Bueno, resulta que eliminé dos de mis historias... Wanna play a game y mi unico YuiAzu, ¿por qué? Pues porque apestaban... Y resulta que voy a volver a escribir la shistorias que apestan.
Así que si se borran, pues no se preocupen. Y con la Cafetería Kotobuki si que tengo que arreglar cosas. ¿Conocen eso de Word que dice sinonimos? Pues resulta que me obsecioné con eso y por eso hay tantas palabras raras en esa, peor las corregiré yq uedará más fácil de leer.
Por ahora disfruten de esta, que era Wanna play a game, pero la cambié bastante. Le voy a agregar más adelante otro capitulo coin más acción (if you know what I mean), así que a leer!
Mi nombre es Tainaka Ritsu. Tengo diecisiete años y estudio en la Preparatoria Femenina Sakura-gaoka, cursando el segundo año. Tengo el cabello corto de forma deportiva porque así me gusta, y no tengo qué preocuparme por peinarlo todas las noches, cuando me lo lavo, cuando no, y eso; prefiero una vida lo más relajada posible. Aunque, por eso y porque no me complico demasiado sobre mi aspecto físico, ni paso horas delante de un espejo maquillándome o algo así y mi forma de vestir, suelen decir que soy muy poco femenina.
Eso me resbala. Así me siento bien, y no voy a cambiar por lo que piensen unos desocupados. Aunque, no voy a negar que una mujer femenina y delicada es algo muy agradable a la vista. Bueno, las mujeres en general, todas son diferentes y hermosas, y no sé que más decir porque no soy buena expresándome con las palabras, pero hay millones de adjetivos positivos para describirlas. Y aun no sé por qué me gustan tanto.
Desde que tengo uso de razón, o puede que antes, me he sentido particularmente atraída por las mujeres, y siempre me ha parecido algo tan normal y natural que nos e me hace tabú eso de la homosexualidad. En el amor no hay reglas, sólo se siente y fin. Pero no todo el mundo piensa de forma tan libertina, por eso es que a unas les cuesta más salir del armario.
Si tuviera que decir algo de mi personalidad, sería que soy muy hiperactiva y energética, la mejor baterista del mundo, y como todas las personas tengo defectos (que me da pereza enumerar, mucho más cambiarlos), pero eso sí, cuando una persona está conmigo, es imposible que no se ría.
Mi mejor amiga es la persona más bien intencionada y tierna del mundo, despistada como ella sola, pero siempre positiva. Hirasawa Yui. Juntas, somos el dúo dinámico y siempre vamos de locura en locura, riéndonos en cantidades exageradas y gozando cada minuto de esto que se llama vida. Toca la guitarra, pero siempre es fiel a su lema 'Aprende una cosa y olvida otra', lo que me molesta cuando estamos por montar una canción.
Comparte mis preferencias y un día hasta hicimos una sesión de práctica cuando estábamos más pequeñas. Nada qué agregar de eso, fue solo un jueguito con fines educativos. No hay ni va a haber algo romántico entre las dos.
Basta de explicaciones sobre mí y vayamos a lo interesante aquí, mi vida amorosa. ¿Crees en esas chorradas súper cursis de amor a primera vista? Pues yo no lo hacía hasta que lo sentí. Ese día, Yui había pescado un resfriado (entonces eso de que a los idiotas no les dan resfriados es mentira) y yo iba caminando por el colegio sola. A unos diez pasos al frente mío, vi a una chica que nunca había visto, o si la había visto, siempre había sido una cabeza más entre la multitud. Ese día no.
Claro, por el ángulo sólo pude ver su espalda y cómo su cabello largo, lacio y negro caía natural. Nunca había quedado tan encantada por el pelo de alguien, pero no pude apartar la mirada hasta que se perdió entre el mar de cabezas.
A partir de ese día, empecé a buscarla entre la gente, tenía una inmensa curiosidad de conocer su cara y saber cómo era su peinado en la frente, habían muchas posibilidades: como el corte Hime de los animes, o recogido, o una diadema como yo, o… Pero aparte de eso, no tenía más idea de quién era.
Y cuando la encontré, descubrí que teníamos una clase en común. Rayos, y su cara era tan perfecta que mi corazón paró de latir (por cursi que suene), y era como el pelo de una muñequita de anime, y se movía de una forma tan… (Adjetivo que no me viene a la mente, pero me refiero a parecido a hermoso y perfecto juntos), que no podía dejarla de mirar.
