Antonio Ricardo "El Turco" Mohamed, (Buenos Aires, 2 de abril de 1970)

Los personajes de este fic no me pertenecen. Algunos lugares mencionados existen acá.

Resumen:

Kagome Higurashi, es una joven que fue a trabajar a la Argentina como motorman de trenes subterráneos para poder juntar el dinero que requiere para pagar una operación muy cara que necesita su hermano menor que le infectó sus pulmones y además para poder pagar sus estudios en medicina, pero recibe la noticia que lo operarán en Argentina donde está trabajando ahora, allí conoce a un médico que vino a seguir la operación del hijo menor de los Higurashi, se enamora de el y más que nunca quiere seguir la carrera de medicina, que sucederá entre ellos, se enamorará un prestigioso médico de una chica que trabaja en trenes?, averígüenlo y dejen reviews

Capitulo 1 (La agitada vida de Kagome)

Era un día lluvioso en la capital de Buenos Aires en Argentina, la gente corría hacia el túnel subterráneo para abordar aquellos trenes hacia su destino, sus hogares. Era casi de noche.

En aquella estación cabecera, un tren aguardaba en su anden con algunos pasajeros en su interior y los que lo estaban abordando, aquel viejo tren de madera como todos (excepto 3 de ellos), ya que son del año 1913 y que forman la deliciosa historia del primer subte en Buenos Aires (Argentina), con sus luces en fila en el techo así como los aros sujetos en gruesas y lisas cuerdas para agarrarse y sus asientos también de madera con aquellas delgadas columnas para también agarrarse, esperaba a su motorman para empezar su recorrido.

El bullicio de los pasajeros y aquellos que leían un diario, sus apuntes de trabajo o de facultades y escuelas o sus libros, hacían ver un alegre panorama en el tren. Mientras una esbelta figura femenina con su uniforme de pantalón de poliéster gris, su camisa celeste y sus zapatos negros y sus guantes de lana blanca que estaban grises de suciedad, caminaba hacia el primer vagón, una chica joven de cabellos negros azabaches con brillos, ojos color chocolate y como se dijo un cuerpo esbelto y escultural que atraía la mirada de algún pasajero y hasta de sus compañeros de trabajo, que ya la tenían atosigada de tanto acoso por su sensual forma de caminar, esos pantalones eran muy ajustados en sus nalgas y eso la incomodaba demasiado. Sonó el timbre de salida, subió al vagón y con una de las llaves que llevaba en mano abrió la cabina y veía a aquellos jóvenes mirar por los vidrios delanteros y a un grupo de pequeños protestarle a su madre por que ellos querían estar ahí, suspiró sonriendo y cerró la puerta sacó otra llave tipo saca tuercas y otra para activar los frenos del tren. Esperó a que el guardapuertas le de la señal de Ok y al recibirla pone el tren en marcha. El resonar de las metálicas ruedas sobre los rieles y el ruido de la formación daba un aspecto fantasmagórico inclusive cuando las maderas crujían con el movimiento casi zigzag del antiguo tren. La chica que estaba al mando del tren era Kagome Higurashi de apenas 21 años que estaba trabajando como motorman de trenes subterráneos por una razón muy desesperante, su pequeño hermano Sota padecía de una enfermedad muy grave y requería de una operación muy costosa, empezó a trabajar allí luego de casi un año de forzoso trabajo bajo tierra manejando trenes en esos iluminados y hasta oscuros túneles de la línea A. Vivía en una pensión junto a su abuela que vive en el país sudamericano y que estaba trabajando en una panadería y cafetería, sus años de preparar cosas dulces le llevaron atener ese privilegiado trabajo, la señora Kaede ofreció hospedar a su nieta en su casa hasta que vuelva a su país con el dinero suficiente para pagar esa costosa operación, el dinero que ganaba, apenas le servía para afrontar los gastos, aunque su abuela era muy amable y ella se hacía cargo de todos los gastos, a Kagome le incomodaba no ayudarla y que ella no quisiera, pues ella podía y aunque sabe que no cuenta con mucho tiempo, no le importaba gastar algo de su dinero para ayudar en su nueva casa.

