Para facilitar la lectura:
Las narradoras se van alternando primero habla Jade, luego Tori y así sucesivamente, de todas formas se supone que debería poder percibirse ese cambio, pero lo aclaro por si no lo haya hecho bien y no quede así tan confuso xD
Disclaimer:
Victorious y sus personajes no me pertenecen.
La frase al inicio de la historia como indico ahí corresponde a la página "La gente anda diciendo" que es una página que recopila fragmentos de conversaciones que escuchan por la calle.
En paralelo
"No existe la suerte, ni la mala, ni la buena. Existen las casualidades"
Hombre de unos 60 años a otro.
Colectivo línea 80. 20:50hs.
La gente anda diciendo.
—¿Repíteme, por qué rayos no fuimos por el camino de siempre? —le pregunté a mi novio con ese característico tono ácido en mi voz, ese que mis amigos dicen que tengo, nunca me había percatado de ello hasta hoy, tal vez el silencio de la noche hizo que me oiga como todos lo hacen, que oiga como se oye Jade West, "la bruja mala del oeste" apodo que me gané en el instituto, o tal vez sea el hecho de que en estos días ando reflexiva y un poco más pendiente de mis actos; estaba comenzando a sumergirme en mis pensamientos, sin embargo repentinamente el brillo de un colorido objeto acaparó toda mí atención, quedando así mi pregunta y cuestionamientos personales colgados en él aire. En realidad no sé si recibí respuesta o no de Beck ante mi pregunta inicial pero lo cierto es que tampoco me importaba mucho.
—¿Woa, como alguien pudo deshacerse de algo así? —formulé de nuevo otra pregunta, como la mayoría de las veces más para mí misma que para mí compañía, me acerqué con cuidado al bote de basura que se encontraba en aquel callejón y tome una hermosa pintura que estaba recostada al lado suyo, el brillo que vi había sido el reflejo de la luz rebotando en la superficie de la misma, no me explicaba el por qué, pero me sentía incitada a tomar aquel; para mí ahora, preciado objeto. Ya no me parecía tan mala idea haber tomado este camino.
Era una noche de esas frías y oscuras; sin embargo, de todas formas nos vimos obligados a salir a la calle. Nos dirigíamos al apartamento donde vive mi novio ya que en el mío la calefacción eligió el peor momento para sufrir una avería. —Vaya día el que me tocó vivir hoy.
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—El peor de los días, ¡demonios! otro lienzo desperdiciado —maldigo cerrando mis ojos con frustración —debo ser víctima de eso a lo cual llaman "el bloqueo del artista" no puedo siquiera concentrarme en mi arte —Suspiré y me deje caer en el sofá, caí al lado del único ser con vida en la habitación además de mí, esa bola de pelos que en los últimos años se había convertido en casi mi única compañía.
Un montón de cuentas que pagar y sigo sin poder concretar ningún pedido, esta es la situación actual de Victoria Vega, esa es mi situación, soy consciente de ello, pero son esas insistentes ideas, es culpa de ellas, son las que se encargan de usurpar cada obra que decido iniciar, siendo que lo que debería estar pintando son unas hermosas y sencillas flores para aquella ostentosa y arrogante mujer, tan simple como eso, pero no puedo, por alguna razón, no puedo.
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—No puedo créelo ¿Por qué crees que alguien se desharía de ella? —le pregunté a Beck mostrándole aquella pintura que había encontrado.
—Démonos prisa Jade, parecería que está a punto de llover —me respondió él sin prestarme la más mínima atención, sin quiera mirarme a la cara. Aquellos últimos meses había sido así, se encontraba más concentrado en su móvil o en cualquier otra cosa, que en lo que tenía yo para decirle.
—Es hermosa —susurré dándole un último vistazo a aquella tan atrayente obra de arte y apresuré mis pasos para alcanzarlo, no podía hacer otra cosa.
