Los personajes pertenecen a Naoko Takeuchi, la historia es mía, pero eso es lo de menos, espero que disfruten esta historia

Es una fría noche, pasan las dos de la madrugada, la calle en apariencia esta solitaria, un chico va caminando solo, tambaleándose, parece salido de una fiesta, va canturriando y murmurando cosas, es un chico rubio alto, delgado pero fuerte, sus ojos de color verde, tienen algo de ternura en su mirada

-¿Qué hace un chico tan lindo como tú vagando por las calles? – una figura femenina salió de entre la sombras, iba enfundada en un pantalón de cuero negro, una camiseta negra pegada, que resaltaba su esbelta figura, pero sobre todo sus bien formados pechos, encima llevaba una gabardina larga casi hasta los tobillos abierta, el hombre la recorría de pies a cabeza, deteniéndose en sus pechos, fantaseando, deseándolos

-lo mismo podría preguntar muñeca – le lanzo una mirada seductora, a la mujer le causo gracia ese intento de seducción, la chica era rubia, de ojos azul celeste, pero esos ojos llevaba a quienes la miraban al infierno, a una muerte segura.

-¿ves algo que te guste? – Preguntó la rubia al notar como la miraba - ¿quieres divertirte? – se acerco a él de manera felina, él la miró a los ojos y estuvo perdido, no pudo moverse, ni hacer ni decir nada, ella se pego a el dejando que sus pechos se apretaran contra el pecho del hombre, no era musculoso, pero era firme, se restregó un poco, luego le dio la espalda, y pego su trasero a la entrepierna del hombre, podía sentir su hombría endurecerse – papi, estoy que ardo – la rubia no se había percatado que alguien se acercaba a donde estaban, atento a cualquier cosa que hicieran.

-soy tu esclavo – decía con voz monótona, como hipnotizado – yo hago lo que tu me pidas – empezó a tocar sus pechos y a apretarlos bajo la camiseta, mientras ella gemía, después desabrocho el pantalón y metió una mano bajo las bragas, tocando su centro, ella se restregó, para permitir mas contacto, él masajeaba, mientras ella gemía mas fuerte, y se restregaba al ya mas erecto miembro, ella lo encamino al callejón, y se hinco frente a él

-te ves tan rico papi – dijo al tiempo que le sacaba el miembro del pantalón, lo metió a su boca y lo succionó, él solo gemía – si papi, que corra la sangre por tus venas, caliente y deliciosa – decía, antes que se corriera lo tiro al suelo, y se acerco a su cuello, se enderezo un poco y de sus dientes se notaron un par de afilados colmillos, iba a morder su yugular, y chupar su sangre, cuando ese alguien que los había vigilado la sujetó y la lanzo varios metros lejos de aquel hombre que yacía tirado y confundido

-detente demonio – dijo un hombre alto, fuerte, cuerpo marcado, pelo negro, ojos de color azul como el mar profundo, por un momento la rubia se aturdió, no por el golpe, sino por la mirada del hombre – no permitiré que dañes a este hombre

-¿Quién eres tú? – Pregunto la rubia incorporándose, preparándose para devorar al hombre, lo miro fijamente, pero él no se inmuto, estaba preparado para la batalla, ella lo miro con mas intensidad - ¿Quién demonios eres? – dijo mas alterada, por no poder dominarlo

-el demonio eres tú – respondió el hombre –"quien diría que alguien que parece un ángel sea un engendro del mal" – pensó el pelinegro, ella trato de golpearlo pero él esquivo el golpe, ella estaba sorprendida

-"no es un vampiro, no tiene la esencia de nuestra raza" – pensaba mientras trataba de golpearlo de nuevo, esta vez el devolvió el golpe, aunque ella con su habilidad logro por poco esquivar el golpe – "es fuerte y no cae rendido a mi" – ya dime quien eres – le gritó, en un descuido él la tomó por los hombros, y la atrapó entre sus fuertes brazos y la pared, sus rostros estaban a centímetros de distancia, podían sentir su aliento, el uno del otro - ¿Quién eres? – susurro mirándolo con dulzura, perdiéndose en los pozos azules de su mirada

