Cada capítulo está inspirado en una canción. Ya sea el nombre, la melodía, la letra, o todo lo anterior, el capítulo funciona entorno a la música. Recomiendo escuchar la canción mientras se lee el capítulo, para sumergirse totalmente en la historia, aunque claro es opcional.

Les dejaré una descripción de cada canción por si gustan buscarla en youtube.

-Canción: How to fight loneliness

-Artista o grupo: Wilco

Capítulo 1

Cómo contrarrestar la soledad

"La belleza no es más que el comienzo de lo terrible,

Que a duras penas soportamos.

La admiramos en tal medida porque,

Serenamente, rehúsa a destruirnos"

Rainer Maria Rilke, Primera Elegía de Duino.

Medianoche.

El Hombre Araña se columpiaba entre los edificios de Queens buscando un grito de auxilio o alguna señal de problemas. Cualquier civil pensaría que trabajaba duro limpiando las corruptas calles de sus hogares, pero la verdad era muy diferente.

Peter Parker tenía insomnio.

Comenzó dos semanas atrás. Una simple noche no conciliaba el sueño y, después de leer uno de los libros más aburridos que encontró en el estante de su tía May, decidió darse el lujo de patrullar un poco en la helada noche con la esperanza de que, pasando un rato, terminaría exhausto y volvería a su cama soñoliento.

Y así se fueron acumulando las horas, las noches, las semanas, las ojeras.

Cada día, después de un desafortunado intento de sueño, dejaba su hogar a las 11 de la noche para combatir el crimen y regresaba alrededor de las 4 de la madrugada. Cuando por fin lograba cerrar los párpados y sumergirse un estado letárgico ansioso de sueño, la alarma sonaba ruidosamente y tenía que levantarse para ir a la escuela.

Peter deseaba que todo aquello terminara. Pues ya de por sí, su vida escolar no era la más "productiva" desde que la araña lo había mordido, ahora, desde que empezó el bendito insomnio, había recibido 6 llamadas de atención por parte de sus profesores por quedarse dormido entre clases, 11 reproches por llegar tarde todos los días a su primera clase de la mañana y, lo peor; una muy preocupada y desconcertada mirada de May. El cansancio era tan notorio que incluso sus amigos se mostraban preocupados por él. Y aunque Ned podía entenderlo mejor que nadie, pues era de los pocos que conocía su secreto, no comprendía porqué Peter se lanzaba a tan altas horas de la madrugada a hacer su trabajo de superhéroe cuando al día siguiente tenían exámenes, largas e importantes clases y una montaña de deberes.

De repente, Peter escuchó el filo de una navaja cortando el aire y sus sentidos arácnidos lo alertaron de un peligro acechando, tres cuadras a distancia.

Por fin.

Se dirigió a un callejón oscuro y, antes de poder saludar a sus contrincantes con un comentario gracioso y locuaz, ya estaba luchando contra 5 hombres. Aparentemente los criminales trataban de asaltar a una pareja usando navajas y tratando de intimidar con unas feas máscaras de payasos demoniacos. Para Spider-man esto era pan comido, e incluso estaba un poco decepcionado por la falta de retos en esa noche.

Ya había dejado a tres hombres en el suelo sin hacer el mínimo esfuerzo cuando algo inesperado sucedió. Quizá fue debido al agotamiento concentrado por semanas, pero Peter no detectó al hombre desenfundando una pistola y apuntándola hacia él.

Apenas tuvo tiempo de reaccionar y esquivar las balas, aunque no de manera eficiente; su hombro fue rozado por una ardiente sensación de dolor. No dejó de luchar, sin embargo, y con algo de dificultad consiguió derribar a los delincuentes restantes. Como parte de su trabajo y firma personal, los dejó enredados a todos juntos en una red de telaraña con una nota explicando lo que había hecho y dejó que la policía llegara y se ocupara de arrestarlos. Se alejó sin poder trepar en los edificios, pues estaba sangrando copiosamente y sus fuerzas estaban reducidas.

