Disclaimer: Los personajes de Dragon Ball Z no me pertenecen.

Aclaraciones: Si o si este va ser el definitivo, solo edite algunas cosillas que no creo que afecten demasiado en lo poco que va la historia. Solo por un consejo de un amigo mío pensé en editarlo de vuelta. Porque el reencuentro de Aiko con Vegeta en el planeta Tierra fue algo apresurado, primero será un poco de su aventura conociendo a Vegeta en su pasado y luego será incluyendo a Yamcha y a él dentro del planeta Tierra...Los otros personajes Hayami y Subaki seguirán apareciendo pero a lo largo de la historia y dudo que lleguen al planeta o quizás sí, es depende de cómo va mi inspiración.

Summary: [AU] Ella estuvo desaparecida por mucho tiempo y también pensó que su hermano menor estaba muerto. Su memoria solo son piezas que se fueron construyendo hasta recordar el nombre de aquel bebé… —Kakaroto.


¿Una hermana?


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Prologo

Ella se había distanciado de sus padres para recorrer algunas zonas silvestres de su planeta. Su madre estaba ocupada con la comida, su padre tenía órdenes que cumplir porque sus compañeros lo buscaron, su hermano, Raditz quería estar solo para entrenar y con respecto a Kakaroto, solo era un bebé a quien no podía visitar sin estar acompañada. Aiko fue a dar un paseo por su cuenta, posiblemente cazaría algún animal: para aportar una comida más en la mesa.

La niña respiro profundo el aire fresco y exhalo tranquila. Observando el césped que la rodeaba, algunos árboles que le hacían sombra en donde estaba parada, viendo algunos animales quienes se encontraban bebiendo agua en una laguna y como fondo, se encontraba el castillo del rey Vegeta.

—Me agrada los lugares tranquilos —comentó, sonriendo de lado. Ella se sentó para estirar sus brazos hacia arriba y luego, apoyaba hacia atrás de su nuca y se acostaba en el césped para descansar unos minutos; no es considerada como perezosa, entrenaba seguido con su padre y con su hermano pero en las ocasiones donde cada uno tenía un espacio, la pequeña hacia lo mismo, aunque ayudaba a Gine con la comida. Esta es la segunda vez que recorre esta zona sin estar acompañada de su madre.

Escuchaba ruidos provenientes de unos arbustos; un pájaro no volador de cuello largo con sus plumas un poco coloridas, blanco, rojo, amarillo y marrón. Que venía comiendo césped y frutas partidas que habían caído de un árbol. La pequeña se levanta para calcular detenidamente los movimientos del ave a su vez comparaba su estatura, que en sí, era un poco más grande que ella; su manera de no hacer ruido fue con movimientos sigilosos, se escondía en algunos casos cuando la presa sentía alarmada pero en el momento que iba a saltar para doblarle el cuello…

¡Eso es lo mejor que tienen! —una voz masculina que exclamaba del otro lado del bosque, asustó al ave haciendo que saliera corriendo.

Aiko quedó paralizada en su escondite, se volteó bruscamente para buscar con su mirada al niño que estropeó su casería. Viendo como entre siete saibamanes rodeaban a un niño de cabello negro y orbes oscuros; un símbolo rojo dibujado en lado izquierdo de su traje que representaba la realeza saiyajin, otros detalles que podría destacar era su capa tirada a un lado del enfrentamiento.

"¿Debería ayudarlo?" Pensó que puede estar en problemas, hasta que vio como le observaban otros saiyajines— ¿El rey? —se dijo, tras distinguirlo de los guardias.

Vegeta usaba sus poderes para apartarse de cualquier saibaman que intentaba herirlo. Él lo destruía sin ninguna preocupación y disfrutando al hacerlo.

Bien hecho, hijo. Debo retirarme, tengo asuntos que resolver —el rey se retiraba para volver con sus asuntos, dejando a su hijo solo con su entrenamiento.

—Tengo que salir de aquí —dijo, Aiko daba media vuelta para retirarse pero se topó con el cuerpo de un guardián que la levanta de su cabello largo para lanzarla bruscamente ante la vista del príncipe.

