En la abadía

.

.

Odio la abadía.

La odio desde que recuerdo. Siempre estuve aquí, jamás supe si tuve madre o padre, y ya no me importa, sólo quiero dejar de ver éstos túneles y muros... Detesto el entrenamiento, sólo lo soporto porque es la razón por la cual estoy aquí, por la que fui... ¿creado? ¿gestado? ¿diseñado?

Ya no me importa.

Hoy, Kai se ha unido a nosotros. Absorbió las Bestias Bit de los All Stars y algunas otras... Boris estaba complacido, y Voltaire también. Kai quiso seguir solo, y Boris lo permitió. Sólo porque es el nieto de Voltaire...

Pero eso no es lo que más me molesta. ¿Por qué tiene que dormir en la misma habitación que yo? Ya es suficiente el tener que estar junto a Ian, a Spencer y a Bryan en los entrenamientos... ¿Realmente somos un equipo? No lo creo, sólo somos individuos agrupados para la victoria individual, el fracaso es inadmisible y yo ya sé el castigo que se da a los que fracasan... Boris me lo hizo saber más de una vez.

Kai volvió tarde a la habitación. Entrenamiento especial, por supuesto. Es el consentido ahora, nuestro entrenamiento sigue igual de duro, pero a él le dan más privilegios. El Black Dranzer... Debería haber sido mío desde el principio.

Me doy vuelta y lo miro. Está ahí, me da la espalda, siempre mira a la pared antes de dormirse... ¿Se habrá dado cuenta que ésta es una jaula decorada? ¿Qué una vez que se entra no se puede salir? A menos que Voltaire o Boris así lo quieran, claro.

No sé por qué, pero me levanto. Mis pasos no hacen ruido sobre el suelo –otra cosa que aprendí es a ser silencioso cuando estoy al asecho- y me acerco a su cama. Lo miro directamente al rostro. ¿Quién se cree que es? Sólo porque es el nieto de Voltaire, el dueño de Biovolt, no tienen derecho a ponerlo aquí. Siempre dormí solo, y no necesito a nadie a mi lado. Soy más frío que el hielo donde me obligaban a estar por un día entero cuando perdía una batalla... Creo que sólo fueron tres veces, pero su frialdad siempre se mantuvo dentro de mi corazón.

-¿Qué quieres, Tala?- la voz de Kai me sobresaltó.

-Pensé que estabas dormido- respondí.

-¿Qué ibas a hacer si lo estaba?- el mismo tono de voz, empieza a enojarse.

-¿Cómo es posible?- le pregunto al fin.

-¿Qué?- Kai no entiende y se incorpora en la cama. Yo sigo parado.

-Escapaste una vez. Llegaste hasta Japón y no te persiguieron. Te dejaron ir. ¿Cómo lo hiciste? ¿Qué hiciste para que te dejaran ir?-

Kai hace silencio por un buen rato. Está sorprendido. Creo que él tampoco se lo había preguntado. Ya está hecho.

-Supongo que era porque sabían que llegaría al Campeonato Mundial- dijo Kai al fin –Que así les dolería más a los Blade Brakers-

-No me convences-

-Pues no lo sé y déjame dormir-

Intenta taparse, pero yo le tomo el brazo.

-¿Y ahora qué?- empieza a enojarse.

-¿No te sacas los protectores ni siquiera para dormir? Siempre los llevas puestos-

-Ése no es asunto tuyo-

Intenta zafarse, pero yo le tomo el otro brazo y lo tiro contra la cama. No lo suelto, sostengo sus brazos a los lados de su cabeza.

-¿Qué es lo que tienes tú para ser tan especial?- lo miro directamente a los ojos. Veo algo en ellos... ¿Miedo?

-Suéltame-

Lo sostengo con más fuerza. No sé por qué lo hago, pero quiero tenerlo quieto. A mi merced.

-¿Qué haces, Tala?-

¿Por qué me lo preguntas, si ni siquiera yo lo sé?

-Quédate quieto- le digo, y subo a la cama. Kai se alarma.

-Bájate- me dice, y empiezo a ver desesperación en su rostro. Intenta incorporase nuevamente.

-No- lo sostengo contra la cama y aprieto sus muñecas contra la almohada. Lo quiero... A mis órdenes.

Por un momento, Kai deja de luchar y me mira directamente a los ojos. Ésos ojos rojos, siempre me gusta mirarlos... ¿Qué ve él en mis ojos? ¿Por qué ya no lucha? Deja que yo lo domine y acerco mi rostro al de él... Puedo sentir cómo su miedo aumenta y se tensa. Intenta volver a luchar, pero yo no lo dejo.