Caminó tambaleante por las calles, intentando vendar la herida con su red (que siempre resultaba ser de mucha utilidad para cubrir sus descuidos) y se sintió un poco mejor al notar, aliviado, que la herida ya sanaba por si sola (gracias a dios por su habilidad para regenerar células rápidamente). Miró su reloj y pensó que, talvez, debido a la excitación de la noche, podría regresar e intentar dormir un poco, aunque en el fondo sabía que no daría resultado.

—¿Qué haces despierto a estas horas, niño?

Peter dio un respingo y descubrió a Iron Man, volando a cinco metros de él. ¿Por qué no lo había escuchado venir? ¿Qué diablos le sucedía?

—¡Señor Stark! ¿Co..cómo se encuentra? Yo-yo simplemente estaba por ahí patrullando, ¿cómo le va?...ya le pregunté eso, ¿verdad?, uhmm... pensé que sería buena idea probar algunos de los dispositivos que usted diseñó para el traje, y se siente bien respirar el aire nocturno de la ciudad para variar, ya me iba señor Stark, sólo quería sentarme un rato pero ya estaba a punto de irme a casa, May no sabe que estoy aquí por supuesto pero… — Peter estaba consciente que la sarta de verborrea que emitía de su boca no parecía convencer a Iron Man, quien ya estaba aterrizando a su lado y quitándose la máscara. Lo observaba con una mezcla de preocupación y seriedad y, por la dirección de su mirada, Peter supo que Tony había reparado en su herida.

—Oh, esto. Esto no es nada Señor Stark, son gajes del oficio, no se preocupe, estoy bien, en serio. Si supiera cómo quedó el otro…

—Peter —lo interrumpió—, ¿por qué llevas semanas metiéndote en las calles más peligrosas de Queens, a tan altas horas de la noche, pateando traseros de tipos malos hasta el amanecer? No pienses que no se agradece tu arduo…desempeño, ¿pero no crees que deberías dormir un poco? Tienes algo llamado "calificaciones escolares" y esas ojeras no te ayudarán a mantenerlas.

Peter se quedó boquiabierto sin atinar palabra alguna. ¿Lo sabía todo este tiempo? Se sintió completamente desarmado, cualquier intento de excusa sería fútil ahora. Miró sus zapatos, deseando encontrar una respuesta inteligente, hasta que se decidió por la verdad.

—No puedo dormir últimamente —explicó en voz baja.

—¿Y por qué es eso?

Peter bajó la cabeza y se encogió de hombros. Stark suspiró.

—Ven, sígueme muchacho.

En la cima de un edificio, justo en el borde, Iron Man y Spider-man se sentaron encarando el vacío de una altura que a cualquiera le provocaría vértigo. El panorama era hermoso, pero Peter trataba de aclimatarse a la cantidad abrumadora de información que recibían sus sentidos ultra desarrollados. Cuando finalmente normalizó sus latidos y controló sus náuseas, habló con voz trémula:

—¿Cómo lo supo?

—Digamos que no eres el único que pierde el sueño últimamente —dijo Tony—. Una noche se me ocurrió hacer algunas actualizaciones a tu traje y me di cuenta que tu pulso era demasiado acelerado para alguien que, se supone, debería estar durmiendo. Entonces, comprobé si habías salido también la noche siguiente. F.R.I.D.A.Y. me dijo que este patrón era continuo desde hace casi dos semanas. Y heme aquí. No puedo decir que estoy encantado con tus escapadas nocturnas, pero ¿quién soy yo para recriminarte? Después de todo es mi culpa.

Peter lo miró confuso.

—¿Qué quiere decir con que es su culpa?

Tony le dirigió una débil y sardónica sonrisa de lado.

—Algo muy similar me sucedió después de mi primer intento por salvar al mundo. No llegó al día siguiente, sino meses después. Los sueños eran tan intensos y reales que simplemente opté por dejar de dormir. Claro que esa solución no le hacía maravillas a mi cansada y ocupada mente. Los ataques de ansiedad tampoco eran estupendos, te lo puedo asegurar.