La operación que requería su pequeño hermano costaba unos 125.000 dólares, ella levaba apenas recaudado 17.500 más lo que le dieron sus padres para su estadía, sus padres siempre estaban pendientes de sus llamados y de la atención de su enfermo hijo en el hospital de Tokio, Naomí y Asato, eran los padres de la familia, viven en Tokio y desde siempre fueron una familia muy unida, Kagome los quería mucho y aunque a veces solía regañar a su hermano pequeño, lo quería mucho y desde que enfermó hace 2 meses nunca dejó de llorar y preocuparse desde ese fatídico día y tomó la decisión de irse a trabajar a otro país y eligió la Argentina ya que su abuela vivía allá desde hace tiempo y aunque le costó mucho encontrar un trabajo, finalmente lo encontró en el subte. Debió estudiar largo y duro para aprender a manejar esos trenes y hasta se compró un simulador para manejar trenes y aprender bien, se adaptó muy bien y aunque al principio sus compañeros la cargaban por su falta de experiencia, ella les demostró que podía y les dio una lección que los dejó mudos, pero no se imaginó que el trabajo era tan cansador.

Al llegar al fin de las 14 estaciones que recorre la línea, Kagome estaciona lleva la formación hasta el anden donde llevan los trenes al deposito o a guardarlos para su descanso, eso era en la estación Primera Junta, una de las dos cabeceras, la otra era Plaza de Mayo.

Kagome baja del tren cuando lo que quedaba de pasajeros ya había abandonado la formación, respiró aliviada y por fin llegó la hora de irse a su casa a descansar, caminó cansadamente hasta el vestuario, se dejó caer pesadamente sobre las bancas y se agarró la cara con sus manos, pero tenía sus guantes sucios y se hizo una mancha negra de tierra sucia en su rostro, bufó molesta y se sacó los guantes, dejando pesadamente las llaves de manejar los trenes y se lavó la cara hasta dejarla reluciente, luego se quita su uniforme, se viste con su ropa civil, guarda su ropa de trabajo y sus elementos de trabajo en su casillero. Sube las escaleras y al salir a la calle ve que lloviznaba y hacía algo de calor, para un taxi y va hasta la casa de su abuela, de repente una luz azul en el cielo le llama la atención y un estruendoso sonido le dice que se venía la tormenta. Finalmente llega al edificio donde vive su abuela, paga el taxi y baja, al entrar tuvo la suerte de no mojarse ya que se había descolgado un fuerte chaparrón seguido de tormenta, sube por el ascensor a su casa y baja en el décimo piso, saca las llaves de su cartera y al abrir ve todo apagado y a oscuras, solo las luces de la calle y la de los relámpagos iluminaba la casa, enciende las luces y deja su cartera y su abrigo impermeable en el perchero de pie que había junto a los sofás y en la enorme mesa del comedor ve una nota que era de su abuela:

Querida nieta:

Esta noche me quedaré hasta tarde trabajando, espero llegues bien y no te preocupes, llevé ropa par la lluvia, cuídate y te quiero mucho

Kaede.

Kagome rezongó bufando, abrió la ventana, pero el viento la hizo empapar de agua de lluvia,

