El misterio del príncipe
Disclaimer: No, los personajes no son míos...bla bla bla son de JKRowling, su mente, la Warner...y todo eso. Yo solo paso el rato escribiendo esta historia ;) NOTA: Algunos diálogos son casi idénticos al libro para dar más realismo.
Ratking: T de momento...
Pairing: Snape/Hermione
Tipo: Romance seguro, Angus y puede que algo de Humor. El tipo lo juzgaréis vosotras.
Location: HP6 & HP7 & Post Guerra
Resumen: Sexto curso siempre fue un curso especial para Hermione. Y los consejos que recibe una tarde de Albus Dumbledore sumamente importantes. Leed! :p
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1- Ayuda
- Tienes suerte de que el profesor Snape pudiese sanarlo a tiempo. Debes dejar ese libro en su lugar o ocultarlo para que nadie lo vuelva a encontrar...
Con esa sugestión, abandonó la sala común de Gryffindor, dejando atrás a un Harry bastante preocupado.
Draco había sido confiado a la enfermería con Poppy, pasó por delante y no pudo seguir cuando escuchó la voz de su profesor hablando acaloradamente con alguien más.
- Y qué cree que he estado haciendo, eh? -reclamó el mago aguantando el tono de voz-.
- Sabes que tú eres quien debe hacerlo. Seguro que no querrás ver a otro joven malgastar su vida en el bando equivocado, verdad Severus? - Hermione reconoció la voz del director, ambos acercándose a la puerta, ella se escondió detrás de una columna e hizo un conjuro a su alrededor. Las puertas de la enfermería se abrieron-.
- Y ha pasado por su brillante cabeza que no quiero seguir haciendo esto?
- Confío en tu buen juicio... -le cortó el director-.
Dumbledore se marchó bastante agitado en dirección a su despacho. Snape, en cambio, pareció quedarse clavado en el suelo durante unos segundos. Hermione miró a su profesor y no supo porqué parecía que el hombre estuviera a punto de gritar, pero se mordió el labio mientras gruñía. Qué tenía qué hacer? Qué le había pedido Dumbledore que fuera tan malo?
Snape emprendió su marcha mirando a su al rededor y pasados unos momentos, Hermione salió de su escondite. Meditó unos momentos, los ojos del mago que siempre la intimidaban, habían expresado algo parecido a la inquietud. Podría un mago tan temible como Snape sentir miedo? Esa era una faceta que nunca antes había pensando ni atisbado; hasta ahora. Y fue justo entonces, en ese preciso instante cuando su enmarañada mente empezó a vislumbrar los pasos que daba Severus Snape. Miembro de la Orden, espía de Dumbledore y agente doble. La mano derecha de Dumbledore...y aún así, siempre había un haz de desconfianza al rededor de su persona.
Agitando la cabeza fue a la biblioteca, como desde el principio tuvo en mente hacer. Se sentó sin hacer ruido y sin molestar a Madame Pince. Una tuerca en su cabeza, desencajó. Se levantó de golpe y con un pálpito, fue en busca de Ediciones pasadas del Profeta. Se sentó y empezó a leer en busca de algún dato más sobre el tan misterioso Severus Snape. En algún punto de su búsqueda, sus ojos hallaron un fotografía de un grupo de magia del colegio y al pie de fotografía, un nombre le hice abrir los ojos entusiasmada: Prince, Elieen (Snape, Elieen). Sabía que Prince podía ser un mujer y no se había equivocado. Pero nunca pensó que aquella mujer apellidada príncipe, fuera...la madre de Snape. Buscó en periódicos viejos y dio con la noticia " Elieen Prince se casa con un muggle, Tobias Snape. Tenía que decirle a Harry que el dueño del libro del príncipe, era en efecto...Severus T. Snape. De golpe todo era mucho más lógico. Quién podía ser tan bueno en pociones? Él...claramente.
