Hola chicos, aquí Manuel reportándose con una historia nueva para mi foro favorito UwU

Esta vez es una continuación de mi historia de Megalomana y forma parte de mi arco argumental que algún día le pondré nombre UwU

Espero les agrade y bueno, nos vemos.

Advertencias: CrystalxWhite, escena Yuri.

Nota: Este fic es participante de Noviembre Superpoderoso del foro DexHolders del Prof Oak


Besos divinos.

La expansión del hombre por el planeta fue algo muy desproporcionado, mientras la mayoría de seres humanos se quedaron en Kanto, Johto, Hoenn, Sinnoh y Kalos, algunos más valientes decidieron adentrarse en las desconocidas tierras del Este y Oeste.

Antes de que esas tierras fueran separadas por el mar, cientos de humanos lograron llegar a ese lugar desconocido, al cual comenzaron a poblar poco a poco.

Alegados de la modernidad de las otras regiones, los nativos avanzaron de manera más lenta hasta un punto que, mientras en Sinnoh guerreros peleaban por el honor de la reina con espadas y ballestas, los lugareños aún se desplazaban de lugar en lugar buscando un asentamiento digno para su clan en la enorme región llamada Teselia.

Lo que ellos no sabían, es que su región sería el escenario de una de las batallas más impresionantes entre dioses que jamás se hayan visto.

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Año 1300, 50 km al norte de Ciudad Mayólica.

La débil luz del atardecer iluminaba el sendero de unos peregrinos en su ruta hacia el sur. Cincuenta hombres con lanzas y escudos, veinte mujeres cargando multitud de utensilios, víveres, algunos niños y hombres ancianos utilizando Bouffalant para cargar más cosas eran parte de la caravana.

Al frente se encontraba una bella chica con un vestido blanco hecho de manta abierto por los costados, dejando caer en su espada un hermoso pelo de color negro como la noche. Y junto a ella, un chico con un collar de obsidiana colgado en el cuello, un taparrabo de colores claros que le llegaba hasta las rodillas y poseía un cabello rojo tan fuerte como el magma volcánico.

Cuando la chica sintió una gota de sudor deslizarse por su mejilla, decidió secarse su frente con su brazo y mirar al chico que estaba a su lado.

—Hemos caminado mucho ¿no deberíamos descansar? —la chica dirigió su mirada a los ojos del chico.

—No es el momento, tenemos que seguir caminando y esperar la señal que los dioses nos darán. Sólo entonces podremos parar —el chico parecía muy determinante en sus palabras.

—Silver, llevamos caminando desde que el dios rey salió del horizonte, la gente está agotada —volteó a ver a toda la caravana, que lucía muy cansada después de tanto tiempo de caminar.— Además el dios Sol se está ocultando, los dioses nos están diciendo que paremos.

Aunque le costase admitirlo, realmente tenía razón. El sudor de su cara y el molesto dolor en sus pies le indicaban que tenía que descansar.

—White, tú ganas —volviéndose hacia la caravana. —¡Escuchen todos, el día de hoy los dioses no nos han dado la señal, por el momento haremos un campamento y saldremos mañana por la mañana!

Y todos obedecieron las órdenes del líder y montaron el campamento, mientras que White y Silver hicieron lo propio con sus instrumentos reales.

La caravana llevaba seis meses caminando desde el norte de la región, después de ser expulsados por el asesinato de una princesa real. Silver y White fueron nombrados líderes de la caravana por Alder, el último sabio real. El pelirrojo nunca le agradó la idea de que White fuese tambien líder. Podría tener sangre real, pero él la consideraba totalmente incompetente para el puesto.

Por su lado, White estaba completamente nerviosa por dirigir a esas personas hacia la tierra prometida. Nunca fue su decisión ser líder, solo quería cumplir la última voluntad de sus padres, pero le aterraba pensar que ella cargaría con la culpa si nunca encontrasen la tierra heredada por los dioses. Si pudiese, le dejaría toda la responsabilidad a Silver y asunto arreglado.

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Esa noche, mientras todos dormían, White se quedó despierta mirando al cielo, pensando en todas las cosas que podrían salir mal si nunca encontrasen nada. Aunque siempre fue alguien muy optimista, el cargar con tal responsabilidad la mataba de miedo, jamás había sentido una sensación igual.

—Oh, poderoso Arkeus, te pido que calmes toda la inseguridad en mi corazón para que pueda guiar con bien a mi pueblo —rezó para sus adentros, buscando que su mente se calmase y pudiese finalmente dormir.

Mientras oraba, un viento cálido emanó del sur, haciendo levantar a White sorprendida (es extremadamente raro un aire tan cálido en una noche tan fría como aquella). Tomando un cuchillo de obsidiana, decidió encontrar la fuente de tal brisa, adentrándose en el denso bosque del sur.

