Okey, tal vez hayan notado que el fic «inserte nombre aquí, que se me ha olvidado», lo eliminé. ¿Por qué? Bueno, no me sentía a gusto con la estructura del fic. Lo que significó en un cambio de trama, pero conservando lo básico «que estos dos compartan un departamento». El fic, ya está avanzado. Así que no hay riesgo de que lo vuelva a eliminar o no terminar. Ahora, el fic consistirá en capítulos consecutivos de 350 palabras, ¿qué puedo decir? Me gusto eso del límite de palabras, pero lo mismo y por el ritmo que llevo en la escritura, subiré un capítulo cada miércoles. Espero y me tengan paciencia. ¡Ah! Este fic, por cierto, es un intento de comedia romántica. Ya saben, esperado final o no, no sé, todavía no sé como terminará xD Pero la idea ahí va germinando en el basurero que tengo como cabeza. En fin, espero les guste... *cruza los dedos*.
Y empezamos...
El chico del apartamento 7B
«Vale, las cosas no pueden ir peor», pensó Astrid Hofferson una tarde de junio.
Hace tan sólo unas horas, su jefe le había mandado a llamar, y tras su monologo donde le recordaba lo bien que hacía su trabajo, la despidió. Y ahora, su casera, una vieja regordeta que siempre barría la calle por las mañanas, le recordó amablemente que debía dos meses de renta, y que más le valía pagar o sus cosas y ella terminarían en la calle.
Prescindir de sus padres no era una opción. Dios sabe que los ama, pero también sabe que tienden a ser un tanto paranoicos y un tanto manipuladores. Así que, no gracias. Mientras más lejos de ellos, mejor iba a estar.
― ¿Aún si eso significa compartir un apartamento? ―preguntó Ruffnut, su amiga.
― ¡Cualquier cosa!
Ruffnut asintió y esbozó una sonrisa, que de no haber estado tan desesperada, Astrid habría notado ese toque maligno que precedía a una travesura. Ruffnut se agachó para coger algo de su bolso y cuando se irguió, le extendió un pequeño anuncio de periódico mal recortado.
―El departamento está lindo ―comentó ella. Y tras una breve explicación de por qué ella sabía eso, «¿qué puedo decir? Sólo buscaba un nuevo nido de amor», se marchó.
Astrid, ignorando todas aquellas alarmas que le decían que todo eso era una mala idea, decidió ir y echarle un vistazo.
Tomó un taxi, y cuando llegó le gustó lo que vio. La fachada del edificio era linda, y por lo que leyó en el anuncio, el departamento quedaba en el tercer piso. Sin perder tiempo, subió por las escaleras y tocó la puerta con el número 7B.
Total, nada podía empeorar más en ese día.
Pasos apresurados y un vaso estrellarse contra el suelo se escuchó antes de que se abriera la puerta.
―Debes de estar jodiéndome ―dijo Astrid.
―Es muy temprano para eso, ¿no lo crees? ―contestó un chico de cabellos castaños y ojos verdes.
―Hiccup…
El chico asintió y esbozó una sonrisa burlona.
―Cuánto tiempo, Astrid.
Maldita Ruffnut, pensó Astrid.
―Aun te odio ―espetó.
―Siempre tan encantadora.
No desear que llueva, hace que caiga un diluvio
Nos leemos la próxima semana :D
