Antes de leer:

* En esta historia es MUY posible que haya shonen-ai (amor entre chicos). Andad con cuidado.

* No leáis esta historia a menos que ya tengáis los 13 años. 13, REPITO. Es por precaución, no otra cosa.

* La historia no es TAN original, de ahí que sea un fanfiction/remake.

* El romance de este tipo no es, ni de lejos, un género que suela escribir. El drama tampoco. Pero, un reto es un reto.

* Me he ajustado a varias historia de la Cenicienta (sí, hay más de una), pero como lugar elegí Francia por Perrault y he intentado mantenerme real a cómo se hacían las cosas durante estos tiempos, lo cual no ha sido fácil pues no hay tanto sobre estas épocas, así que hice lo que pude.

Ya nada más. Disfrutad.

En una tierra lejana, existía un lugar con un rey bueno, pero estricto, que vivía con su único hijo en el palacio, quien era benévolo y poseía un corazón de oro. El rey no era muy mayor, pero una enfermedad estaba tomando su vida muy rápidamente y había pedido a su hijo a tener pronto un heredero que poner en el trono para poder descansar en paz sabiendo que su línea continuaría. Su hijo, preocupado por su pobre padre, prometió que le daría uno al trono; por desgracia, la princesa con la que se había casado hace unos años, murió en el parto junto con el niño. El rey, muy enfermo, decidió que haría una fiesta donde todos los nobles de este reino y otros reinos amigos pudiesen asistir, incluyendo todas las chicas nobles que no tuvieran marido aún.

゜・。。・゜゜・。。・゜

El sol salió de las colinas más allá de la preciosa casa de piedra y un chico apuesto salió de ésta, silbando solo con los pájaros, y fue a saludar a un hombre que había parado cerca de la carretera y al lado de la valla de la entrada del jardín de la casa.

—¡Padre! —El chico sonrió enormemente y el hombre, bajando del caballo, sonrió también.

—Oh, ¡ahí estás, Alexis! Siempre estás aquí cuando vuelvo de mis viajes —el hombre, que era su padre, comentó.

—Nunca te fallaría, padre. Ya lo sabes —replicó—. ¿Conseguiste vender todo?

—Fue difícil, pero sí... Algunas de las cosas se vendieron a esta buena cliente que te mencioné.

—Sí... La señora Tremaine... —Sonrió Alexis un poco con satisfacción—. ¿Cómo estaba?

—Bastante angustiada. Su marido murió hace un año, ¿entiendes? Así que, ha estado buscando a alguien porque tiene dos hijas, ya ves... —continuó hablándole.

Alexis sólo sonrió ligeramente. Había vivido lo suficiente con su padre por un largo tiempo, así que ya conocía cómo era. Su madre había muerto cuatro años atrás y, aunque las clases sociales y los nobles habían respetado la decisión de su padre en no tener otra esposa, ahora con la señora Tremaine le estaban presionando un poco pues una mujer de su edad, todavía joven, tenía que tener un marido adecuado; más aún porque tenía dos hijas.

—¿Aún no ha encontrado a alguien? —preguntó en cambio.

—No, hijo. Pobre mujer. Ella completamente sola, cuidando a sus dos hijas, y con el poco patrimonio del marido... —Sacudió la cabeza.

Alexis sonrió de nuevo. Su familia, incluyendo su madre fallecida, habían tenido algo en común: estaban llenos de amabilidad, amor y generosidad. Así que, oír a su padre contando aquello, sabía qué intentaba decir: se estaba sintiendo culpable de no aceptar la oferta que los otros nobles le habían dado de casarse con la señora Tremaine.

—¿Sabes? Si piensas que te traerá la felicidad, incluso si es sólo ayudando una buena cliente y también una amiga para que tenga una buena vida... sabes que siempre te apoyaré —dijo a su padre con una mirada de complicidad.

Su padre, totalmente contento y brillando de felicidad, prácticamente saltó y golpeó la espalda de Alexis con algo de fuerza.

Alexis sólo sonrió levemente y observó cómo su padre saltaba ilusionado hacia la casa.

Quién iba a decir que se equivocaría tanto...