Renuncia: Elfen Lied es propiedad de Lynn Okamoto.
Notas: Viejas ships, dejen de acosarme ;A; (¿?). Mi primera vez escribiendo esta pareja, ¡espero que se desfrute!
Noches quebradizas
Hay unas manos que lo envuelven en su calor y lo curan de su pesadilla, pero resulta ser que ellas ya son una. Tienen las uñas largas y la piel rasguñada, con la sangre empapada barnizando las uñas maltratadas. Y hay momentos en que Kohta siente, en medio de la noche de verano seco, besos temblorosos que le besan el pasado de su primer amor.
(¿Quién? ¿Quién?).
Y todas las noches que hierven sueña con ese fantasma que lo reclama y se envuelve en su cariño, todas las noches heladas corre hacia la primera niña con cuernos de ángel y ojos asesinos de pan. De repente, abriendo los ojos en la oscura habitación, recuerda.
Se llama Lucy, y lo único que carga con orgullo es el amor indispensable que le tiene a él. (Lucy, Lucy… ¿Provienes de un cielo con diamantes?). Y es que
(solo vengo del hogar al que llaman infierno)
hay una luz nostálgica en sus ojos. Y el corazón nocturno le late apresuradamente, y de repente ya no la tiene en sus sueños de pesadillas sino entre sus brazos. Entonces Lucy es tan real y recíproca que él no puede evitar flotar.
A veces ella pega sus labios contra los suyos, otras veces le es de abrigo en las noches, otras se sume en la amnesia y con una dulzura inocente que no habla su idioma le pide que la proteja. (¿Lucy?; «Ny…nyuu»).
Y a veces él exclama: «¡Seamos amigos!». Y su voz suena tan nostálgica que Lucy, adornada en flores, solo atina a llorarle entre sus brazos. A veces ella se presenta como una belleza venida de los abismos y otras como los ojos suaves que siempre lo observarán, y secando sus lágrimas le dice: «Todos mis amores de la infancia han sido arrebatados».
(la sangre de perro que solloza bajo los golpes de esos mocosos, tus mentiras inocentes en el momento de mi niñez que te amé por primera vez).
(pero todo está bien, Kohta).
Aunque a veces son niños que corren entre las plantas, u otras unos amantes que no saben amar y se cuidan entre memorias de las noches, nunca ha de importar que ella sea un monstruo de pesadillas tenebrosas y él un mentiroso inocente que la quiere con sinceridad.
–Perdóname.
– ¿Por qué?
–Por estar tan rota.
Kohta la ve, y descansa sobre sus labios fríos sobre los suyos, consolándola.
(Entonces me romperé contigo).
«Pero eso no será posible, Kohta».
Ahora es él quien la observa cada noche, intrigándose en el pasado de ambos.
–Lucy…
– ¡Nyu!
(Perdóname).
Y con la mente en blanco o no, ella sonríe y le acaricia, sin saber que es un monstruo, las lágrimas surgidas de la nada. Sonriente, siempre sonriente. (Una sonrisa triste, una que espanta, una inocente; a todas te las devolveré).
Entonces él la ama cuando ella tiene amnesia y suelta sonidos bonitos en cuanto lo ve «nyuu, nyuu»; cuando tiene los ojos embarrados de tinieblas y anda por las calles con los brazos flotantes y la piel manchada de sangre; cuando recuerda verla por primera vez en la niñez y que ella mostraba sin temor alguno su miedo al resto de los monstruos.
(Te querré siempre a ti. Así que, por favor, vuélveme a besar en sueños como solías hacer).
–…A mi no me importa si estas rota, Lucy. Si no puedo repararte, me fundiré en tus trozos rotos.
–Nyu…
Y las lágrimas de ella saltan a él.
(…pero eso será imposible, Kohta).
Es entonces cuando en una de las tantas noches, ella se dedica a tararearle declaraciones de amor y versos en Lillium. Lo deja que no sueñe por esa noche; pues él logrará alcanzarla en sus sueños y lograr que ella no parta. (pero eso es imposible, Kohta). Lo llena de amores y lamentos y de repente Lucy deja de ser su invierno, ya que ella ya se ha dejado tragar por el abismo de la soledad.
(adiós).
(soñaré por ti).
Ahora cuando cada verano e invierno se despiertan en mañanas grises el infierno y el pasado en que la conoció resulta casi lo mismo. Y a veces Kohta la tiene frente a sus ojos como un cadáver esparcido por todo el campo de flores, con los ojos empapados y los labios secos.
Pero siempre la tiene en su mente. (Que rota y sola ella ya lo enamora).
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Y ahora ella es el espectro floreado que merodea por su cariño torcido. Uno que es quebradizo, nostálgico y de vapor...pero siempre es eterno.
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