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—Así es no puedo hacer otra cosa, creo que llegó el momento de buscarme un trabajo normal, al menos uno de medio tiempo ¿Qué crees Mr. Fluffy? —le consulté a mi peludo amigo como si éste pudiera responderme.
—Meow … —como era de esperarse fue el único sonido que recibí de su parte, para luego observar que llevaba su pesado y gordo cuerpo lejos de mí, para así terminar de ignorarme por completo.
—No eres de gran ayuda ¿Podría dejar de alimentarte sabes? —le reclamé, frunciendo un poco el ceño al ver una bolsa cerca de la puerta.
—Rayos, olvide sacar la basura —me quedé con los brazos cruzados observando aquella bolsa esperando a que decidiera trasladarse sola hasta la calle, pero como no lo hizo tuve que hacer el esfuerzo de ponerme de pie para sacarla, tampoco es como si tuviera que caminar tanto.
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Y normalmente me gusta caminar pero hoy definitivamente no, el frío se sentía demasiado en las calles, así que lo único que quería en esos momentos era llegar de una vez, darme un baño de agua caliente y meterme luego a la cama. Para mi suerte al fin se podía divisar el edificio donde vivía Beck. De hecho unos pasos más y ya nos encontrábamos frente a la escalera que daba a la entrada del mismo, nos detuvimos ahí unos segundos mientras Beck se disponía a buscar sus llaves de modo a que podamos entrar, sin embargo algo llamo nuestra atención, las puertas de un automóvil que estaba aparcado en frente al edificio se abrieron bruscamente, dejándonos ver descender de él a una esbelta y rubia mujer, la cual se va acercando hacía nosotros.
—Amor, al fin llegas —dice ésta al llegar al sitio donde nos encontrábamos, y me dedica una mirada de desprecio para luego hacer caso omiso de mi presencia y reclamar lo que al parecer ella consideraba suyo, a Beck.
Repentinamente siento como mi mente se congela, la situación me supera, mis manos comienzan a temblarme dejando caer la pintura que sostenía con ellas, la cuál va cayendo como en cámara lenta por esos escalones.
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«Estos escalones van a matarme, espero que algún día se dignen a arreglar el ascensor» pienso mientras continúo bajando.
—Señorita Vega —oigo aquella inconfundible voz, y de forma automática levanto la vista hacia la puerta situada al frente de las escaleras, que es de donde provenía.
—Le recuerdo que si no paga el alquiler en los próximos días tendré que desalojarla —me dice el anciano hombre y vuelve a cerrar las puertas de su apartamento.
Y siento como mis ánimos se caen como 3 niveles hacia abajo. «Si nos echan de aquí no sé a dónde a iremos a parar, Trina no puede tenerme con ella, además odia a los gatos, y mi familia, bueno ellos no quieren saber nada de mi desde que se enteraron de mis preferencias sexuales y más aún cuando me metí a la escuela de arte» me recosté por la pared y suspire pesadamente, no tengo idea de que hacer.
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«No tengo idea de que hacer, de cómo reaccionar ante esto» pienso y tan solo me quedo observando la escena con cara de idiota, veo como las llaves se le escapan a Beck de las manos y van a parar al piso, levanta bruscamente la mirada para encontrase con la figura de aquella mujer quien en ese instante había llegado hasta él, plantándole finalmente un beso en los labios, él parece shockeado ante lo que acaba de ocurrir, al parecer no estaba en sus planes el que yo me entere de su engaño, sin embargo logra reaccionar y aleja a la mujer volteando ahora su vista hacia mí.
—Jade, tenemos que hablar —esas palabras apenas logran escaparse de sus labios, el sonido es casi inaudible, pero aun así pude oírlas.