cerró la ventana y furiosa fue a bañarse, enciende el agua caliente y fría para entibiecer el agua, se despojó rápido de su ropa y de su lencería, se cubrió su cuerpo y corrió hasta el baño, al entrar a la bañera sintió como el agua tibia comenzaba a relajarle cada milímetro de su cuerpo y la tranquilizaba más de la cuenta. Al terminar se viste y va hasta la cocina, se pone un delantal y se prepara la cena, enciende el televisor y pone un canal de anime. Al terminar de cenar, deja su plato y sus cubiertos en el lavabo de la cocina y se lleva su vaso de bebida con ella, se sienta en el sofá a terminar de ver sus series de anime favoritas y cuando el sueño empezó a vencerla, se fue a dormir, eran las 12 de la noche y aunque mañana no trabajaba por ser su día franco, en la cama enciende el televisor y piensa que va a hacer, tiene muchos planes de paseo y aprovecharlo a full, pese a que pronosticaron que seguiría el mal tiempo, a ella no parece importarle mucho. Se despoja de su ropa y se acuesta en lencería, era la primera vez que experimentaba esa sensación de dormir desnuda.

A la mañana, el tiempo no aminoraba en cuanto a estar súper feo, otra vez llovía y había tormenta, Kagome se despierta y mira su reloj y ve que son las 9 de la mañana, se despereza y se acomoda su blanco sostén, que es del mismo color que su bikini, sale de la cama y va hacia la cocina al sentir un delicioso olor a tostadas y a un desayuno que apetece ser espectacular, al ver a su abuela entró a la cocina y esta se sorprende al verla entrar en ese estado, es decir al desnudo.

Kaede : - ¿Qué haces así, Kagome?, ve a ponerte algo o te resfriarás-. Le aconsejó

Kagome : - No pasa nada abuela, nadie nos ve, pro esta bien iré a vestirme- Le respondió con diversión.

La anciana negó con su cabeza esbozando una sonrisa y una carcajada leve, nunca vio tan provocativa a su nieta, sabía que su esfuerzo era supremo, trabajaba duramente para poder juntar ese dinero para la operación de su hermano, ella se ofreció ayudarla, pero su jubilación y sus ganancias no le daban para poder ayudarla ante semejante suma, pero con su enorme esfuerzo logrará salir adelante.

Kagome llega a la cocina vestida con una minifalda a tablas negra y una remera de sostén de color crema, su abuela le sirve su café con leche y las masas caseras que a su nieta tanto le gustan y enloquecen, un ruido bajo la puerta les llamó la atención, Kagome dejó su tostada con manteca y dulce de leche en el plato y se levanta secándose la boca con su servilleta y ve que bajo la hendija de la puerta hay un sobre que acababa de dejar el encargado que estaba repartiendo la correspondencia, Kagome corrió a su silla al ver que la carta era de sus padres, se sentó, rasgó el sobre y extrajo el papel que había dentro.

Querida Hija:

Hemos recibido buenas noticias y hay esperanzas en que tu pequeño hermano sea operado con éxito, el mes próximo llevarán a Sota allá a la Argentina para operarlo en el hospital italiano, el padre de tu amiga Yuca nos pagará el traslado aéreo, y otra de las buenas noticias es que han reducido el costo de la operación a 80 mil dólares, lo atenderá el doctor InuYasha Taisho, el llevará a cabo el control de todo, irá allá dentro de 8 días para conocerte y revisar todo en el hospital.

Te extrañamos mucho hija y te llamaremos pronto, cuídate mucho .Te queremos

Papá y Mamá

Kagome casi se emociona al recibir la noticia, abrazó a su abuela que estaba enormemente feliz de poder ver a su otro nieto en tan breve tiempo después de mucho que no lo veía.

