Notas sobre el fic:
Saludos y bienvenida/o. Esta vez regreso con un nuevo fic sobre Death Note. Lo cierto es que estoy muy emocionada y saturada de ideas para esta nueva historia en la que me he propuesto, si es posible, sorprenderles.
Si te gusto el manga y el anime de esta historia, te invitó a ir un poco más allá y a indagar en ese "tiempo después" que nos es desconocido. Esta es solo una posibilidad más de tantas otras y que yo he decidido compartir con ustedes, cambiando algún detalle que otro que muy pronto sabrán. Deseo enormemente que sea de tu agrado y pases un rato ameno. Hasta pronto y nos leemos en la próxima actualización.
Disclaimer: Tanto la serie como sus personajes no me pertenecen. Estos son de sus dueños y creadores. Solo los tomo prestados para hacer un fic de fan para fans y sin más interés que el entretenimiento.
Personajes principales: Light Yagami, L Elle Lawliet, Misa y Gina (propio) Amane, Ryuk, Near, etc...
Dedicatoria: Indudablemente a todos los fans de este espectacular manganime, a todos aquellos que tras el final, quedaron ansiosos de mucho más. Aquí les dejo esta puerta abierta... Y un especial agradecimiento a mis amigas Desi y Yadi, las dos personas que me descubrieron el mundo de Death Note. Gracias.
Nunca el tiempo es perdido
Capítulo 1: Entre el cielo y el infierno
Una vida como cualquier otra. Ese había sido por siempre el mayor deseo de Gina y sin embargo, la vida le tenía reservada una caja de aventuras desde los dos últimos años.
El cielo estaba completamente nublado, muy apropiado para aquella ocasión en la que pocas veces se permitía un pequeño descanso. En sus ojos no había brillo alguno y a pesar de su porte elegante, su corazón estaba tan negro como el paraguas que la resguardaba de las diminutas e intermitentes gotitas de lluvia.
- Hoy es el día, hermana... -sonrió tras agacharse y acariciar aquella desgastada tumba- Perdona que me haya retrasado, pero sabes que tengo mucho trabajo.
Abrió su bolso negro y extrajo una pequeñá pala y unas tijeras con las que se ayudó para limpiar el musgo y los matorrales que se habían ensarzado alrededor de la lápida. Cuando sus ojos pudieron ver por fin el nombre de su hermana grabado, suspiró nostalgicamente y pasó las yemas de sus dedos por encima de él.
- En realidad, no te tomaré demasiado tiempo. Desde el último año no hay nada interesante en mi vida o al menos, que se salga de lo habitual. Mi quehacer diario continúa tan monótono como siempre y en este momento, mi principal prioridad son mis estudios. Estoy progresando enormemente. De hecho, me veo bien preparada para los exámenes del próximo mes, aunque con estas cosas nunca se está demasiado segura -se detuvo un instante y atendió a la piedra, como si aguardara mientras alguien le hablara para finalmente soltar una pequeña risa- Sí... estoy convencida de que si estuvieras aquí me dirías algo parecido a "Gina, debes tomarte las cosas con más calma, el estudio no lo es todo" o "Eres demasiado perfeccionista". Al menos, eso creo que dirías... -repitió limpiando sus ojos antes de que estos se expresaran de la forma más natural- En fin... tengo que irme. aunque ya sabes que volveré, solo espero que estés dónde estés, te encuentres bien...
- Yo diría que se encuentra bien muerta y enterrada. querida Gina -sonó la ronca voz a la que le siguió una irritante carcajada-.
La joven miró con desprecio hacia su derecha, encontrando sobre una de las lápidas al ser más desagradable que se había encontrado, y este, respondiendo a su mirada, le entregó el tallo reseco de una rosa recién deshojada que Gina rechazó de un manotazo.
- Oye, no seas desagradable. Es mi presente para tu querida hermana Misa. No creas que ella se merece mucho más por todos los crímenes que cometió en vida.
- Ya estoy pagando yo por ellos. Ahora se merece descansar en paz.
- Me preguntó si todos esos familiares de las víctimas de la Death Note pueden hacer lo mismo...
- ¿Sabes Ryuk...? -estrechó sus ojos- ¿Por qué no te mueres y desapareces de mi vida de una maldita vez?
