PROLOGO
La leyenda
Existe una leyenda, que ha marcado a generaciones enteras de vampiros, donde queda grabado que en algún momento de la historia llegara al mundo sobrenatural el vampiro o vampiresa definitivo. El más poderoso, rápido y fuerte de todos los seres sobrehumanos. No se sabe quien es, ni cuál es su lugar de origen, pero será proclamado rey por encima de cualquier objeción. La leyenda cuenta que pasaría inadvertido para muchos; incluso para sus compañeras eternas. Y por ser único en su especie será reconocido por una marca, marca que solo los antiguos sabios conocen. Su origen no es el mundo sobrenatural, aunque este destinado a ser parte de el. Su nacimiento como rey seria provocado por el encuentro con el apetito de uno de los más antiguos vampiros existentes.
Nuestra historia comienza con la decisión de una familia de irse de vacaciones, vacaciones donde encontrarían un trágico destino y un futuro incierto. Pero para introducir esta historia primero hay que presentar a dicha familia. Los Berry y su hija Rachel, familia que se vio de cara con el apetito de uno de los monstruos mas sanguinarios que existe.
Un vampiro, que se cobro la vida de los Berry y quien no paro hasta acabar con la de Rachel, la misma Rachel que huyo para poner distancia entre el asesino y ella, pero lo que Rachel no sabía es que el cazador ya había encontrado a su presa, presa que cazo. Y lo que el asesino no sabia era que su apetito había traído a este mundo a la reina de los vampiros, Rachel Berry.
PROLOGO
Seis meses atrás.
Vladimir, un ser sobre natural desterrado y obligado a vagar sin apellido, había al fin sentido la desgracia de ser la oveja negra de la familia, ahora que no contaba con la protección de su padre tenia la necesidad de cazar su propio alimento. Pero después de trecientos años viviendo en un mundo sobrenatural, la vida que se llevaba en la tierra de los humanos no era tan fácil como él hubiera imaginado…
Llevaba al menos un mes entero sin probar una pizca de sangre, se sentía débil y bastante hambriento. Pronto sus instintos tomarían el control por completo, y eso era bueno, si conseguía con su ultima punzada de energía alimentarse podría sobrevivir, por eso ser precavido no era esencial. Menos estando en un bosque con varias cabañas llenas de vacacionistas.
Había seguido a una de aquellas vacacionistas por al menos tres días, ya estaba desesperado y ella era fácil de tomar, por no decir que parecía pequeña e indefensa, buena combinación para la cena.
La chica tenía alrededor de 15 a lo mucho 18 años, sinceramente eso a él no le importaba. Pero si que se había fijado en lo pequeña que era, también en sus ojos café y que decir de sus piernas... solo tenia un pequeño inconveniente. No sabia en que cabaña se hospedaba.
Bueno, solución rápida; seguirla en aquella noche fría y lluviosa.
Y ahora que lo había hecho, podía oler y escuchar la sangre que bombeaban tres corazones en una de las cabañas. Sonriendo desde la ventana que daba al patio mientras se dejaba empapar por la desastrosa lluvia que llegaba en el momento indicado.
Treinta minutos después, el interior de una cabaña destrozada, dos cuerpos inertes y una joven castaña huérfana, Vladimir estaba lo suficiente complacido y saciado como para mantener la calma y matar lentamente a el ultimo testigo de aquella familia. Solo dos razones no lo dejarían faltar a las reglas familiares que indicaban mantener su existencia en secreto. La primera; aun tenia hambre, la segunda; había cometido un asesinato, lo viera por donde lo viera, y eso era peligroso para su estadía en el mundo humano.
—Lo lamento, señorita. —Se disculpo, con la voz aun extasiada de sabor y la molestia que le ocasionaba la rabia que desprendían las lágrimas de la joven castaña. —Pero así tienen que ser las cosas.
Estando aun encima de uno de los padres de la chica, intento levantarse de un salto que lo mareo e hizo caer al suelo, bueno, después de todo un mes de abstinencia afectan fuertemente las habilidades de un vampiro.
—No corras —Advirtió Vladimir desde el suelo.
Pero como era de esperarse, ella no estaba dispuesta a obedecer a quien acababa de matar a sus padres. La joven, aun con el dolor de la perdida, corrió fuera de la casa a toda prisa, no se detuvo a mirar atrás ni siquiera Vladimir la seguía a regañadientes.
El vampiro no tenia muchas ganas de correr, pero caminaba lo suficientemente rápido como para alcanzarla, y además, el bosque no era tan pequeño como creía.
—¿Qué significa para ti no corras, señorita? —Grito Vladimir, alertando a la castaña que aun cansada no paraba de correr —No sé para que lo intentas, yo te juro que iba a ser una muerte rápida y sin dolor. Pero ahora…
Vladimir dio un salto, a pesar de buscarse con ello otro mareo, y aterrizo frente a ella. Sabia que si no la detenía, llegaría al centro de hospedaje donde podría recoger su auto y huir de él.
—Podría divertirme. —Dijo, ladeando una sonrisa.
Su víctima, que lo miraba horrorizada, regreso sus pasos tropezando con una rama y cayendo de sentón. No era tan fuerte como él, ni si quiera rápida, aquel hombre era una bestia, un ser inhumano y sin corazón… no había razón para seguir luchando. Sin embargo, no se rendiría tan fácilmente.
Cuando Vladimir la tomo de las manos y se inclinó hacia su cuello con la intención de absorber su vida, ella pataleo y grito para encontrar la manera de salvarse, pero eso solo enfurecía al vampiro, quien la levanto del suelo y con un simple empujón la hizo estrellarse contra uno de los pinos que había en ese lugar.
El aire salió de inmediato de sus pulmones, pero al menos aun no llegaba el dolor del impacto… o tal vez hable muy pronto.
