Hola! Espero que les guste este fanfic Julizabeth, una amiga y yo decidimos llamarlas asi porque creo que no hay nada escrito sobre Julia Hoffman y Elizabeth Collins. Tengo planeado que sea una historia larga asi que esperen los siguientes capitulos. Gracias por los reviews!
Cuando Julia Hoffman levantó la mirada de su plato de comida pudo ver como Elizabeth Collins desviaba rápidamente la suya y se concentraba en el arreglo de flores que estaba en el centro de la mesa. La doctora sonrió para sí misma y siguió comiendo, intentando no hacerse ilusiones con Elizabeth, al fin y al cabo la Sra. Collins ya tenía una hija y nunca había demostrado sentir algo por ella, o por lo menos algo que no fuera indiferencia y cierto rechazo. "Ni hombres ni mujeres para mi" pensó Julia con tristeza y se sorprendió un poco al ver como Elizabeth se levantaba corriendo de la mesa y salía del comedor, tapándose la cara con las manos. "La menopausia sin duda", dijo Carolyn y Julia se levantó de la mesa para seguirla, pero Roger la detuvo y negó con la cabeza, como queriendo decirle que no valía la pena intentar razonar con ella en esos momentos. Un poco preocupada la doctora se sentó de nuevo y alejó su plato casi lleno, no pudiendo concentrarse en nada que no fuera Elizabeth Collins.
Cuando todos hubieron terminado de cenar la Dra. Julia se dirigió a su habitación y se encerró con llave como lo hacía todas las noches para evitar que el pequeño David entrara a asustarla mientras ella dormía. Temblando un poco de frío se quitó sus tacones y maldiciendo al clima y a los zapatos se sentó en su cama, cubriéndose las piernas con dos gruesas cobijas. Tomó el libro que había estado leyendo desde hacía una semana y comenzó a leer, intentando pensar en otra cosa que no fuera en Elizabeth y en lo bien que le caería tenerla cerca en esos tiempos de frío.
Pasadas dos horas cerró el libro muy enojada, al darse cuenta de que llevaba cuatro capítulos leídos, de los cuales solo había entendido la mitad. "Te odio Elizabeth" dijo en voz baja y sin preocuparse por desvestirse se cubrió por completo con las cobijas y se dispuso a dormir. Después de luchar un rato contra su imaginación por fin empezó a quedarse dormida, por lo que le dieron ganas de llorar cuando alguien tocó suavemente a su puerta. "Qué quieres?", gritó muy enojada sin abrir los ojos y escuchó como David decía con voz un poco asustada: "Tía Elizabeth quiere hablar contigo, creo que es algo serio". Al escuchar esto Julia se levantó de un salto y luego de ponerse sus tacones corrió hacia la puerta y la abrió, casi chocando con un asustado David que la miraba muy sorprendido. Sin decirle ni una palabra corrió por los pasillo hasta llegar a la habitación de Elizabeth, respiró profundamente y se peinó un poco, intentando relajarse y recordarse a sí misma que la Sra. Collins no podía sentir nada por ella.
Armándose de valor tocó a la puerta y al escuchar la voz de Elizabeth pidiéndole que entrara Julia la abrió lentamente, intentando actuar lo más naturalmente posible. Elizabeth estaba esperándola sentada en el piso, mirando hacia la chimenea y sosteniendo una botella de agua en las manos, la doctora cerró la puerta detrás de ella y lentamente se dirigió hacia donde la Sra. Collins estaba. Ella volteó a verla y sonrió extendiendo su mano para que Julia la ayudara a levantarse, Julia Hoffman la tomó y suavemente jaló de ella, estremeciéndose un poco al sentir el roce de su pálida piel.
Las dos mujeres se miraron a los ojos por unos segundos y Elizabeth se alejó de Julia mientras le preguntaba: "Cómo va el tratamiento de mi sobrino? Yo lo he visto un poco más calmado últimamente", la doctora la miró alejarse por unos instantes y le dijo: "Va mejorando, cada vez pasa menos tiempo solo y ha creado un vínculo especial con la nueva niñera. También habla más durante nuestras sesiones, ahora hasta jugamos juegos de mesa". Elizabeth volteó a verla una vez más y lentamente caminó hacia ella, dejando la botella de agua sobre una de las mesas pequeñas que había por toda su habitación, las cuales por lo general siempre estaban llenas de fotografías de la familia. Julia dio un paso hacia adelante y cuando estuvieron lo suficientemente cerca la una de la otra la doctora la tomó de las manos, mirándola a los ojos.
