Capítulo I. Charity Burbage

El estudio estaba lleno de gente silenciosa, sentada a lo largo de una mesa ornamentada. El mobiliario usual de la habitación había sido empujado descuidadamente contra las paredes. La iluminación provenía de un rugiente fuego bajo una hermosa chimenea de mármol. Dos hombres, recién llegados, se demoraron un momento en el umbral. Cuando sus ojos se acostumbraron a la falta de luz, fueron atraídos hacia adelante por los extraños rasgos de la escena de una figura humana aparentemente inconsciente que colgaba bocabajo sobre la mesa, revolviéndose lentamente como suspendida por una cuerda invisible, y reflejada en el espejo y en la desnuda y pulida superficie de la mesa de abajo. Ninguna de las personas sentadas bajo esta singular visión estaba mirándola excepto por un joven pálido sentado casi directamente bajo ella. Parecía incapaz de evitar mirar hacia arriba a cada momento.

—Yaxley, Snape —dijo una voz alta y clara desde la cabecera de la mesa—. Llegan convenientemente tarde.

Snape se quedó un momento petrificado en el mismo lugar.

—Severus, aquí —dijo Voldemort, señalando el asiento a su inmediata derecha—. Yaxley… junto a Dolohov.

La cara del Lord pareció expectante por un segundo al notar la vacilación de Snape. Pero éste recuperó rápidamente su impasibilidad y Voldemort no le dio más importancia.

El tiempo se había detenido para Snape y le costaba trabajo recobrar el ritmo. Caminaba por inercia hasta el asiento que le había sido asignado por su señor y con cada paso confirmaba la identidad de la figura que levitaba inconscientemente sobre la mesa. Con cada paso se confirmaba la muerte de esa mujer.

Los ojos de los mortífagos, que momentos antes se posaban casi exclusivamente en Voldemort, siguieron con insistencia a Snape, hasta que tomó asiento.

— ¿Y bien?

—Mi Señor, La Orden del Fénix tiene intención de trasladar a Harry Potter de su actual lugar seguro el próximo sábado, al anochecer. —Se obligó Snape a responder, evitando en todo lo posible mirar a la mujer inconsciente y sosteniendo la mirada de su señor, ocultando sus verdaderas emociones.

El interés alrededor de la mesa se agudizó palpablemente. Algunos se tensaron, otros se inquietaron, todos miraban fijamente a Snape y a Voldemort. Severus no podía dejar de pensar en esa mujer que inevitablemente moriría… en esa tonta mujer de cabellos rubios revueltos y ropa muggle, que se había atrevido a ir en contra del Señor Tenebroso con sus palabras… con sus tontas e inútiles palabras.

Esa mujer que se había atrevido a acercarse a él, a amarlo y, en última instancia, a abandonarlo, tal como había hecho Lily, dejándose matar en vano.

—Felicidades Profesor Snape. Por fin obtiene la asignatura que deseaba. —Lo había felicitado Charity Burbage al terminar el banquete de bienvenida del curso anterior en Hogwarts. Ella tenía que acelerar el paso, pues Severus no tenía intención de demorarse en formalidades sociales.

—Sí, así es Profesora Burbage. —Contestó secamente. La profesora no tuvo otra opción que dejarlo marchar, pues el profesor no se detuvo en ningún momento.

Ese mismo día más tarde, Charity se había presentado en el despacho de Snape.

—Es muy tarde profesora. Debería estar dormida ya. —Dijo Snape al tiempo que abría la puerta y Charity Burbage entraba a la oficina.

—Lo mismo aplica con usted profesor… ¿o acaso está demasiado nervioso por su clase de mañana? —Le cuestionó Charity.

Severus Snape la vio y la observó con atención por primera vez. Iba vestida a la manera muggle: pantalones de mezclilla, zapatos deportivos viejos y rotos y una ligera blusa blanca de botones. Llevaba el cabello recogido en una cola de caballo que dejaba completamente al descubierto su rostro. Tenía una belleza sencilla: ojos grandes y expresivos, nariz mediana y boca grande. Normalmente sonreía, lo que le daba un aspecto demasiado amigable y acentuaba las pequeñas arrugas alrededor de sus ojos, pero esa noche su cara lucía completamente seria y sus ojos estaban enmarcados en oscuras ojeras. Intentó sonreír, pero no lo logró.

—Estoy ocupado profesora, así que si no le molesta, diga lo que tenga que decir. —Respondió Snape, esperando terminar con esa visita inesperada.

—Tal vez usted no lo sepa profesor, pero Emmeline Vance era mi única familia, ahora está muerta y quisiera saber quién la mató y cómo. He preguntado al jefe de aurores del ministerio, pero hay un hermetismo total, sé que usted es parte de la Orden del Fénix y quizá tenga información…

Snape no sabía que Emmeline era familiar de Charity, aunque debía admitir que no sabía mucho de la bruja que tenía enfrente.

— ¿Y por qué me pregunta a mí, antes que a Dumbledore? Él es el líder de la orden.

—Ya lo hice, él no sabe nada. —Respondió la mujer—. Pero me imagino que usted podría tener más información… algunos de sus amigos son, ¿cómo decirlo?, allegados a quien-usted-sabe.

— ¿Qué está insinuando? —Su voz se endureció y se acercó un par de pasos a Charity, quien instintivamente retrocedió hasta tocar la puerta con su espalda. Al verla, Severus sonrió con un dejo de ironía y regresó a su escritorio—. No sé nada de eso, —mintió—, y si usted tiene alguna duda de mi integridad o cree que soy peligroso, le sugiero que no se acerque a mí. No sería muy inteligente de su parte.

Un par de lágrimas rodaron silenciosas por las mejillas de Charity.

—Lo siento. —Dijo al tiempo que se aproximaba a Snape y se detenía a un par de pasos de distancia—. Sé que el director confía en usted es solo que estoy desesperada… y quisiera saber qué pasó con Emmy.

Severus sabía cómo había muerto Emmeline y lo sabía tan bien, como que él había dado la información que llevó a su captura y posterior asesinato. Últimamente no podía dormir tranquilo haciendo ese doble papel y dejando morir a tanta gente. Charity bajó la mirada y comenzó a llorar abiertamente, Severus acortó más la distancia que los separaba e hizo un ligero ademán de abrazarla, pero se contuvo y solo la tomó de los hombros obligándola a levantar la cabeza.

—Haré lo que pueda para averiguar lo que pasó profesora.

Charity poco a poco se fue serenando y pudo ver, a través de sus lágrimas que tenía a Snape muy cerca, tal vez lo más cerca que lo tendría en su vida. Vio su pálida cara enmarcada por un par de cortinas de cabello negro, su enorme nariz y al final sus oscuros ojos que parecían tristes, casi tanto como ella misma se sentía.

—Gracias. —Dijo, bajando nuevamente la mirada y se separó de él—. Lamento haberlo molestado.

Charity Burbage se marchó, pero dejó una nueva carga sobre la espalda de Severus. Saber los nombres o conocer las historias de las víctimas de Voldemort, no lo ayudaban a desempeñar su papel.