Creo que hay una espía, príncipe Vegeta.

— ¡No soy una espía! —protestó en defensa —. Solo me llamó la atención de verlo por este lugar, príncipe.

Ella inclino la cabeza por respeto a la realeza, sintió las miradas del guardián que desconfiaba y de Vegeta sin la muestra de alguna expresión en su rostro.

Es una campesina, de seguro estuvo cazando por estos lados —comentó el niño con indiferencia.

Mi señor, ¿Quiere que la eche? —preguntó, agarrando a la niña por los brazos sin poner alguna resistencia.

No, déjala —respondió, mirando de reojo a la niña quien desviaba su mirada —.Me puede servir como entrenamiento.

Aiko sentía las yemas de la palma y los dedos de Vegeta que la obligaba a levantar su mentón para que lo mire. Ella se puso colorada tras tenerlo tan cerca, nunca lo había visto solo escuchaba su nombre al ser mencionado por su hermano mayor.

¿Podrías ser mi oponente? Solo para no entrenar contra otro saibaman.

—Sí, príncipe —contestó, le soltaron sus brazos para dejar que ella se arrodille ante él.

El guardián se quedó observando a continuación la pelea.

Los niños estaban en posición de ataque, ella corrió hacia él para generar una serie de patadas y puñetazos, el contrincante se agachaba o lo esquivaba con tranquilidad moviéndose de un lado a otro. Vegeta contra ataca que igual manera y veía como Aiko se defendía utilizando sus brazo o sus piernas, de alguna manera se estaban divirtiendo; él la toma de la pierna y la lanza hacia arriba para tirarle una energía por lo que en defensa propia, la niña se cubre juntando sus brazos soportando el ataque: ve como su oponente descendía hasta pisar con dificultad el suelo. Ella se tambaleaba sobre sí misma, cuando vio que se aproxima otro movimiento inesperado: trato de cubrirse pero no fue suficiente. Él le dio un rodillazo en el estómago haciendo que la pequeña retrocediera y perdiera el aliento, necesitaba recuperarse. Este entiende que estaba peleando contra una niña pero también podría servirle a fortalecerla o provocarla.

—Buen golpe…Vegeta —dijo ella sonriendo ampliamente, se fue corriendo contra él para pegarle un puñetazo pero la detiene.

Suficiente —musitó con una sonrisa, dejándola pasmada con su puño detenido—.Me gustaría pelear en otro momento.

Cuando la soltó, el cuerpo femenino se apoya sobre el suyo estando parados, quería descansar un poco. Él se queda paralizado por tenerla cerca, sabe que ella está aún cansada y lastimada: la ayuda en mantenerla de pie por unos minutos.

—Entiendo, como usted ordene —comentó, bajando los brazos pero mantenía una sonrisa comprensiva. Su cola de Ozaru se enredó por su cintura —Gracias por entrenarme, príncipe.

¿Cómo te llamas, niña? —interrogó él, antes de retirarse.

—Me llamo Aiko, mi príncipe Vegeta —respondió para mostrarle su respeto y admiración por ser parte de su entrenamiento.

Aiko, me gustaría encontrarte mañana en este mismo lugar —le informó, dándole la espalda a la campesina.

Ella se mantiene arrodillada y sonríe por lo bajo al escuchar su orden.

Vegeta siempre ha estado siendo entrenado por sujetos mayores que él o por saibamanes, porque subestimaba a los niños de su edad porque quizás no estaban entrenados como él, su ego no le hacía rebajar al nivel de los otros niños campesinos. Sin embargo, hizo una excepción al cruzarse con esta niña de igual manera sí, no se encontraban el entrenamiento continuaba sin su presencia: solo quería conocer el nivel de la niña, es la primera a quien conoció fuera del castillo. Por lo general, no tiene "amistades" podrá estar acompañado pero eso no significa que participe en equipo, está acostumbrado a trabajar en su mayoría individualmente y aquel que lo defraude queda eliminado.