—No Beck, yo no creo que haya nada de qué hablar, a mí me quedó todo más que claro — le respondo de forma cortante tratando de sonar lo más fría e indiferente que puedo para luego alejarme apresuradamente del lugar sin darle oportunidad de réplica, apenas doblo la calle comienzo a correr, no sé porque pero corro, lo hago con todas mis fuerzas, y tan distraída estaba ni siquiera me di cuenta de adonde me estaba dirigiendo, no podía pensar en nada, no podía hacerlo.
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—No puedo hacerlo, por más que lo piense no puedo encontrar una solución, de todas formas no es lugar ni el momento de pensar en ello— me digo y comienzo a retomar mis pasos hacia la calle.
A los pocos segundos me encuentro ya dejando aquella molesta bolsa en el bote de basura, apenas la suelto y volteo para dirigirme de nuevo a la entrada del edificio, pero me doy cuenta de algo, la pintura que había tirado hacía menos de una hora ya no estaba, detengo mis pasos, sin embargo antes de que pudiera voltearme para ir de nuevo al callejón, algo sucedió.
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Siento que algo impacta bruscamente contra mi cuerpo, o fui yo quien lo atropelló, no lo sé exactamente, pero terminamos en el piso. Cuando me recupero del choque, me dedico a buscar al idiota que se cruzó en mi camino, pero este resultó ser una chica, ahí estaba una mujer de piel morena sobándose el codo y dedicándome una mirada de reproche, la intensidad de su mirada era tal que sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, parecía a punto de decir algo, sin embargo me apresuré en hablar antes de que ella pudiera decir nada.
—¿Qué rayos te pasa, eres idiota o qué? —Endurezco mi rostro lo más que puedo tratando de intimidarla, «manzanas, huele a manzanas» me distraigo.
—¡Fuiste tú quien me choco! —me reclama ella y me trae de vuelta a la situación.
Pensaba ponerla en su lugar pero de nuevo me distraje, en esta ocasión con el paisaje detrás suyo, y ahí lo recordé —La pintura.
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—La pintura —la oigo susurrar y la veo ponerse de pie para salir corriendo del lado de donde había venido.
—Qué extraña pero a la vez impresionante mujer, no puedo negar eso —repito en voz alta mientras consigo ponerme de pie para dirigirme nuevamente al bote de basura «Era realmente hermosa, esos ojos me suenan a algo, de todas forma tendré suerte si no me la vuelvo a cruzar era insufrible» me enojo recordando como me había tratado y encima echado la culpa siendo ella la culpable, ni siquiera hizo el intento de disculparse.
Recuerdo lo que estaba haciendo antes del choque y comienzo a rebuscarme en los alrededores del callejón pero nada, se habían llevado mi trabajo «la gente si que es rápida, debió haberla llevado algún vagabundo para alimentar su fogata, en fin debo volver a meterme» me doy cuenta que había salido desabrigada —podría contraer un resfriado, solo eso me faltaba —susurro.
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—Solo eso me faltaba —bufé, ahí estaba la parejita todavía discutiendo frente al edificio, por lo menos pude divisar la pintura, había caído al costado de la escalera, solo debía esperar a que se metan o se larguen de ahí de una vez.
Decido cobijarme bajo el techo de una tienda que se encontraba a la vuelta del edificio, con la esperanza de que la espera no sea larga y aprovechando ese tiempo para pensar y poner en orden mis sentimientos.
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—Pensemos Mr. Fluffy, debemos pensar en una solución a nuestro problema —hablo mientras acaricio el suave pelaje de mi obseso y peludo amigo.
— Meow…
— Tienes razón Mr. fluffy, si vendo algunas cosas podré ponerme al día pero de todas formas no tendré para completar el alquiler de los demás meses, así que esa tampoco sería una solución.
—Meow…
—De nuevo tienes razón, no estoy llegando a ningún lado de esta forma. —Niego con la cabeza —Ok creo que necesito dejar de hablarle a mi gato y definitivamente necesito un respiro.
