Hola! Mizuki Nozomi al ataque! xDD
Bien, pues...la idea para este nuevo fic a rondado por mi cabeza desde hace ya varias semanas pero por falta de tiempo no habia podido comenzar a plasmarlo en word xD jajaja.
En fin, antes de dejarles comenzar a leer esta nueva historia, les aclarare unas cosas:
1) La trama comienza desde el final de la primera temporada del anime.
2) Sebastian no perdió su brazo en la batalla contra Ash.
3) El titulo del fic. es el de aquella hermosa canción de akira (yo tengo la versión del ending de la tercera temporada y la amo porque es como oír a Ciel cantar) porque mientras la escuchaba fue que me dio por comenzar a escribir, y la letra es mas que perfecta... ^^
4) Me odio profundamente por las cosas que are con esta historia *se va a un rincón* Odio hacer sufrir a mis amados personajes, pero si no lo hago no hay historia así que ni modos ahahaha...*llora*
Sin mas que decir, espero les guste este primer capitulo ^^
Mas notas al final.
Aclaración: Kuroshitsuji y sus sensuales personajes no me pertenecen, son propiedad de la increíble Yana Toboso (Si fueran míos la historia seria descaradamente yai :3), yo solo los tomo prestados para ser feliz, y quizá, hacer feliz a otras personitas ^3^
AOKI TSUKI MICHITE
CAPITULO 1
Tras arribar en la pequeña y sombría isla, con pasos constantes pero tranquilos, el demonio que me sostenía en brazos avanzaba hacia mi última morada: unas ruinas ocultas que quizá en algún tiempo hubieran sido una iglesia o una pequeña mansión, y estaba rodeada y parcialmente invadida por algo de maleza y algunas flores moradas.
Justo ahora no tenía ganas de decir nada, estaba cansado. Lo que más quería en esto momentos era cerrar los ojos y no abrirlos más, pero eso estaba cerca, solo debía esperar unos cuantos minutos más y mi dolor terminaría de una vez por todas.
-Hemos llegado –anuncio mi mayordomo cuando estuvimos dentro del lugar, mientras me depositaba en la solitaria banca color marfil.
Mirando a mí alrededor de reojo, me di cuenta de que era un lugar simplemente perfecto para lo que pasaría.
-El resto de mi alma es tuya –dije con un suspiro.
-Tal como esperaba de usted, es muy amable –murmuro con una pequeña sonrisa.
¿Amabilidad? Bien podría decirse que era eso, después de todo no podía tratarlo de otra forma más que esta, era lo mínimo que merecía de mi parte por todo lo que había hecho por mí; le estaba dando lo que justamente merecía.
-¿Dolerá? –pregunte, más por curiosidad que miedo.
-Sí, un poco. Lo are tan gentil como sea posible –respondió desde su lugar, mirándome como quien ve a un pequeño animalillo a medio de morir.
-No. Hazlo tan doloroso como puedas. Grava el dolor de mi vida en mi alma –ordene apretando un poco los puños.
No quería que él me tuviera lastima, que me tratara así, pues había cumplido su parte del trato, y yo quería cumplir la mía correctamente. Él mismo había dicho una vez lo mucho que disfrutaba del sufrimiento humano, y por ello quería complacerle con aquel deseo, aunque también sería como un favor hacia mí pues si el dolor era lo que del mundo humano había predominado en mi vida, quería que fuera lo último en sentir, mi última probada de vida. El dolor era lo que te indicaba que estabas vivo, y cuando este terminara sabría que era todo, que ya no había más camino y al fin podría descansar por siempre, por ello quería sentir esa sensación al máximo, para disfrutarla plenamente cuando terminara.
-Yes, my lord –dijo hincándose frente a mí, con una sonrisa algo nostálgica en los labios.
Sin importarme mucho eso último observe como el demonio avanzaba hacia mí, y se agachaba un poco, para quedar a mi nivel.
Me sentía sumamente tranquilo, el aire era ligero y me hacía sentir adormecido, por lo que recargue la cabeza en el respaldo de roca, mientras esperaba las acciones del peligro, que poco a poco se acercaba a mi rostro con ojos hambrientos.
No pude evitar cerrar los ojos por unos segundos cuando una de sus manos paseo por mi rostro y cabello, para quitarme el parche y dejar visible el sello del contrato.
