Jamás planeado (U.A)

Capítulo I

April estaba cansada, realmente cansada. Se suponía que cuando comenzara su internado podría ser capaz de costear su propia vida. Como si eso fuera tan fácil. Tenía muchos planes de lo que supondría que sería su vida, para empezar se suponía que tendría un internado en el mejor hospital, el más prestigioso, lo que no era tan lejano, ya que estaba en el Seattle Grace, que era el mejor de Seattle, el mejor centro de trauma, todos los mejores casos llegaban al Grace, se sabía que si ocurría algún accidente o algún suceso con muchos lesionados, los más complejos y graves llegarían al Grace. Lo cual era simplemente fantástico, bueno, quizás no fantástico porque suena como si fuera una persona desquiciada que se alegraba con los desastres, lo que no es del todo cierto, pero digamos, que es por las muchas oportunidades de aprender.

Se suponía que sería la mejor interna, pero a medida que pasaban los días era más y más difícil hacerse notar, ella no era como yang, o grey, o…en realidad no era nada como todos los otros internos, cada uno de ellos sobresale en algo, no siempre necesariamente bueno, pero son conocidos, por ejemplo, yang, ella era la mejor, siempre lo decía, la mejor en todo. Karev… bueno él era más que nada conocido por dormir con cada mujer del hospital, lo que no era tan beneficioso, pero al fin y al cabo, conocido. Luego estaba el interno del que todo el mundo hablaba, pero ella en realidad no sabía quién era realmente, todos decían que pertenecía a la realeza quirúrgica, es decir, a la familia Avery, no es que ella estuviera interesada en eso, pero en el Grace es imposible no escuchar los rumores, y por cierto todo el mundo hablaba de este interno Avery, nunca lo había visto ni nada, así que no sabía cómo era, o como se desenvolvía en el quirófano, solo sabía que era una Avery. Y por último estaba Grey, la hija de la famosa Ellis Grey, y además conocida por tener un romance con un tratante, que resulta ser el mejor Neurocirujano de Seattle, y reconocido mundialmente, el Doctor Shepherd. Todo esto era simplemente magnifico, todos sus compañeros eran conocidos, en cambio ella, nada, absolutamente nada, ni siquiera sus propios compañeros la conocían, nunca recordaban su apellido y ni hablar de su nombre, si no fuera por el uniforme celeste que vestía, fácilmente la llamarían enfermera.

Por otro lado se suponía que empezando su internado lograría poder vivir en un departamento, no pedía que fuera un departamento todo lujoso, con grandes habitaciones y una cocina inmensa, no, ella solo quería un lugar donde tomar una ducha relajante después de un ajetreado turno, un lugar donde poder dormir cómodamente, un lugar donde poder descansar, pero sin amigos, sus oportunidades de conseguir un lugar eran escasas. Es por eso que tuvo que limitarse a dormir en su auto y ducharse en el hospital. Pero sinceramente estaba cansada, agotada, solo quería encontrar un lugar donde poder vivir decentemente, no importa dónde ni con qué condiciones, solo quería descansar. Pero por mientras solo le quedaba seguir al pendiente de cualquier aviso, cualquier posibilidad de alquilar un lugar con alguien, no le importaba compartir si eso significaba disfrutar de una cama.

Era viernes por la mañana y estaba en los vestidores, sabía que el día siguiente tendría libre, porque lo usaría para buscar algún lugar, que alcanzara a pagar. De pronto se fijó en el tablero de avisos y su día mejoro de una forma que nunca imagino, hay puesto, había un aviso de alquiler, agradeció al cielo por este agradable día, y tomo el aviso, en el había un numero de contacto por lo que de inmediato llamo, para su sorpresa contestaron la llamada al instante, y acordó encontrarse con el interno que alquilaba el departamento después del turno en la entrada del hospital, para negociar las condiciones, conocer a su nuevo apartamento y además su compañero de habitación, es lo que se podría decir, para ella era importante encontrarse con él ya que viviría con esta persona de la que solo sabía que era un interno del mismo hospital y que su nombre era Jackson.

Pero a pesar de su preocupación por conocerlo su día mejoró notablemente, era como si el sol brillara mas, como si todos fueran mucho más amables con ella que de costumbre, había participado en una cirugía bastante interesante con la Doctora Bailey, ciertamente todo estaba mejorando.

Finalmente había terminado su turno y se encontraba en lo vestidores cambiándose de ropa, estaba nerviosa tenía que admitirlo, de todas formas no sería algo menor lo que haría, se iría a vivir con un completo desconocido, lo que es arriesgado, pero sinceramente estaba cansada de ser siempre la recatada April Kepner, solo quería aflojar un poco, quizás este sería el primer paso. Cuando por fin cambio su ropa se dirigió a la entrada del hospital, totalmente inconsciente de que mordía su labio de lo ansiosa que se encontraba. Cuando llego vio un hombre alto, moreno, cabeza rapada, realmente intimidante, lentamente se acercó a él, tosiendo un poco para llamar la atención, en el momento que se giró, ella quedo hipnotizada por sus impresionantes ojos color verde-azules, mientras caminaba para encontrarse con él, ella había planeado toda una conversación la que empezaría con un "Hola soy April Kepner, tú debes ser Jackson, ¿cierto?", pero en el momento que vio sus ojos y al estar tan cerca, y ver lo imponente que era, no salió palabra de su boca, por más que daba la orden su cerebro de hablar, simplemente no pudo, él al verla cortésmente sonrió y dijo:

"Hey tú debes ser April," y le extendió la mano para saludarla "yo soy Jackson, Jackson Avery, encantado de conocerte, no sabes cuánto me alegra por fin haber encontrado un compañero para el apartamento" dándole una enorme y cálida sonrisa.