Al mirar los ojos de la rubia él se confundió y pudo ver ternura en la mirada de esa a la que llamaba monstro – Darien – dijo igual en un susurro, muy cerca de sus labios –soy tu peor pesadilla – dijo un poco mas alto, acercándose a su oído – soy un caza vampiros – se enderezo con orgullo, la rubia abrió los ojos como platos, se lleno de furia y de un solo golpe lo alejo de ella, él callo al suelo, confundido, la rubia levanto al rubio que seguía en el suelo – "es mas fuerte de lo que pensé" – dijo a si mismo

-por cierto, soy Serena – dijo volteando con cierta coquetería, sacudiendo un poco su cabello, a ver al pelinegro que se estaba incorporando – acabas de conocer a tu enemigo – sonrió malévola y sin mas se alejo saltando entre las bardas, llevando al rubio en brazos – "por ahora es mejor alejarme" – pensaba la rubia temiendo perder el control cerca de él

-Serena – repitió el pelinegro, en un susurro – hermoso nombre – sonrió de lado, desordeno su cabello y camino, por la solitaria calle, hasta llegar a lo que parecía un templo, subió las escaleras y entro al mismo, donde lo esperaba un hombre de unos 50 años, bajito y calvo, de ojos rasgados – señor Hino – menciono el pelinegro entrando en el salón – estoy de regreso

-que bien muchacho, ¿Cómo te fue? – Preguntaba mientras colocaba una jarra de té y unas tazas en la mesa, se sentaron ambos – cazaste a algún demonio, que ronda la ciudad – el pelinegro se quedo pensando unos segundos en la hermosa rubia que acababa de conocer

-encontré a una – sonrió recordándola – Serena – dijo como en un suspiro, su acompañante lo miró preocupado – hermosa para ser lo que es – termino al notar la cara del anciano

-veo que sus poderes te afectaron – menciono el anciano algo preocupado

-no señor Hino, sé bien como es estar bajo el control de un vampiro – miro a la nada como recordando – pero esta vez fue diferente, solo admito un punto muy lógico, la belleza de esa mujer, aunque sea vampiro es sorprendente

-ah, ¿si? – Se notaba la curiosidad del anciano – explícate

El pelinegro suspiro – es rubia de largo cabello, no muy alta, delgada, pero su cuerpo es como una tentación, y sus ojos – la imagen de esa mirada lo tenia embobado – son azules, como una mañana soleada

-pues si eso no es hechizo – dijo el anciano moviendo la cabeza – no se que pueda ser, te ha trastocado muchacho, "espero que no te estés enamorando" – pensó tristemente

De pronto el pelinegro se perdió en sus pensamientos recordando como la rubia estaba siendo saciada por el chico, como gemía y se restregaba, algo en su interior se encendió como una chispa, e hizo que la sangre le hirviera, después de tomar un poco de té se retiro a su habitación, donde se tiro en la cama, solo tenia una cosa en mente, esos azules ojos, y con este pensamiento se quedo dormido

Mientras esto ocurría, se podían medio distinguir dos sombras caminando por las desiertas calles una sombra iba recostada sobre otra un tanto pequeña pero que se podía mover sin problemas, esas sombras entraron a lo que parecía una bodega, al menos desde afuera eso parecía porque dentro era un amplio departamento, con varias habitaciones, una amplia sala comedor, cocina no había, dado que las inquilinas de éste tenían gustos culinarios un tanto peculiares

-¿Dónde estoy? – preguntaba algo confundido el chico rubio, quien era cargado por la joven vampiresa

-despertaste cariño – respondió la rubia al tiempo que lo soltaba en el suelo cual costal de papas – quizá ahora podamos terminar lo que empezamos – dijo al tiempo que se colocaba sobre él e iba desprendiéndolo de sus ropas, empezó desabrochando su camisa al tiempo que iba dejando húmedos besos en su pecho, le quito la camisa, y con sus colmillos le dejo unos pequeños arañones en el hombro, el olor a sangre la excitaba, el solo gimió pero no se movió, ella restregó su centro en el miembro del chico, lo que los hizo gemir, estaba deseosa y hambrienta, lentamente le quito los pantalones, dejándolos en sus tobillos, y solo un bóxer la separaba de su objetivo, con su mano rozo el miembro endurecido del chico, él cual gimió y se arqueo un poco, iba a sacarlo de la tela pero alguien los interrumpió

-veo que te diviertes – dijo una mujer de cabello castaño sujetado en una cola de caballo alta, de ojos verdes, era alta y lucia fuerte y esa era su mayor habilidad, era muy fuerte, podía con un hombre de 200 kilos sin problemas – tanto, que olvidaste mi cumpleaños – dijo con reproche

-Lita – respondió la rubia algo alterada, por no notar la presencia de su amiga, estaba entretenida en su juego, aunque ciertamente la rubia tenia en la cabeza que bajo sus piernas tenia a alguien mas, a un pelinegro que acababa de conocer – me asustaste

-¿Qué pasa Serena? – Interrogo la castaña acercándose a la pareja – tu nunca te distraes, ni te asustas – se preocupo - ¿todo bien?