El problema de cuando uno se queda viendo mucho rato a la misma persona es que los ojos son tan poderosos que atraen cosas, y ella la sintió y me la devolvió. ¿Qué puedo decir?, mirarla directamente era demasiado. Mucho en un solo día. Y sus ojos, joder, eran tan electrizantes que enserio me quitaban el aire. ¡Eran grises! ¿Qué ojos son de ese color? Y ahí se me fue el tiempo, aunque solo fueron como dos segundos antes de que bajara la mirada.
Y es uno de esos momentos en los que sonríes como tonto, y sientes que el mundo es simplemente perfecto. Agradeces que pudiste ver algo así, y estás tan drogado, tan relajado, que cuando se acaba la clase y sales al pasillo no te das cuenta de la rubia que tampoco te vio y te tumba por las escaleras.
La chica era lindísima, con ojos azules y piel pálida. ¿Hoy era el día perfecto? ¡Chicas lindas alrededor mío! Dicha chica 'extranjera' se disculpó mil veces, no le di importancia y me giré para buscar a la de ojos grises, y la encontré. Se puso pálida y se desmayó. Ni me alcancé a formular una pregunta cuando sentí algo cálido por mi frente. Me había reventado la cabeza.
Caminé tranquilamente hacia la enfermería. Bueno, la verdad no, sólo parecía, porque estaba preocupada por el desmayo de ella. Me recosté en una cama mientras la enfermera me atendía, y poco después trajeron a la de cabello-hermoso. Por al menos cinco minutos la tuve muy cerca, pero no le pude decir nada incluso cuando se recobró.
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Desde eso tomé la manía de acosarla, aunque esa no fuera mi intención inicial. Simplemente no podía dejar de estar pendiente de ella. Era irresistible. Su cuerpo, su cara, su cabello, sus ademanes… La veía en todas partes, pero no era ella. Aparecía en todos mis sueños, siempre hermosa y lejana. Desde que descurbrí su nombre, no dejaba de escribirlo con todas las letras, caligrafía y colores que conocía. Acariciaba cada silaba de su nombre en la noche; en un murmullo, Akiyama Mio.
Según Yui, estaba enamorada.
Y podía ser cierto. Yo admitía que me gustaba (sería más tonta si no, después de tanto), pero amor es una palabra muy grande.
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Le propuse a Yui en modo de juego una misión secretamente egoísta. Quería tener algo que le perteneciera a ella. Para mayor facilidad, algo que su mano hubiera marcado. Entramos a hurtadillas al salón después de clases, ella vigilaba mientras entre sus cosas buscaba. Me demoré más de lo previsto porque había dejado su chaqueta, no pude evitar olerla hasta memorizarme su espléndido olor. Más rápido porque venía alguien, tomé cualquier hoja. Misión completada.
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Mis sentimientos por ella cada vez se solidificaban más, hasta el punto de saberme todas sus reacciones, la dirección de se casa, su teléfono correo electrónico y datos triviales como su cumpleaños –todo esto, gracias al espionaje, observarla cada vez que podía y un poquito de la ayuda de mi amiga-. Le tomé fotos a escondidas y las ponía con la alarma para despertarme con ella, en las noches abrazaba la almohada pensando que sería Mi Mio y no podía sacarla de mi mente.
Pero eso sí que estaba raro. Joder, hasta me asustaba el nivel con el que la acosaba. Y empezaba a notar otros males del amor como sentirse solo, oprimido y triste. ¡El no poder decirle que la amaba, me carcomía el alma! Lo peor, era tener la certeza de que Mio era heterosexual, además de dificultarme las cosas, pensar que se iba a casar algún día, tener hijos… Ahh, odio pensar en eso.
También estaba lo que ella pensaría. No me importa que los demás me traten mal o 'me tengan miedo' (idiotas ignorantes, que no soy venenosa), pero si Mio. Había notado mi presencia, y mucho. Se ponía nerviosa e intentada hacerse más pequeña. Pero siendo realistas, eso era lo único que podía hacer, era lo único que podía hacer involucrándola: robarle miradas y memorizármela para mis sueños.
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Poco más tarde, descubrí que su mejor amiga era la rubia. Y era extraña. Cada que mi mirada se encontraba con la suya o me pillaba chequeando a Mio sonreía de una forma extraña y casi pervertida.
Hasta un día, cuando el profesor no llegaba, se acercó a mí y me saludó como si fuéramos amigas de toda la vida.
- Hola.
- Eh… Hola.
- ¿Te llamas Ritsu, cierto?
- Sí… eso creo - ella se rió, yo la miré sin comprender por qué me hablaba -.
- Un gusto, Kotobuki Tsumugi.