Viendo cómo se acortaba la distancia entre su rostro y el mío, fruncí el ceño cuando sus labios se juntaron contra los míos en un suave toque, que aunque me sorprendió e incómodo un poco, no hice nada para objetar, pues no tenía caso alguno, además…si de esta forma era como se suponía que morirá, me parecía más que bien…
En la mirada del mayor pude ver un brillo desaparecer cuando el "beso" se intensifico. El demonio mordió uno de mis labios con sus filosos dientes indicándome con ello que abriera la boca; petición que obedecí sin pensarlo mucho. Apenas hice eso claramente pude sentir "algo" que jalaba de dentro de mí, como si trataran de robarme el aliento, siendo esa la señal para que me preparara para lo que venía….
…Pero nada paso. La sensación de estar siendo absorbido termino de forma abrupta dejándome anonadado y avergonzado, pues sentía que mi rostro se había sonrojado con las acciones del mayor.
Tratando de encontrar la respuesta en el rostro del pelinegro, trate de mirarlo, pero con rapidez sobrehumana el demonio se alejó de mi con los ojos abiertos como platos y el ceño fruncido en señal de estupefacción.
¿Acaso estaba jugando conmigo? Eso era algo bastante cruel de su parte, incluso siendo un demonio.
-¿Por qué…? –quise preguntar, levantándome de la banca con enfado pues aún estaba aquí, vivo, pero me fue imposible terminar si quiera la pregunta cuando un dolor en el pecho me hizo caer al suelo de rodillas y sin aliento alguno.
¿Esto debía estar pasando?
Con la respiración agitada y la cien punzándome fuertemente, vi en el suelo gotas de sangre frescas, que de inmediato supe eran mías y confirme al llevarme una mano a la nariz, que era de donde salía aquel líquido vital.
-¡…Sebastian! –lo llame. Estaba aterrado. Yo mismo había dicho que quería sentir dolor, pero por alguna razón tenía la certeza de que esto no debía de estar pasando, y eso me lo confirmaba el demonio parado a un metro de mí, que apenas logro reponerse de la sorpresa se acercó con rapidez, colocando una mano en mi espalda, justo en el momento en el que una gran cantidad de sangre subió por mi garganta y desemboco en mi boca de forma violenta, sin dejarme respirar. Ardía, sentía que me estaba quemando.
Con las manos en el suelo trate de mantenerme hincado pero al final simplemente deje de sentir mis extremidades y me precipite hacia el suelo, pero Sebastian me sostuvo y ayudo a quedar recostado, de tal forma que me fuera más fácil aspirar aire.
Con la vista cansada mire hacia el cielo, notando un montón de plumas negras comenzar a caer con suma lentitud, y a un cuervo parado sobre una de las paredes, observando el espectáculo con ojos vacíos, al tiempo que una tenue y triste melodía sonaba como fondo, siendo canticos que no alcanzaba a comprender, murmullos sin sentido.
Mi corazón comenzó a acelerarse de forma increíblemente rápida, como el de un colibrí.
-¡Bocchan! –exclamo el demonio colocando una mano sobre mi pecho.
-¿Q…que…es…está pasándome? –balbuce con lágrimas saliendo de mis ojos.
Con el rostro transmitiendo desesperación el mayor me tomo de los hombros, pero su toque sobre mi adolorida piel me hizo soltar un grito capaz de desgarrar mi garganta y provocar una punzada en mi cabeza, que me aturdió unos momentos, antes de quedarme totalmente quieto, con los ojos abiertos pero ajenos a lo que sucedía a mi alrededor.
-No puede ser… -escuche decir al pelinegro, logrando hacerme volver a la realidad, enfocando mi mirada en su persona, que me observaba como si yo fuera un fantasma o un fenómeno.
No entendía su mirada…y me sentía extraño…
Los canticos se habían detenido, todo había quedado en total silencio.
Pestañeando un par de veces quite mí vista del demonio y trate de levantarme, pues el dolor se había mitigado de un momento a otro, lo suficiente como para poder tolerarlo.
Quedando boca abajo puse mis manos en el suelo y me empuje hasta quedar nuevamente de rodillas, pero al hacerlo me di cuenta de algo que me dejo sin aliento alguno: el suelo debajo de mi estaba diferente, grietas corrían en todas direcciones a mi alrededor como si algo pesado hubiera caído ahí, pero solo estaba yo. Además, las uñas en mis manos estaban manchadas de negro, desde la cutícula hasta la mitad de estas de forma irregular.