- Porque amiga mía, ya estoy muerto... Y además, como tu misma has dicho, debes pagar por todos sus pecados si no quieres que la dulce Misa se pudra en ese espacio entre el cielo y el infierno, que es dónde por cierto, tú irás a parar cuándo mueras.
- Soy perfectamente consciente de todo lo que me depara el futuro. De lo contrario, no habría aceptado hacer un pacto así con el Rey de los Shinigamis.
- Un acto muy noble, si señora. La paz de tu hermana en gloria, a cambio de tu condena en el más allá, un lugar tan oscuro y tenebroso que ni siquiera nuestro señor se atreve a pisar. No querida Gina, sin lugar a dudas no tienes ni remota idea de lo que te depara el fututo.
La joven suspiró sonoramente dejando de prestarle atención. Si tuviera que elegir entre todas las desgracias de su vida, aquel exasperante shinigami habría sido la mayor de sus torturas, al menos de momento.
- Eso... teniendo en cuenta que has sacrificado tu existencia por una persona a la que ni siquiera conoces.
- Era mi hermana mayor -refutó furiosa-.
- ¿Y eso que tiene que ver? -río adoptando una pose ridícula- Llevabais toda la vida separadas y si no hubiese sido por aquel incidente en los últimos meses de su vida, ni siquiera sabrías que existió. Piénsalo bien, tu vida habría sido maravillosa si jamás os hubieseis conocido.
- Mi deseo era sacrificarme por ella, de la misma forma que ella lo hizo por mí cuando era pequeña. Te aseguró que no estoy arrepentida de lo que hice.
Ryuk esbozó una enorme risotada al tiempo que de su cuerpo se extiraban dos enormes y aterradoras alas que poco a poco comenzaron a agitarse.
- Muy cierto, Gina, aunque se te olvida un detalle muy importante... Ella jamás pudo elegir.
La joven abrió sus ojos ampliamente para luego meter la mano en su bolso y tomar una hermosa rosa de color blanco que tras besarla, posó sobre la tumba de su hermana.
Ni en aquel lugar ni en aquel preciso día, se permitiría tener pensamientos vergonzosos. No delante de la memoria de su hermana.
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El despertador sonó exactamente a la hora prevista, e igual que cada día, Gina lo apagó. Llevaba ya despierta un buen rato, pero nunca se levantaba hasta oír la alarma, justo en el momento en que estaba planeado que debía hacerlo.
Como su ritual matutino, abrió las persianas de su pequeño piso sin que la luz de la mañana fuese suficiente para iluminar el lugar, desayunó con fuerza y tras asearse, se vistió comodamente para continuar con la tarea que justamente había dejado la noche anterior. Todo aquello, bajó la mirada de aquel Dios de la muerte que la llevaba acompañando desde el mismo día en que decidió hacer aquel terrorífico pacto.
- Hey Gina... nunca entenderé como no te aburres de estar siempre pegada a esos malditos libros... -musitó mientras se desperezaba vagamente- Son tan... aburridos... No encuentro que diversión puedes verle a algo tan tonto. Creéme, comparado con lo que te espera después, tu vida es demasiado valiosa como para que la malgastes en algo tan simple como la universidad.
El shinigami aguardó unos segundos y tras no recibir respuesta, bajo de lo alto del ropero para detenerse al lado de la joven y observarla analíticamente.
- ¿Qué ocurre¿Vas a ignorarme como de costumbre, o es que sigues enfadada por lo de ayer en el aniversario de la muerte de tu hermana?
- Ryuk, de verdad... déjame tranquila. No tengo ganas ni tiempo que perder con tus estúpideces y si tanto te aburres, puedes irte. En serio, te lo agradeceré enormenmente y serán los minutos más felices de mi vida desde los dos últimos años.
- Oh vamos, Gina. No seas así. Sabes muy bien que nadie puede verme y desde hace un tiempo no ocurre nada interesante en este mundo.
- ¿Y qué quieres, Ryuk¿Qué tome una pelota de goma, un par de raquetas y nos vayamos al parque? -respondió desesperada para volver de nuevo a su lectura-.
- Supongo que no es buena idea...
