Adicción.
Es ya de madrugada, aun no sale el sol, pero yo no he dormido nada y supongo que mi acompañante tampoco lo ha hecho, escucho su risa traviesa, me vuelvo para verla. Su cabello castaño, largo hasta la cintura y ondulado, su piel morena, sus labios carnosos, para muchos es un sueño inalcanzable, para mí solo otro juguete.
El ruido de mi celular inunda la habitación, que hasta hace unos momentos era ruidosa. En la pantalla me anunciaba que era ella, sonreí de lado, seguro está preocupada porque no llegue, nah claro que no.
— ¿diga? —contesto, mi voz se oye un poco ronca pero cuando no.
—Jazz —dice aliviada —Jasper, ¿en donde estas? ¿Con quién? —su voz se torno débil cuando pronuncio la segunda pregunta.
— solo me estoy divirtiendo, con María —la oigo sollozar.
—Grrr… ¿Quién es Leoncito? —pregunta María, estúpida.
— Mi hermana — le contesto —tengo que irme, me gustaría quedarme a divertirme otro rato… pero no se puede, tengo compromisos que atender —la chica semi-desnuda en la cama es María, solo me divertía. Porque acostarme con chicas, que no son ella, para mí solo es diversión. — ¿Alice? —pregunto cuando salgo de la habitación.
— Mmmm… —su voz se oye dolida —Jasper, por favor, ven a casa, quiero ver que estas bien.
— Estoy bien, créeme —le contesto.
—Quiero verte ahora en persona, no solo por teléfono —quieres probarme, sabes que no conseguirás más que nadie —te quiero— tratas de agarrar mi corazón con esas palabras. Es lo que todos dicen. Es la técnica que utilizo en ti.
Lo nuestro solo es un juego, un juego de amor que yo nunca pierdo. El sabor amargo del jarabe más dulce es lo que has elegido tomar de mí. Pero yo no sé lo que es el amor, aun, solo imagino lo que es bueno para mí.
Aunque… si eso es bueno… ¿Por qué duele?
Sin ti lo que hago es mejor. Pero no te dejare, porque eres mía.
Abrí la puerta de nuestro apartamento y te lanzaste a mis brazos llorando, como siempre. Tú eres mi droga, soy adicto a ti, no te compartiré con nadie.
Pero yo no soy tu adicción, dejas que otros tengan lo que siempre te ha pertenecido, pero que no reclamas.
Yo si te reclamo y no voy a compartirte, esta es la decisión más grande que he tomado en mi vida y la ultima que tú sabrás.
— Alice, mi pequeña Alice —saco, sin que te des cuenta, un revolver del bolsillo de mi chaqueta quiero escuchar tu respuesta, la que marcara tu destino — dime, Alice ¿ya soy tu adicción?
— Sí, no me dejes otra vez, por favor —es todo lo que quería escuchar.
— Te amo, Alice —me mira y sonríe, con esa sonrisa que hace a mi corazón latir.
—Yo a ti, Jasper —tengo el arma apuntando su corazón, le sonrió y disparo. Sus ojos se abren con sorpresa.
— Ahora no me dejaras ir —su cuerpo cae entre mis brazos ya manchados de sangre, oigo la puerta tocar y la voz del vecino preguntándome que está pasando, no respondo. Escucho golpes.
En la habitación la puerta se abre y lo último que escucho es el sonido del revólver al disparar.
En las noticias de ese día anuncian que un joven se suicido en su apartamento después de asesinar a su novia con un revólver, mismo que utilizo para quitarse el la vida.