-…Pero…
Negando con la cabeza varias veces me mire las manos con más atención, notando como su color era más pálido de lo normal.
-… ¿Qué…? –gemí incorporándome del todo, tambaleándome un tanto pero logrando mantenerme en pie.
Dando un paso atrás sentí como uno de mis pies caía en un pequeño charco de agua; al mirar hacia el casi pegue un grito al toparme con un brillante ojo color rosa brillante observarme, mientras que el otro seguía siendo la prueba de mi contrato con el demonio.
Entrando en total pánico seguí retrocediendo, pero de un momento a otro me encontré chocando contra una de las paredes de forma violenta, con una fuerte presión sobre mi cuello que me mantenía varios centímetros por encima del piso. Frente a mí se encontraba el rostro enfurecido de quien había sido mi mayordomo, y debía de haberme hecho dejar de respirar.
Soltando un jadeo trate de liberarme del agarre del enfurecido demonio, sosteniéndome de su brazo para tratar de alejarlo al tiempo que pataleaba.
-¡Suéltame! –grite sin dejar de luchar.
-¡CALLATE! –Respondió a su vez, de forma cortante y la respiración agitada.
Sentí como mi cuerpo se paralizaba debido a su tétrica voz, que nada tenía que ver con la calmada y controlada que solía emplear siempre.
-¡¿COMO TE ATREVES A ENGAÑARME?! ¡¿QUE DEMONIOS ERES?! ¡¿DONDE ESTA TU ALMA?! –exigió saber, en el mismo tono de reproche.
-¡¿A qué te refieres?! –Pude decir sin mucha convicción – ¡Aléjate!
No sabía a qué se refería, no lo entendía, así como tampoco era capaz de entender la expresión de su rostro; parecía enfadado, furioso, pero detrás de todo eso había algo más…
Ajeno a mis peticiones el pelinegro ejerció más presión sobre mi cuello, cortándome la respiración casi totalmente.
Jamás había visto a Sebastian de la forma en la que estaba ahora, sin la compostura habitual. Casi podía ver el aura oscura e intimidante que rodeaba si cuerpo. Tras sus labios sus afilados dientes se revelaban en clara amenaza de estar perdiendo los estribos.
-Todo este tiempo cumplí mi parte del contrato… ¡¿y ahora esto!? –siseo golpeando con su mano libre el concreto a unos cuantos centímetros de mi cabeza, abollándolo.
-¡No sé de qué estás hablando! –grite con el poco aire que me quedaba. Mi voz era ronca y áspera debido a la obstrucción en mi garganta.
El mayor apretaba los dientes con irritación hacia mis palabras, mientras levantaba el brazo nuevamente, con claras intenciones de no estrellarlo contra la pared en esta ocasión, sino contra mí.
-¡YA…PARA! –grite completamente enfurecido, dejando de lado el miedo. No pensaba permitir tal trato de parte de él, pues no lo merecía; nada de esto era culpa mía.
Antes de que el golpe de parte del de ojos rojos llegara a mi rostro me las arregle para levantar una rodilla lo suficientemente rápido como para acertar un golpe en su estómago con todas las fuerzas que tenía, haciéndolo retroceder y liberarme.
Sin poder creerlo del todo vi como el demonio se llevaba una mano a la parte afectada y hacia una mueca de dolor y perplejidad apenas perceptible.
-Escucha… –murmure aun recargado contra la pared, mientras me sobaba el cuello con una mano –no sé qué es lo que acaba de pasar, no sé lo que está pasando, ¡no sé nada! ¡Estoy tan o más confundido que tú con esto!
Sin dar señales de querer responder el pelinegro miraba el suelo anonadado, respirando agitadamente, tratando de controlarse.
Esperando alguna nueva agresión de su parte me mantuve alerta, sopesando el hecho de que el golpe que le había dado le había dolido al menos un poco, cuando en el pasado algo así no lo hubiera movido en lo absoluto, ¿Por qué?, ¿Qué pasaba conmigo?
Apretando mis puños vi como el mayor daba un hondo suspiro, y caminaba hacia mí con calma. Llevaba el ceño fruncido, pero ya no se veía tan enfadado como antes. A escasos tres pasos se detuvo y suspiro de nueva cuenta, sin dejar de mirarme a los ojos.