- Tainaka…
Y creció el silencio. Yo nunca fui tímida, y no quería empezar en ese momento, pero no encontraba nada de qué hablar. Después, Mio se volteó buscando a Tsumugi, y se sonrojó cuando me vio. Poco me sonrojo, pero cuando Akiyama Mio lo hace (me mira), dejo de ser yo. Dejo de existir.
Sólo existe ella.
- …Así que… ¿Te gusta Mio-chan?
La miré con cara de ¿por qué se supone que debo hablarte, y más aun, responder a eso tan personal? Sí, por eso dicen que una mirada vale más de mil palabras. Ella seguía ahí, mirándome con esa sonrisa fantasiosa. Despejó un poco su mente, y volvió a hablar con voz calmada.
- No hay problema con eso…
El profesor llegó para romper ese extraño momento, y le tocó irse de mi sitio. Raro.
Más tarde, la llamada Tsumugi estaba riendo con Yui. Así que fue Yui, ¿eh?
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Pasó otro mes, que incluía las terribles vacaciones, y digo terribles porque no podía ver a Mio. Un día, a las once de la mañana aproximadamente, sonó mi celular. Era Yui.
- Hey Yui. ¿Qué pasa?
- ¡Yo, Ricchan! ¿Quieres ir a comer helado?
- ¿Al de siempre?
- ¡Sí, comandante!
- ¿Cuándo?
- Emm… -escuhé unos susurros y unas risitas mal disimuladas pero las ignoré-. ¡Dentro de media hora!
- Está bien. Nos vemos después.
Colgó. Me di una ducha y me puse lo primero que encontré. Pasé por el espejo antes de salir. Todo en orden, tan linda como siempre.
Sí, qué ego.
Yui estaba en una mesa dándome la espalda. No estaba sola. Para que me diera un infarto, estaba con Tsumugi… y Akiyama Mio, la única e inigualable. Yui me hizo señas para sentarme en la única silla disponible, al lado de Mio. Nos rozamos y se me erizó la piel. Era demasiado real para ser un sueño. Ambas nos sonrojamos, y ella se apartó unos centímetros, temblaba. Yo también, pero lo disimulaba; mi corazón estaba que se salía de su sitio.
- Ricchan, ella es Akiyama Mio-chan –presentó Yui, como si no lo supiera-. Mio-chan, ella es Tainaka Ricchan.
- Buenas –dije sonriendo tímidamente. ¡Gah, odio actuar así!
- Ho-Hola.
¡Moe Moe Kyun!
Traía unos shorts de jean y una camisa azul que dejaba al descubierto sus hombros, unos tenis, y una especie de trenza mal hecha a propósito dándole un aspecto desarreglado genial. Sí, ese cuerpo era todo un afrodisiaco, su piel se veía tan suave, y su cabello tan perfecto, y sus ojos tan magnéticos… Verla me alteraba en todo sentido, claro que en el colegio no tanto, porque nunca habíamos estado tan cerca.
- ¡Ricchan! Vamos a pedir helados, ¿Cuál quieres?
- De chocolate está bien.
- ¿Y Mio-chan?
- Fresa -dijo en voz baja-.
Los helados llegaron, y todo fue bien, hasta que Yui exclamó un 'Oh'.
- ¿Qué pasó ahora, Yui?
- Ricchan, lo siento. ¡Acabo de recordar que le prometí a Ui estar en el almuerzo. Dijo que iba a traer a su mejor amiga, y me dijo que te invitara…
- ¿Entonces?
- ¡Invité a Mugi-chan! –dijo sonando inocente.
- ¿Qué? ¿Y qué pasa conmigo entonces?
- No seas mala, Ricchan. ¡Estarás con Mio-chan!
Y vi a Yui sonreír orgullosamente. ¡Juegas sucio, Hirasawa! ¡Ya me las pagarás!
- Entonces nos vemos.
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-….
-….
-… Así que, te gusta el helado de fresa –dije para romper el silencio que se podía rasgar con un cuchillo.
- Pues sí…
- Y te gustan las fresas…
- …No tengo nada en contra de ellas… -casi exploto de la risa con eso, ¡era tan tierna!
- ¿No? Eso es triste…
- ¿Triste? –arrugó el ceño.
- Sí. Ya iba a decirte que armáramos una guerra en contra de las fresas… Peor ya que no tienes nada en contra de ellas, creo que tendré que encontrar a alguien más.
Estúpido argumento, peor era mejor que se fuera a casa de una vez, que se aburriera de mí. Podría ser la única oportunidad.
- ¿Qué? Pero ¿por qué contra las fresas?
- Porque… Nah, olvídalo. No sé ni qué estoy diciendo.
Asintió, no muy segura.
- Akiyama-san… ¿qué música escuchas?
- Eeto… rock...