Después de andar por una hora por el frondoso y oscuro bosque, finalmente pudo notar un cambio repentino en la decoración; el bosque se detenía de golpe ante un inmenso lago de al menos 2 kilómetros de diámetro y en su centro, un gigantesco árbol de donde emanaba una extraña luz rojiza.

Cuando White buscó algo para tratar de llegar hasta la isla, una hilera de bloques de piedra emanaron del fondo del lago, creando el puente perfecto hacia desde lo profundo del lago hasta la isla. Con sus rodillas temblorosas y emanando un sudor frío, White caminó lenta y torpemente por el puente de roca, tardando 20 minutos en llegar a la isla.

Al llegar, lentamente se acercó al gran árbol y lo rodeó, para encontrarse con la escena más increíble de su vida. Frente a ella, una hermosa chica de cabello oscuro, un vestido de color azul y unos aretes en forma de estrella, bailaba de manera perfecta y melodiosa. Junto a ella, una extraña criatura parecida a una bailarina acompañaba su danza en un baile genuinamente hermoso.

Las mejillas de White no tardaron en ruborizarse al quedar encantada por el baile de la chica que estaba frente a ella. El movimiento melódico de sus caderas, el fino desplazamiento de sus brazos y el delicado ajetreo de su cabello dejaba impactada a la chica, mientras que una extraña melodía dulce, tierna y movida aturdía su mente y erizaba su piel.

Todos sus sentidos estaban dirigidos ante aquella chica, ni siquiera podía darse cuenta que estaba mirando a la desconocida como un hombre ve a una mujer. Su mente estaba tan abrumada que no podía pensar en esas banalidades.

—Así que tú eres la líder —la extraña chica caminó sin perder el ritmo hacia White. —Alégrate, pues éste será el lugar donde ustedes florecerán como pueblo.

—Entonces tú eres...

No tuvo tiempo de terminar. La chica tomó sus mejillas con una calidez atípica, la miró por un breve momento a sus ojos e impactó sus labios con los de ella. White se estremeció y pudo sentir cómo un pequeño shock eléctrico recorría su cuerpo al sentir los labios de la chica besando los suyos, un pequeño momento de cordura llegó a su cerebro y trató de apartarse, pero por alguna razón, esa sensación en su boca era embriagante. Algo que nunca experimentó con ninguno de los chicos con los que salió antes.

Cuando los labios de la bailarina se separaron de los de White, la chica notó el notorio shock de la chica y puso una mueca divertida por un momento, para después dar un paso hacia atrás.

—El ángel de la creación te bendice, una gran habilidad yacerá de ti, y sólo la podrás aprovechar cuando tu corazón esté tranquilo —su pokémon se acercó a ella y empezó a crear un pequeño remolino de color rojo—, cuando haya un templo digno, los ayudaré a llegar a lo más alto. Hasta entonces...

Finalmente el tornado la envolvió y después de algunos segundos, desapareció completamente, dejando como única evidencia un árbol emanando una extraña luz rojiza. Mientras White trataba de procesar todo lo que acabada de pasar, éste cayó al suelo de rodillas. Estaba en shock, su cuerpo había pasado por tantas cosas que pensaba que en cualquier momento explotaría. Sin embargo, después de que su cerebro logró acomodarse, corrió desesperadamente fuera de la isla.

Cuando pasó el puente de roca, decidió tomar un leve descanso. Sus brazos temblaban y sus piernas apenas podían soportar el peso de su cuerpo. Mientras trataba de recuperarse, notó una voz femenina a lo lejos, proveniente de una chica de cabello amarillo y ojos verde. Era Bianca, su mejor amiga.

—¡¿White, estás aquí?! —gritó desde el bosque al ver el resplandor del árbol.

—¡Aquí estoy Bianca! —gritó cansada mientras se ponía de pie.

Cuando White miró a su amiga, decidió ir hacia a ella para abrazarla y contarle lo que había pasado. Inesperada fue su sorpresa al ver que Bianca ponía una cara de horror y retrocedía lentamente.

—Whi-white, tus piernas —apuntando hacia las piernas de la chica.

Cuando White miró, se horrorizó al notar que sus piernas no estaban. Podía sentirlas, podía caminar, pero no podía verlas.

—Por Arkeus, Bianca necesito ayuda...

Al levantar el brazo, notó que ésta tampoco podía verse, a decir verdad, todo del cuello para abajo había desaparecido. Asustada, corrió hacia Bell, pero antes de poder llegar, su cuerpo desapareció completamente. Lo único visible de ella era su vestido, todo lo demás había desaparecido.