-claro – fingió una sonrisa – aunque estaba algo entretenida – miro su cena

-vaya – lo miro la castaña – se ve delicioso – se lamio los labios, la rubia se dio cuenta que era mejor dejarle el chico a su amiga, a fin de cuentas, podía ser un buen regalo de cumpleaños, ya que por estar peleando con el pelinegro olvido que había quedado de ir con sus amigas a un bar a festejar a Lita

-cuando iba al bar encontré al rubio y pensé que sería bueno algo que comer antes de embriagarme, pero llego ese sujeto – sin darse cuenta la rubia suspiro

-¿Qué sujeto? – pregunto Lita aun distraída con el cuerpo del rubio

-un caza vampiros – dijo la rubia sin darle importancia – "de hermosos ojos azules" – negó con la cabeza – "pero que estoy pensando, es el enemigo" – por suerte su amiga seguía entretenida mirando al rubio, quien seguía como en trance, sin moverse – porque no lo llevas a tu habitación y disfrutas amiga – dijo la rubia en tono pícaro, su amiga no respondió y rápidamente lo cargo como costal y lo llevo a su habitación – hola Amy – saludo la rubia al sentir la presencia de su amiga quien entraba al departamento

-hola Serena, ¿Por qué no llegaste al bar? – Pregunto Amy, una chica delgada de ojos y pelo azul corto, una chica con una inteligencia superior, ella era la estratega del grupo, y podía con cierta concentración mover objetos con la mente – Rei estaba preocupada por ti, bueno todas

-me encontré un caza vampiros – dijo con algo de aburrimiento

-Serena, ¿estás bien? – Se preocupo su peliazul amiga – sabes que es delicado enfrentarlos y más si estas sola

-calma Amy – sonrió – sabes que ellos no pueden conmigo – se notaba un toque de arrogancia, pero recordó que el pelinegro era inmune a sus poderes, aunque no dijo nada

-sé que eres una digna heredera de la Reina – dijo la peliazul con algo de preocupación – pero los caza vampiros son peligrosos, han mejorado mucho sus técnicas a través de los años

La batalla entre vampiros y caza vampiros es tan larga como la historia de los primeros, los caza vampiros han mejorado mucho en cuanto a sus técnicas de ataque, antes solo podían usar estacas de madera o sus espadas, ahora, usan estacas de plata, son entrenados en artes marciales, ni los militares cuentan con un entrenamiento tan exhaustivo, su ataque es tan letal como el de un vampiro, quienes también han evolucionado, cuentan con sentidos súper desarrollados, fuerza sobre humana, aunque esta varia entre vampiros, tienen el poder de dominar a sus presas con la mente, los hipnotizan, a diferencia de las creencias populares pueden andar en el día y se reflejan en los espejos, pero prefieren cubrirse a las sombras de la noche

-no te preocupes Amy, tendré cuidado – suspiro – bueno, me voy a mi recamara

-yo me quedaré leyendo este libro, que esta interesante – dijo la peliazul acomodándose en el sillón con un enorme libro y una copa de vino que se había servido recién llegó

-tú no cambias Amy – movió la cabeza la rubia de manera negativa, camino a su habitación y su curiosidad le gano, pego la oreja a la puerta del cuarto de Lita y agudizando su oído escucho

-Ohh si… dame mas… más duro… más rápido – gritaba la castaña

-"al menos alguien se divierte"– pensó con ironía la rubia, mientras pensaba en el pelinegro, - mejor me voy a dormir – dijo y se metió en su recamara, no es que necesitaran dormir, pero eso les hacía más llevaderas las horas que pasaban en casa y no convivía con las chicas, se desprendió de sus ropas y se metió bajo la sabana, por más que quería no podía dejar de pensar en esos ojos, dos pozos profundos donde se podía perder – "es mi enemigo, pero no puedo dejar de pensar en él, me da una sensación que jamás había sentido, además que no cayo rendido a mis poderes, ¿Por qué?, aunque los caza vampiros se controlan mentalmente nadie puede resistirse a mí, excepto él" – suspiro y poco a poco el sueño la venció, solo teniendo en mente esos ojos