El shinigami deambuló un tiempo más por el cuarto hasta caer sobre la cama, y de igual forma que luce una estrella fugaz en sl cielo, un brillo muy especial recorrió sus saltones y rojizos ojos.
- ¿Y que tal si...?
- No lo haré -interrumpió drasticamente haciendo al ser enarcar una ceja-.
- ¿No harás el qué?
- No voy a utilizar ese cuaderno del demonio.
- De la muerte...
- Como sea. No quiero ni verlo. Ese instrumento del diablo está bien guardado.
- ¡Oh, venga Gina¡Si ni siquiera lo has probado! Hazlo por mí...
- Nunca. Jamás. De hecho la única buena utilidad que le encuentro sería escribir tu propio nombre, pero definitivamente, no funcionaría. A la mañana siguiente seguirías aquí, martirizándome, como de costumbre...
- Que ingenua eres... No te has atrevido ni a ver el de tu propia hermana. A ella le encantaba jugar con él... -sonrió diabolicamente ganándose una mirada asesina de la chica-.
- No lo necesito. Desde que mi hermana murió y me trasladé a su casa no lo he visto por ningún lugar. Si ella lo escondió debe de ser por algo.
- Intentas autoengañarte -rió nuevamente- Aunque, el que posees y te hace poseedora de mi presencia lo guardas bien cerca. ¿No tendrás miedo a que te lo roben?
- ¿Estás de broma? Sería demasiado cruel si le permitiera a alguien aguantar tu presencia.
- Eso fué cruel... -dijo haciendo un mohin gracioso y acercándose al borde de la cama- ¿Y no será que tienes miedo de tí misma?
La chica dejó de escribir radicalmente para fijar su mirada al frente y mientras el shinigami se acercaba a ella para subir lentamente su rostro por su espalda y detenerse en su hombro, mirándola fijamente.
- No sé de que me hablas.
- Sí... miedo de tí misma y de lo que puedas llegar a sentir con la Death Note en tus manos.
- No se me pasaría ni por la cabeza.
- ¿En serio¿Entonces por qué tantas precauciones para evitarlo? El de tu hermana ni siquiera te has detenido a buscarlo y el tuyo lo has envuelto cuidadosamente en papel y lo escondes en el bolsillo secreto de tu cartera. Yo diría que ciertamente desconfias de tí y de lo que eres capaz de hacer cuando ese cuaderno te domine.
- Solo es un cuaderno... -dijo empezando a dudar de sus palabras-.
- No... es un Death Note, y si con uno de esos nunca se sabe, imagínate cuando te rodean dos.
El shinigami continuó intimidando con su mirada a Gina, sugestionándola con reverenda maestría, y aunque sabía que la joven no era nada fácil, podía ver en sus ojos el mismo miedo que observó alguna vez en los de su hermana.
- Sí... definitivamente... La distinguida, honrada y respetada Gina Amane perdería todos sus sagrados principios en un abrir y cerrar de ojos. Caería en su desgracia como todos los demás... como tu linda hermana... como el propio Kira...
- ¡Basta! -exclamó apartándo su silla giratoria de Ryuk y frunciendo el ceño- No voy a caer en esa estúpida trampa. Eso no funcionará conmigo.
Ambos aguardaron callados unos segundos, observándose fijamente y con la mirada decidida. Desde luego, cada uno se convertía en la intranquilidad del otro desde el momento en que se conocieron, pero ninguno estaba dispuesto a dar su brazo a torcer. Finalmente el shinigami sonrió burlonamente y se retorció para tomar una nueva de sus ridículas poses.
- Esta bien, no pasa nada. Solo era un consejo el que la utilices. Poseer una es un privilegio que no se concede a cualquiera ni todos los días.
- Gracias, Ryuk -sonrió cortando su discurso y volviendo nuevamente a sus pesados libros universitarios-.
Gina aguantó frente a aquel escritorio cinco horas más. Se concentró tanto, que cuando decidió descansar un rato, descubrió que el shinigami se había marchado sin que se hubiese dado cuenta. Aquello le provocó una gran alivio en el estómago y unas ganas enormes de sonreir.