Peter no podía dar crédito a lo que escuchaba. Era extraño presenciar al grandioso Tony Stark revelando algo tan personal, pero el hecho de que pudiera adivinar con tal precisión lo que le sucedía a Peter era aún más extraordinario. Tony continuó.

—Fui yo en primer lugar quien te hizo viajar a Alemania, te obsequió un traje mejorado de combate, te ofreció un lugar en el equipo y, aunque mi oferta fue completamente rechazada —Tony lo miró como si todavía estuviese irritado por la negativa de Peter—, no he hecho más que impulsarte a arriesgar la vida en un traje ridículamente ajustado para pelear con los villanos, e inevitablemente has salido herido.

Otra vez la mirada de Tony se fijaba en el hombro de Peter. La sangre ya había coagulado, probablemente quedaría como nuevo en pocos días y nadie tendría que darse cuenta nunca, pero el rostro de Tony denotaba remordimiento y mucho, mucho cansancio.

—El estrés postraumático es de lo más cotidiano que te puedas imaginar, niño. Las estadísticas indican que tres de cada cuatro personas que sufrieron algún evento traumático lo presentan. Pero no vine hasta aquí a hablarte de estadística. Vine a hacerte una propuesta.


Los primeros días habían sido difíciles de coordinar como cualquier inicio de pasantía, o como a Peter le gustaba llamarlo, "el inicio de su nueva vida". El continuo flujo de días les había servido a ambos para conocer sus horarios y crear una rutina.

Al terminar las clases Peter era recogido por Happy, quien lo conducía a la mansión del multibillonario y Peter tenía a su disposición el laboratorio privado de Tony Stark durante cuatro maravillosas horas.

Si alguien le hubiera preguntado de niño qué era lo que más deseaba cuando fuera grande, habría imaginado algo muy similar a esos días. Era un verdadero privilegio trabajar con la más alta tecnología diseñada por el más grande de todos los genios que Peter podía idolatrar. Y era aún más increíble que el genio mismo pasara algunas tardes al lado de Peter, orientándolo, guiándolo y, en algunas ocasiones, elogiándolo por sus inventos. Dos semanas habían transcurrido ya, no obstante, a Peter los días le parecían cortos y huidizos, como si se escaparan con temor. No dejaba de sorprenderse de las cosas que podía hacer trabajando con Stark; nuevos e innovadores dispositivos para su traje, nanotecnología de punta, químicos nunca antes creados. Se sentía tan orgulloso de sí mismo por lograr estar a la altura de Tony y comenzaba a creer que el multimillonario disfrutaba de su compañía tanto como Peter de la suya. ¿Por qué otra razón permitiría que Peter estuviera metido en su laboratorio toda la tarde, hablando de ciencia, escuchando lo que fuera que Peter tuviera que decir, y haciéndolo sentir estupendo cada día? Si el señor Stark pensara que era una molestia, no lo aguantaría tanto tiempo, opinaba Peter.

Sin embargo, también, pensaba que podría haber otro motivo oculto. Lo veía en los ojos de Tony antes de saludarlo y después de despedirse. Soledad. Amargura. ¿Tristeza? Peter no era un sabio, podría estar imaginando cosas, pero creía que estaba bien suponer que la disolución de los Vengadores y el destierro del Capitán América, entre otros criminales de guerra, había sido suficiente para provocar aquella mirada deshabitada que en ocasiones encontraba en su mentor.

La mayoría del tiempo Tony resultaba intimidante para cualquiera: su porte, su sarcasmo, su dinero, sin mencionar que era el jodido Iron Man, por el amor de dios. Eran muchas razones para sentirse nervioso al lado del señor Stark. Peter lo estaba todo el tiempo. Sin embargo, al caer la noche, no dejaba de percibir cierta melancolía cuando se despedía de Tony al final de la jornada. Siempre creía que lo había imaginado hasta que lo volvía a ver al día siguiente; la sonrisa que no llegaba a reflejarse en sus ojos, la falta de entusiasmo al despedirse de Peter.