En la habitación la pareja de amantes estaban alcanzando el clímax después de una sesión del sexo más ardiente que los dos hubieran tenido, la castaña estaba arriba de él a horcajadas con los colmillos listos para encajarlos en el varonil cuello, el rubio la miro, pero no se asusto, sus miradas se cruzaron, Lita se detuvo

-¿no me temes? – pregunto un poco sorprendida

-no – suspiro resignado – será una forma bastante placentera de morir – decía mientras movía las caderas y sus sexos se rozaban, ambos gimieron

-¿Por qué quieres morir? – pregunto restregándose ella también, con lo que gimieron de nuevo

-porque ya no tengo motivos para vivir – sus verdes ojos reflejaron tristeza, y a la castaña eso la entristeció, el chico empezó a llorar, y su compañera le limpiaba las lagrimas con los dedos

-cuéntame – suplico la chica

-mis padres murieron cuando tenía 12 y mi hermana 10 – comenzó a narrar – desde ese momento toda mi vida la dedique a cuidar a mi pequeña hermana, porque ella era lo único que me quedaba – sollozaba – ella era una buena niña, y yo trabajaba para que ella estudiara y tuviera una carrera, cosa que yo no podría, cuando cumplió 18 ella empezó a involucrarse en el mundo de las modelos, pero la metieron en eso de las drogas– su mirada cambio a una llena de rabia – era un mundo de vicios y yo por más que quise no pude sacarla del mismo – su llanto se volvió más fuerte – un día me abandonó, dijo que no la dejaba ser libre, y que la fastidiaba – se detuvo un momento y Lita trataba de secar sus lagrimas – yo la busque, pero no la encontré, 5 años buscándola, hasta que me enteré que acababa de morir de una sobredosis, mi pequeña hermanita, mi niña, se perdió en las drogas y no regreso, no pude salvarla – Lita lo abrazó y el llanto se hizo más fuerte – eso fue hace casi un año, ¿crees que tengo por qué vivir?, le falle a mis padres y no puedo vivir con eso, además me quedé solo en el mundo

-es difícil cuando las razones para vivir se acaban – dijo Lita aun abrazándolo, el chico levanto el rostro y sus miradas se encontraron de nuevo, poco a poco sus rostros fueron acercándose, hasta que sus labios se tocaron, en un beso suave y tierno, ella quería con ese beso borrar su dolor, y él quería perderse en esos labios, había algo en ese beso, que no tenía nada que ver con la lujuria y la pasión, y ambos lo sintieron – quédate conmigo – dijo rompiendo el beso – quédate para siempre conmigo

-¿eso qué significa? – pregunto algo curioso el rubio

-como te diste cuenta – mostró sus colmillos con orgullo – soy una vampiresa – él no dijo nada, aun su mirada era triste – yo podría terminar con tu existencia, sin ningún problema – se notaba algo de tristeza en su voz ante esta idea – pero yo te propongo – dudó por un momento – que seas mi compañero eterno – él seguía callado, con la mirada baja, y ella se sintió nerviosa – sé que quizá no sea mejor a estar muerto – busco las mejores palabras – pero tendrás una familia con nosotros y no estarás solo

-¿tú serás mi compañera? – Preguntó algo animado el rubio – pero – dudó - ¿Qué significa? – preguntó curioso

-bueno –sonrió algo picara – sería como una especie de matrimonio – se apenó – pero solo si lo quieres así, quizá te gustaría otro tipo de mujer menos… - no la dejo terminar, la besó apasionadamente

-me encantaría que tú fueras mi compañera eterna – la volvió a besar – jamás había sentido todo lo que siento cerca de ti – se abrazaron, sus ojos estaban cristalinos, pero sus sonrisas denotaban la felicidad que sentían