-Ahora verás Kai... –

Tal vez sólo quiera vengarme. Vengarme de todo el miedo, el odio, la desesperación, de todo lo que me hizo Voltaire, Boris y Biovolt. A ellos no puedo tocarlos, siempre están cercados de guardias, pero a él, a Kai sí. Y también lo detesto a él.

Empiezo a lamer su cuello. Kai se tensa aún más, pero poco a poco se relaja. ¿Por qué lo hago? ¿Venganza? ¿Frustración? ¿Deseo? Ya no importa.

Kai deja de luchar. Meto mis manos bajo su playera y se la saco, estoy sentado a horcadajas sobre él y puedo ver su pecho desnudo... Muy musculoso, se nota que hace mucho ejercicio... Creo que no será tan desagradable como pensé...

Kai me mira. Ahora sus ojos son diferentes. No sé qué veo en ellos, pero no es odio. Qué importa. Beso su pecho y muerdo sus tetillas, Kai gime y se endurecen enseguida. Subo a su rostro y lo beso, meto mi lengua en su boca, se sorprende, nunca lo han besado así... Mejor, así no me puede comparar con nadie.

Su temperatura sube... Sus manos quieren tomas las mías, pero no se lo permito. Pero debo soltarlo para sacarle los pantalones, así que lo dejo libre. Empieza a acariciar mi espalda bajo mi camisa... Me la saco con rapidez, quiero sentir su piel desnuda contra la mía. Ahora él sólo está vestido con su ropa interior, yo sonrío y empiezo a lamer su estómago... Siento cómo se excita, pero no permitiré que esto termina tan rápido...

Finalmente, bajo hacia su ropa interior y empiezo a lamer su miembro. La tela que lo cubre se pega a la piel, y Kai gime con más fuerza. Sigo aumentando el ritmo, me toma la cabeza con las manos y me dice que siga. Aumento el ritmo, su excitación crece pero yo no lo dejaré... Dejo su miembro, Kai me mira sorprendido cuando le tomo las manos, pero al ver que las dirijo hacia mis pantalones comprende. Me los saca con una caricia, y yo lo beso en los labios.

Estoy sobre él, frotando nuestros miembros. No soporto más, así que le saco su última prenda y vuelvo a lamer su miembro. Kai da un pequeño grito ahogado cuando lo muerdo, pero sigue diciéndome que no pare. Yo acelero el ritmo, los gemidos de Kai me excitan y ya no me puedo controlar.

Kai explota y yo bebo todo su líquido. Y sigo chupándolo después. Kai jadea y me dice que no es justo, su voz entrecortada por el placer me encanta. Su miembro vuelve a endurecerse, pero yo no dejaré que esto termine tan pronto. Suelto su miembro y regreso a su pecho, mientras Kai me acaricia la espalda. De repente, él se da vuelta y me tira sobre la cama, no esperaba esto de él, su mirada está muy cambiada...

-Ahora empieza mi venganza- dice Kai, su mirada está llena de malicia.

Empieza a lamer mi pecho y tortura mis tetillas. Oh, esto no lo había sentido antes, mi cuerpo está ardiendo y puedo sentir que Kai también... Empiezo a gemir y mi espalda se arquea, pero el peso de Kai me lo impide. De repente, toma mi ropa interior y me la arranca. Toma mi miembro y empieza a masturbarlo, con una fuerza de la que nunca le creí capaz. Creo que explotaré en cualquier momento, me abrazo a él, le tomo la nuca y lo beso, su mano no deja de moverse y, en medio del beso, exploto con un grito.

Ahora ya no lo dejaré ir. Lo volteo nuevamente sobre la cama y lamo su cuello, no dejaré que él dé el siguiente paso, oh no, eso me corresponde a mí...

Tomo mi miembro y busco su entrada. Kai al principio se tensa, pero luego me deja entrar en él. Adentro está cálido y se siente bien... Entro totalmente, a Kai le duele primero pero cuando empiezo a moverme el dolor se convierte en placer y gime con más fuerza que antes. Lo embisto con más y más fuerza, sus gemidos se convierten en gritos de placer, ya no puedo parar, Kai tiembla cada vez que lo embisto, sus gritos me excitan más y más, hasta que finalmente exploto.

Salgo de él agotado, y pongo mis manos a su costado. Kai me tira hacia abajo y me abraza. Nadie había hecho eso antes. Su pecho transpirado y desnudo contra el mío es algo reconfortante. Escucho el latir acelerado de su corazón, y lo abrazo también. Tomo las mantas y hago que cubra nuestros cuerpos, fue tan maravilloso...