—No puede ser ¿acaso soy un fantasma? —White corrió hacia el lago, sólo para encontrarse con la desagradable sorpresa de que su cuerpo era completamente traslucido.

Al voltear, pudo notar cómo su amiga se había desmayado. El ver a su amiga desaparecer, la dejó completamente noqueada. White corrió a su auxilio, pero al escuchar su respiración se calmó.

No entendía qué había pasado, pero al escuchar a la caravana a lo lejos, decidió correr hacia el bosque. Si la encontraran en esas condiciones, seguramente la mataría. Sin nada más que hacer, corrió hacia el este, esperando que para la mañana ella volviera a la normalidad.

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En la mañana, el suave cantar de los Pidove despertó a la joven y desnuda White, quien lentamente se levantó y recordó lo que había ocurrido la noche anterior. Para su fortuna, su cuerpo había vuelto a la normalidad, con una gran sonrisa, tomó sus ropas (las cuales había escondido para no llamar la atención) y se dispuso a encontrar a su pueblo, y en especial a Bianca, para explicarle lo sucedido.

Después de una hora de búsqueda, finalmente encontró a la caravana, instalados en las orillas del lago de la noche anterior. Con algo de miedo, caminó lentamente hacia el campamento, hasta que fue detenida por Silver, quien la tomó de la mano con un rostro sumamente molesto.

—¿Dónde estuviste toda la noche? —preguntó sin rodeos.

—Yo... encontré la señal de los dioses —tragando saliva, miró al chico con determinación.

—¿Qué dices?

—Ayer en la noche, me encontré al ángel de la creación, me dijo que este lugar es donde debemos asentarnos, esta es la tierra prometida.

Silver la soltó y procesó la información, realmente no creía la información de White, pero si ella tenía razón, los dioses lo castigarían por incrédulo.

—Escucha, no estoy mintiendo, el ángel de la creación me lo dijo. También me dijo que reinaría con nosotros si le construimos un templo —tragándose su nerviosismo, White dirigió una mirada amenazadora al pelirrojo.

Silver se quedó en silencio, estaba pensando en cómo actuar en esta situación. Lo único que hizo fue señalarle a White donde estaba Bianca cuando ella se lo preguntó.

Ignorando a Silver, White fue a la pequeña enfermería donde estaba Bianca recuperándose. Le ordenó a todos que se retiraran y se acercó levemente a Bianca, quien al sentir la presencia de su amiga, se levantó y la abrazó de golpe.

—Gracias a Arkeus que estás bien, tuve una pesadilla donde tu cuerpo se desintegraba y entonces...

—Bianca, no soñaste nada, realmente mi cuerpo se desvaneció —White se libró del abrazo de su amiga y puso su mano en los labios de la chica para detener el grito de su amiga. —Déjame explicarte.

White le contó lo sucedido aquella noche a su amiga. Bianca se quedó impactada y sonrojada ante aquel acontecimiento. Una deidad había bailado para su amiga y le había robado un beso.

—Entonces ¿el ángel de la creación esta atraída por ti? —preguntó inocentemente.

—¡No! —replicó enojada y sonrojada. —No estoy segura del porqué me besó, pero supongo que tiene que ver con el desvanecimiento de mi cuerpo —la chica miró sus manos desconcertada. —Prométeme que no se lo dirás a nadie.

—Lo prometo —Bianca se trató de levantar pero cayó abruptamente, aún seguía mareada —Necesito descansar más.

Con una sonrisa, White ayudó a su amiga, mientras pensaba en cómo rayos convencer a Silver y los demás de que su palabra era verídica, necesitaba algo más que su palabra.

Más temprano que tarde, su problema solucionado al escuchar mucho movimiento. Ayudando a su amiga, ambas salieron para averiguar el porqué de tanto ajetreo.

La multitud estaba aglomerada a las orillas del lago, expectantes de un acontecimiento sin igual. Un Braviary se posaba en la cima del árbol. Con una pata se apoyaba en la copa y con la otra devoraba una especie de serpiente jamás vista por todos. Esa era la señal que todos estaban buscando.

—¡Hermanos! —un grito se escuchó por detrás de la multitud— ¡Nuestra búsqueda ha llegado a su fin, esta es la prueba que los dioses quieren que veamos! —Silver caminó entre la gente y se subió al puente de roca. —¡Esta es la tierra prometida!

Todos gritaron felices y emocionados. Después de tanta peregrinación, encontraron su tierra prometida. White se sintió levemente enojada, pero al menos ahora sí le creerían lo acontecido aquella noche.

Bianca le dio un pellizco a White para que se percatase de que su mano comenzaba a desvanecerse. Ambas decidieron ir lo más rápido posible a la pequeña enfermería para ocultar la mano de la multitud.