- ¿Enserio? ¡Woahh! ¿Qué bandas te gustan?
- The Who…
- ¡The Who! ¡Ahí está mi baterista favorito!
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De alguna forma, Mio estaba disponible ese día. La invité a mi casa y ella aceptó. No había nadie, y ya se empezaba a sentir el hambre.
- Puedes ver tele mientras hago algo.
- Está bien.
Le señalé el sofá y se acomodó. En la cocina hice lo mío y no tardé mucho. Organicé la mesa y la llamé. Se sentó nerviosa, tal vez porque creyó que estaba invadiendo mi espacio de un momento a otro… pero ¿Cuántos meses habían pasado desde que la conocí? Tal vez tres y no había podido dejar de pensar en ella.
- ¿Qué tal está? -pregunté, llevando las bebidas.
- ¡Delicioso! -dijo con mucha efusividad- Digo… Está bastante bien.
Sonreí. ¿Acaso estaba soñando? No, esto era mejor que en los sueños, muy real. Se había sonrojado, y era un sonrojo que solo yo podía ver. ¡Nadie más! Estaba conmigo, solas. Me estaba brindando su importante presencia.
… Y si esto fuera un sueño, más o menos en este momento es que empieza la acción. Y parte recomendada para mayores de edad.
- ¿Qué es tan gracioso?
Me ahogué con la comida, y me sonrojé, creo. Me miraba tan intensamente, que se me dificultaba respirar. Pero la respuesta seguía en el aire, así que desvié el tema.
- Sólo que me acordé de una parte de un anime.
- Oh -sí, no esperaba que conocieras algo de anime-. ¿Cuál?
- Eh, Sono Hanabira…- respondí con cualquiera. Las probabilidades de que lo conociera eran mínimas, y se parecía un poquito a lo que estaba pensando. Carajo, no es momento para esto.
Mio se sonrojó y tomó gaseosa para disimular. No me digas que lo conoces. Nunca se debe sacar 'el lado pervertido' en la primera cita, como yo la llamo.
- ¿Qué, lo conoces?
- N-No…-Ajá, y yo nací ayer.
- ¿Cómo? La pequeña Mio no sabe mentir, pero sí ve animes no recomendados para su edad.
- ¡C-Cállate!
Moe Moe Kyun. Creo que nunca me cansaré de esto.
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- Bueno, no sé qué más hacer… ¿qué tal una película?
- Está bien.
Ya habíamos jugado videojuegos, hablado un poco para conocernos mejor, y seguía pensando que era un sueño inusualmente sano, y largo. No por eso, no lo disfruté al máximo.
Pero sin duda lo mejor que se me pudo haber ocurrido fue poner una película de terror. Resultó ser que Mio era un gatito asustadizo (por favor, ¿tiene algo que no sea moe?) y en cada parte que salía sangre o alguien sufría –sólo… toda la película- se iba pegando más a mí hasta que terminamos abrazadas.
Todo iba de maravilla hasta que a un tipo lo degollaron. Empezó a llorar, y yo para consolar no sirvo. Le acaricié el cabello y probé con algunas de esas frases de las películas. Enserio quería que se sintiera mejor de alguna forma. Entonces acaricié algo más que su cabello. Su piel era muy suave, su cara estaba escondida en mu pecho y su respiración me daba cosquillas. Se aferró a mí con más fuerza y las ganas de violarla eran fuertes.
Entonces como si estuviera en un trance, y no fuera del todo consciente de mis acciones, la besé. Bueno, creo que tocar mis labios con los suyos aunque fuera muy levemente se puede considerar un beso. Dio un salto hacia a tras liberándose de mi abrazo y se sonrojó completamente. Caí en cuenta de mi error.
- Aght… ¡Perdón! ¡No debí hacer eso! ¡Te prometo que no lo volveré a hacer!
No respondió, y se demoró bastante para volver a levantar su cabeza. LA película siguió y no nos dimos cuenta. El ambiente estaba bastante denso, y era muy incómodo. Supe que aunque sus ojos estaban en el televisor ignoraba lo que pasaba porque salieron borbotones de sangre y ni se mosqueó.
Después vinieron los créditos del final y seguíamos en silencio.
- Joder… Perdón, ¿sí? –volví a hablar. Ni siquiera me miró-. No era mi intención besarte, sólo que como que perdí el control de mi cuerpo por tenerte tan cerca y…
- …¿Y?
- Pues… te besé –dije no muy segura y rascando mi cuello por detrás, maldita costumbre de inseguridad-.
- ¿Y te gustó? –preguntó tan bajito que enserio no sé si sí fue eso lo que dijo.