Cuando el guardián acompañaba al príncipe en retirarse, Aiko observaba como ese niño se alejaba y hasta no podía creer que le ordenó para regresar al día siguiente.

Disculpe la pregunta, príncipe Vegeta…—comentó dubitativo, vio como el niño lo miraba de reojo —… ¿Por qué quiere verla de nuevo?

He hablado con mi padre sobre mi futuro—contestó con indiferencia, no mostraba alguna señal de rubor en sus mejillas ni nada de eso. "Según mi madre, en una situación parecida conoció a mi padre" Pensó, tras recordar en el momento de tenerla cerca.

Posiblemente, estará involucrada para los nuevos descendientes —dijo, en tono burlón.

El príncipe se ruborizo por la opinión y gruño molesto, como que no quiso escuchar ese método.

Este podría ser una parte del encuentro de los dos niños aunque lastimosamente, se dejarían de ver a lo largo de los días…

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Izquierda- derecha los movimientos eran bruscos evitando ser golpeado por su oponente, esquivando hacia abajo de una patada al aire que contra atacaba ella con entusiasmo y arriba él se elevaba por el aire para darle con sus manos formadas en puño con atacarla desde lo alto e golpeándola en la espalda así la mantenía en el suelo.

El peleaba contra ella que se entusiasmaban entrenando cuerpo a cuerpo, sin transformarse en Ozaru y siendo vigilados bajo la mirada de sus padres. Sabiendo de las circunstancias que se aproximaban para su futuro, en especial por su hermano mayor, Raditz. Él es nueve años mayor que su hermana de cinco años, Bardock contemplaba con satisfacción a sus hijos en plena batalla.

Aiko toma distancia cuando su hermano mayor la manda a volar por los aires, Gine estaba preocupada por lo brusco que suelen ser los entrenamientos a diario de ellos pero sabe que es por su bien, como su esposo aclaraba.

— ¡Aiko, es tu momento! — exclamó para ayudarla antes de que su hermano le regrese el golpe.

La pequeña acumulaba por su mano derecha una energía violeta, calculando los pocos segundos para mantenerse en el aire hasta expulsarlo contra su hermano; quien se defendió tras cubrirse con sus brazos.

— ¡Maldita sea! —masculló, mientras que se resistía con sus pies apoyados sobre la tierra que con impulso estaba siendo arrastrado. Raditz se hunde quedando adolorido pero al momento que su hermana se detiene para bajar a ayudarlo.

—Raditz déjame ayudarte —ella ofrecía su mano.

En respuesta, lo aparta bruscamente por su tonta derrota: —No, quiero mi revancha y fue injusto que ganaras.

—Raditz es suficiente por hoy —dijo su padre, quien se acercaba hacia ellos —Recuerda que estamos ayudando a tu hermana.

La madre sonríe cuando escucha a Bardock que reprochaba un poco a su hijo, solo porque las costumbres de su raza son común: sabe que su hijo debería estar solo para sobrevivir, entrenar para fortalecerse y creciendo como todo un guerrero. Sin embargo, la situación de Aiko e Kakaroto sería diferente ya que Gine quiere acompañarlos un poco más en su crecimiento y Bardock le gustaría entrenar a su hija, para estudiar su nivel de fuerza al igual que con Kakaroto antes de que sean enviados a otro planeta para aprender a sobrevivir.

—Además hijo, tú ya te ganaste un lugar al lado del príncipe Vegeta —musitó, su madre le ofrecía carne asada a él y al resto de su familia.

La pequeña sentía un poco de celos porque su hermano mayor se ganó un nuevo puesto para servir al príncipe saiyajin. Aunque por otro lado sentía orgullo por él; ella no era muy afectiva, se expresaba con pocas palabras para mostrar su cariño, respeto y admiración, su madre la obligaba en ser más cariñosa con Raditz o con su padre.

—Hermano, a pesar que te haya ganado eso no significa que te supere —dijo —, es más tú te ganaste ese lugar y no tu hermana.