-…Pareciera que tu alma esta alrededor de ti, pero no es así…y quiero saber por qué –dijo de la nada, inclinándose y frunciendo un poco la nariz.
-¿Qué…? –inquirí con perplejidad.
-El olor, el mismo olor que tenía tu alma es lo que ahora te rodea.
-¿De que estas hablando…?
-Dímelo tú –contesto con ironía.
Si no fuera por la tensa situación y la confusión que reinaba en mí le habría dado una bofetada, aun sin tener el derecho.
-¿Acaso crees que te estoy mintiendo? –respondí controlándome para no gritárselo a la cara.
-No sé si lo haces, pero lo voy a averiguar, así que ven conmigo –ordeno dando otro paso hacia mí.
-¿Adonde? –retrocedí. Después de lo sucedido no me sentía realmente seguro ante él.
Los ojos del mayor brillaron con enfado y me dirigieron una fiera mirada que hizo tragar grueso.
Fijando la vista en el suelo un momento, al final solo suspire y me acerque a él, pues yo había dicho la verdad, y si él no me creí entonces me convenía acompañarlo para demostrárselo, y de paso saber lo que me sucedía y poder cumplir el contrato de una vez por todas.
Al ver mi resolución el ex mayordomo se agacho para tomarme en brazos, como muchas veces atrás lo había hecho, pero esta vez de forma brusca, acomodándome estilo nupcial, lastimándome un brazo en el proceso debido a su fuerte agarre al jalarme.
Contendiendo las ganas de soltarle un insulto me limite a chasquear la lengua y mantener mi vista fija en cualquier cosa que no fueran sus ojos, pues el desprecio que estos transmitían -y parecían tratar de ocultar con eso otra cosa –me resultaban incomodos, me hacían sentir inquieto.
-¿Adónde vas a llevarme? –pregunte nuevamente de forma fría, mientras se situaba en medio de la estancia y miraba por unos segundos al cuervo sobre la pared, antes de que este saliera volando con rumbo cualquiera.
Haciendo una mueca el pelinegro dudo unos segundos antes de dignarse a responder a mi pregunta.
- A mi mundo. Conozco alguien que podría darnos alguna razón de esto.
-Bien, vayamos… -murmure mirando su rostro fijamente, sintiendo una punzada de dolor en mi corazón.
Devolviéndose la mirada el mayor tomo un hondo suspiro, justo cuando un montón de plumas surgía de la nada y nos rodeaba en un torbellino que bloqueaba toda luz y nos sumía en la oscuridad casi totalmente.
Tratando de mantenerme firme, evite por esta vez terminar recargado en el hombro del pelinegro, como siempre lo hacía en el pasado, pues ahora más que nunca tenía claro que eso era algo que le disgustaba, como todo de mí al parecer. No era sorpresa. Hace ya un tiempo que me había quedado más que claro que para Sebastian yo solo era su alimento, era algo que me repetía día a día desde que me había dado cuenta de mis sentimientos hacia él –entrando en pánico y negación en un principio –, preparándome para el momento en el que se confirmara lo que yo realmente era en su vida, esperando para hoy…pero a pesar de eso dolía, dolía mucho… sobretodo el hecho de que aun a pesar de su trato seguía sintiendo algo por él.
Solo soy un idiota que se aferra a una oscuridad nociva.
FIN DEL CAPITULO 1
¿que les pareció? Si, lo se, ¿donde carajos esta el Sebasciel? xD Tranquilas/los, no olviden que este solo es el punto de vista de Ciel (muajajaja soy mala)
En el próximo capitulo pondré un poco de tensión sobre nuestro demonio favorito ^^, creo que les gustara...
No estoy segura de cuantos capítulos tendrá este fic, pero casi puedo asegurar que no serán mas de 10 ^^
En cuanto a cuando publicare el capitulo 2...no estoy segura ._. Estoy a una semana de salir de vacaciones y pues ando algo presionada con mis exámenes, pero posiblemente actualice apenas estos terminen (osea, en una semana, o quizá dos).
Muchas gracias por leer! ¿Merezco review? ¿Si? ¿si? ¿si?
Que estén bien! Besos!
-Mizuki Nozomi-
