Disclaimer: Disney es el rico dueño de todo esto.
NA: Yo creo que Hans no era bueno y que hizo cosas terribles, pero por el bien de esta historia he cambiado esto, así que desde este momento puedes regresar si no te agrada la idea.
Verdades distantes
por MissKaro
Prólogo
—…puede besar a la novia.
Al término de esas palabras, Anna y Kristoff unieron sus labios en un casto beso, sellando su unión.
Los invitados se pusieron de pie, aplaudiendo, y Elsa sintió una inmensa alegría al contemplar la felicidad de su muy querida hermana menor. Tanto que, queriendo compartir con los demás lo pletórica que se sentía por ese acontecimiento, elevó sus manos y decenas de mariposas de colores revolotearon al interior de la capilla del castillo, haciendo jadear de admiración a los presentes.
Las mariposas de nieve brillaban como la escarcha y batían sus alas sin cesar, paseando entre los amigos más cercanos de los recién casados, que abrazados observaban el espectáculo realizado en su boda. Era el inicio perfecto para su vida juntos y no podían más que agradecer a la reina de Arendelle por semejante obsequio, de entre los muchos que ya les había dado por la ocasión, como los trajes mágicos que portaban, perfectas representaciones del Valle de la Roca Viviente y sus auroras boreales, tal como el día anterior en su ceremonia con la familia de Kristoff.
Ambos se sonrieron enamorados y esperaron unos momentos antes de firmar el acta oficial, en la que Elsa, como testigo junto a Kai, colocó su nombre, orgullosa.
La rubia extendió sus manos, mostrando el esplendor de su vestido mágico azul cielo.
—Felicidades, señor y señora Bjorgman —dijo ella abrazándolos, tras ver que su secretario firmaba el papel y tiraba arenilla encima para secar la tinta.
Pero ninguno de los presentes vio el resplandor azul que emitieron las palabras recién escritas en el libro de actas.
A millas del territorio de la Reina del Hielo, Hans terminaba de cepillar al caballo grisáceo que su hermano había montado esa mañana, su última tarea en el establo por el día, después de la cual debía hacer tareas en el jardín.
Odiaba hacer eso, todo por culpa de las estúpidas hermanas a las que no pudo cumplir su deseo de eliminar, ese que pulsaba en sus venas aun si habían transcurrido tres años desde entonces. Más que nada, sentía ansias de acabar con Anna, quien había arruinado sus planes y por quien tenía un profundo sentimiento de odio solo con imaginar su cara.
Y en ese momento ella debía estar casándose con el imbécil plebeyo, siendo inmensamente feliz.
Celebraba en lugar de estar muerta, como quiso cuando supo que había sobrevivido al ataque de Elsa en la montaña. Esa tonta reina que falló en su tarea de acabar con su hermana, motivo por el que no la consideró digna de ser la gobernante de Arendelle.
—Estúpidas.
El caballo, Tormenta, bufó bajo su mano, antes de observarlo atentamente.
De un momento a otro, Hans sintió que la cabeza le explotaba y cayó de rodillas al suelo, experimentando punzadas dolorosas en todo su cráneo. Su cuerpo cedió al suelo de tierra y se sujetó los cabellos jadeando, sin escuchar el sonido de los relinchos de caballos ni las voces de los mozos de cuadra a su alrededor.
Sin saberlo él, justo cuando la tinta del libro de actas de Arendelle secaba y las palabras dejaban de brillar, su malestar remitió.
Así, al incorporarse, el príncipe Hans observó con extrañeza a su alrededor, frunciendo el ceño al darse cuenta de dónde se encontraba y las circunstancias que le rodeaban, cuando debía estar en Arendelle, ayudando a finalizar el invierno provocado por su Majestad.
—¿Qué hago aquí? —preguntó en voz alta a uno de los empleados de las caballerizas; este lo miró anonadado ofreciéndole una mano para ponerse en pie.
Hans escrutó sus manos encallecidas y sus ropas de trabajador, sospechando que algo había mal. Abriéndose paso entre los hombres del palacio de su familia, se acercó al cubo de madera donde tenían agua y se analizó, sintiendo una inmediata aprensión.
Ése no era el hombre que había visto esa mañana en el espejo.
NA2: ¡Hola de nuevo!
El título todavía no me convence, pero he dado muchas vueltas sin elaborar uno que pueda adaptar con gusto a la historia.
Este fic es un OS, que se extendió hasta las 23mil palabras, así que lo he dividido en cuatro partes, la más pequeña ésta, que desentona un poco con las demás por la narración y el tiempo. Por esto no se asombren del formato del fic, no tan detallado como una historia larga; es corto. Y sí, lo reitero, si un Hans "bueno" no es de su agrado, todavía están a tiempo de dar vuelta.
Las demás partes solo necesitan edición, no espero tardar mucho en publicarlas. Ansío que esta les dejara con duda para lo que vendrá adelante (y que sospechen un poco).
¡Lean y comenten!
Besos, Karo.