Más tarde y cuando el clima aminoró su feroz tormenta, pese a que seguía latente por los oscuros nubarrones, Kagome aprovechó a salir a pasear y visitó varios shoppings y tiendas y aprovechó a gastar algo de dinero en comprar cosas para su familia que vendrá pronto y a los cuales extrañaba horrores, cuando compró los regalos para su hermano, casi se emociona al recordarlo, la última vez que lo vio estaba tan mal en aquella cama de hospital que no dejó de llorar un solo segundo, sus ojos casi quedaron secos de derramar tantas lagrimas y angustia. Mientras seguía su paseo, se detuvo en una cafetería a tomar algo fresco, el calor era intenso, pero la amenaza de tormenta hacía que una brisa fresca lo apaciguara. Se sentó en una mesa y esperó a que la atiendan mientras dejaba las bolsas con todos los paquetes que había comprado, atrajo algunas miradas de un grupo de jóvenes que estaba en el lugar y todo cuando cruzó sus piernas, tenía puesta una minifalda bastante corta, uno de los camareros la atiende y pidió un batido de helado de crema americana, leche y crema chantilly, cuando el mozo se retira, Kagome apoya sus manos en su rostro y miraba por la enorme ventana el pasar de la gente, autos y colectivos, suspiró mirando a aquellas parejas que iban por la calle y deseaba algún día poder conocer su media naranja y se le vino a la mente como será ese doctor que viene por la operación de su hermano, repentinamente sacudió la cabeza levemente negando, ¿cómo un hombre de tanto prestigio se iba a fijar en alguien como ella, que solo era una empleada en una empresa de subtes y aspirante a la carrera de medicina y que ni siquiera había empezado.

El médico que se hará cargo de la operación de Sota, es InuYasha Taisho, como se dijo, es un joven de 24 años con excelente físico, ojos de color dorados y una larga cabellera blanco plateada, con excelentes graduaciones en medicina y obtuvo premios por ello, su padre es médico cardiólogo, su otro hermano no se dedicó a la medicina, se dedicó a ser técnico electrónico. Kagome de repente recordó que mañana debía volver a esos oscuros túneles subterráneos y manejar otro tren y caminar por aquellas vías con sus piedras llenas de grasas de frenos y otra vez le vino a la mente como un hombre de alto nivel se fijaría en ella. Repentinamente el mozo apareció con su pedido y Kagome se relamía al verlo yt empezó a comerlo, sus ojos brillaron al probar semejante delicia y dejar que su paladar experimente ese exquisito sabor, una voz juvenil le llama la atención.

Chico : - Hola, preciosa. ¿Quisiera invitarte ese batido? Claro si no te es molestia-.

Kagome lo miró por unos instantes con su ceño derecho medio fruncido –No gracias, te lo agradezco-. Le dijo con tono desinteresado y volteando la vista

El chico insistió : - Vamos, no te hará nada, soy bueno-. Dijo con una sonrisa medio tímida.

Kagome: - Mira, mejor lárgate, quiero estar sola- Le dijo con voz despreciativa

El chico se fue sin antes decirle –Vaya, una chica rudita, te quedarás sola toda tu vida con ese carácter tan asqueroso, buscaré otra mejor y más bonita-. Dijo dando media vuelta y yéndose con sus amigos.

Kagome tenía ganas de revolearle el vaso por la cabeza, pero no quería provocar incidentes, su furiosa mirada seguía al joven que volvió con sus amigos, que le comentaron la asesina mirada que le tiró la chica, el les dijo que ella no valía la pena.

Cuando terminó su batido, caminó hasta la mesa donde estaban los chicos y se detuvo donde estaba el que la intentó invitar.

Kagome : - Oye, si te parezco antipática es mi carácter, además si te parezco poca cosa para que diablos me invitas, ¡tonto!-. Kagome agarró uno de los limones del vaso de cinzano y se lo aplastó en la cabeza ante la burla de sus amigos que empezaron a decirle que perdió la apuesta, el chico estaba que tronaba.

Kagome agarró sus cosas y salió a la calle y al salir casi tropieza con un joven y se le cayeron algunas cosas, el joven se disculpó.

Joven : - Disculpe, no me fijé por donde iba-. Le dijo apenado

Kagome : - No se preocupe, yo fui la tonta-. Kagome se quedó pasmada al ver a un hombre de ojos dorados y cabellos plateados frente a ella cuando alzó la vista.

Bueno, esta es la primera parte de mi tercer fic, al parecer Kagome ya conoció al doctor Taisho, ¿Qué sucederá ahora? Dejen su opinión y reviews. Hasta pronto.