Título: A moment like this.
Fandom: Twilight.
Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, la trama sí.
Claim: Ben/Ángela.
Rated: T.
Advertencias: Limme ligero, muy ligerito.
Summary: Sentados en la pequeña mesa de la cafetería, alejados de todos, son intocables.
Notas: Para el reto Palabras para el recuerdo, del Foro LOL. (Palabra clave: Café).


A moment like this.

Sentados en la pequeña mesa de la cafetería, alejados de todos, son intocables. Sus dedos estaban entrelazados con fuerza, nunca se separarán; pueden escuchar levemente el ruido de los murmullos de las demás personas, pero eso no les rompe su burbuja de felicidad.

Hoy cumplen cuatro años de noviazgo y sienten que la vida no puede ser más generosa con ellos. Ben le cuenta un chiste y ella ríe con dulzura, él levanta delicadamente su mano y deposita un beso en la palma abierta.

—Cada vez que te miro, estás más hermosa —le dice, mirándola fijamente a los ojos dulces y brillantes como caramelo derretido. Ella se sonroja tenuemente, causando la risa de Ben y que él deslice el dedo índice por la rosada mejilla—. Te amo.

—Yo te amo mucho más —replica. Él la deja ganar, aún cuando no crea posible que alguien pueda alcanzar (y, mucho menos, superar) la magnitud del amor que profesa hacia Ángela.

Se levantan de la mesa, dejando el café a medio terminar en ella. Dejan veinte dólares (que son más que suficientes) sobre la mesa y caminan tomados de la mano hacia la puerta.

Tamborilea distraídamente los dedos sobre sus caderas mientras andan por las pocas calles de Forks, disfrutando de la sensación de tenerla tan cerca. Disfrutando ser el afortunado que podía probar sus labios de cereza y sentir esos brazos finos envolverlo en un abrazo.

Sólo él puede sentir su risa en el oído, sólo él puede oler con libertad su aroma a jazmín y fresas, sólo él puede enredar los dedos entre sus cabellos castaños ensortijados con cuidado.

Sobre todo, sonríe porque sabe que nadie recorrió sus piernas y su estómago con besos antes que él, sabe que nadie lo hará después. No la dejará ir, la ama y siempre lo hará; puede que, al principio, estuviera asustado de decirle sus sentimientos, pero ya nunca más (la sola idea de pensar que podía perderla le robaba el aire de los pulmones).

Llegan al apartamento que comparten, a escasas tres cuadras de su cafetería favorita, entre carcajadas de alegría. Ángela corre delante de Ben y él finge que ella es muy rápida como para alcanzarla. Entran en la sala y caen en el sofá, él sobre ella y la respiración agitada.

Se besan con dulzura, como siempre, para luego comenzar a deslizar las manos como si fuera la primera vez. No de manera inexperta, no, sino con esa devoción y tranquilidad que se expresa mayormente cuando apenas van descubriendo esos nuevos horizontes.

La ropa cae con lentitud en el suelo del salón y los minutos parecen volar entre besos y caricias. La toma de la cintura para acercarla y poder sentirla con mayor intensidad, gimen quedamente ante la unión. Mientras la embiste, desliza los dedos por sus muslos y todas las piernas (la parte con la que más le gusta jugar); ella le delinea la mandíbula y sonríe extasiada.

—Te amo.

Él la besa, proyectando todo lo que siente en el gesto. Ángela podría darse por satisfecha con los sentimientos que la embargan, pero él agrega con ternura:

—Nunca me amarás más de lo que yo te amo.

La danza de pasión prosigue con el mismo ritmo pausado del principio, quizás volviéndose un poco desesperado en algunos instantes, hasta que caen rendidos uno sobre el otro (jadeando y sudando).

Él le acomoda un rebelde mechón de cabello que tiene en la frente y ella suspira de adoración. No pueden evitar que tienen suerte de poder vivir momentos como esos.