La joven intento incorporarse, pero no podía, su fuerza se había escapado de entre sus dedos, y ahora si que iba a morir. Cerro fuertemente los ojos, concentrándose en el dolor físico y apartando el emocional para poder mirar a Vladimir.
—Ya, ya… pronto estarás con tus padres.
Vladimir se acerco a paso liguero y esta vez la levanto a su altura, puesto que él era bastante alto, y con un ladeo de cabeza logro aferrar su boca al cuello de la chica que apenas y logro soltar un suspiro de réplica.
Solo se escucharon sus gritos ahogados cuando intento moverse golpeándole los hombros y sintió el pinchazo de veneno entrar por sus venas. Incluso Vladimir se sorprendió porque ella había logrado despegarlo aunque fuese solo por unos segundos de su cuello, cosa que ningún mortal podía hacer y que ocasiono la entrada de su ponzoña al sistema sanguíneo de ella.
Cuando le volvió a encajar los dientes el sabor de su sangre fue insípido, luego amargo y al final se sintió asqueado por estar intentando rescatar la sangre ya dañada.
—¡Demonios! —Gritó tirando el cuerpo a un lado, como un simple envase. —Me has estropeado la cena.
Se volvió hacia ella, pero se asustó al no verla por ningún lado.
—¡Maldición!
Esta vez si que estaba en graves problemas, no podía dejarla vivir, ahora mucho menos que antes, porque si dejaba que el veneno la transformara sería crear a otro ser inmortal… y él no podía dejar que el consejo de su familia terminara por enterarse y revocaran su destierro para condenarlo a la muerte eterna.
Necesitaba eliminarla, y tenía alrededor de siete horas para encontrarla, tiempo en el que los cambios de la ponzoña harían efecto en ella y la transformarían en alguien parecido a él, después de eso seria difícil poder enfrentarse a ella, su fuerza aunque inexperimentada lo igualaría en poder y seria una terrible batalla.
—¡Ayuda! —Intentaba gritar en susurros apretándose el cuello con una mano, mientras que con la otra detenía sus caídas y se impulsaba de nuevo para seguir corriendo. —¡Ayuda!
La joven comenzaba a sudar frio y su piel estaba pálida, pero por nada del mundo se detendría, ese monstruo podría alcanzarla en cualquier momento, y aunque el miedo la paralizo al principio, la adrenalina le impedía detenerse.
Después de unos minutos y con el corazón latiendo a mil por hora llego a un claro, donde habían tres cabañas, cinco autos y varias luces encendidas. Pero cuando llegó a golpear las puertas se dio cuenta de que no había nadie ¿Quién deja cinco autos en medio del bosque? Bueno, eso no era importante.
Caminó hacia un Audi A1 color azul que era el más cercano y logro abrirlo, entro en el buscando desesperada la manera de encenderlo y vio de frente las llaves del auto. O era mucha suerte, o el universo conspiraba a su favor porque tenia un mandato que cumplir. Fuera eso o algo más, ella no se preocupó por otra cosa que no fuera llegar al banco de Lynton, Devon.
Durante el trayecto le costó mantener la cordura, veía árboles tras árboles y la civilización parecía tan lejana que incluso pensó estar en un sueño, uno donde sus padres estaban muertos y una criatura, aparte de absorberle casi toda la sangre, intentaba asesinarla.
Después de unos minutos, que parecieron horas, llegó al banco, estaciono sin cuidado el auto y entro tocándose con la mano libre los bolsillos del pantalón de mezclilla que estaba cubierto de unas cuantas manchas de tierra. Su expresión era de completo pánico que poco a poco se fue transformando en una desesperación abrumadora cuando por fin encontró su tarjeta de crédito y la señora de enfrente no terminaba de retirar su efectivo del cajero.
—Buena noche jovencita.
Ella ni siquiera se tomó la molestia de contestarle, ingreso rápidamente la tarjeta y retiro la cantidad máxima que tenía permitido. Sin detenerse y mirar al hombre que la observaba desde una de las esquinas oscuras de la avenida, salió y cogió el auto yendo a toda prisa hasta el aeropuerto, donde tenía planeado comprar el boleto de avión más próximo a despegar.
Aquel hombre, alto y de cabellos rubios, permaneció estático en su posición, pero alerta a sentir de cerca su rastro. Aun podía oler la sangre turbia que bombeaba en ella, pero también se saboreaba el amargo gusto de la ponzoña que lo llevó a dudar…
Entonces comenzó a sentirse interesado en sus planes de escape, y a dejar desvanecer la furia y el miedo que lo obligaban a matarla.
Mientras tanto su víctima esperaba abordar uno de los aviones que iban dirigidos a Paris, Francia, y aunque no tuviera idea de lo que debía hacer estando allá, sabía que la separación de países le darían una ventaja de escape. Posiblemente otra persona hubiera preferido ir con alguna autoridad, o al menos la policía, pero ¿Cómo explicar que un ser sobrenatural había asesinado a tus padres y te perseguía para hacer lo mismo contigo? Por el momento, era la mejor solución seguir escapando.
Cuando estuvo a punto de ocupar su lugar en el avión, respiro aliviada antes de tiempo. Una mano fría y suave que estaba sentada a su izquierda la tomo de la muñeca y le susurro calmadamente.
—Me llamo Vladimir, prometo ya no hacerte daño. Pero necesitas saber algunas cosas.
Este es el comienzo de una nueva vida , una vida inmortal.
He aquí una nueva historia salida de mi rara mente . He de decir que no me veía preparada para subirla pero que gracias a la presencia de una gran amiga quien también se lleva el merito de lo anterior expuesto este prologo esta aquí . Gracias Keila por todo lo que has aportado a mi idea original. Esperamos que os guste .