El único momento que parecía ser el mismo hombre que reconocía de las numerosas entrevistas y reportajes que veía de niño, era cuando trabajaba en el laboratorio; concentrado y enfocado en su labor, Tony no parecía acordarse de las penurias, fueran cuales fueran, que le aquejaban. Peter hacía lo posible para mantener su atención ocupada con sus propios proyectos e ideas. Esperaba que su entusiasmo y su hambre de conocimiento fueran suficientes para alejar, aunque sea un poco, la mente atribulada de Tony. Y así contrarrestar la soledad que ambos sentían sin saberlo.


—¿Con quién te has acostado, perdedor?

Peter casi derramó el jugo que estaba tomando. Volteó a los lados para comprobar si alguien había escuchado la indiscreción de Michelle, después de todo, la cafetería de la escuela estaba repleta de estudiantes. Momentos más tarde, volvió su cara a la chica con un dejo de enfado y confusión.

—Con nadie que yo sepa, ¿por qué? ¿qué has escuchado?

—Relájate ñoño. Sólo era una pregunta.

Ambos esperaban a que Ned regresara con sus almuerzos. Era un acuerdo que tenían desde hace tiempo. Uno de ellos recogía los almuerzos de los demás para dirigirse a la terraza de la escuela, lejos de la horda de adolescentes. Ned lo había ideado después de ver cómo afectaba a su amigo los sonidos abrumadores de cientos de personas comiendo y riendo en un solo espacio. Michelle los acompañaba por razones distintas; "la agonía de convivir en medio de un grupo de ovejas" según sus propias palabras.

—Tienes cara de idiota —explicó Michelle al ver que Peter aún tenía la duda remarcada en sus ojos—. Es decir, siempre tienes cara de idiota, pero hoy más de lo usual.

—Vaya, gracias.

Peter no sabía qué quería decir con eso, pero decidió no indagar más. A veces Michelle decía extrañas cosas y no deseaba dar explicaciones. La mayoría de sus comentarios eran sarcásticos o hirientes (o ambos) y Peter había aprendido a dejarlos pasar silenciosamente. Después de todo, su amiga era un enigma, y si se aventuraba en descifrarla, Michelle contratacaba con preguntas incómodas sobre las escapadas de Peter después de clases.

Estaba a punto de cambiar de tema sobre el almuerzo de hoy y porqué Ned tardaba tanto, cuando Michelle preguntó:

—¿Cómo va la pasantía?

La pregunta consiguió arrancarle una sonrisa a Peter. Comenzó a hablar, sin ser consciente de que su amiga también sonreía divertidamente.

—Bastante bien, a decir verdad. Creo que estoy haciendo progresos con mis experimentos. El señor Stark dice que, si trabajo duro, podría presentar mi proyecto a los peces gordos de MIT, pero aún no sé si quiero enfocar mi vida a la química. La física también me gusta demasiado. Pero el señor Stark dice que tengo talento natural para manufacturar componentes únicos y… ¿Por qué sonríes?...

—Por ninguna razón —dijo Michelle borrando abruptamente todo rastro de alegría —. Podrías tomar uno de esos tests que te dicen cuál es la carrera que deberías elegir según tus habilidades e intereses.

—Sí, podría ser... Es una buena idea —dijo Peter, olvidando rápidamente la sonrisa extraña de su amiga.

—Mira quien viene sin nuestra comida —exclamó Michelle con el ceño fruncido —Tardaste siglos. ¿Qué te pasó?

Ned llegó inhalando y exhalando frenéticamente. Unas gotas de sudor coronaban su regordete labio superior. Fue directo al grano.

—No creerás quien regresó a la escuela —dijo, sin escuchar a Michelle y mirando directamente a Peter.

—¿Quién? —preguntaron Michelle y Peter a la vez.

—Liz.