Ningún personaje de Saint Seiya me pertenece. Yo solo escribo fanfics. nada más. Ojala les guste.


1


Salió por esa puerta y no estoy muy seguro de que vuelva. Siempre me dice lo mismo. Tengo miedo a veces, de que lo vaya a hacer esta vez. Que cierre la puerta tras él y nunca más lo vuelva a ver.

La semana pasada fue igual, una discusión por una tontería… y se fue muy enojado, tiró la puerta y todo. No regresó hasta luego de dos días. Todavía enojado. No sabía que hacer… si hacer lo de siempre o… hacer lo de siempre. Es que no sé como actuar. Cuando estoy a su lado, no puedo pensar. A veces digo, le voy a decir esto, le voy a decir esta vez. Nunca lo hago, me pierdo en sus ojos color vitral.

Si, es muy tonto de mi parte… pero no puedo evitarlo… no puedo…

Ha sido así desde siempre… desde que lo conocí… hace tiempo… cuando éramos niños. Yo estaba muy solo, siempre me ha dado miedo estar solo, por eso andaba pegado a mi hermano mayor, siempre. Yo pensaba que no le molestaba que siempre estuviera a su lado. Ikki nunca me decía nada, me cuidaba, me protegía de los demás niños del orfanato donde vivíamos. Teníamos una buena relación de hermanos

En serio. Incluso me metía a su cama en las noches, porque me da miedo la oscuridad. Hasta ahora me da miedo, en serio. A pesar de que las camas estaban juntitas y era una habitación común.

Nunca se enojó conmigo por eso. Aunque los otros niños decían que yo era un cobarde. Hipócritas, ellos también le tenían miedo a la oscuridad y a otras cosas. Conocí a uno de ellos que le tenía miedo a las arañas. Si las arañitas no hacen nada ¿No?

A veces me molestaban esos niños. Pero Ikki siempre estaba conmigo para defenderme. Una vez un grupo de ellos aprovecharon que Ikki no estaba por ahí cerca y me empezaron a molestar. Me rodearon entre ellos y me empezaron a insultar. No me molestaba lo que decían, pero si me daba miedo que me fueran a hacer daño. Además era menor que todos ellos. Ikki no sé donde andaba. Entonces de la nada se apareció él. La persona que menos esperaba que me fuera a rescatar. De verdad. Todo serio se acercó y empujó al mayor de todos, me agarró de la muñeca y me sacó de ahí. Pero los otros chicos no estuvieron de acuerdo y uno de ellos le dio un puntapié el la pierna.

En ese momento fue la primera vez que lo vi molesto. Me asusté tanto como ahora. Sus ojos parecían dos témpanos de hielo y volteó y le dio un puñetazo al que tenía más cerca. No pensé que lo haría… igual los otros le cayeron encima y luego uno de los cuidadores lo tuvo que sacar arrastrando del tumulto que se armó. Ikki llegó al momento cuando se empezó a armar el bullicio. Me dijo si estaba bien y todo eso. Yo le dije que estaba bien pero ese chico nuevo, el rubio, estaba peor que un trapo.

A Ikki no le importó lo que le dije. Me sacó de ahí antes que me metiera en problemas.- Es que me meto en problemas cuando estoy sin alguien a mi lado.

Ojala que ya vuelva pronto porque no me gusta estar solo.

Cuando me quedo solo no sé que hacer. A veces veo algo en la televisión o escucho algo de música. Pero nada es divertido. Para mí es más entretenido mirar sus ojos celestes o escucharlo mientras me habla de cualquier cosa. Aunque no es mucho de hablar. Así lo conocí yo. Pensaba que era mudo, en verdad todos lo creían. Es que hablaba otro idioma, muy raro, totalmente distinto.

Pero en su boca suena tan bien…

Parece que está llegando… puedo oír sus pasos acercándose a la puerta… por lo menos no me dejó solo tanto tiempo. Una vez me dejó una semana entera. Hice marcas en la pared para medir el tiempo. Fueron siete días completos… y yo ya me iba a morir de hambre.

Bueno, la charla terminó. Cuando él está acá no tengo tiempo para nadie más… y como a él no le gustan las arañas…

La puerta se abrió y dejó entrar a un rubio desaliñado que hizo esfuerzos para ver en la penumbra de la habitación. Eran las 5 de la tarde pero dentro de esa habitación parecía la más oscura media noche.