Su hermano mayor la observa de reojo, le sonríe de lado por como Aiko hablaba manteniendo su respecto por ser superior a ella, por su fuerza y estrategia.

—Algún día te llevaré para que conozcas a alguien, hermana. Para la época de apareamiento —comentó Raditz, viendo que ella lo mira confundida.

Bardock lo mira fijamente a su hijo, solo por decir un comentario sobre el futuro de su hermana; Gine se pone nerviosa por la misma razón que su esposo. Cuando Aiko crezca, algún día tendrá que formar una familia o no, solo ser utilizada en época de apareamiento; porque su raza no se trata mostrar sentimientos por cuestiones de debilidad o que es un tema que no toman en cuenta. Gine es una saiyajin diferente al resto a ciertas mujeres que hay en su planeta: su hija podría ser como ella.

—No es necesario que digas eso — dijo Bardock, al pegarle un fuerte codazo a su hijo.

— ¡Padre!

— ¡Que no! —Le grito disgustado —Es pequeña, no es el momento para hablar de algo así con ella.

Aiko empieza a reír por como su padre reprochaba a su hermano mayor, su madre hizo lo mismo cuando la risa de su hija la contagio. Por lo menos, esto le distraía del vergonzoso comentario de Raditz. Ella todavía es pequeña para entender esos temas.

Raditz se había ido hace mucho porque debía proteger a Vegeta, solo quedaron las dos para despedirse de Bardock.

El abrazo era tan cálido, su padre no es alguien afectuoso como su madre pero tiene un comportamiento contradictorio de vez en cuando. La raza saiyajin son prácticamente guerreros que no demuestran comportamientos emocionales y sentimentales, solo se apareaban en tiempos de reproducción pero la relación de estos dos era diferente e única hacia el resto de su raza. A excepción de algunos que no eran considerados para tomarlos en cuenta en una batalla.

Aiko sentía cómoda estando rodeada por los brazos fuertes de su padre porque lo admira, lo respeta sobremanera. Lo quiere mucho a pesar de controlar sus emociones para no aparentar lo débil que puede ser en algunas ocasiones.

Su madre los observaba en silencio, estando apoyada contra la nave de su pareja; había llegado el día, Bardock se reuniría con su grupo para destruir algunos planetas o negociar con otros. Sin embargo, no se esperaría lo que más adelante sería considerado como una traición, una orden de Freezer que atacaría a sus compañeros, es más, a sus amigos.

—Saluda a Kakaroto de mi parte, cuando vayan a buscarlo—comentó el saiyan ampliando sus labios en una sonrisa tan natural.

Este levantó su mirada para hacer contacto visual con Gine, parecía estar preocupada por el futuro de su raza ya que se había enterado de algunos conflictos por parte de un anuncio de la reina Katsumi, la esposa del Rey Vegeta.

Su pareja hace una seña para que se acerque hacia ellos; aquellos inquietantes orbes oscuros tenían un pequeño brillo que se mantenía en la mirada de otros orbes seguros y confiados, esto hizo que su mujer se acercara apresuradamente para abrazar a su hombre.

La guerrera se imaginaba aquella idea de ver a sus tres hijos reunidos, por lo que no sería así: ni mucho menos en una situación donde se supone que podría perder a su esposo. Sentía escalofríos con pensar en la guerra que se aproximaba y el futuro del planeta Vegeta.

—No se preocupen, regresaré —Comentó. Se dirigió hasta su nave y sin antes darle un suave beso en los labios de su mujer, Aiko hace un gesto de asco.

Pronto buscaba la protección en los brazos de su madre, quería sentirse aliviada y con esperanzas de volver a ver a su padre de nuevo.

Aunque ella tenía un mal presentimiento sobre toda esta batalla…

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I. Aprendiendo a sobrevivir


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Todo estaba colapsando. Las paredes se agrietaban con las explosiones que surgían en base a la batalla contra los soldados de su rival, todo se caía a pedazos delante de familias de estos guerreros. La Reina y el segundo hijo del Rey Vegeta fueron retirados de sus habitaciones para enviarlos en una nave con dirección al planeta Diamond con la intención de protegerlos y en donde era otro planeta más que habían conquistado antes. Algunos bebés eran enviados a otros planetas y en lo posible las madres trataban de huir con ellos, aunque lamentablemente no muchos llegaban en sobrevivir.

