Prólogo
Antes solíamos volar juntas...
Fate T. Harlaow miraba el horizonte, el sol cubría una gran extensión de tierra destruida por la guerra, cuerpos, vidas, cosas que jamás podrían recuperar.
Siempre volaremos juntas, Fate-chan.
El cielo parecía una capa de rojo sangre que teñía perfectamente sus sentimientos mientras descubría cuerpos sin vida, familias rotas...
Amigos muertos.
-Testarrosa, tenemos que movernos.
La voz de Signum la sacó de sus pensamientos mientras era prácticamente arrastrada de aquel lugar por ella, la joven enforcer no sabía ni quería entender porque pasaba todo aquello, ella solo quería escapar.
Quería volar...
Siempre te protegeré, Nanoha.
-Si, vamonos.-susurro.
Cada paso que daba, el barro y los escombros le recordaban todo lo que había perdido en un solo momento, las vidas que había sacrificados, los niños que jamás volverían a ser lo mismo.
-¿Fate-san?
¡Fate-mama! ¡Sube más alto!
Erio y Caro la esperaban en la sala de reuniones de base especial que habían formado para detener toda la locura que ocurría en la Tierra.
-¿Si?
-¿Estas bien, Fate?
Miro a Erio, el pequeño joven que había ayudado ya hace tanto tiempo que le costaba recordar ahora convertido en un gran muchacho con una fuerza y agilidad compatibles con la de ella misma y una inteligencia muy por encima de lo normal.
Aunque no hubiera que ser un genio para saber como se encontraba en aquel momento.
-No.
¡Vivio será como sus mamás!
Caro, la niña asustadiza por la que nadie apostaba se acercó a ella sin ningún miedo, empatizando con ella, comprendiendola como nadie podría hacerlo en aquel momento.
-Estamos contigo, Fate.-susurro
Y la abrazó, simplemente un gesto, ese pequeño gesto, destruyo todo por lo que había estado intentando luchar hasta aquel momento.
Estaba sola, otra vez.
Sola.
Y así se quedaría.
Nadie querrá a una burda copia.
Nanoha si me quiere por como soy, madre.
Te quitare todo lo que amas...
Ni lo sueñes, Scaglietti.
El pasado y el presente se habían mezclado para acabar con ella y por una vez, iban a conseguirlo sin ni siquiera presentar batalla.
-Dejadme sola, por favor.
Los dos jóvenes salieron echándole un último vistazo lleno de preocupación y dándole el espacio que sentían necesitaba.
Aunque la verdad era que todos lo necesitaban.
Scaglietti...
¿Que pasa con él, Shari?
Se ha escapado, Hayate.
¿¡QUE!
Me lo acaba de informar el jefe de la prisión de máxima seguridad.
Llama a todo el mundo que este de servicio y localiza a Nanoha y Vivio.
Estoy en ello.
Todo había sido un plan bien fabricado por aquel bastardo, con Fate fuera por una misión y ellos relajados después de su encierro, él podía actuar con libertad.
Y eso les había costado la mayor guerra conocida hasta ahora.
¿Shari?
Hayate, no consigo localizar a Nanoha ni a Vivio.
Esta bien, mandaré a Subaru y Teanna, diles a Caro y Erio que localicen a Fate.
De acuerdo.
Pero para cuando llegaron, ya era demasiado tarde, Scaglietti ya tenía lo que quería y ahora no estaban tan convencidos de poder vencerle.
En el caso de Fate, ni siquiera quería intentarlo.
Subaru, ¿que pasa?
La casa esta destrozada...
¿Donde estan Nanoha y Vivio?
No...no están...
¡Subaru!
Teanna, ¿que...?
¿Subaru? ¿Teanna?
Dios mio...
No puede ser...
¿Que esta pasando?
Hayate...es un mensaje escrito con pintura roja como la sangre.
¿Que dice?
Dice...
Dice...Testarrosa, tengo a tu familia, como te prometí...
Desde aquel día, nada ha vuelto a ser igual para ninguno de ellos, ahora luchaban no solo para salvar sus vidas, ahora luchaban...
¿Porque luchaban ahora?
-¡Capitana, han vuelto!
Antes de Erio y Caro pudieran detener al oficial, Fate salió de su cuarto y fue directamente hacía la persona que había hablado en su mejor todo de enforcer.
-¿Donde están?
-Ellas...ellas se dirigen al centro de la ciudad.
-Esta bien, prepare las tropas y vayan hacía el lugar, aseguren a la gente y sáquenla, por lo menos, hasta la periferia de la ciudad.
-Pero capitana podríamos tratar de...
-Le he dado una orden, sígala.
El oficial asintió antes de retirarse a dar la orden mientras Fate se giraba de nuevo hacía la zona donde tenía que dirigirse.
El horizonte siempre era hermoso...
No volverás a estar sola nunca, te lo prometo, Fate-chan.
Hasta ahora...
Erio y Caro pudieron captar unas pequeñas lágrimas salir de sus ojos y supieron que la verdadera guerra solo estaba por empezar.
Scaglietti les ha lavado el cerebro, Nanoha solo tiene conciencia de White Devil y Vivio de Sankt Kaiser.
Mirando hacía delante, vieron a Fate, Vita, Signum y Hayate preparadas para su enfrentamiento con las que una vez fueron amigas y familia mientras ellos debían esperar...
Solo el horizonte sabía que les traería el mañana.