-esto va a doler un poco – Lita lo acomodo a modo de tener mejor acceso a su cuello, besó rápidamente sus labios, luego su cuello, luego lo lamió y de un solo movimiento encajo sus colmillos, Andrew se retorció un poco bajo el cuerpo de Lita, pero no grito, ni trato de escapar, Lita chupaba su sangre, la más que podía, aunque se derramaba por sus labios, después de unos momentos el rubio se quedo inmóvil, parecía dormido – no te preocupes – susurro a su oído, con sus colmillos se realizo dos incisiones en la muñeca y se la colocó en los labios al chico – bebe mi sangre – sin mucho ánimo empezó a beber la sangre, a medida que sus entrañas eran inundadas por el alimento algo en él se iba transformando, primero sudo frio y se puso pálido, tembló, como afiebrado, luego exhalo un alarido desgarrador, y se desmayó unos segundos, parecía muerto, la castaña lo miraba un poco preocupada – "nunca había hecho esto, y si lo hice mal"

Andrew se sentía extraño, se sentía fuerte, vivo y a la vez no, su corazón no latía, pero seguía consiente, podía sentir que era capaz de desafiar al tiempo y al espacio, jaló aire a sus pulmones fuertemente

-¿Cómo te sientes? – pregunto con temor la chica, él solo sonrió y pudo notar que sus colmillos eran un poco más grande y afilados que antes, y su sonrisa era picara y cautivadora

-me siento como nuevo – dijo alegremente y besó con desesperación los labios de la que ahora sería su eterna compañera – esto es increíble, es tan extraño, pero agradable – la chica solo sonreía complacida, Andrew se movió queriendo quedar arriba de la chica, pero fue tan violento y fuerte su movimiento, que ambos cayeron al suelo aunque en la posición que el quería – lo siento, no sé qué pasó – se disculpó el chico sumamente apenado

-no te preocupes amor – reía abiertamente – poco a poco iras controlando tus poderes

-¿Cómo dijiste? – pregunto confundido

-que poco a poco iras controlando tus poderes – rodó los ojos

-no, lo que dijiste antes – su mirada era de emoción

-¿amor? – pregunto dudosa y la mirada de él brillo intensamente, ella entendió la emoción del chico – amor – susurro en su oído de manera sensual – amor – repitió y besó suavemente sus labios - ¿te gusta cómo suena?

-me encanta – atrapó sus labios y los besó con desesperación, mientras sus manos jugaban con los erectos pezones de la chica, ella gimió, el cuerpo de Andrew reaccionaba de manera nueva, sentía lo mismo pero más fuerte, más intenso – tú me encantas – estaba excitado solo pensando en poseer a su compañera, sin más se lanzó a chupar sus pechos, sin querer la mordió clavando sus nuevos colmillos en su seno, ella grito de placer y le mordió el hombro, también él se excito, estaban tan deseosos que olvidaron los juegos, y de una embestida la penetró fuertemente, gritaron extasiados, sus movimientos eran salvajes, no les tomó mucho llegar al clímax, pero las emociones eran totalmente alucinantes, gritaron fuertemente y se tumbaron aun abrazados – wow – exclamo emocionado – eso… fue… increíble – la abrazó – ¿eso será todos los días? – pregunto después de unos minutos con la respiración normalizada

-si – respondió algo tímida por la pregunta - ¿te molesta? – preguntó después de unos momentos

-¿bromeas? – Se enderezó para verla a los ojos – es genial – y antes que pudiera decir algo la castaña la besó, pero tiernamente, con dulzura, y con delicadeza hicieron el amor.

En un bar cercano se encontraba un grupo siniestro sentado en un amplio sillón, dos chicas y dos chicos, buscaban alguna presa que cazar aunque también disfrutaban las bebidas

-espero que hoy encontremos algo delicioso – decía Beryl, una pelirroja de atractivo cuerpo pero un tanto vulgar, mirando a la gente como si escogiera un pastel

-oye Diamante, ¿Qué no son las amiguitas de Serena? – pregunto un chico de cabello rojo y ojos verdes que desde hace un rato estaba observando a una rubia y a una pelinegra, reconocían que eran vampiresas

-es cierto Rubius – respondió un chico peliplateado de ojos grises y mirada perversa – hace mucho que no sabíamos de ellas – sonrió malévolamente

-¿quieres que las eliminemos? – ofreció una mujer voluptuosa de cabellos verdes y risa indiscreta

-no Esmeralda – respondió el peliplateado – por ahora lo mejor es seguirlas disimuladamente, te lo encargo Rubius – él asintió, y cuando las chicas se fueron, Rubius las siguió sin que se percataran de su presencia – por lo pronto podemos divertirnos un rato – se besó con las dos chicas