"Elizabeth… Hay algo que necesito decirte." La Sra. Collins la miró con curiosidad y sin pensarlo dos veces, Julia la acercó más a ella y la besó suavemente, Elizabeth le devolvió el beso, pero pasados unos segundos dio un paso hacia atrás, "Julia, no puedo hacerlo". La doctora dio un paso hacia adelante y volvió a besarla, pero ella se alejó de nuevo, "Tengo una hija, no puedo hacerle esto a Carolyn", Julia sonrió y la besó de nuevo, pero Elizabeth volvió a hablar, "No he hecho esto en mucho tiempo, no sé si recuerdo como se hace". Finalmente Julia se cansó de sus réplicas y para callarla la tomó por la cintura y la besó apasionadamente, sonriendo al sentir cómo la Sra. Collins por fin se relajaba y la rodeaba con sus brazos.
Las dos sonrieron y se siguieron besando enfrente de la chimenea por largo rato, la mano de Elizabeth recorriendo la espalda de la doctora muy suavemente, logrando que un escalofrío recorriera todo su cuerpo. Julia rodeó su cintura con sus brazos y la levantó del piso, llevándola hacia la enorme cama con dosel, las dos se recostaron en ella sin dejar de besarse y Elizabeth rodeó la cintura de la doctora con su pierna, acercándola lo más posible a su cuerpo. Pasados varios minutos se separaron y se miraron a los ojos, las dos sonriendo y entrelazando sus manos, "Yo quería decirte lo mismo Jules", dijo Elizabeth besando su cuello y Julia soltó un gemido, acariciando la cintura de la Sra. Collins. Cuando el beso se convirtió en mordida la mano de la doctora se deslizó hacia el cierre del vestido de Elizabeth y lo bajó muy lentamente, disfrutando de cada uno de los sentimientos que le llenaban en esos momentos. La Sra. Collins sonrió al notar lo que hacía Julia e imitó sus movimientos hasta que por fin las dos quedaron completamente desnudas sobre la cama.
Elizabeth volvió a besarla más apasionadamente y Julia acarició su mejilla con la punta de sus dedos, bajando hacia su cuello y hasta sus pechos, pellizcándolos suavemente, consiguiendo que la Sra. Collins gimiera y arqueara su espalda. Las dos rieron y Elizabeth acarició el muslo de la doctora, llegando hasta sus caderas y espalda baja mientras Julia gemía y colocaba sus manos entre las piernas de su nueva amante. Suavemente presionó hacia arriba y Elizabeth casi gritó de placer después de haber pasado tanto tiempo sin ser tocada de esa manera. Julia se excitó aun más al escucharla y empezó a pellizcar suavemente su clítoris, disfrutando de los sonidos que hacía Elizabeth. La Sra. Collins la besó de nuevo y separó los labios de la doctora con su lengua, recorriendo el interior de su boca mientras Julia movía su mano más rápidamente, insertando dos dedos dentro de Elizabeth.
Sin decir nada, Julia se separó de Elizabeth y sin sacar sus dedos se arrodilló entre sus piernas, separándolas lo suficiente para poder observarla y sonrió al notar como las piernas de la Sra. Collins se contraían a causa del placer. Sin pensarlo más acercó su lengua a su clítoris y empezó a recorrerlo con ella, Elizabeth gimió y Julia agregó un tercer dedo, moviéndolos dentro y fuera de ella y sintiendo como sus dedos empezaban a sentirse mojados. Con mucho cuidado para no lastimarla agregó un cuarto dedo y al ir más profundo golpeó ese punto dentro de su cuerpo al mismo tiempo que mordía su clítoris suavemente, logrando que Elizabeth alcanzara el orgasmo. Julia no relajó el movimiento de sus dedos y la Sra. Collins gritó de placer, aferrándose a las sábanas y respirando entrecortadamente.
Pasados varios minutos la doctora sacó sus dedos y volvió a recostarse junto a ella, mientras Elizabeth besaba sus labios y acariciaba su cuerpo, "Su turno Doctora Hoffman".
