Prólogo, Admiración
Era pleno invierno, Cho frotaba sus manos para pasar el frío, tenía guantes sin dedos que se le helaba todo.
Comenzó a nevar agua nieve con lo que se congelaba y además se empapaba. Estaba sobre la escoba, estaba en uno de los partidos más importantes de su carrera, este definiría quién ganaba la copa mundial de Quiddich, por lo que trató de concentrarse para no caer, así que hizo un hechizo impermeable en sus gafas de seguridad y se mandó hacía la acción.
Hermione le vitoreaba desde la tribuna, luego lo haría con sus hijos también pero por ahora no tenía más de diecinueve, y su novia había llegado a formar parte de uno de los equipos más poderosos de toda Europa, de seguro ganaban.
La admiraba casi tanto como la amaba. Era la jugadora estrella que todos alababan
