"Una sombra asesina"

Ese verano era el más insoportable que había tenido Harry en toda su existencia. Especialmente por los Dursley. Aunque tía Petunia y tío Vernon parecían haberse resignado a que tenían una vida por demás desgraciada, seguían teniendo un humor de perros. Por otra parte, a Dudley, por más dietas que sus padres le ponían y exigían, este no parecía tener remedio y seguía comiendo como si fuera un animal de engorda.

Además, aunque se mantenía en contacto con Hermione y con Ron, hace mucho tiempo que no tenía ninguna noticia de Sirius ni de Hagrid, y esto si que lo ponía preocupado. Sus pesadillas habían ido en aumento, y las peores eran en las que veía como maltrataban lenta y cruelmente a cada uno de sus amigos, despedazándolos poco a poco hasta matarlos; las pesadillas parecía que le querían decir lo que le podía pasar a cada uno de sus amigos, e incluso a él por haberse atrevido a desafiar a Voldemort y ganarle.

Lo único que lo ayudaba a sobrevivir esta vez, era que al parecer podría irse a vivir con los Weasley por mucho más tiempo que en los otros veranos, si es que Dumbledore lo permitía.

Esa noce, después de haber soportado a los Dursley una vez más, y cuando había mandado a Hedwig que buscara una vez más a Sirius, Harry se retiró a dormir más preocupado que de costumbre, tenía la sensación de que algo malo iba a pasar en Privet Drive; algo bastante malo que nunca había ocurrido ahí.

Cuando harri al fin pudo conciliar el sueño, una extraña silueta negra llegó a Privet Drive con planes de matar dirigiéndose silenciosamente hacia la vivienda no. 4