El destino del planeta Vegeta ya estaba marcado en las manos del detestable e odiado Freezer.

En los pasillos de la nave de Freezer una niña se había camuflado para entrar y salvar al príncipe quien fue dado de adopción por petición oficial del enemigo. Aunque el rey no podía permitir que las cosas seguían así.

La pequeña corría con la desesperación, la sed de matar por las imágenes que revivía una y otra vez: la cólera corría por sus venas con la imagen de que Dodoria había asesinado a una mujer saiyajin a sangre fría y en su presencia. Las heridas superficiales no le importaban por más que la sangre se desbordaba cayendo como hilos rojos desde su hombro hasta el codo. Aiko quería terminar de cumplir con la misión que había escuchado en su momento, rescatar al príncipe Vegeta; había niños de su edad que fueron salvados por su madre, incluyendo la expulsión de la nave de Kakaroto, mandándolo a un planeta haciendo una elección aleatoria: el planeta Tierra.

Cuando algunos soldados notaron su presencia comenzaron a atacarla pero Aiko se movía bruscamente y esquivaba las energías, tratando de que los muy tontos pudieran romper la barrera de metal que la separaba del príncipe. Sí, una guerrera trataba de rescatarlo a pesar de negarse a las últimas palabras de su madre.

«Esquiva, ataca y defiende »

Esquivaba los golpes: moviéndose de izquierda a derecha y repetía la misma sincronía o lo modificaba para que el enemigo no lo note. Se elevaba para contra atacar a sus oponentes dándole una energía desde su estómago con tan solo apoyar la palma de su mano o con un ligero tronido de cuello, incluyendo puñetazos. Y, se defendía sosteniendo los puñetazos que recibía o con cubrirse con sus brazos hasta volver a contra atacar.

Su estrategia se basaba en lo que su conciencia repetía, como si todo se tratara de un entrenamiento. Mientras tanto, no se esperaba que el Rey Vegeta apareciera corriendo por los pasillos entrando a otra habitación. Ahí la niña se distrajo por unos segundos y un sujeto la tomó por el cuello hasta chocarla contra la pared.

— ¡¿Crees que una mocosa como tú me va ganar?! —exclamó con fastidio ante la pequeña.

— ¡Dejen ir al príncipe! —contradecía con alterar su energía que desbordaba de su cuerpo. Una energía pura que por sus ojos oscuros apenas tomó un color diferente, verde turquesa.

Esto hizo distanciar a uno de los soldados que sobrevivió a su contrincante, estaba asustado porque su rastreador de energía se rompió tras a ver analizado el nivel. Aiko se mueve con velocidad hasta apoyar su mano en la cabeza del sujeto, sus labios se ampliaron con satisfacción y siguió así hasta matarlo con lo que sucedió después.

¡Príncipe Vegeta! —la voz femenina provenía del otro lado de la pared, Vegeta había salido de sus pensamientos tras levantarse de su rincón. No entendía nada—. ¡Vegeta! —repetía para saber si, había llegado tarde.

— ¿Quién eres? —Preguntó con apoyar la cabeza en la puerta forzada con abolladuras— ¿Has visto a mi padre?

—Soy Aiko, príncipe —respondió con voz algo quebrada y un poco entre cortada por estar agitada —. He visto a tu padre, fue a buscar a Freezer, lo acabo de ver hace unos pocos minutos—contestó forcejeando la puerta.

Aiko quiero que lances una energía para que me ayudes.

—De acuerdo.

¡Uno…Dos…!

¡Tres! —gritaron al mismo tiempo para que sus ataques traspasaran la puerta. La entrada cae hacia delante. Al hacer contacto visual, él pudo ver las manchas de sangre que tenía la niña y con apenas avanzar hacia ella recibe un débil abrazo.

