Bien… este será mi primer fic de varios capítulos, fic como tal, no conjunto de drabbles ni fumadas con pretensiones humorísticas que no he colgado aquí, con una trama. La pareja principal es NaruSasu, aunque tardará un poco en darse; los primeros serán de introducción a la trama, y a partir del tercero ya habrá choques entre Naruto y Sasuke. Es un AU, en el que Naruto empieza a trabajar en la casa de los Uchiha, una familia de clase alta. Aquí va el primer capítulo.


Ese día, cumplía seis meses trabajando en aquella casa, y Mikoto le había hecho ramen para celebrarlo. Esa mujer era realmente buena y amable, la única persona con la que se relacionaba decentemente allí, y probablemente la mejor cocinera del mundo, según el punto de vista de Naruto. A sus dieciocho años –y medio–, era un chico de estatura media, hombros anchos, complexión fuerte, pelo rubio revuelto y vivarachos ojos azules. Tuvo suerte de que poco después de empezar a buscar trabajo conociese a la señora Uchiha y ella le ofreciera empleo y alojamiento. En la casa, se encargaba de tareas domésticas como limpiar, lavar los platos, hacer las camas… ese tipo de cosas que una familia de clase alta necesita para su comodidad; Mikoto era ama de casa, pero aquella mansión era demasiado grande como para que una sola persona estuviera al cargo.

Tenía suerte, sí, porque, si no se hubiera cruzado con esa mujer, le hubiese sido muy difícil salir adelante. Probablemente eso hubiera sido lo que ablandó el corazón de Mikoto Uchiha, y seguro el resto lo hicieron su brillante sonrisa y su encanto natural. Naruto la veía como lo más cercano a una madre que había conocido y, para Mikoto, él era como una especie de hijo. Alegre y entusiasta, como Sasuke hacía muchos años, con ese brillo en los ojos que su verdadero hijo había perdido hacía tiempo.

Sí, porque la señora Uchiha no vivía sola, claro que no, sino con su marido y su hijo. Naruto estaba convencido de que el segundo era una copia en miniatura del primero. Defectuosa, eso sí. Ellos pocas veces pisaban la casa durante el día y, cuando lo hacían, era para comer o dormir y, desde luego, solían ignorarlo por completo. Fugaku Uchiha era un hombre de negocios que madrugaba mucho, volvía demasiado tarde como para ver a su hijo y usualmente estaba de viaje los fines de semana. Por lo que sabía, él era el director de una empresa importante que llevaba su apellido. Sasuke era otro tema. Parecía que pretendía imitar a su padre, sí, pero no le salía bien. Cuando Fugaku imponía respeto, él solamente daba la imagen de un niñato prepotente. Su mirada no era severa, sino de simple, llano y nada elegante desprecio. Siempre tenía esa pinta de sabelotodo insolente no-necesito-nada-tuyo-lárgate. Con sus polos de marca cara y el cuello levantado, como los modelos que salían en las revistas mirando a la cámara con cara de que les hubieran metido un palo por el culo. Justo como esos. Cuando pasaba por su lado, dejaba tras él un aroma a colonia cara. Imaginaba que lo sería, aunque él no entendía de esas cosas, por lo bien que olía. Desde que trabajaba en esa casa, había aprendido que muchas cosas de las que le habían enseñado desde pequeño, eran mentira: las mejores cosas sí se compran con dinero. Sí era cierto, sin embargo, que ello no debía dar la felicidad, no por lo menos por la cara de amargado que Sasuke siempre lucía, a todas horas.

La rutina del único hijo de los Uchiha era simple: se levantaba y se duchaba a eso de las seis, tardaba una hora en arreglarse –¡Una hora! ¿Qué clase de hombre tarda una hora en estar listo?– y bajaba a desayunar en la cocina. Saludaba a su madre dándole los buenos días, lo fulminaba con la mirada mientras él lavaba los platos de los desayunos de Fugaku y Mikoto y se sentaba a la mesa a comer con tranquilidad, comentándole quizás a su madre alguna cosa relevante que fuese a hacer en el día. Luego se levantaba y sin siquiera llevarle los platos le soltaba un "limpia eso" antes de despedirse de su madre e irse a clase. Mikoto decía que tenía un carácter difícil, pero que en el fondo era encantador. A Naruto le hubiera parecido encantador partirle la cara en más de una ocasión, y eso que él no era un chico conflictivo ni violento. Había tenido que madurar deprisa, aunque seguía conservando la gracia de un niño. Cuando Sasuke se daba la vuelta, le hacía burla. Se creía demasiado, y eso que tenía un año menos que él. Por las tardes, el imbécil llegaba a casa y merendaba tomates –¿qué clase de persona merienda tomates?– antes de encerrarse en su cuarto a estudiar. O era muy aplicado, o muy idiota, para tener que estudiar tanto. Respetaba a las personas que se preocupaban por su futuro, pero Sasuke le repelía. Probablemente no fuese por eso, sino por el simple hecho de ser Sasuke Uchiha. Naruto prefería verle la cara lo menos posible, y así todos contentos. Era consciente de que el desagrado era mutuo, no solo por cómo le miraba, sino porque era increíblemente obvio. Sus personalidades chocaban, eran como la noche y el día, como el pelo rubio como el sol de Naruto y la cabellera azabache como el cielo nocturno de Sasuke. El uno era alegre, amistoso e hiperactivo, y el otro era ácido y desagradable como morder un limón. Lo tenía todo menos la simpatía, o eso parecía creerse él. Siempre mirando por encima del hombro a todos… Estas eran, claro está, cosas que Naruto suponía o simplemente imaginaba para ponerlo verde y dibujarlo en su mente como la peor escoria del mundo, porque en esa casa solamente era así con él, y de lo que hiciese fuera no tenía ni idea. Pero seguro que no tenía ni amigos, claro que no, ese idiota no podía caerle bien a nadie.

Naruto dejó el bol vacío sobre la mesa y se limpió los labios con la servilleta. Usualmente hubiese usado la manga de su camisa, pero había tenido que aprender a tener unos ciertos modales sobre la mesa.

– ¡Estaba delicioso, señora Uchiha!

Mikoto rió, y le retiró el recipiente.

– Hoy lavaré yo, ¿sí? Puedes salir un rato hasta que llegue Sasuke.

Naruto sonrió ampliamente, asintiendo con la cabeza.


Y eso ha sido el primer capítulo~. ¡Los reviews me instan a seguir! Y perdón si hubiese algún error en el texto.