- ¿Eh? –Fue lo mejor que pude haber dicho.
Bajó su cabeza y el cabello le cubrió la cara. Se veía frustrada. Para una mejor imaginación de la escena, ambas estábamos en un sofá, ella en un extremo, yo en el otro. Vi que retorció su mano en un cojín, se movió muy lentamente hacia mí y tomó mi meñique con el suyo.
¿Y qué demonios iba yo a saber qué significaba eso si yo era la persona menos cursi del mundo? Mi corazón latió como a mil revoluciones por minuto, y sentí mi cara más caliente de lo normal. Después levantó su rostro y me miró.
Y me excité.
Era tan vulnerable, violable y moe al mismo… En sus ojos había tanto miedo, y sus mejillas estaban rosadas, y tenía un poquito de lágrimas entre sus largas pestañas. Se estaba mordiendo su labio, y su posición me dejaba ver un poco de lo que había debajo de su camisa.
Mierda.
Mi libido se activo y tuve que enterrar las uñas en el sofá para no tomarla aquí y ahora. Ni siquiera éramos amigas-amigas… Y para empeorar la reacción de mi cuerpo…
- Ri…Ritsu…
¿Alguien podría decir mi nombre de una forma más porno? No. Nunca. ¡Es que era tan inocente! Y para intentar despejar mi mente de lo molesto que se estaba volviendo algún lugar por allá abajo, abrí la boca.
- ¿S-Sí?
Y no sonó nada bien.
- Me... Me g-gustas.
- ¿E-Enserio?
Asintió débilmente. Me quedé un rato mirándola descifrando si era una broma o no. Después llegó mi parte racional y me dijo que una persona tímida como Mio Akiyama nunca diría algo así de charla. Menos a una extraña.
- Pues tú también me gustas.
Se sorprendió y me incliné para besarla. Tembló pero después se relajó y movió sus labios también. Me tomó por el cuello y yo por la cintura a ella. Pegamos mucho nuestros cuerpos y nada se sintió tan perfecto como ese momento. Desde que la conocí siempre me había preguntado a qué olía (¡oler su chaqueta no es lo mismo!), y ahora que lo conocía, junto a la calidez de sus brazos y el sabor de sus labios…
Dije mentalmente que me estaba volviendo realmente cursi.
Disfruté del inocente beso hasta que murió. Nos miramos y sonreímos, ambas más relajadas.
- ¿Entonces quieres que salgamos juntas? –pregunté, nada me haría más feliz.
- Sí.
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Todavía estaba relativamente temprano. Eran las siete de la noche, pero había sido un día cargado de emociones. Después de las repentinas confesiones, tomamos más confianza y hablamos para conocernos mejor.
Bostezó, y no necesité más para saber que estaba cansada.
- ¿Quieres que te acompañe a casa?
- Bueno.
En el camino a su casa, seguimos hablando de cosas sin importancia y me indicaba el camino. No quedaba muy lejos de la mía, y sin embargo no lo sabía ni siquiera con mi trabajo de acosado- Digo, con mi inspección minuciosa de su vida.
Paramos enfrente de su casa. Sonreímos, ella más tímidamente que yo.
- Mmm bueno, así que nos vemos en estos días antes de entrar al colegio –le dije-.
- Sí. Te llamaré.
- También te llamaré.
- Dale.
- Ajá.
- Bueno…
Me hizo una seña insignificante con la mano y subió las escaleritas para alcanzar la puerta. Estaba sonrojada de nuevo. Qué linda.
- Espera, Mio.
- ¿S—Mm?
La había jalado de su muñeca para besarla. Y lo hice. Pero esta vez, le puse un bonus. Toqué sus labios con mi lengua y por la sorpresa le abrió la entrada. El paraíso… Y ella, pues me siguió el ritmo a pesar de los nervios que podía sentir. Fue muy tierno. Besarla y estar con ella siempre me envolvía en n mundo muy calmado y puro.
Como su corazón.
Me separé de sus labios pero no de su cuerpo, y la abracé fuertemente. Recosté mi cabeza en su cuello y la apreté mucho contra mí.
-Te amo, Mio.
La solté, y me fui. Ella se quedó en la entrada como pasmada, y cuando nos vimos a los ojos de nuevo, le guiñé un ojo, dediqué una de mis sonrisas y me fui del todo.
Hoy había sido el mejor día de mi vida.
No, de ahora en adelante todos serían igual de mágicos porque Mio estaría a mi lado. Y eso es todo lo que necesito.
¡Comenten y me motivo para hacer más rápido la parte lemon! (que les interesa, supongo)
Ahh, sí. Gracias por leer
No cambien de canal!