—Te encontré —dijo, Aiko caminando hacia él y con una sonrisa torcida, su cuerpo se cae delante de él para terminar con un reconfortante abrazo.

Nunca se habían abrazado o ninguno abrazo al otro pero en esta ocasión sucedió.

— ¡Aiko! —la abrazó con fuerza. Sí, aquella niña estaba débil y seguía perdiendo sangre en su hombro.

Él seguía abrazándola e hizo contacto visual con Aiko respetando su fuerza y valor tras venir a ayudarlo, sabe que su padre vendrá por ellos cuando acabe con Freezer. Aiko le hubiese gustado quedarse así por más tiempo para decirle la verdad a su conocido amigo. Su rostro se apoyaba sobre su hombro, sus manos se aferraban a su capa para sentir que sigue en la realidad: una cruel realidad.

«Te quiero, Vegeta.»

— ¿Puedes moverte? —preguntó este con preocupación.

—Sí, no te preocupes. Tenemos que salir de aquí.

Aiko le agarra de la mano e intentan ir corriendo hasta el final del pasillo para regresar por los conductos de aire de la nave. Cuando habían llegado a su destino, fueron recibidos por Zarbon y Dodoria quienes los detuvieron completamente atacando a los pequeños saiyajin.

— ¡Voy a matarte de la misma manera que hice con la saiyajin! —dijo en tono burlón al agarrar del cuello a Aiko.

— ¡S-Suéltala!—gritó Vegeta tras ser agarrado por Zarbon.

— ¿Te preocupas por ella, en vez de tu padre? —la incógnita en la voz del soldado paralizó al príncipe.

— ¿Por mi padre?

Las carcajadas de estos dos rebotaban dentro de los pensamientos de aquellos saijayins como un profundo eco que quedaría grabado en sus sueños y al haber repetido esa pregunta...Tanto él como ella habían sido noqueados en ese transcurso. Sus cuerpos inconscientes estaban siendo llevados hacia una habitación donde presentaba tres camillas y algunas naves redondas como fondo siendo una vía de escape. Estaba presente el cuerpo sin vida del rey Vegeta, quien estaba siendo llevado por uno de los soldados de Freezer ¿Quién sabe en qué parte del espacio será lanzado los cuerpos sin vida de los saiyajines?

Mientras que, Zarbon y Dodoria fueron llamados por otros soldados a petición de su superior para que puedan contemplar a un asqueroso guerrero que desafiaba al gran Freezer. Ambos se retiraron sin mirar por última vez a los dos mocosos insolentes, la puerta corrediza se cerraba automáticamente detrás de sí mismos.

¡Freezer! —exclamó con euforia, una voz masculina que se presentaba en pleno espacio. Al lado suyo sobresalían más habitantes de su raza que querían proteger a su planeta y salvar la raza.

El príncipe empezó a abrir lentamente los ojos. Todo estaba borroso, distinguía la habitación que trataba parte del depósito donde se encontraba las naves de los soldados, quizás querían enviarlos a algún planeta para con sus cadáveres adentro, eso era parte de su deducción. Vegeta observó todo su entorno para encontrarse con su compañera que seguía perdiendo sangre, que se deslizaba por su brazo hasta caer en pequeñas gotas al suelo.

A-Aiko —pronunció su nombre con una respiración entre cortada. Este trataba de llegar a la mano de la pequeña, se estaba preocupado por alguien a quien conoció en poco tiempo. "¡No mueras por favor!"

Ella no abría los ojos, aun podía ver que su pecho subía y baja tomando una respiración lenta, esto lo alarmaba cada vez más porque no reaccionaba.

A-Aiko… —la llamaba de nuevo, su mano logra rosar hasta aferrarse al de ella, el tacto de su piel estaba tibia, como si estuviera perdiendo su calor. Este pronto cerraría los ojos nuevamente, sin saber lo que pudo haber pasado después.

