Disclaimer: In The Flesh no es mio, no gano nada con esto, por que obviamente si lo fuera ya estuviese grabandose la verdaderamente necesaria tercera temporada de la serie.


Because there's what I belive...

Simón estaba recostado en la cama del Búngalo. Meditaba. Como pocas veces había hecho, sentía una especie de tranquilidad, como si ya no hubiese problemas en el horizonte. Pensaba en el cambio drástico que había vivido desde la muerte de Amy. La extrañaba, verdaderamente la extrañaba.

Su sonrisa, su risa que inundaba el lugar, sus pequeños detalles, de como siempre estaba radiante y maravillosa la había llegado a querer tanto como a una hermana. Ella merecía haber sido feliz con Phill, él la amaba, cualquiera podría haber visto eso. Pero tenía que llegar esa maldita mujer, a destruir todo, por motivos egoístas. Se vio a si mismo reflejado en esa mujer, cumpliendo misiones a ciegas, llegando a Roarton, indagando, buscando al elegido, trayendo a Amy a morir nuevamente. No podía evitar sentirse culpable.

Sí hubiese sabido, que esas ideas eran demasiado radicales, que no traerían cosas buenas, si no se hubiese dejado cegar por las palabras del profeta… Pero no ganaba nada con lamentarse, Amy ya se había ido.

Su mente siguió divagando, recordó su pasado, antes de morir. Se permitió recordar a su madre sólo por un instante, su tacto, aquel perfume, su sonrisa. Luego apareció su padre, a quién también había amado, dejándolo sin casa, diciéndole lo que había pasado con su madre. El dolor lo invadió, la rabia y la impotencia también lo inundaron. Él la había asesinado, le había quitado la vida a su madre. ¡Se odiaba! Era un ser horrendo, mató a su propia madre, perdió el amor de su padre, no pudo evitar la muerte de Amy, todas esas personas a las que amaba desaparecieron por su culpa ¡toda la jodida culpa era suya!

Lágrimas de enojo, ira, frustración y tristeza caían por su rostro, no hizo nada por detenerlas sólo las dejo caer, en cada lagrima había recuerdos, que tenía atesorados pero sabía que debía dejar ir. Oyó la puerta, pensó un instante en limpiarse el rostro, aparentar que como si nada hubiese sucedido, pero no pudo. El vacío que llegó golpeándolo fue demasiado.

- ¡Simon!- Kieren entraba por la puerta, podía oír como ponía cosas sobre la mesa. Probablemente películas, habían quedado de ver aquellos filmes que se habían perdido. - ¿Dónde estas?

De ahí estaba Kieren en la puerta de la habitación. Lo vio recostado en la cama sollozando, Se acercó lentamente hacia él sin preguntarle nada, no creía que fuera realmente necesario. Podía ver que Simon solo necesitaba apoyo, no que lo interrogara, entendía de esos sentimientos. Así que lo único que hizo fue recostarse para envolverlo con sus brazos.

Simon al sentir los brazos de aquel ser del que estaba tan enamorado, del cual se había engatusado el día que lo vio en el cementerio. Su figura alta, esbelta, su rostro tan fino, su cabello pelirrojo, sus labios finos, lo había eclipsado, quedando así perplejo. Desde aquel instante se dio cuenta de lo perfecto que era. Se sentía seguro, quizá como en toda su vida, muerte, y alzamiento nunca se sintió.

Kieren simplemente lo hacía una mejor persona sin proponérselo, a él y a todas las personas a su alrededor. Kieren, era alguien que no solo pensaba en sí mismo, defendía tan fielmente sus ideales que cambió su vida por completo. Por mucho tiempo creyó en una idea, pero lo que él le hacía ver era tan magnifico, tan sublime.

Pasaron varios minutos, quizá hasta hayan sido un par de horas, no importaba, nada importaba. El estrés se había desvanecido, la ira, el enojo, la tristeza se habían evaporado como alcohol sobre la piel, dejando solo una sensación reconfortante, el amor. Ese amor al que se aferraba, que nunca había sentido como ahora. El que podría disfrutar por toda una eternidad.

Simon posó una mano sobre el rostro de su acompañante acariciándolo lentamente. Viendo cada detalle de su cara, temiendo que en cualquier momento pudiese irse. Aunque sabía que eso no pasaría. En verdad era perfecto... - Eres perfecto ¿Ya te lo había dicho?

Una risa suave llegó a sus oídos. Esa risa que él podría oír por toda la eternidad, sin cansarse en algún momento de ella. Era tan suave, tan divertida, tan única.

-Muchas veces-. Murmuró Kieren antes de eliminar el espacio que los separaba juntando sus labios, disfrutando al máximo de aquel contacto, deseando poder sentir por completo.

- Te amo.-

- Eso también lo dices muy seguido amor.-

- Nunca está de más decirlo, ¿no crees?- Otra vez su risa lleno la habitación, quizá debería considerar dedicarse a ser comediante para oírla hasta el cansancio.

- Yo también te amo.- Un beso más, podría estar haciendo esto por un muy largo tiempo.- Sabes… hay muchas películas que ver y por más que disfrute de estar en tus brazos si no le cuento a mi padre que tal me parecieron se enojará.

Fue su turno de reír.

And then are you.


Oh bueno, sin han llegado hasta aquí muchisimas gracias por leer! En serio. Si se tomaron un tiempo lo aprecio mucho, últimamente todas mis ideas se iban al hiatus, la mitad sigue ahí, pero decidí escribir este one-shot por que adoro In The Flesh, y por supuesto a Kieren y a Simon. Y espero con todo mi corazón que si haya una tercera temporada, por que hay aún tantas cosas por contar.

Espero que esto no haya sido tan OcC, y les haya gustado:) Acepto tomatazos, sugerencias, flores, lo que sea xD

Saludos.

L. Amoran