momento aquel ser se desplazó hacia donde permanecía de pie, abandonando esa humanoide apariencia y mostrándose tal cual era?

—No es algo que me concierna a mí hablarlo. Aunque irremediablemente ellos se enterarán de todo.

—Es inevitable. No obstante, únicamente lo sabrán cuando la batalla final esté en camino… Para ese entonces será poco o nada lo que puedan hacer al respecto –la colilla de su cigarrillo terminó de apagarse bajo la suela de su zapato.

—¿Serás tú el que se encargue de colocar esa última pieza en el interior de su oscuro territorio? –interrogó seriamente, analizando la reacción de ese joven. Sin embargo, estaba más que calmo, como si algo como eso no le perturbara no lo más mínimo.

—Sería grandioso que así fuera, pero…es algo que no está en mis manos –dictaminó con un claro tinte de frustración y pesar-. Cada uno de nosotros debe cumplir con el único papel que es capaz de desempeñar.

N/A:

**Los pensamientos están en cursivas.

**Los personajes -en su gran mayoría-, tendrán el nombre que tienen en los videojuegos, la personalidad del manga y sus equipos pokémon variarán entre una u otra versión.

**Eliminé unas partes de la primera parte, ya que no me agradaban o embonaban con lo que tengo planeado sobre ciertos aspectos de la trama.

**Aquel hombre llamado Steven, ahora posee el nombre de Jayson; lo hice precisamente porque ocupo al ex campeón de Hoenn y su nombre es el mismo XD. Y bueno, el que se llamaba Jason ahora es Kaden.

**No, no habrá megaevoluciones en esta historia :)