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Mi señor, es mejor exterminar a la niña —dijo un sujeto de cabello verde; es una persona muy alta y delgada, su cabello es largo y trenzando, de color verde, lleva una especie de joya en la frente unos colgantes. Sus ojos son de color dorado y su piel es de color celeste claro. Ella apenas podía distinguir al asesino rosado, gordo y corpulento que acompañaba al otro sujeto que hablaba. Estaba rodeada por dos personas más de la cual no lo conocía, ni siquiera lo ha visto en el planeta.

Unos enfermeros se retiraban después de haberle vendado el brazo a la niña saiyajin, no sentía dolor por la anestesia que le habían aplicado en el momento de coser la herida. No fue colocada a la capsula: para que se sumerja en el agua, así se curaba más rápido. No lo permitieron por ciertos términos de tomar decisiones, tenían que acordar por la vida de esa pequeña. En opinión de los guardianes presentes, no querían verla cerca de Vegeta, podrían causar dificultades a largo plazo ya que estos dos mocosos quisieron huir de la nave.

Podrían reproducirse de nuevo —musitó Dodoria, quien miraba con asco a la niña.

¿Qué hay de malo en eso? —La voz de Freezer los deja pasmados a sus dos guardias —Puede ser exterminados con facilidad — comentó con superioridad, sonriendo de lado por la masacre que causo.

"¿Exterminar? ¿Acaso mató al príncipe y al rey?" pensó. Ella sentía el peso de su cuerpo y de sus parpados. No podía moverse mucho para salir de este lugar.

Hmm…Por el momento, ella no va estar en esta nave — dijo Freezer —. Mandela con mi padre, supongo que tendrá un puesto. Hay que distanciarla de Vegeta.

Entendido, lord Freezer —dijeron al unísono, inclinando un poco su cuerpo y bajando su cabeza en señal de respeto.

Ambos guardias abrieron una de las capsulas de ataque para colocar el cuerpo "inconsciente" de la niña saiyan; uno se encargaba de marcar la localización del planeta, mientras que el otro cerraba la puerta y vigilando de que la mocosa no haya abierto los ojos.

—Todo listo, Dodoria — le avisaba Zarbon, que mira por última vez la capsula.

—De acuerdo —asintió, tocando el botón rojo para activar el mecanismo de expulsión de la capsula —. Creo que no la vamos a ver por mucho tiempo…

El príncipe estaba sentado a un rincón de su habitación, se perdió en sus propios pensamientos sobre la niña saiyajin que la ha visto en la otra camilla. Solo tenía la ventana que mostraba su reflejo pero también teniendo la vista del espacio frio, oscuro y que solo las estrellas lo decoraban; aunque un pequeño resplandor capta su atención tras ver una de las capsulas de ataque que utiliza su raza para transportarse a diferentes planetas. Apretaba su puño cuando vio el reflejo de su superior y nuevo tutor. En este caso, vio que estaba siendo expulsada desde la nave de Freezer, el nombre de esa campesina saiyajin fue pronunciado una vez más, suponiendo que sería la última vez que la vea.

Aiko…

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continuará...


N/A: Ahora sí puedo decir que es definitiva, que edite esta historia, después el resto quedara casi similar a los capítulos que subí antes pero modificando un par de cosas. La pareja predilecta será Yamcha x Aiko (Oc), pero con menciones de otras parejas: Goku x Milk, Vegeta x Bulma posiblemente Videl x Gohan. Otras insinuaciones serian: Bulma x Yamcha y Aiko x Vegeta como obstáculo quizás, tengo algunas dudas. Sobre la memoria de Aiko e Vegeta no va estar tan perdida como había hecho anteriormente, pueden que estén perdidos aunque dudo que ella se complique en recordar a Goku pero si adaptarse en el planeta Tierra.

Espero que les haya gustado este nuevo reinicio, seguirá manteniendo los mismos objetivos pero al principio con la perspectiva del pasado de ella (un poco de pequeña y adulta) para después reencontrarse con su hermano menor.

¡Saludos y cuídense!

Atte. J.H (c)