Su apetito comenzaba a dar señales y tras estirarse y tratar de apartarse del escritorio, uno de los borlones de su chaqueta se engachó en algun lugar de la zona inferior de la superficie de la mesa.
- Vaya... -murmuró mientras volvía a sentarse y trasladaba sus manos al lugar del engache sin lograr deshacerlo- ¿Cómo demonios se ha enganchado esto aquí? Parece que haya sido anudado... un momento... -pensó- ¡Ese maldito Ryuk¡Ya me las pagará cuando regrese! Yo le daré divertimento...
En un ataque desesperado, la chica se levantó bruscamente haciendo que su borlón volara por los aires junto a algo que parecía un prendedor. Lo miró extrañada y cuando quiso deshacerlo, un fuerte golpe la sobresaltó, haciendo que se retirara unos pasos atrás.
Cuando su respiración volvió a la normnalidad y las precisas maldiciones fueron pronunciadas, Gina se acercó cuidadosamente al escritorio, abriendo sus ojos por completo en ese mismo instante.
Bajo el escritorio y encima de una vieja tapa de madera, descansaba una libreta en cuya parte superior se indicaba claramente la identidad del mismo objeto.
- Death Note... -murmuró con sus temblorosos labios- El Death Note... de Misa...
No supo por qué razón, pero sus piernas comenzaron a moverse en dirección equivocada, hacia el cuaderno, en dónde al agacharse, lo miró con cierta mezcla de temor y curiosidad.
Aquel era el famoso Death Note de su hermana o en otras palabras, el del segundi Kira, el cual, probablemente, se había convertido en la causa de sus desgracias. Sin embargo, mordiendo sus labios, Gina necesitó tenerlo entre sus manos, ver con sus propios ojos que su hermana había escrito todos aquellos nombres que ya no significaban nada.
- Dios mío... -musitó horrorizada al pasar cada una de sus páginas- Todas estas personas han...
- Muerto.
La voz había sonado en su oído con determinación, erizando cada uno de los vellos de su piel y congelando cada gota de su sangre. Gina soltó inmediatamente el cuaderno al mismo tiempo que retrocedió temerosamente hasta pegar su espalda en la pared y observar con pavor la figura que se divisaba ante ella. El sujeto se agachó para tomar el Death Note y tras sacudirlo y solplar con fuerza el polvo del bloc, sonrió ampliamente.
- Hmm... Death Note... que bonitos recuerdos.
- ¡Tú! -exclamó con los ojos desencajados y señalándole-.
- Oh... ¿te asustaste? -sonrió- No es mi intención hacerte daño. Más bien al contrario.
Gina no podía mover un solo músculo. Sus uñas estaban clavadas en la pared con tanta fuerza que sus dedos comenzaban a enrojecerse y sus agudos ojos no se apartaban del cuaderno que portaba aquel extraño.
- ¿Quieres esto? Tranquila... Por muy tentador que parezca no voy a quedármelo. Es todo tuyo... -sonrió otorgándole el cuaderno-.
La chica se acercó un paso para tomar el bloc y regresar a su posición rapidamente.
- Parece que no confías en mí... y creo que es un verdadero problema.
- ¿Q-qué... qué quieres decir? -preguntó sin dejar de mirar con detalle cada uno de sus movimientos-.
- Yo seré el encargado de vigilar ese cuaderno mientras que esté en tus manos.
- P-pero... Eso es imposible, yo ya poseo un Death Note y tengo un shini...
- Ya me sé esa historia. Todo ese asunto está más que aclarado. Lo cierto es que no hay ninguna razón que impida tu posesión sobre esa segunda Death Note. Je... enhorabuena... -sonrió sin inspirarle ninguna tranquilidad a la jóven- Espero que cambiar de acompañante no suponga ningún problema para tí. No me equivoco... ¿no es cierto?.
Todo aquello estaba sucediendo demasiado deprisa. Gina sentía demasiadas cosas en aquel momento como para pensar en claro algo coherente, por eso mismo solo pudo soltar por sus labios algo que defitivamente tomó por sorpresa a aquel extraño al que, sin saberlo ciertamente, le extremecía su profunda mirada.
- ¿Quién eres tú?
- Je... Tú puedas llamarme... Light.
CONTINUARÁ...