Salió de la biblioteca para contar a sus amigos el descubrimiento, cuándo sin haberle visto antes, se topó contra un fuerte torso de ropas negras. Supo quien era en el momento que un olor a sándalo le entró por las fosas nasales. Levantó la cabeza y murmuró perdón, mientras agachaba la cabeza ante su maestro.
- Vaya con más cuidado!
- S. sí...sí, profesor. -Snape miró a la Gryffindor desde su posición y siguió con su camino, no sin antes girarse para comprobar que ella se alejaba-.
Al día siguiente, Snape fue rumbo a los aposentos de Dumbledore, pues éste le iba a contar algo indispensable.
- ...cuando veas que el señor tenebroso guarda a su serpiente...
- Nagini?
- Sí. Cuándo veas que no se separa de ella, que la protege; ése será el momento en que Voldemort esté más vulnerable, entonces podrás decirle a Harry la verdad.
- La verdad?
- Qué él es el último Horrocrux que Voldemort no quiso hacer y nunca supo que hizo. Por eso Harry y él están conectados, por eso puede hablar con serpientes...una parte de Voldemort, está dentro de él...
- Así que...él debe morir?
- Y debe ser Voldemort quien lo haga.
- Entonces...lo ha estado criando como a un cerdo para llevarlo al matadero...durante estos años yo...-se enfureció- Yo he mentido por usted! Todo este tiempo pensé que protegía al hijo de Lily. Me ha engañado! Me ha utilizado!
- No me digas que te has encariñado por el chico?
- Por él? -dijo irritado- Expecto patronum! -de su varita salió la figura plateada de un ciervo y se esfumó dando brincos-.
- Lily? Después de todo este tiempo?
- Después de todo este tiempo...-dijo aturdido y algo en su cabeza no dejaba de repetir que había amado demasiado tiempo en vano-.
El mago salió de la estancia y fue directamente a sus habitaciones para llorar de rabia en paz.
Hermione, después de revelar quien era el dueño del libro; todos se petrificaron, incluso Harry que tantas emociones había depositado en aquel libro. Jamás pensando que Snape fuese el dueño. La joven intentó conciliar el sueño pero aquella noche sus sueños fueron algo distintos. Soñó como varias veces ya había hecho durante ese año, con nada más y nada menos que Severus Snape. Y no sabía todavía por qué le importaba tanto el estado de ánimo que cubría el rostro del profesor. Eso siempre había ido con él, pero ahora que una guerra estaba a la vuelta de la esquina; temía por todos aquellos que habían participado a hacer que la vida de Hermione creciera; en todos los sentidos. Snape siempre hacía sacar a flote parte de su rabia y a la vez, ella se veía sumida en querer destacar para llamar su atenció ía decirse que parte de su carácter, maduró en presencia de Snape. Siempre la mejor en pociones...la primera en dar con la respuesta, pero a él no le importaba nada de eso. En realidad, qué podría importarle o interesarle a aquel hombre? Aquellos sueños fugaces que tenía por la noche, intentaban buscar una respuesta incapaz de recordar por la mañana.
Se levantó perezosa y de nuevo compartió el desayuno con sus amigos. Ron ganó el partido y Lavender Brown se lanzó a los brazos de Ron, quien no tardó en responder a su abrazo y ambos empezaron a besarse en la sala común. Aquel día no fue nada bueno. Siempre pensó que en el fondo, Ron tenía más cerebro de lo que mostraba, pero ya no estaba tan segura de que mereciera la pena comprobarlo. Fue consolada en una clase vacía por Harry, cuando de golpe los dos nuevos enamorados entraron precipitados. Hermione descargó una pequeña parte de ira hacia él.
- Opugno!
Después de aquello, Harry la dejó sola a petición de ésta.