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«Necesitaba un respiro, necesitábamos un respiro , no puedo negarlo nuestra relación ya no era la misma, caímos en la monotonía que caen la mayoría de las parejas, nuestra ruptura la veía venir en cualquier momento, tal vez sea la razón de que no esté triste, sin embargo no puedo evitar sentirme furiosa por lo que me hizo, una cosa es que me diga las cosas de frente otra la traición a la cual me sometió» suspiro y comienzo a caminar de nuevo hacia el edificio de mi ahora ex novio, al notar que la parejita ya no se encontraba ahí, continuo mis pasos.
—Ahí estas—digo mientras me agachó a tomar la pintura con las manos y la acerco a mi rostro para ver si no sufrió algún daño —manzanas, la pintura huele a manzanas —de pronto tuve la sensación de haber sentido ese aroma por segunda vez en este día.
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Por segunda vez en este día me encuentro bajando los escalones haciendo el menor ruido posible, lo menos que quisiera es encontrarme al encargado de nuevo. Finalmente decidí salir a dar una vuelta y ordenar así mis ideas, tal vez dé con alguna solución a mis no tan recientes problemas. Aprieto más mi bufanda al cuello y salgo a la calle, extrañamente una sonrisa invade mi rostro al recordar a la extraña mujer que hacia unos momentos atrás me había tirado al piso en ese lugar.
Niego con la cabeza ante eso y me coloco mis guantes para dirigirme al parque que se encontraba no tan lejos de ahí, la noche estaba fría pero sentía necesidad de salir, necesitaba caminar.
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—Caminar, ahora sí necesito caminar un rato antes de ir a casa, tal vez eso ayude a despejar mi mente —me digo desviando mi camino y dirigiéndome al parque al cual íbamos mucho con mi amiga Cat cuando éramos niñas.
Una vez ahí comencé a andar sin rumbo fijo; estaba en piloto automático y sin darme cuenta mis pasos me iban dirigiendo hasta una enorme fuente que se encontraba en aquel parque, de la cual según decían podías pedirle un deseo arrojando una moneda y este sin lugar a dudas se cumplía.
Y tal vez fue por momento que estaba pasando o quien sabe porque pero a pesar de considerar tonta a esa leyenda, tomé mi moneda de la suerte, esa moneda que había encontrado mucho tiempo atrás en ese mismo sitio, esa que tenía unas manchas de color magenta y había estado conmigo desde mi niñez, la miré unos segundos, y la arroje al aire al parecer con más fuerza de la esperada, ya que no la escuche caer «debió haber caído del otro lado» pensé.
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—Ouch —chillé, algo había dado en mi cabeza, era una moneda.
Me sobé y creyendo que eran algunos niños bromeando, me metí la moneda en el bolsillo y decidí ir en busca del culpable que al parecer se encontraba al otro lado de la fuente.
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Del otro lado de la fuente me pareció oír algo que se asemejaba a un quejido, me quede quieta sin hacer ningún ruido para ver si oía algo más pero nada, lo único que sentí fue que de nuevo comencé a percibir ese aroma «manzanas» y lo recordé al fin, la chica con quien había chocado, ella tenía ese aroma «tal vez sea ella» En un impulso decidí ir en su búsqueda rodeando la fuente.
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Había llegado al otro extremo pero nada, no había nadie allí que extraño, me pareció oír sonidos provenientes ahora del lado donde anteriormente me encontraba pero decidí no ir a ver de qué se trababa esta vez; la noche estaba bastante oscura y no había casi nadie por las calles, así que por mi seguridad solo seguí mi camino para retirarme lo más rápidamente que podía hacia mi apartamento.
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«Debería volver a mi apartamento no hay nadie aquí de todas formas, debo estar perdiendo la cabeza» mucha cosas pasaron hoy, lo bueno que puedo rescatar del día es esta hermosa pintura, que por suerte o casualidad ahora es mía. La tome entre mi manos con fuerza y me dirigí a aquel lugar que consideraba mi hogar.
Continuará…
