Y ahora estaba aquí parada, escuchando palabras que se clavaban en mi ser como cuchillos afilados. Me aferre con fuerza al barandal de la cama, luchando por no caer al suelo y llorar como un bebe. Mis ojos ardían demasiado pero no iba a llorar frente a él, no otra vez.

El seguía de espaldas a mí, seguramente pensando alguna otra manera de seguir rompiendo mi corazón, o bueno, lo que quedaba de él.

– ¿Por qué es tan difícil de entenderlo? No te quiero y nunca lo hare. – Musito dando la vuelta, sus ojos estaban cerrados y su mano tocaba fervientemente el puente de su nariz. Su voz, al igual que su cara, no mostraba ningún tipo de sentimiento; estaba vacía, como una vieja pintura.

El gran nudo que se formaba en mi garganta no me dejaba emitir palabra alguna. Se fuerte, Bella. Pase saliva, confiando en que mi voz no se quebraría en los siguientes momentos. Una lágrima inoportuna descendió por mi mejilla y finalmente desapareció en mi cuello.

– ¡Eres un jodido estúpido! – Grite en primer instante.

–Estúpido fue haber estado contigo alguna vez. – Sus palabras cayeron sobre mí como un balde de agua helada. Sentía correr por mi sangre que hervía una extraña mezcla de ira y dolor.

– ¿Qué haces aquí aun si tanto te arrepientes? – Instantáneamente gire sobre mis talones y tome un gran y pesado cojín de encima de mí cama. Lo avente con más de la fuerza necesaria hacia el causante de mi dolor.

El tapo su cara cuando el cojín choco contra su cuerpo pero sin embargo, no dijo nada.

– ¡Lárgate maldita sea! – Añadí con voz débil. El me dio una última mirada antes de hacer caso a mis palabras, sus ojos esmeraldas ahora no tenía brillo ni expresión alguna. Camino silencioso hasta la puerta, con su típico caminar que mostraba seguridad.

En cuanto escuche la puerta principal cerrarse, gatee hacia el cojín que antes le había tirado, lo abrace tapando mi cara y llore un largo rato. ¿Por qué narices no le hice caso a Emmett? Nunca debí involucrar mis sentimientos con uno de mis clientes. ~

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El sol daba justo en mi cara, entreabrí los ojos mientras me levantaba. No sé en qué momento me había quedado dormida. Me dolía la espalda por la posición que tenía, me estire mientras miraba a mí alrededor. ¿Y si fue tan solo un sueño? Un muy mal sueño, por cierto. Uno en el que el hombre que fue la razón por la que ame realmente, me dejase. Pellizque mi brazo para cerciorarme y suspire cuando dolió. Triste realidad, Isabella.

Me acerque al espejo, estaba hecha un asco. Mi pelo estaba más despeinado de lo normal, mis mejillas con algunas líneas negras a causa de mi delineador y mis ojos estaban pequeños y con algunos vasos reventados.

Llorar toda la noche hasta dormirse, que depresivo.

Mire el reloj que marcaba las 9 en punto.

¡Maldición! Llegaría tarde a trabajar. Podría llamar y decir que me intoxique con algo que comí, o más bien, me intoxique con las palabras de Edward. Y que me había dado una alergia llamada 'eterna depresión'.

El sonido de mi celular me saco de mis pensamientos que ingeniaban una nueva excusa para quedarme en casa, comerme un bote de helado y ver 'The notebook'.

Deslice la parte de arriba del teléfono. Un mensaje de Alice: '¿Qué pasa que no llegas? ¿Te quedaste haciendo quien sabe que cosas con Edward? En fin, en una hora hay reunión, darán un gran aviso. Apúrate, joder.'

¿Por qué tuvo que mencionarlo? Suspire. Esperare a decirle en cuanto saliéramos de trabajar, cuando estuviera junto a Jasper así el la controlaría del regaño que me daría y después de hacerle una emboscada a Edward.

Me di un último vistazo en el espejo y sonreí. La antigua Bella está de vuelta. Dicho esto, busque un vestido elegante pero ceñido al cuerpo a juego con unos tacones rojos. Y me metí a darme un merecido y delicioso baño. ~

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–La están esperando en la sala de juntas, señorita Swan. – Me informo Jessica, mi secretaria.

–Gracias, Jess.- Sonreí mientras colocaba mi bolso en su escritorio. –Lleva eso a la oficina por mí. –

No espere respuesta, solo me encamine a la oficina, peinando mi cabello. Di unos cuantos golpes a la puerta de la sala de juntas, una voz me aviso que entrara.

–siento la tardanza. – Me disculpe abriendo la puerta. En cuanto, estuve a dentro y levante la mirada, no puede creer lo que mis ojos veían. ¿Acaso era el sentado en la punta de la gran mesa con una sonrisa arrogante? Eso o la falta de comida en mi estomago me hacía tener terribles alucinaciones.

–Al fin llegas. – Musito con suficiencia.

¿Qué mierda pasa acá? ¿Qué hace el en mi empresa?

OH MIERDA OH MIERDA! Quise salir corriendo pero quedaría como una cobarde y más encima psicópata.

Me quede con las palabras en la boca en cuanto Carlisle intervino.

–Querida, es el nuevo socio de la empresa. – me sonrió y luego se dirigió a Edward. –Bienvenido seas a la mejor empresa de construcción del país.-

¿Pero qué coño…? Me había dicho que era doctor y ahora estaba acá!.

Eres un estúpido mentiroso, Edward Masen.

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"Los hombres guapos dicen lo que sea para llevarte a la cama".