Vengo con un reto tanto para el foro como personal. No esperen algo con un final feliz y rimbombante, porque aviso desde ya que no son muy felices.

Mi reto personal consiste en que serán varios shots independientes el uno del otro, basados en ¿Cuál es la historia más triste que puedes contar en dos líneas? de la web Reedit. Si alguien quiere tomar las frases para llevar a cabo el mismo reto, adelante.

El summary cambiará semanalmente con cada actualización, dependiendo de la historia en que me base, misma que aparecerá al final del fic.

Disclaimer: los personajes de How to train your dragon pertenecen a Cressida Cowell y/o Dreamworks. Este fic participa en el reto "En honor a la literatura" del foro "Canciones del Antiguo Berk"

Espero que les guste y no me maten.


I

En el aeropuerto de Berk, muchas familias se aglomeraban en la zona de llegadas. En breve aparecería el nuevo destacamento de las Fuerzas Armadas del Archipiélago de Luk Tuk. Todo un semestre de aislamiento en la base de Dragon Island, tenía ansiosos a reclutas y a familiares.

Entre aplausos, empezaron a hacer aparición los soldados, todos uniformados, buscando una cara conocida entre la multitud, sintiéndose a salvo de nuevo en casa.

— ¡Toothless! — el aludido volteó a ver la cara de quien le estaba llamando. Definitivamente había extrañado esa voz. Cuando volteó a comprobar si en verdad era la persona que pensaba, la vio corriendo hacia él.

— ¡Stormfly! — él también corrió a abrazarla y aún con mochila y todo a la espalda, la levantó y la hizo girar.

— Te extrañé tanto — sollozó la chica, todavía enredada a su cuello.

— Y yo también. No sabes cuánto.

Bajó a la chica y la besó en los labios, dejando que toda la adrenalina y ansiedad acumulada en todo ese tiempo de separación fluyera tanto por él como por ella.

Nieve caía a mediados de noviembre, la joven y feliz pareja tomaba una taza de chocolate caliente en el centro de la ciudad. Ambos se contaban sus experiencias en la ausencia del otro, recuperando el tiempo perdido.

Un camarero se acercó con un pastel de arándanos, el favorito de Stormfly, pero ni él ni ella habían pedido nada.

— Disculpe, pero nosotros…

— Siga, por favor. — interrumpió Toothless.

La chica miró extrañada a su novio, más aún cuando vio que Toothless la tomaba de la mano. Después de un discurso de cuánto la echó de menos en la milicia, de todo lo que había aprendido de ella y de cuánto la amaba, concluyó:

— Stormfly Nadder, ¿quieres casarte conmigo?

La chica se llevó las manos a la boca, intentando ocultar su asombro. No lo consiguió, pues lágrimas de felicidad asomaban por sus ojos.

— ¡Sí! Una y mil veces sí.

Toothless no cabía en sí de alegría. La mujer que más amaba en el mundo había dicho que sí a su proposición de matrimonio. Stormfly, con la ilusión plasmada en sus ojos, empezó a imaginar lo mágico que sería pasar el resto de su vida con él, el amor de su vida.

Por decisión unánime, la ceremonia sería lo más sencillo posible y solo con sus amigos más cercanos, recordando sus orígenes. Apenas un par de semanas después, estaban unidos ante la ley.

El peligro de que estallase una guerra entre la isla de Berk y la isla de Berserk se hizo real. Un golpe de estado en Berserk a manos del hijo de un alto mando del ejército, Dagur Deranged, hizo que la isla entera se alzara contra Berk.

— Toothless, tienes una carta — él la tomó y solo por el sello, ya supo de qué se trataba.

— Storm, tengo que ir.

A Stormfly se le encogió el corazón al escuchar eso. No estaba del todo de acuerdo con que Toothless se metiera en el ejército, pero sabía que no podía detener esa actitud de buscador de la paz y de defender su tierra natal.

Simplemente, no podía detenerlo.

Stormfly solo había recibido una única carta antes del paquete que le habían enviado desde el ejército y que se negaba a abrir. Se temía lo peor y esperaba estar equivocada.

Pero no.

Las lágrimas empezaron a caer por el rostro pálido de la chica al ver una bandera de Berk debajo del retrato de su ahora difunto esposo.

No quería ver las medallas de reconocimiento ni la carta del pésame.

Solo se abrazó al retrato y lloró su pérdida.

Porque con él, también se había ido su corazón.


Hace tres meses, él me dio un anillo. Hace dos días, el ejército me dio una bandera.


Triste, ¿verdad? Con esto cumplo el reto del foro, una parte del reto personal y el reto no propuesto de escribir sobre esta pareja.

En fin, espero que les haya gustado y que no haya sido tan drama. El siguiente vendrá el próximo martes si nada va mal.

Heimao3