"¿Con quién hablas?"

"Con… nadie…" Una voz en la oscuridad respondió, indicando la ubicación de quien la emitía.- Con nadie a quien quieras conocer…

Una risita infantil se dejó oír en la misma dirección de donde provenía la voz. El rubio se acercó a donde, en la oscuridad, debía estar la cama y arrojó su chaqueta sobre esta. Se acercó en la penumbra a donde debían estar las cortinas y las abrió de par en par. Los rayos de luz entraron furiosos.

No, no me gusta tanta luz.

El rubio sacó de su maleta un paquete y lo tiró sobre la cama.

"No me gusta tanta luz…"

"Si no se ve nada, está muy oscuro… ni te veo. ¿Otra vez hablabas solo?"

El otro chico protestó de nuevo con voz infantil y fue a sentarse sobre la cama, abandonando el rincón en donde estaba sentado.

"No hablaba solo. Hablaba con alguien… no importa… no te va a gustar saber con quien era."

"No, la verdad que no me interesa. Traje algo para que comas, debes tener hambre."

Un poco…""

Esperó que le diera en las manos el paquete para abrirlo. El rubio algo fastidiado por esto desenvolvió el sanguche y se lo aventó en la cara.

"mmmm… huele delicioso."

"Lávate las manos…antes de comer…" le ordenó el rubio mientras se sentaba en la cama sacándose los zapatos.

El chico dejó el sanguche sobre la cama y examinó su palma manchada recientemente por el insecto que aplastó. Lo miró sonriente y se levantó rumbo al baño.

"Adiós..." Murmuró una vez dejó correr el agua sobre sus palmas. Luego chorreando agua regresó al lado del rubio.

"¿Ya comiste?"

"Sí." el rubio prendió el televisor dispuesto a neutralizar con esto la presencia del otro chico. Es que a veces era tan molesto.

"Y….¿qué comiste?" preguntó con la boca llena de sanguche… haciendo esfuerzos por no desperdigar migajas por todos lados.

El rubio no pudo ver esto porque estaba pendiente de encontrar algo interesante en la televisión. Menos mal, porqué podría enojarse y otra pelea de nuevo…

"¿Qué comiste.. ah?"

"Cállate Shun." Su voz sonó un poco amenazante.

Pero eso no importaba de verdad. Ahora estaba desperdigando migajas por todos lados… se iba a enojar. Sonrió pensando en que se ponía colorado cuando se enojaba…

Le dio algo de sed así que abandonó su comida a medio morder sobre la cama y corrió por agua al baño.

"¿qué hiciste hoy?"

Volvió a preguntar a penas regresó a desparramarse al lado de Hyoga en la cama. Pero su compañero hablaba en serio cuando le dijo que se callara. Volteó y lo miró indicándole que si no se callaba lo haría por la fuerza. Bastó para intimidarlo un ratito, hasta que acabó de comer.

Luego volvió a la carga.

"¿Qué hiciste hoy¿Ah¿Ya no estas enojado no?"

Si es que se le había pasado el enojo, volvió inmediatamente apenas abrió su boquita. Hyoga volteó decidido a ahogarlo con la almohada hasta que se callara por fin. Pero se contuvo esta vez y subió el volumen del televisor.

Desafortunadamente para el rubio, Shun no pensaba rendirse tan fácilmente. Había estado muy solo y quería hablar con él, quería estar con él. Se recostó sobre su hombro en busca de algo que de repente no estaba dispuesto a darle en ese momento.

Efectivamente Hyoga lo hizo a un lado. Se puso de pie y apagó el televisor. Le aventó el control remoto y por poco le cae encima. Se sentó en la cama para ponerse los zapatos de nuevo.

"¿Ya te vas? Pero acabas de llegar…" su voz sonaba tristísima. De verdad no quiso molestarlo tanto como para ahuyentarlo esta vez. Siempre hacía lo mismo, nunca aprendía la lección.

"He dicho que te calles."

Le hizo caso pero se prendió de su pierna cuando se puso de pie para irse de nuevo. Hyoga se sorprendió un instante y en el siguiente lo agarró del cabello.