Hermione se quedó sola y se acercó a una ventana para mirar a uno de los claustros del castillo. Las sombras que hacían las columnas se quedaron grabadas en su retina, cuando de entre las sombras, reconoció una humana. Secándose las lágrimas y olvidándose por completo de Ron, acercó más la cara a la ventanal y comprobó que esas no eran horas para estar por los pasillos. Salió de la estancia serenándose y como prefecta, salió en busca de ver quien era el que deambulaba por el pasillo. Al llegar al claustro, no vio a nadie, siguió andando con la varita en la mano y lo que vio al girar la esquina que iba en dirección a las mazmorras, se horrorizó. Reconoció las ropas negras del hombre, tendido en el suelo empapado en sangre. Se acercó rápidamente y le dio la vuelta al cuerpo del profesor Snape. Respiraba con dificultad y su rostro tenía varios cortes y moratones, seguramente por el gruñido que había hecho, tendría algunas costillas rotas, incluso peor...Tragó saliva y pensó en las opciones: Poppy, Dumbledore, McGonagall... Pero ante la duda, una fuerte mano la cogió de la muñeca. Snape todavía estaba consciente por lo visto. Hermione dejó escapar un grito y con la otra mano se tapó la boca.
- Señor...profesor Snape, qué...? Tengo que...avisar a Poppy.
- No! No...debe.
Hermione parpadeó y le miró mientras el hombre intentaba ponerse en pie él solo. Le costaba hacerlo, la joven no dejó de mirarle en todo momento. La preocupación asaltó en su mente.
- Deje que le ayude...
- Granger cállese. -al intentar subir el tono de voz, su mano fue a sus costillas y se quebró de lado apoyándose en una columna-.
- Deje de decir que puede cuándo es obvio que le duele! -le miró de arriba abajo y se atrevió a rodear su cintura con su brazo para cargar algo de su peso encima de ella-.
- Qué..qué hace!
- Eso es obvio, no? -dijo pasando uno de los brazos del mago por encima de sus hombros para empezar a andar-. A dónde vamos?
Snape intentaba no marearse mientras andaba, y si cerraba la boca, todo iría mejor.
- A mi habitación. -dijo casi en un susurro-.
- Dónde está? -dijo ella sin saber qué pasos dar y frenética por llegar a su destino-.
Snape no habló y empezó a caminar para que la joven le siguiera, aunque su peso encima de ella, la estaba empezando a hacer sudar. Bajaron por las escaleras hasta la mazmorra y el mago se retorcía de dolor a cada escalón. Hermione se encontró dándole palabras de apoyo de vez en cuando y le resultó de lo más extraño.
- Ya llegamos señor...aguante. -sabía que Voldemort le habría torturado buscando información, y él, habría dado todo para mentir. Veía aquel hombre con unos ojos cada vez más diferentes a lo largo de los años-.
Snape murmuró algo y una puerta apareció de la nada. Hermione hizo una media sonrisa al comprobar que los aposentos del mago estaban camuflados justo al lado de su despacho. Hermione abrió la puerta y entró con el mago a cuestas.
- Ahora váyase! -se tambaleó y casi cayó al suelo si no fuera por los brazos de la joven-.
- No! A menos que quiera desangrarse. -lo cogió de nuevo y le obligó a tumbarse en su cama sin prestar mucha atención en lo que la rodeaba-.
- Es una entrometida, mocosa insufrible...-murmuraba mientras ella removía cajones para dar con las pociones y ungüentos necesarios-.
- Y usted es un pesado. -resumió sin dejar de hacer viajes a marchas forzadas de aquí para allá- Acabaría antes si me ayudara...
- No quiero su...-pero no pudo terminar la frase, se mareó y se desplomó en la almohada-.
- Genial...-murmuró ella-.
Se acercó a la cama y empezó a trabajar al ver que al menos así, no oiría sus quejas.
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To Be Continueeeeee!
Hola chicas! Ha pasado un tiempo desde el último ff de esta pareja...aquí traigo algo que aún no sé cómo evolucionará del todo. Pero espero que os guste y comentéis lo que queráis en el review!
Espero no tardar en actualizar! Besos y contenta a escribir de nuevo ;)