-Gracias- me dice Kai, cuando nuestras respiraciones se normalizan.

-No era eso lo que esperaba escuchar- le digo.

-No me importa si empezó como venganza, es lo más hermoso que han hecho por mí- me dice Kai, mirándome con ternura. Me besa en los labios y se acurruca sobre mi pecho.

Nos dormimos así, abrazados, en medio de la calidez de nuestros cuerpos. La habitación es muy fría, pero yo no siento frío... A su lado todo es cálido.

No sé lo que dirá Boris o Voltaire, ya no me importa nada. Todo lo que sentí... Había más que odio y venganza. Kai me hizo sentir cosas que nunca había experimentado antes, y quiero volver a sentirlo... No me importa si esto se sabe, sólo sé que estaré bien si él está bien...

Ésos fueron los días más felices de mi vida. Kai entrenaba conmigo, y no sé si Boris o Voltaire los sospechaban, pero no pusieron obstáculos. Cuando nadie nos veía, cuando estábamos seguros que nadie nos vigilaba, sólo entonces le demostraba todo el cariño que le tenía. Kai besaba muy bien, o tal vez sea que lo amaba...

Pero duró poco. No sé cómo ni cuándo, pero sospecho que empezó en cuanto su equipo lo rescató del lago congelado. Sabía que algo malo pasaría entonces, pero no podía decirle que no fuera, o que fuera conmigo.

Allí lo notó. No, allí lo notaron. Pude ver que Kai me miraba diferente al regresar, había algo –alguien- más en su vida que yo. Lo supe en la batalla de las finales: su preocupación por Ray en la batalla contra Brian lo decía todo.

Me sentí herido.

No, más que herido. Traicionado. Por primera vez había amado a alguien y me había traicionado, dejándome más solo que nunca. Lo miré durante toda la batalla, y casi me alegré de que perdiera. Así sentiría una parte de mi dolor, aunque yo lo amaba más que a una Bestia Bit.

Por eso actué de forma tan violenta con Tyson. Me hubiera gustado enfrentarme con Ray, pero Brian le dio bastante de qué preocuparse, aunque perdió la batalla por subestimar al chino. Iba a demostrarle a Kai quién era el más fuerte, y casi lo logré. Estoy seguro que la Bestia Bit que ayudó más a Tyson fue Dranzer. Kai ya no me amaba, y eso me hirió más que el haber sido derrotado por un tonto como Tyson.

Él deseaba mi derrota.

Él deseaba a Ray.

Y yo deseé la muerte.

Para él, su novio o para mí, no me importaba. Pero uno de los tres debía morir.

La abadía me aprisionaba más que nunca, pero no me importaba. Los recuerdos de los días que había pasado con Kai me lastimaban en un lugar que yo nunca creí tener: en mi corazón. Entrené más y más duro, me sometí a todos los tratamientos de Boris y Voltaire, pero las heridas no sanaron.

Una vez en que no podía dormir, salí de mi habitación. No habían sacado su cama, no la habían tocado desde el día en que se marchó. Aún tenía algo de su olor, algo que nadie, sólo yo podía sentir. Recordaba las noches de pasión que había pasado junto a él, y lo que más me lastimaba era el pensar que ahora sería ése chino y no yo el que disfrutaría con Kai.

Entré en una oficina que reconocí de inmediato. Era la de Boris, y sabía que estaba lleno de cámaras, pero no me importó. Abrí el tercer cajón, no sé por qué, nunca supe si sabía o no lo que iba a encontrar allí. El revólver de Boris, uno especial hecho para los integrantes de la abadía. Y sabía que estaba cargado, por el peso.

Ya no me importaba nada. Había deseado la muerte, y ahora tenía la oportunidad. Escuché los pasos en el pasillo, así que me apuré. Me aseguré que estuviera cargado y me puse el caño del revólver en la boca. Y cuando los guardias abrieron las puertas, apreté el disparador.

Éste es mi primer Fanfic depresivo... Tala me gusta, pero su depresión fue demasiado para él ésta vez. Creí que todo tendría un final feliz, pero me equivoqué. Tala me sorprendió, no esperaba que amara de manera tan apasionada a Kai...

¿Pasó algo entre Ray y Kai? No lo sé.

Pero sí sé que éste ruso pelirrojo es una caja de sorpresas. Éste personaje tomó vida propia y me dictó su propio destino, yo no quería que terminara así, pero Tala es más fuerte –en serio, se salió de control- y el Fic salió así. Casi diría que no es de mi estilo, porque me lo dictaba un personaje y no lo inventaba yo.

De todos modos, es el fin.

Chau

Nakokun