—No de nuevo —White estaba asustada de que su mano comenzara a desvanecerse, pero Bianca le dio una tela para que la cubriese.

—Por Arkeus ¿qué piensas hacer White? —en su tono de voz, se notaba la preocupación de la rubia por la situación de su amiga.

—Tendré que conseguir otro tipo de ropa... si preguntan por mí, di que no sabes nada —con fuerza, White tomó los hombros de su amiga y la abrazó fuertemente para después salir corriendo.

La súbita huida de White fue notada por Silver, quien quiso ir a verla para ver qué tramaba, pero se distrajo al escuchar un fuerte estruendo que alertó a todo su cuerpo. El Braviary había terminado de devorar a la extraña criatura y emprendía el vuelo. Al ver al pokémon volar, pudo notar cómo una extraña pluma plateada y muy gruesa salía por su ala derecha. Si su memoria no le fallaba, esa pluma indicaba la presencia de un dios en la tierra. Sin perder tiempo, Silver ordenó a cuatro de sus mejores hombres a seguir al ave, les dio muchos presentes de oro y todos se dirigieron al norte.

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Ruinas heladas, cerca del "Boquete Gigante"

La temperatura helada en aquel frondoso y espeso bosque donde los enviados de Silver habían seguido a Braviary. Después de 4 días de camino, el ave había llegado a lo que parecían unas ruinas entre el bosque.

Cada vez les costaba más trabajo mantener el ritmo; el frío les hacía temblar hasta los huesos, la neblina nublaba su visión y el follaje los ralentizaba a ellos y a los Zebstrika que usaban como medio de transporte.

Pararon completamente cuando la neblina cubrió el 80% de su visión. Desorientados y con frío, buscaron al sol para guiarse, pero lo único que recibieron fue el sorpresivo ataque de una fuerte maza de púas que volatilizó a la retaguardia derecha.

El líder principal sólo pudo sentir horror absoluto cuando la sangre y parte de la piel de su compañero le salpicaron la cara, lo único que pudo ver fue a un hombre muy grande y de gran musculatura, portando una armadura negra que cubría completamente su cuerpo, y su horrible maza de púas de las que colgaba parte de la piel de su retaguardia. Antes de poder hacer algo, volatilizó al otro hombre detrás suyo sin mayor esfuerzo, para después tomar el cráneo de su compañero aleado y romperle el cráneo con sus propias manos. Cuando el hombre vio que el cruel asesino se acercaba a él, gritó con todas sus fuerzas.

—¡Hemos venido a ofrecer un tributo a los dioses! —gritó entre sollozos, mientras se escondía tras una copa de oro.

El hombre se quedó en silencio, mirando la copa de oro con detenimiento. Después de un minuto de silencio fúnebre, el extraño guerrero guió al viajero a la explanada de las ruinas. El extraño hombre se quitó el casco, dejando ver una cara completamente deformada, de un aspecto que hizo vomitar al débil líder que estaba tras de él.

—¡Oh, mi soberana reina de la muerte, el mensajero que enviaste surtió efecto en los sucios mortales y ahora te traen ofrendas de oro! —gritó a todo pulmón, dejando una estela de humo que fue rota por la copa de oro lanzaba hacia el majestuoso templo de hielo que se alzaba cuando la niebla se disipo.

—Heracles, deberías controlar tu ira con los mortales —una voz se escuchó desde dentro del templo de hielo.

El hombre no estaba preparado para lo que verían sus ojos. Del templo apareció una mujer sumamente atractiva, increíblemente sensual a la vez que terrorífico. Con unas botas oscuras con inicio en las piernas, una falda de seda negra con dibujos de dragones, una armadura oscura que cubría la parte de su abdomen hasta su cuello y codos, guantes opacos del mismo color con pequeñas espinas en los antebrazos y un casco en forma de dragón de donde dejaba salir su sedosa cabellera castaña y unos ojos que quemarían tu alma en un instante.

—Es hora de que reciba el poder que tanto he merecido —con gran fuerza, tomó la piedra que tenía como collar del cual emergió un brillo carmesí.

Un gran estruendo se escuchó a la derecha del todo, del cual apareció una criatura de aspecto gris con unas protuberancias en la espalda hechas de hielo. El hombre lo reconoció como Kyurem, el dios del hielo.

—¡Con Kyurem, el dios del hielo y mi heraldo Heracles, me convertiré en la soberana de Teselia, la gran reina Blue! -gritó al cielo, extendiendo sus manos en señal de grandeza y júbilo, como si se lo restregara a alguien más.


*Arkeus es como se le llama a Arceus en Teselia, es el unico Pokemon ajeno a Teselia que se conoce y se le llama asi para no confundirlo con Arceus del resto del mundo.
Son el mismo pokemon, pero llamado diferente.