Ella solo es una amiga.
Las palabras de Adrien se repetían una y otra vez a lo largo del día en su cabeza, en momentos esporádicos que le provocaban una nueva punzada en el corazón y le dificultaban respirar.
No pudo ignorarlo, no cuando Alya le preguntó por mensaje cómo le había ido en la práctica de Esgrima. O cuando intentó trabajar en sus diseños, con la esperanzadora idea de olvidarse de todo.
—¿Por qué no sales a dar una vuelta? —La voz de Tikki se hizo presente en la habitación cuando Marinette se pinchó el dedo por quinta ocasión.
—Tikki, son las nueve de la noche. Ya no son horas de salir —La azabache se giró, extrañada por las palabras de su pequeña amiga.
—No me refería a que salieras como Marinette —Había cantado su respuesta, esperando a que su portadora entendiera el mensaje.
—¿Qué? No puedo hacer eso Tikki.
—¿Y por qué no?
—¿No estaría mal? —La pregunta de la kwami la hizo dudar.
—Bueno, en teoría. No deberías usar tus poderes si no hay necesidad —La pequeña rojiza levitó hasta quedar frente a la adolescente.
—¡Lo sabía!
—Pero también es cierto que no puedes hacer bien tu trabajo si no te sientes bien Marinette. Vamos a dar una vuelta, estoy segura de que si sales te sentirás mejor.
Y lo hizo.
Una resplandeciente luz se apoderó de toda la habitación, la cual quedó vacía cuando la chica salió a la azotea y se balanceó por los techos de París, dándose un respiro.
El aire frío acarició la piel descubierta de su rostro y removió ligeramente su cabellera negra. Tikki tenía razón, se sentía más tranquila a pesar de que aún le dolía el pecho por lo sucedido.
Se quedó parada en su lugar favorito de París, en el piso más alto de un edificio departamental, donde podía ver todas las maravillosas edificaciones que decoraban el lugar.
Acomodándose al filo del balcón y suspiro, intentando no pensar en nada que logrará lastimarla más, aunque no estaba teniendo éxito alguno.
Sabía que no debió quedarse a escuchar la conversación entre Adrien y Kagami, pero había decidido quedarse y escuchar las gratas, pero dolorosas palabras del rubio.
Parecía que un futuro con él no sería parte de su vida; Tikki le había dicho que estaba exagerando, que no debía verlo como algo negativo, sino como un buen comienzo.
Pero no podía.
Cerró los ojos, limitándose a confiar en el destino que tenía un extraño modo de funcionar.
—¿Estás bien?
La voz detrás de ella le erizó la piel, obligándola a tragar pesadamente antes de girarse para encarar lo que le deparaba el destino.
¿De quién sera la voz misteriosa?
Hagan sus apuestas.
;)
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