Disclaimer: Ni Bleach ni sus personajes -que parecen no saber que si una espada de tres metros te atraviesa mueres.- me pertenecen.

Lo sé, es una idea muy rara. ¿Rukia y Ulquiorra? Jamás se han visto las caras, ni siquiera pegan, jaja. Pero creo que Rukia es la única chica que puede despertar algunas "nuevas sensaciones" en el frío y duro Ulquiorra.

Cabe aclarar que Ulquiorra no me cae demasiado bien. Es alguien tan... vacío. Espero sacar su lado más humano en este fic.

Por otra parte, informar que en este fic también habrá toques de Ichiruki. Espero que no sea una mala combinación, jaja.


I - Menuda estupidez.

Subes las escaleras con apariencia indiferente. Miras por última vez hacia abajo. La ves tumbada en el suelo, a esa shinigami que ha intentado salvar a Inoue Orihime. A esa shinigami que ha intentado enfrentarse a ti. Menuda estupidez.

Algo te impide continuar tu camino. Notas un débil, muy débil reiatsu en ella. Todavía continúa viva. Deberías acabar con ella, deberías rematarla. Podría volverse un problema.

Te acercas a ella con tú espada desenfundada. La coloca sobre su pecho, pero no la clavas. Te quedas mirándola unos segundos. A esa shinigami de cabellos oscuros que muere por momentos. A esa shinigami que ha dado su vida por alguien a quien era más que imposible rescatar. Menuda estupidez.

-Due... duele. –Susurra, con la voz quebrada.

Alzas una ceja.

-I... Ichigo...

Reconoces ese nombre. El shinigami de cabellos naranjas. ¿Las últimas palabras que pronuncia esa shinigami son esas? ¿Aquel nombre? Menuda estupidez.

-No está aquí. –Dices frío, todavía con el filo de la espada en su pecho.- No va a venir.

Ves lágrimas rodar por su mejilla ensangrentada. Algo se enciende en tu pecho. Algo extraño que no logras identificar. Da lo mismo. Ignóralo.

Clava la espada ya.

-D... dile que... lo siento. –Habla con un hilo de voz.- No... no he podido... hacer nada.

La miras unos segundos. Agoniza. Agoniza y aún así...

¡Mátala! ¡Acaba con lo poco que le queda de vida!

-¿Por qué te preocupas de él ahora? Vas a morir.

Ella te mira con esfuerzo. Apenas puede mantener los ojos abiertos sin desfallecer.

-Él... es importante para mí.

¿Importante? Alguien por quien morir...

¡¡Clava esa maldita espada, joder!!

Te agachas y la observas más de cerca. Ella emite un gemido de sorpresa al no encontrarse muerta todavía. Clavas tus ojos verdes e inexpresivos en ella. En esa shinigami. En esa shinigami que te causa tanta intriga.

-¿Por... qué no aca... acabas conmigo? –Balbucea, escupiendo sangre.

No respondes. Aprietas un poco la espada contra su pecho pero sin llegar a rozarlo.

¡Hazlo! ¿¡Qué coño te pasa!?

Suspiras. Ella continúa mirándote con esos ojos apagados. Jamás habías vacilado tanto cuando de matar a alguien se trataba. Jamás habías vacilado, en realidad. Es algo impensable que te hace sentir patético.

Entonces es cuando empiezas a odiar esos ojos moribundos. Es cuando empiezas a odiar a esa shinigami que te hace dudar. Que te hace formular nuevas preguntas en tu mente.

¡Vamos! ¿¡Te has trastocado o qué!? ¡Mátala!

-Respóndeme shinigami. ¿Por qué no puedo matarte? –Preguntas, disimulando tu desesperación.

Totalmente involuntario.

Eres un idiota.

Tose y se abraza a sí misma. Tiembla. La muerte está cada vez más cerca.

-En realidad... no er... eres tan frío... como pareces.

¿Qué ha sido eso? Es esa extraña reacción que sientes en tu interior. Nuevas sensaciones desconocidas que provoca ella. Esa shinigami.

-Si no paras de hablar, morirás.

La coges en brazos intentando no abrir más sus heridas. Ella te mira sorprendida, pero no dice nada. Notas su calidez aferrándose contra tu pecho y sientes la necesidad de lanzarla lejos. Lejos, donde no pueda confundirte. Pero no puedes.

Menuda estupidez.


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