Disclaimer: Fullmetal Alchemist no me pertenece, es de la increíble autora Hiromu Arakawa.

Detrás del alcohol

Una noche como cualquier otra. Desde hacía bastante tiempo que sentía la soledad invadirle su ser. Estaba cansado de su monótona vida, deseaba tener algún giro drástico en ella, o simplemente dejar de sentir alguna emoción momentáneamente gracias al efecto del alcohol en su sangre. Pero nada parecía que iba a cambiar. Suspiró sonoramente y bajó la cabeza, unos finos mechones de flequillo cayéndole sobre sus ojos oscuros como la noche, cuya mirada felina se posó en la figura que comenzaba a notar en los alrededores; una fuerte presencia, una jovialidad envidiable. Como si leyera su mente, el joven que se encontraba bebiendo solo en la barra inclinó la cabeza en su dirección con una mirada curiosa.
Se acercó lentamente, como tanteando la situación, midiendo posiblemente las reacciones del moreno. A su vez, el de cabello oscuro lo observaba con sumo interés, de igual manera preguntándose que le habrá llamado la atención a ese joven de él.

" Llevas bastante rato observándome, tengo algo en especial lo que causa tu constante observación?" El rubio se veía tranquilo, pero un pequeño tono acusador decoró su voz.

"Simplemente me llamó la atención de sobremanera que un niño como tú ande a estas horas de la noche solo en un bar" Ante la respuesta tajante del moreno, el joven se sentó con brusquedad en la silla vacía que se hallaba a su lado.

"Oh, discúlpame, no sabía que a este lugar sólo venían ancianos. Y a quién estás llamando enano?" La pregunta fuera del lugar por parte del chico desconcertó un poco al mayor. Pero optó por no responder a eso por el momento.

"Entonces, puedes beber alcohol?"

"Por supuesto que sí. Obsérvame." Y con un leve movimiento de su brazo, llamó a la camarera para que le traiga una bebida.

El moreno aprovechó ese momento para mirar detenidamente al joven delante de él.
Piel bronceada, ojos grandes y redondos, de un particular color oro, haciendo juego con su largo cabello recogido en una alta cola de caballo. A juzgar por su apariencia, lucía como un menor de edad, pero su estatura daba a entender que era aún más pequeño.

"Quieres dejar de hacer eso? Es un poco molesto." El moreno entonces notó que se lo había quedado mirando fijamente por demasiado tiempo.

"Lo siento, aún me sigo preguntando.."

"Me llamo Edward Elric, y tengo veinte años. Eso contesta tu pregunta?"

"Veinte? Luces un poco mas.."

"No lo digas! Y no, no soy un enano!" De nuevo aquella respuesta fuera de lugar. Y tal como lo había hecho anteriormente, el moreno optó por ignorarlo y prefirió comenzar con una conversación normal.

"Yo soy Roy Mustang. Y tengo treinta años." Pronunció tales palabras con una formalidad implícita en ellas.

"Vaya, al fin y al cabo si eres un anciano"

"Si claro, entonces, que hace alguien tan joven en un lugar como éste?"

"Nada, solo apartándome un poco de mi cansador entorno familiar"

"Problemas familiares?"

"Uff, ni lo imaginas. Pero no tengo ganas de hablar de ellos, que hay de ti?"

Roy levantó una ceja y evaluó por un instante su situación. Definitivamente el no se encontraba mucho mejor que Edward.

"Soy profesor en una universidad desde hace unos 6 años, vivo solo, en realidad siempre estoy solo, y estoy cansándome también de mi propio entorno"

"Y no has pensado siquiera en cambiar de aires?"

"Si, pero nunca concluyo ninguno de mis proyectos, y también..no olvídalo, no es nada" Su mirada se oscureció repentinamente, como si recordara algo sumamente doloroso como para decirlo a alguien que recién conoció en un bar. "Creo que ya he tomado bastante, generalmente no soy muy hablador"

"Ya veo" El rubio estaba fascinado por el cambio de ambiente en la conversación, pero también estaba un poco preocupado, temía que por su pregunta ahora el moreno comenzara a beber más de la cuenta.

"Ya es tarde, como he mencionado, soy profesor, y tengo que levantarme temprano para ir a trabajar. Gracias por hacerme compañía esta noche, la necesitaba"

"Oh, no es nada, supongo que tienes razón, ya es tarde, yo también tendría que marcharme a casa, sino mis padres se volverán mas insoportables de lo normal"

"Vives muy lejos de aquí? Tengo auto y puedo llevarte si gustas"

A pesar de que todavía era un extraño, su mirada no mostraba nada malo que pudiera detectar, asíque se arriesgó como sólo él lo hacía, definitivamente a Edward no le iba para nada la vida aburrida, sin contar que confiaba plenamente en el dicho: Los ebrios y los niños no mienten..aunque el moreno no estaba borracho, de lo contrario no aceptaría su oferta.

"Si no es molestia"

Esa noche fue muy peculiar, pensó el moreno mirando el techo. Llevó a Edward a su casa, y se atrevió a preguntarle si volvería a aquel bar otra vez. La respuesta afirmativa del rubio le dio a entender que se lo cruzaría nuevamente. Sonrió en la oscuridad de la habitación. Definitivamente algo cambió en su monótona vida. Ahora tendría una simpática y curiosa compañía en el bar la próxima vez que fuera.
Por primera vez en mucho tiempo, no sintió la soledad arremeter contra su ser sin piedad, la culpa que lo carcomía por dentro desapareció en cuanto ese extraño joven de cabello dorado apareció para entablar una conversación de lo mas normal.

Y estaba feliz por eso.