"Suéltame Shun."

"No te vayas por favor… te juro que me quedo en silencio, pero no te vayas de nuevo."

Tenía fe que sus palabras lo conmovieran, porque hacía esfuerzos por no quejarse aunque lo estaba lastimando mucho. Hyoga no podía ser tan malo con él después de todo.

"Ojala lo cumplieras." suspiró sin soltar su cabello.

"En serio lo hago. Prometido." Aún no soltaba su pierna y lo iba a hacer caer sobre él.

Hyoga liberó su cabello y se sentó a su lado en la cama. Shun lo miró con la carita más inocente que pudo poner. Con eso debía convencerlo de quedarse.

Dio resultado, de nuevo se sacó los zapatos y el polo que traía puesto. Shun lo miraba expectante y le sonreía. No iba a decir ni una palabra, porque si con eso lograba que se quedara, podía vivir sin saber qué había hecho en el día.

De nuevo se echó en la cama estirando sus piernas largas. Estiró uno de sus brazos largos y tomó el control remoto digitando furiosamente todos los canales en busca de algo que le gustara.

Para Shun, él era la mejor televisión. Recorría con sus ojos verdes cada uno de los trazos de su rostro memorizándolos para luego plasmarlos en su obra de arte. Quizá si le provocara oírlo le podía contar que estaba haciendo un retrato suyo con moho… al lado de la tina de baño. Se rió para sus adentros mientras imaginaba que cara pondría si le contara. Como su único pincel eran sus propios deditos, decidió recorrer sus facciones con ellos. Algo que Hyoga encontró muy molesto.

"Shun quédate quieto."

Casi hizo que protesté, pero no. No iba a decir ni una sola miserable palabra. Se puso de pie a punto de morirse de aburrimiento. Se pegó a la ventana para contemplar el mismo paisaje monótono. Nada que ver después de todo.

De repente más tarde, cuando Hyoga tuviera ganas podían hacer algo juntos. Le estaba entrando sueñito, ahora recién le estaba venciendo el cansancio. Podía dormir, porque estaba Hyoga y ahora se sentía seguro.

Se apoyó en la ventana y cerró los ojos para dormir un rato.

Durmió cerca de dos horas, más o menos porque cuando abrió los ojos ya era de noche. Hyoga seguía prendido del televisor sin querer prestarle la más mínima atención.

Shun se puso de pie y se dirigió al lado de Hyoga. Se puso a su lado sin decirle una palabra y lo empujó para echarse en la cama. Podía ir al lado libre de la cama, pero no, Shun quería echarse entre sus brazos.

Hyoga no entendió el mensaje y lo miró amenazante. Shun entendió el mensaje y regresó a su lugar junto a la ventana.

Se hubiera puesto a contar estrellas si es que el cielo no siguiera tan nublado. Hasta en eso era aburrido. Empezó a conciliar el sueño de nuevo y escuchó que el televisor dejaba de funcionar. Sorprendido vio que Hyoga se levantaba de la cama rumbo al baño.

Lo siguió con los ojos, sin decir palabra y reprimiendo el deseo de ir tras él.

Cerró los ojos cuando se cerró la puerta del baño y se dispuso a recuperar su sueño. Estaba en eso cuando escuchó como Hyoga salía del baño, pero le dio flojera abrir sus ojos curiosos. Los abrió cuando Hyoga estaba frente a él y estiraba la mano para agarrarlo. Sonrió levemente cuando Hyoga lo hizo ponerse de pie.

Luego lo jaló hacia su cuerpo… apretándolo. Reprimió un quejido porque fue algo doloroso. Se mordió los labios para no empezar a conversar hasta por los codos. Pero para su fortuna., Hyoga se anticipó a su necesidad de mantener la boca cerrada y la cubrió con sus labios.

Shun se abandonó en los brazos de Hyoga, porque lo había extrañado mucho. Se dejó conducir una corta distancia hasta la cama. Una vez ahí cayeron los dos sobre el colchón. Hyoga siguió besándolo y Shun se abandonó, de nuevo, en sus brazos.

La habitación de nuevo oscura, pero era una oscuridad que podía tolerar. Podía soportarlo todo en sus brazos.

Continuará...
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