Su personal de seguridad estaba aterrado, corría en todas direcciones sin saber qué hacer. Una llamada alertó que el vehículo que abordaría el CEO más prestigioso de Japón contenía una bomba. Eso era una vergüenza para dicho CEO, ¿qué clase de profesionales eran esos sujetos? Se suponía que iría a un evento de caridad en el extranjero, estaba hospedado en un hotel de lujo en Alemania, y un grupo de nuevos guardaespaldas se hacía cargo de su seguridad, ya que su fiel Roland y equipo se había quedado en Japón para cuidar a su hermano menor. Solo en ellos confiaba esa tarea. Él había aceptado a un grupo de supuestos "entrenados" oficiales alemanes como responsable de su protección, era una burla a su persona que se hicieran responsables de su seguridad semejantes ineptos. Pero Seto Kaiba no se quedaría de brazos cruzados y mucho menos seguiría soportando ese servicio. Luego de corroborar que era una falsa alarma y de despedir a todos sus torpes acompañantes, llamó a la mejor agencia internacional en seguridad privada, con su dinero y prestigio mandaría traer a los mejores agentes.
-Buenas noches, servicios de protección internacional -la voz de una señorita se escuchó desde el teléfono.
-Requiero los servicios del mejor y más capacitado personal que tengan disponible -exigió muy molesto.
-Disculpe, ¿con quién hablo? -preguntó la mujer desconcertada.
-Soy Seto Kaiba, voy a pagar lo que sea necesario por un buen servicio, estoy en un hotel en Alemania, necesito personal calificado para mi protección -el castaño no tenía mucha paciencia, el estar solo en un lugar que estaba lejos de su hogar y con enemigos al asecho no lo tenía muy cómodo.
-Señor Kaiba, por el momento la mayor parte de nuestro personal está ocupado, si nos da unos días le conseguiremos lo que usted desea -la joven al teléfono ya había investigado el nombre del CEO e inclusive había realizado un reconocimiento de voz para confirmar la identidad.
-No puedo esperar, tengo asuntos de trabajo que atender, estaré aquí 4 días y es urgente que tenga protección durante mi estadía -Kaiba se estaba impacientando aún más.
-Disculpe, pero es si usted tenía planeado salir al extranjero debió solicitar el equipo con tiempo de anticipación, eso es ser precavido -lo regañó la mujer, lo cual resultó ser el colmo para el ojiazul.
-Mire, no tengo por qué darle explicaciones -contuvo su rabia interna- ¿puede mandar a alguien? sí o no -estaba a punto de cortar la llamada.
-Tengo a una persona disponible, está cerca de su ubicación, estaría a su servicio en un par de horas, si así lo desea, solo tiene que hacer un depósito bancario que cubra los honorarios, gastos de viaje y afines -se podía escuchar el rápido teclear de la mujer, posiblemente arreglando y haciendo los preparativos necesarios.
-Está bien, realizaré la trasferencia de inmediato -esperó los datos del banco, el monto a pagar y colgó, no pidió más datos, ni referencias, nada más.
Ya era muy tarde, por lo que Kaiba se dio una ducha y se recostó a descansar un momento, con tanto retraso decidió no ir al evento de caridad, luego mandaría un cheque para compensar. Se quedó dormido y no supo nada hasta que amaneció, estaba solo en la suite por lo que pidió servicio a la habitación. Un rato después tocaron a la puerta, al abrirla un tricolor de traje sastre color negro, camisa blanca, corbata azul y lentes oscuros se presentó ante él.
-¿Pidió un desayuno individual, café negro y tostadas? -preguntó seriamente el chico, casi de forma intimidante.
-Sí -respondió el castaño desconcertado.
-Puede pasar -dijo el tricolor a una joven mucama, la cual temblorosa esperaba en el pasillo, ella dejó la charola sobre la primera mesita que encontró y prácticamente salió corriendo del lugar.
-¿Quién diablos eres tú? -preguntó el ojiazul ante la escena.
-Mi nombre clave es Yami, soy su guardia personal, aquí están mis referencias, llegué por la madrugada y al no encontrarlo despierto he estado aquí resguardando el pasillo -respondió educadamente mientras extendía un sobre amarillo. Kaiba lo barrió con la mirada, era casi un niño, una cosita diminuta y muy menuda.
–Me estafaron, me mandaron una pulga -se dijo a sí mismo en voz alta.
-Le aseguro que valgo el precio que usted pagó, después de todo cuidar egocéntricos no es tan difícil -respondió el guardia.
-¿Me llamaste egocéntrico? -preguntó Kaiba un poco sorprendido por la osadía.
-Usted me dijo pulga, estamos a mano- respondió Yami con tranquilidad –estaré afuera si me necesita -dijo y salió de la habitación.
-Qué insolente -dijo el castaño una vez que escuchó la puerta cerrarse, tomó el sobre y se sentó en un sofá. El guardia era nacido en Japón, de madre con ascendencia egipcia, dominaba varios idiomas, tenía tres años de experiencia como guardaespaldas, clasificación A, había sido entrenado en una escuela-internado militar desde temprana edad, sabía varios tipos de combate personal, uso de armas de fuego de diversos calibres y demás cosas que impresionaban, como salto de paracaídas y buceo a mucha profundidad. Una monería muy completa, se podría decir que era una versión humana de una navaja suiza, pequeño, útil y peligroso. El currículo incluía una foto de cuerpo completo, en la cual puso mucha atención, era bello, tenía un encanto exótico y poco convencional, su piel blanca, sus ojos de fuego ardiente, aunque de estatura era decepcionantemente pequeño para su gusto, en fin, lo pondría a prueba, no podía ser peor que los anteriores sujetos.
HOLA nueva historia espero les guste, ¿como han estado? espero que bien, me tome un descanso muy largo (demasiado), espero compensarlo con nuevas historias
dudas, quejas o comentarios son recibidos
disculpen la ortografia
gracias a los que leen :-)
